El viernes de la pasada semana viví una hermosa experiencia en Linares (Jaén). Me habían invitado a impartir una conferencia en las V Jornadas de Formación de Directores y Directoras de Andalucía. Acepté la invitación, persuadido de que la tarea de la dirección es importante en los Centros y de que existen hoy riesgos peculiares en su concepción y desarrollo. (Uno de los riesgos es que se pretenda formar a los directores y directoras, pero que no exista el mismo interés en formar y organizar claustros estables de buenos profesionales de la enseñanza).
Les decía a los asistentes que es decisivo determinar cuál es el sentido de la función directiva. No es igual ser un General de División que un Gerente de empresa, no tiene mucho que ver la actividad de un Capataz de obras con la de un Director de Orquesta… Hice referencia a la semántica de la palabra autoridad, procedente del verbo latino auctor, augere, que significa hacer crecer. Quien tiene autoridad ayuda a crecer. Quien aplasta, machaca, castiga, controla, humilla o silencia, tiene poder, pero no autoridad. Les conté que estoy escribiendo un libro sobre dirección escolar que se titulará “Las feromonas de la manzana”, porque las manzanas tienen unas feromonas tales que, si metes en una bolsa una manzana madura y frutas verdes, éstas maduran por la influencia de las feromonas de la manzana.
Les hablé de la importancia de los motivos por lo que habían accedido a la dirección, aunque los motivos iniciales podían enriquecerse o deteriorarse. No es igual acceder a la dirección para impulsar un proyecto ilusionante de una escuela que para descansar de los afanes docentes No es igual estar apasionado por la mejora una institución que ceder a las presiones de un grupo que pretende evitar que otros dirijan el centro.
Les hablé de la necesidad de dedicar más tiempo a tareas pedagógicamente ricas: coordinar, impulsar, formar, alentar, convertirse en un ejemplo…(No hay forma más bella y más eficaz de autoridad que el ejemplo). Y menos a las pedagógicamente pobres: burocracia, bricolaje, control… Y les hice una propuesta para mejorar de forma eficaz su desempeño profesional.
Les dije que me preocupaba que el ejercicio de la función directiva les fuese convirtiendo en profesionales más pesimistas, menos comprometidos, menos felices. Porque estaba muy claro que la inteligencia es la capacidad de ser felices y de ser buenas personas. Y porque la vida es una obra de teatro que no admite ensayos.
Les planteé a continuación las ventajas y los inconvenientes de situarse “con los de arriba” o “con los de abajo”. Porque el director está situado entre el poder y la comunidad. Les conté que yo opté por situarme con la comunidad cuando dirigí durante cuatro años un Colegio cerca de La Vaguada, en el barrio madrileño de El Pilar. Esa decidida y clara posición me costó el puesto. Los alumnos de COU me escribieron un poema que termina así: “(…) Si una siniestra estera/ le tienen a los pies/ pisémosla todos con furia/ hasta convertirla en seda./ Si la tristeza te invade el corazón, compañero,/ al haberte arrancado tan cruelmente de nosotros,/ ¿qué temes, amigo,/ si todos estamos contigo?”.
Al terminar, uno de los directores asistentes levantó la mano para decir que él había sido alumno en aquel Colegio del que a mí me habían cesado como director. Lo cuenta él mismo en Facebook
“El pasado viernes por la mañana viví uno de los momentos más emocionantes y profundamente agradables de los últimos tiempos. El jueves y el viernes acudí a las Jornadas Anuales de la Asociación de Directores de Colegio en Linares… Y todo estaba transcurriendo de la manera habitual, ponencias interesantes, políticos vendiendo la moto en la apertura de las jornadas, charlas y saludos con compañeros que hacía tiempo que no veía… en fin lo normal en historias de esta índole.
El viernes por la mañana comienza el día siguiendo las pautas del anterior. La primera ponencia sobre la Dirección Escolar la da un escritor y catedrático de la Universidad de Málaga (…).
