Todo el mundo sabe que la estrategia de arrasar las tierras (al entrar en ellas o al abandonarlas) era una táctica militar que se practicaba en las guerras tradicionales con el fin de hacer imposible la vida al enemigo. No solo se quemaban los cereales, se destruía todo lo que podía ser útil: refugio, suministros, transporte… Era una táctica magnífica para quien la realizaba, pero desastrosa para los demás. Pues bien, el actual partido en el Gobierno, está practicando en educación una inadmisible política de tierra quemada. Por donde pisa el señor José Ignacio Wert desaparece la menor brizna de hierba que sembró el ministro Angel Gabilondo.
A mi juicio, esta estrategia no es buena en ningún caso pero, en educación, es especialmente dañina. Porque la educación es de todos y de todas y para todos y para todas. En su momento reclamé un esfuerzo de la clase política para que hubiese un pacto por la educación. Alcanzar unos acuerdos básicos que eviten los bandazos, los caprichos partidistas, las revanchas políticas y los pagos en especie a quienes reiteradamente preguntan: ¿qué hay de lo mío?
Lo que está sucediendo con la política educativa del PP era esperable, pero no con tanta urgencia y tanta desmesura. Me voy a referir a una de las últimas decisiones. Concretamente, al injustificado cambio del temario de oposiciones para Primaria, Secundaria, Formación Profesional y Escuelas Oficiales de Idiomas. Se trata, a mi juicio, de un despropósito inexplicable, de un atropello difícil de asimilar.
En primer lugar, porque el argumento de que se trata del “interés general”, hay que explicarlo un poquito más (a no ser que se trate del interés general… del partido y de sus secuaces). ¿Se puede construir el interés general con el desprecio y el perjuicio de miles de particulares? A los opositores que han estado preparando los temarios que se aprobaron en noviembre y se hicieron vigentes en enero, les cuesta dinero, tiempo y un desconcierto e indignación difíciles de contener. Sin negociar, sin anunciar, sin explicar. ¿Para eso querían con tantas ansias el poder? ¿Por qué habían de negociar un pacto si podían hacer pronto lo que les viniera en gana, sabedores de que alcanzarían la mayoría absoluta?
En segundo lugar, porque se trata de un cambio “provisional”, en un asunto de tanta trascendencia como la selección del profesorado. Mi querido doctorando Marcos Antonio Ruiz Valle podría decir muchas cosas al respecto ya que está finalizando una tesis que le ha permitido indagar durante años sobre un proceso tan delicado y transcendente para el sistema educativo como es la selección del profesorado. Parece una burla limitarlo a este ridículo parche.
En tercer lugar porque se trata de un cambio, no de una mejora. De un retroceso, no de un avance. Recuperar los temarios de 1993 y 1996 supone admitir que nada ha cambiado desde entonces, que el conocimiento está ahí, cerrado, definitivo, inmutable.
En cuarto lugar, porque se produce a unos meses de la celebración de las pruebas, cuando apenas queda tiempo para prepararse conforme a los nuevos temarios. Claro que el ministro ha dicho (parece una broma) que “si fuera opositor estaría dando saltos de alegría porque me han restituido el temario con el que llevo trabajando dos años”. Y es que los opositores se quejan porque no se enteran de lo mucho que vela por ello el Ministerio.
De esta medida puede deducirse fácilmente que lo que importa no es poner la política al servicio de la educación sino la educación al servicio de la política. Lo tantas veces comprobado.
Una exalumna me escribía hace unos días con la lógica angustia y el más que razonable rechazo a la medida. La entiendo. La apoyo. La animo a través de estas líneas. Porque los buenos profesionales de la educación se cuajan en la adversidad y en la crítica. Cito textualmente:
“(…) He decidido ponerme en contacto con usted porque desde que terminé la carrera, estoy preparando oposiciones. En 2011 y ahora estoy para las del 2013… (si hay). Hablar de los políticos y de lo mal que va la educación es cansino… ¿Cómo queremos que haya buenos profesores si se les desprestigia, si su estudio, esfuerzo, horas de estudio, noches sin dormir, etc. no cuentan? Las últimas noticias dicen que lo que dijo el PSOE del nuevo temario ya no vale, y volvemos a los 25 temas de 1993… Es que las características de los niños, el entorno, las familias (eso que siempre nos dicen en la carrera que tenemos que valorar), todo sigue siendo igual que en los años 90… Además, es provisional, por lo que en un par de días puede cambiar: que no saquen oposiciones, o que cambien por completo el sistema de acceso a la función pública… El caso es “marear” a los opositores, ser el hazmereír de toda España, sacar dinero de las academias, sindicatos y tasas (…)”.