La ponencia estaba aumentando en interés, al mismo tiempo que una especie de desasosiego o nerviosismo teñido de emoción se iba adueñando de mi persona. Miguel Ángel contaba experiencias cada vez más interesantes y cada vez más familiares, era algo así como algo ya vivido. En una de sus experiencias, cuenta que en el año 84 en Madrid tuvo que dejar la dirección de un centro por alinearse a favor de sus compañeros… ya era todo demasiado familiar, creo que era el director de mi colegio (Nuestra Señora de la Vega). A esto que mi nerviosismo se había convertido en un latir descontrolado al modo de los bebés, tenía los ojos vidriosos y la piel erizada . . .
Conseguí controlar mis nervios hasta que terminó la ponencia y dieron paso a las intervenciones de los asistentes. Por supuesto que no me pude controlar y mi primera pregunta fue: ¿Ese colegio del que habla es Nuestra Señora de la Vega?
Su respuesta fue afirmativa, entonces mis palabras empezaron a brotar entre respiraciones aceleradas: “Yo soy aquel alumno que tú encontraste sentado en las escaleras del colegio, que estaba expulsado indefinidamente por la profesora de Dibujo Técnico en 2o de BUP y que sin tener por qué me pasaste la mano por el hombro, me metiste en tu despacho y me escuchaste durante varios minutos y aunque sólo charlé en esa y en otras dos o tres ocasiones contigo, guardo en mi uno de los mejores
momentos que pasé en el colegio, no ya
por lo que me dijiste, que no lo recuerdo,
sino por esos momentos de dulzura y
comprensión que aderezaron esos
frustrantes y amargos momentos que
pasa uno en la adolescencia… Y ahora
cuando te estaba escuchando, era como
revivir aquellos momentos sin saberlo.
Hoy has sido para mí como un reencuentro con el primer amor . . .”
Creo que Miguel Ángel también se emocionó. En el fondo no había cambiado tanto después de 30 años (…). Al acabar la ponencia, Miguel Ángel me dedico su libro “Yo te educo, tú me educas” basado en gran parte en las experiencias vividas en aquel colegio”.
Claro que me emocioné, querido Javier Soligó. Me emocioné al saber que aquel conflictivo adolescente se había convertido en un magnífico director escolar. Estas cosechas solo se dan, aunque a veces tardías, en las sementeras de la educación.
Hermosa narración. Donde se muestra que no es neceario «dar» más poder a los directores sino mejorar la forma de entender y de desarrollar esa función. No creo que el camino deba avanzar hacia la creación de un cuerpo de directores sino hacia el fortalecimiento de la dimensión educativa de la tarea.
Mi enhorabuna a las dos personas que se encontraron en Linares. Tuvo que ser un bonita experiencia.
Magnífico, señor Santos. Qué bonita historia.
Por demás, qué bonitos son los buenos ejemplos, sólo estos educan. Y es curioso, parece que no hay muchos, pero si aprendes a mirar, encuentras.
Un saludo, y muchas gracias.
Hermosisimo….!!!!!!!!!!!! Que bella experiencia, para ambos, tal vez para el alumno decisiva en su vida y le abrio un camino y para usted fructifera por la cosecha. Que lindo saber que se planto la semillita de la «educaciòn» y que dio sus frutos en abundancia.
Supongo que esa es la labor del sembrador, esperar los frutos.
Saludois a usted Miguel Angel y lo esperamos por Argentina este año.Suerte…!!!!
Usted representa la esencia de la profesión como nadie.
Logra emocionarme una y otra vez.
Tras treinta años de docencia sigo persiguiendo esos ideales, y siempre que caigo en el desánimo, aquí esta usted que me carga las pilas con sus artículos.
Muchas gracias.
La dirección tiene mucha importancia. Hay algunos directores tóxicos que, en lugar de ser un aliciente para la institución, se convierten en un freno de cualquier mejora. Es una pena. Por eso el artículo me parece magnífico. Es un modo de demostrar que se pueden hcer bien las cosas.
Yo tuve la gran suerte de estar en esa ponencia, que ya de por sí había sido increíble, genial, divertida,… pero que terminó aún mejor… GRACIAS A LOS DOS PROTAGONISTAS.
Algunos lectrores me han pedido que reproduzca íntegramente el poema que me dedicaron los alumnos de COU del Colegio al que se hace referencia en el artículo. El cese se produjo el día 28 de febrero del año 1984. Días después los alumnos/as mayores me hicieron llegar el texto, que reproduzco en la segunda edución del libro «Yo te educo, tú me educas» (1999, Editorial Sarriá, Málaga).
Si el agua turbia
apaga la llama
que nos calentaba a todos,
evapórese el agua sucia
y llévela el vendaval nuestro
hasta los confines del Norte
donde se haga hileo
y no se mueva.
Si la hiel amarga el paladar
del amigo que nos escucha,
comprendamos como él
y, por él,
escupamos todos en el fango.
Si al levantarse él lo aplastan,
levantémonos con las manos limpias
y cortemos las manos sucias
que lo aplastaron.
Si una sinistra estera
le tienden a los pies,
pisémosla todos con furia
hasta convertirla en seda.
Si la tristza te invade el corazón,
compañero,
al haberte separado
tan cruelmente de nosotros,
¿qué temes, amigo,
si todos estamos contigo?
Aquella fue una triste y a la vez emocionante experiencia educativa.
Gracias a quienes redactaron y enviaron el poema.
Gracias a quienes ahora lo leen.
Un abrazo
MA Santos
Miguel Angel,
Recuerdo aquel año, tenia 15 años recien cumplidos. Yo acaba de entrar en el Colegio Ntra de la Vega, estaba en 1º de BUP., recuerdo la huelga de los profesores, todos los alumnos (al menos una gran mayoria de nosotros) en las puertas del colegio apoyandolos incondicionalemente durante varios meses sin asistir a clase para que no los despidieran. Finalmente llego Junio y no conseguimos nada, al año siguiente cambiaron la plantilla de profesores y la vida en el Colegio Ntra Sra. de la Vega siguio como si no hubiera pasado nada, pero aun recuerdo alguno de aquellos profesores que tuve aquel primer año, me acuerdo mucho de mi profe mates al que llamabamos cariñosamente entre los alumnos el ‘Beethoven’ (su melena blanca y desaliñada nos recordaba mucho a este gran músico alemán) y de mi profesora de Ciencias, no recuerdo su nombre, pero con ella me apasione por el mundo de las Ciencias y la Tecnologia.
Querido José Francisco:
Es una alegría encontrarme con un exalumno del colegio La Vega, como le llamábamos. Creo que, cuando tú entraste, yo ya no estaba porque la huelga de profesores se produjo cuando yo me fui.
Echaron a 25 profesores de mi plantilla. Fue horrible. No sé cómo el escándalo no saltó a la prensa y a la televisión.
Tengo recuerdos imborrables de aquella experiencia. La mayoría maravillosos. Algunos muy tristes, relacionados con mi marcha por decisión del titular.
Ahora he recibido la compensación por aquella triste salida.
Creo que la profesora de Ciencias se llamaba Margarita. No sé si fue quien te te dio clase a ti.
¿Qué experiencia tuviste en el colegio?
¿Qué haces ahora?
Un abrazo.
Y gracias por leer y por escribir en este blog.
MÁS
En um momento en el que se potencia el gerencialismo y la consideración de la escuela como una empresa, viene bien este tipo de consideraciones que subrayan la dimensión pedagógica del liderazgo educativo. La escuela no es una empresa, lo cual no quiere decir que no deba ser dirigida con exigencia y rigor.
Pena que em Portugal as coisas sejam mais complicadas!!!…
Hoy voy a contar un pequeño secreto que viene como anillo al dedo sobre lo que trata el artículo. Espero que no ofenda a la humildad de Miguel Ángel, pues su cosecha es mucho mayor.