No es difícil entender, dada la angustia de los opositores y opositoras, que esta medida se haya convertido en un jarro de agua fría sobre sus febriles sueños. Los sentimientos que provoca una actuación tan absurda, injustificada, inoportuna y desafortunada se pueden deducir sin esfuerzo: desconfianza, angustia, perplejidad, indignación, desconcierto y desánimo. Las consecuencias que se derivan de la medida son evidentes: pérdida de dinero (no hay problema, ¡como les sobra!, ¡como lo ganan!…), pérdida de tiempo (nada importante ya que nada tienen que hacer). Menos mal que les queda el consuelo de que su desgracia contribuirá al “interés general”.
Para colmo, viene don Francisco Javier Martínez, arzobispo de Granada (no sé por qué es tan solícita la prensa en hacerse eco ante la opinión pública de las opiniones episcopales. Los obispos tienen sus púlpitos. Que hablen desde allí a sus feligreses y que nos dejen en paz a los demás) y dice que eso de querer ser funcionario es una “enfermedad social”, que tenemos un “pueblo subsidiado”, que se necesita un cambio de cultura y que ese cambio de cultura tiene que ver… con la fe. Señor, qué cruz.
Dejando aparte la conveniencia o no de cambiar los temarios tres meses después de que se aprobasen unos nuevos (y yo creo, de hecho, que está ofreciendo a la Junta una forma de echar marcha atrás en la convocatoria de Andalucía sin quedar mal), me sorprende en un profesor universitario la falacia que se repite dos veces en el artículo: “el temario de 1993 no está actualizado a los tiempos modernos”. Las listas de temas consisten en meros títulos que el opositor debe llenar de contenido, y es éste el que debe estar actualizado; si un tema de 1993 se llamaba, digamos, “Características y perspectiva de la fauna marina”, que el título en 1993 y en 2012 sea el mismo no quiere decir que se escriba lo mismo.
Tierra quemada. ¿Cómo se llama a una convocatoria desproporcionada, de un partido que espera dejar el poder dentro de un mes, y que tiene aterrorizado a todos los opositores andaluces, muy especialmente a los interinos afectados por el decreto 302?
¿Es que el conocimiento no se ha modificado en todos estos años? Ni la ciencia, ni el mundo, ni la moneda… Nada, volvamos a 1993.
Sin consultar a nadie, sin avisar a nadie, sin negociar con nadie. Para eso valen las mayorías absolutas.
Esto es un signo revelador de lo que nos espera.
Y, encima, los opositores tienen que oir que deerían dar saltos de alegría. Como si no supieran lo que les interesa. Se creen listos y, además, nos consideran imbéciles.
Una pregunta, además: si es terrible cambiar el temario cinco meses antes de las oposiciones, ¿hasta qué punto es bueno si la diferencia es de siete u ocho meses en lugar de cinco?
Me parece un tanto partidista.
El problema no es el cambio de temarios, que ya es una barbaridad en sí mismo. Es que detrás se esconde la voluntad de entorpecer la convocatoria de oposiciones. El PP prevé que con su demolición del sistema educativo van a ser necesarios menos docentes en la enseñanza pública. 1° por la expulsión temprana de alumnos del sistema (3° de E.S.O.) 2° Por la extensión de los conciertos. Esto era ya previsible después de los esfuerzos del ministro Gabilondo por llegar a un pacto educativo que fue boicoteado por el PP.
Lo peor es el sustrato general, querido Miguel Ángel.
Cuando el ministro se atreve a decir, sin rubor, que en la “nueva” Educación Cívica y Constitucional, no habrá temas de controversia, demuestra la supina ignorancia que tiene sobre lo que es la educación, que sin controversias es la fe del arzobispo.
¡Ah! es verdad, todo esto está concatenado para seguir apretando las sogas de la esclavitud.
Me parece, Miguel Ángel, que te quedas corto, pues cuando habías escrito el artículo todavía el Gobierno no había aprobado la nueva reforma laboral (vamos, la reforma de la reforma).
Caminamos hacia el abismo, hacia la destrucción de todos los derechos que tanto costaron conquistar, tanto en el ámbito social, laboral como educativo.
Se cumple, en gran medida, lo que Naomi Klein pronosticaba en su obra “La doctrina del shock”: cada vez la gente tiene más miedo y acepta lo que le ofrezcan.
Es vergonzoso que 300.000 jóvenes, la mayoría de ellos con gran formación, hayan emigrado porque aquí no encuentran ningún futuro.
Pero todavía queda por ver lo peor: ¡El 25 de marzo, podemos ver al PP con mayoría absoluta en Andalucía!
¿Caminamos hacia un país de esclavos o de siervos contentos con sus dueños?
Daniel:
Soy opositora. No es igual una fecha que otra.
No es igual modificar los temarios pretendiendo actualizarlos, que retrotraerlos a 1993.
No es igual hacer unos temarios y darlos por definitivos que decir que son provisionales.
No es igual anunciarlos que imponerlos sin previo aviso…
A ti te parece igual. Pues muy bien.
Vanesa, dices que eres opositora, no sé si serás interina. Tengo varios amigos y parientes que son interinos desde después de junio de 2010 y el decreto 302, del que no decís nada, significa que si suspenden en las oposiciones los echarán de la bolsa.
Incluso te equivocas cuando dices que me parece igual. Si es para mejorar el sistema de acceso me parece un error (por ejemplo, en Inglés, que es mi especialidad el temario nuevo era bastante mejor), PERO resulta que el problema de las oposiciones no es ése, sino cómo las está usando el PSOE como arma política. Y sobre eso, insisto, no os pronunciáis.
Estimado profesor, la mayoría de las veces sus argumentos son sólidos y reflexionados, pero en esta ocasión, desde mi punto vista, me parece que ha sido excesivamente parcial. Y es que cuando la ideología política se mete en educación suele pasar.
Ya sé que se me replicará diciendo que todo es política y nuestra forma de entender la vida, el mundo o la educación está mediatizado por ideales. Pero tratando de ser objetivos, algo que parece complicado en estos tiempos, se puede ver el tema de los temarios de las oposiciones desde muchos puntos de vista.
En primer lugar, al igual que usted dice que el PP de forma urgente y con desmesura ha procedido a derogar los nuevos temarios, tampoco debemos olvidar que el PSOE se apresuró a regularlos poco antes de dejar la Moncloa. Luego la desmesura es por ambos bandos.
Decir que a un opositor este cambio le resulta costo en dinero y tiempo, se me antoja algo también desmesurado. Cualquier opositor preferirá estudiar 25 temas que ya conoce que no 60, de los cuales debe desconoce al menos 35. Y costoso?, teniendo en cuenta que los nuevos temarios salieron publicados en BOE el 18 de noviembre de 2011, los opositores habrán realizado un esfuerzo económico para pagar academias de dos meses: diciembre y enero, si es que se les presentó algún tema nuevo. Es de suponer que mientras se elaboraban los temas nuevos, las academias irían dando los temas antiguos.
Por otra parte hablar de la novedad del contenido porque un temario sea de 1993 o de 2011, como bien se apunta en algún comentario que he leído, no significa absolutamente nada. La actualización del temario no viene determinado por el contenido que se trata en los títulos de los temas, sino por la actualización de contenido propio de cada tema. Y este no ha variado tanto. Porque en Primaria los temas de lengua castellana no cambian, o es que acaso ya no se va aprender a leer, escribir, expresarse oralmente, a utilizar un vocabulario amplio y variado o va a tratar la gramática. Acaso en Educación Física no se va estudiar el esquema corporal, los deportes, el juego, las salud,… O es que en matemáticas se van a quitar el cálculo, la numeración, la geometría o la resolución de problemas…
Conozco un poco los reales decretos de enseñanzas mínimas derivados de las últimas leyes educativas (LOGSE, LOCE y LOE), y en cuanto al contenido de las áreas se ha cambiado poco. Sólo hay una novedad de gran calado, las competenicas básicas, pero estas se venían tratando desde 2007. Por tanto, se podrá actualizar las referencias bibliográficas de los temas, pero no tanto los títulos de los temas.
Es de suponer que el PP termine sacando un temario similar al que ha derogado del PSOE, puesto que los grados del magisterio se reducen a Infantil y Primaria. Al desaparecer las especialidades y sustituirse por menciones lógicamente se obtiene un profesorado mucho más generalista y para su selección se requerirá el dominio de un temario general (el de primaria) más el de su especialidad. Eso fue lo que hizo el PSOE en noviembre, añadirle los temas de primaria a los temarios de 1993 con unas mínimas modificaciones. Por tanto el temario de noviembre tampoco era nuevo, en Educación Física sólo observé 4 temas nuevos.