Yo tuve la suerte de tenerlo de compañero de estudios y de amigo…después también nos encontramos al inicio de los estudios en la universidad. Era un estudiante brillante, alegre, pero sobre todo era, ya desde niño, una persona siempre dispuesta a ayudar, a echarte una mano. Él lo sabe y más de una vez se lo he recordado.
Miguel Ángel, gracias por ese ejemplo que nunca he olvidado.
Un saludo a todos.
Conmovedor!
Quisiera encontrarme con el primer amor que me acercó a la docencia…
Me quedo con sus palabra y a modo de reflexión final: SIEMPRE SIEMBRA EN LA EDUCACIÓN,NO IMPORTA CUANTO HAYA QUE ESPERAR PARA VER LA COSECHA
Que maravillosa experiencia su artículo, confirma una vez más que aqeullos/as que nos dedicamos a la docencia, fue porque un docente nos miró con otros ojos, nos dedicó.
Un gran saludo a todos y todas.
Bueno, después de unos días de descanso, ya casi a comenzar un nuevo año académico, buscaré la forma para que nuestros directores puedan apreciar el valor y sabiduría del mensaje! agradecido por ello maestro Miguel Angel,
al respecto, se me viene al caso la leyenda del «atrapasueños» , quizás en algún momento la harán mencionado(lo desconozco) si no es así, sería interesante que pudiésemos reflexionar al respecto, de mi parte, creo que cada Director de colegio debiera tener consigo un «Atrapasueños»
Saludos, deseando desde Chile, que este año la gestión sea propositiva, con miras hacia fortalecer el sistema y la profesión docente, y buscar entre nuestras generaciones venideras a los futuros maestros y maestras, se nace y se hace.
perdón Fe de herratas
dice — harán—
debe decir — habrán —
disculpas
Querido Miguel Ángel:
Nuevamente te leo, como hace tantos años, y sigo sintiendo ese «hilo identificatorio» que me une a tí, en lo profesional. Viví una lamentable experiencia similar…por defender a los alumnos…Me reconforta, como a tí, hoy en día, los alumnos y familias que la vida me da la oportunidad de cruzar….y que siguen anhelando, recordando, y valorando los años compartidos, los pequeños gestos, las actividades pensadas para ellos.Sigo reafirmando, con el mismo entusiasmo de mi primer amor…que Educar es «Dar y ayudar al otro». Y aquí reside la belleza de nuestra profesión.Mañana, aquí en Argentina, comenzamos un nuevo año escolar…Lo mejor para mis colegas y mucho más para nuestros alumnos…
Ante todo gracias por compartir esta experiencia. Me ha emocionado.
Es cierto que dando y entregándose en la enseñanza, hay veces que se reciben regalos de este tipo que compensan los malos momentos pasados a causa de ciertas circunstancias negativas acaecidas.
Enhorabuena por el artículo. Le felicito.
El buen maestro habla a través de sus alumnos, no hay palabras más sinceras que las que éstos le dirigen, sean de agradecimiento o de reproche. Si la queja es un regalo para quien la recibe con gratitud, para la ofrenda de palabras de reconocimiento hacia un buen profesor debería haber una palabra especial. Una pena no haberle escuchado nunca personalmente, pero de sus vídeos en youtube también he aprendido mucho.
Recientemente asistí al XXXII Congreso Nacional de Terapia Familiar celebrado en Bilbao el pasado mes de octubre. Una de las ponentes le citó y me sentí orgullosísima, fue a propósito de su viñeta: «Para que la evaluación sea justa, todos realizaréis la misma prueba: váis a subir a ese árbol» (un elefante, un mono, un gatito, un pajarito..).
Aunque le leo siempre, no siempre se me ocurre algo interesante que apostillar. Pero hoy quería enviarle yo también mi afecto y reconocimiento, aunque no encuentre las palabras exactas que quisiera.