Cambios sustanciales en el temario vendrían originados por cambios normativos de calado, es decir sacar una nueva Ley de Educación y su correspondiente desarrollo legal. Además habría que esperar lasa adaptaciiones que realicen las comunidades autónomas, eso cuando menos lleva un par de años.
Y finalmente, quizás el tema que realmente ha motivado que se cambie de forma tan apresurada es quitarse de en medio el tema de Educación para la ciudadanía y los derechos humanos, que así es como se denomina. Pero esa es otra historia.
Se ve que ser ciudadano y cívico son cosas opuestas, o que trabajar sobre las instituciones democráticas (ayuntamiento, comunidad autónoma y estado) no entra dentro de la Constitución.
Dejemos las ideologías aparte, incluida la religiosa, y centrémonos en lo que realmente afecta cotidianamente en nuestros colegios e institutos. Una cosa es la que predican las leyes y otra muy distinta lo que se hace en la realidad escolar. Si no veamos cómo se están programando por competencias básicas en nuestros y cómo se utiliza una intervención educativa afín a lo que ello representa. Mejor no mirar…
Realmente los cambios no radican en las leyes sino en el profesorado y estos cambios no se realizan de la noche a la mañana requiere tiempo.Y cuando un docente se va amoldando a los cambios que implica una reforma educativa, mira por donde se cambia por otra. Así nos va.
Perdonad que me haya enrollado tanto. Pero a veces a uno le toca ser abogado del Diablo… Y dicen que sabe más el Diablo por viejo que por Diablo.
Un cordial saludo a todos/as.
Veo que muchas de las aportaciones coinciden con mi sensación ante la lectura del artículo, que sería una posición partidista por parte del autor. Ésto no es ni malo ni bueno, es una postura simplemente, de entre tantas, pero desde mi punto de vista perjudica al artículo, que pierde objetividad, como otras tantas veces. Si de lo que se trata es de “arrasar”, refresco las memorias: hace ocho años, el PSOE no es que cambiara tal o cual temario. Es que derogó la Ley Orgánica de Calidad de Educación, de un plumazo. Y al derogar ésta, se derogaban automáticamente todos los Reales Decretos (incluido el de acceso a la función pública docente) e infinidad de Decretos y Órdenes en las correspondientes comunidades autónomas. A los pocos meses, sin el menor consenso político, se publicó la actual Ley Orgánica de Educación, 2/2006, curiosamente un “remake” (en términos cinematográficos) de la derogada LOCE. Y vuelta a empezar. No veo diferencias entre las posturas de un partido u otro. Son exactamente las mismas. Tanto monta, monta tanto. En cuanto a Gabilondo… en todo este tiempo, sólo recuerdo de él una iniciativa y nada más que una: un presunto pacto político por la educación, sin medidas concretas que fue rechazado por varios grupos políticos.Nada más. El fondo de la cuestión en realidad es otro: gobierno nuevo–> nueva normativa sobre educación. ¿Son legítimos estos cambios? Creo que no, ni política ni ideologicamente. ¿Será posible algún día un auténtico consenso sobre la educación? Tampoco lo creo: desde hace años, es una estrategia electoral más, de entre tantas. Contar con la educación como artimaña electoral produce votos. Y ningún partido va a renunciar a ellos. Termino hablando de la supuesta “cientificidad” de las “ciencias” de la educación. Lo científico es aquello que una vez demostrado, permanece inmutable o a lo más, se enriquece. Pero la educación está contagiada de percepciones políticas, ideológicas, sociológicas e influida por modas dentro de las corrientes de enseñanza y aprendizaje en vigor en un momento dado, que tiende a mutarse al cabo del tiempo. Justo lo contrario del concepto científico. Para entendernos: hace años, se hablaba del constructivimo, como axioma educativo en los centros educativos. Hoy día, dados los resultados de las evaluaciones externas de nuestro sistema eduativo (PISA), se evita la idea, completamente desechada, de que sea el alumno el que construya, en exclusiva, su propio aprendizaje. Por no hablar del mismo curriculumm para todos (la comprehensividad), todo un vaiven de opiniones encontradas. Y por último, ¿para qué sirve la conferencia sectorial de educación? Las autonomías no pueden ponerse de acuerdo ni en el simple hecho de convocar o no oposiciones, de un modo uniforme? He ahí realmente el problema. De nuevo lo político, lo ideológico. Los árboles, que no nos tapen el bosque. Si logran que no veamos dicho bosque, sencillamente, no sabremos ni de lo que hablamos. Saludos.
Pepa, como siempre, directa a la diana, al verdadero núcleo de la cuestión. Y como siempre, brillantemente. Llevo muchos años en la educación y en todos los casos siempre he visto lo mismo, como bien dices: nuevo partido en el gobierno, sinónimo de vuelta a empezar. La fallida LOGSE, la virtual LOPEGCE, la LOCE, la LOE. Resultado en los centros: donde antes era A ahora a B. Y así sucesivamente. Ya me pueden poner millones de árboles delante de los ojos Pepa, que descuida, sé perfectamente dónde está el bosque y por desgracia, la forma que tiene, que siempre es la misma. Abrazos Pepa y compañeros/as.
Quienes dan en la diana en esta cuestión son los quye escuchan a los opositores y a las opositoras. Ahora no importa la solidaridad con ellos. Ahora importa otra cosa. La que sea.
Los opositores con los que he hablado no se alegran precisamente de que hayan cambiado los temarios, pero se quejan mucho más del decreto que ya no voy a nombrar más y rezan por que no haya oposiciones, y más cuando sólo quedan País Vasco y Andalucía.
La mayor parte de los foreros en Ustea dicen otro tanto (con la excepción lógica de los aspirantes, que quieren una oportunidad a cualquier precio y caiga quien caiga). Si no me crees, María Ibáñez,lo único que necesitas hacer es asomarte y ver la campaña por la congelación de las oposiciones. (Por cierto, y no lo he dicho hasta ahora, yo tengo mi plaza en propiedad y estoy esperando a que se convoquen nada más que para cambiar de cuerpo.)
No me extrañaría nada que el cambio de temarios haya sido una zancadilla para la celebración de las oposiciones en Andalucía. Muchas opiniones de las que he leído en otros foros van en esa dirección.
Tranquilidad. Veremos muchos casos en los que se demostrará que se hace política de tierra quemada: Educación para la ciudadanía,temarios, bachillerato, reducción de la ESO…
No es que sea una política de exclusiva responsabilidad del PP. En general, los políticos tienden a enmendar la plana a los predecsores en el poder. Ahora, cualquier iniciativa que se tome, es para reducir el fracaso escolar. Lo que hace falta analizar es su lógica y ver luego, si realmente´ha sido efectiva para conseguir lo que supuestamente pretendía.
Yo estoy de acuerdo con Pepa Banderas. Política de tierra quemada en el terreno educativo se lleva aplicando desde las primeras elecciones. Como bien recuerda Antonio Pérez,ahí están algunas de las Leyes Orgánicas, en sucesión. Todas fallidas. Y todas sin consenso, un factor esencial para garantizar su continuidad. Y el único hecho cierto es que tenemos un sistema educativo muy mediocre. Ahí están los resultados encadenados de PISA.
En cuanto a las oposiciones y los temarios, no sé qué sentido tiene convocar oposiciones y miles de plazas en una sola Comunidad Autónoma (la oferta en las otras dos Comunidades es testimonial). ¿Van a concurrir, en consecuencia, todos los opositores del territorio nacional en Andalucía? Es una locura, un disparate. En cuanto a los temarios, leo en ElPais que los cambios son apenas significativos y sólo afectarían a una de las pruebas. Corregidme, si acaso el artículo del periódico no era correcto.
Política de tierra quemada ha habido siempre pero, cuando se analiza, lo más importante para algunos (siempre los mismos) lo más importante no es decir que esta vez se hace sino que siempre se ha hecho. Siempre la misma postura. Ya cansa.
Qué cansinas son las posturas partidista. Entierran la objetividad.
Me parece a mi Profesor, que es usted un poco partidista ¿no?. ¿No cree usted que si en casi los ocho años anteriores del gobierno del PSOE, se ha hecho todo tan bien en educación, no hablemos en empleo, seriamos de lo peor de la Unión Europea?.¿Que el actual gobierno lo va a hacer perfecto?. Seguro que no, pero al menos hay esperanza. Cosa que no se puede decir del PSOE. Hubiera sido el hundimiento total, pero no solo de la educación. Y usted que lo sabe bien ¿entre nuestras universidades hay alguna entre las mejores del mundo?. Si tan bien iba la educación hace escasamente dos meses, pues no se nota.
¿No sería mejor que se dedicara a escribir y enseñar, que parece lo hace bien? Y si quiere hacer política, pues se afilia a un partido y a comparecer ante las urnas.
De todas formas, gracias por escribir.