La dirección es importante. No creo que haya que «dar» poder a los directores sino que estos tienen que ganarlo con su forma de ser y de actuar. Con la misma ley hay quien consigue el respeto de todos y hay quien no. Y con otra ley que les diera Muucho poder algunos no serían respetados. El quid está en otra parte, no en la legislación.
Querido Miguel Ángel,
He leído detenidamente tu artículo del que estoy completamente de acuerdo en la mayoría de los asuntos, que son muchos en tan pocas palabras.
Es cierto que se le está dando importancia desde la Administración Educativa a la formación de los directores de los centros y se está dejando un poco de lado la formación de los claustros. Creo que una de las carencias que hoy en día tienen muchos centros y que les impiden llevar a cabo un proyecto educativo común es el escaso sentimiento de pertenencia al centro que destilan muchos de sus componentes, . . . creo que es en este aspecto donde la administración debería dar más autonomía al Director o Directora en cuestión para poder elegir su plantilla, . . . yo se que esto choca con el concurso de traslados, etc. Pero si no hacemos algo en ese sentido va a ser una labor muy complicada, . . . la mayor parte de los claustros tienen como prioridad conseguir puntos y acercarse a su centro . . . NO HAY UNA SOLUCIÓN FÁCIL A ESTE TEMA.
Me encanta el significado de la palabra «autoritas» (hacer crecer). Esto es lo que suele hacer un buen líder, hacer crecer a los que le rodean, lo que desde mi punto de vista debe ser un director escolar. No concibo un director sentado en el despacho, creo que debemos movernos por los pasillos, por las clases, hablar con los tutores, interesarnos por los problemas del aula, hacer equipo . . . . y luego ya habrá tiempo para el despacho. Es vital estar cerca de donde late el colegio, no es lo mismo vivirlo, que te lo cuenten.
Me reafirmo en tus palabras, asintiendo a que el acceso a la dirección debe tener una motivación pedagógica, es decir, impulsar un proyecto ilusionante en el que el centro de todo sean los niños y las niñas y nosotros/as apoyados por un claustro comprometido les enseñemos a que ellos/as mismos/as desarrollen la capacidad para escoger el camino a seguir. Pero, también debemos tener la honestidad de saber apartarnos cuando nuestro proyecto esté agotado y dejar paso a otros proyectos ilusionantes que puedan seguir aportando ideas y esfuerzos a ese colegio, a esos niños/as.
Me quedo con tu última frase . . . «estas cosechas solo se dan, aunque a veces tardías, en las sementeras de la educación». Creo que nuestras palabras y sobre todo nuestros hechos siempre pueden llegar a ser semillas de un mejor futuro . . . Creo que tú y yo somos un ejemplo de ello.
Por último, quería darte las gracias por hacer partícipe a tus lectores de esta bonita experiencia . . . que nunca olvidaré.
Por cierto, estoy en plena faena de lectura de tu libro «Tú me educas, yo te educo» . . . ya te contaré.
Enhorabuena a los dos protagonistas del artículo. Es emocionante que, después de tantos años, se hayan econtrado de manera tan fortuita.
Sería bueno propiciar estos encuentros de veteranos y noveles. Sería estupendo para ambos. Incluso cuando la historia no sea tan gratificante.
Creo que el artículo brinda una oportunidad para reflexionar sobre el importante tema de la dirección. No se toca en el artículo el decisivo asunto del equipo directivo, pero creo que el liderazgo distribuido es muy importante. Habría que potenciar la actuación del equipo y darle más fuerza. Los órganos colegiados son más coherentes con la filosofía de una escuela que los de crácter unipersonal.
Muy bella historia doctor Guerra!!!!!!!!!! Me parece que no hay mejor manera de educar que el EJEMPLO!!
Creo firmemente que el director debe ayudar a crecer y no humillar ni castigar.
Gracias por enseñarme y comprender algunas actitudes mias y de los demás.
UN GRAN ABRAZO!!!!!!!!