Iniciar una mejora en la vida de una persona, en la historia de una sociedad o en la estructura de una organización es un modo de provocar una serie de mejoras concatenadas. El bien es expansivo, invita amultiplicarse. ¡Cuántas veces se habrá producido en la vida de una profesor este fenómeno multiplicador! Un sabio consejo en una clase, puede producir una cascada de buenas acciones. Un gesto de bondad prende en la mecha que va conectada a otras mechas. Y llegan a provocar un incendio. No siempre somos conscientes de ello, porque no seguimos el rastro del bien. Y porque no es inmediato y visible el contagio.
La semilla de una buena acción, de una lección beneficiosa, de un gesto solidario, se multiplica en cosechas sucesivas. Y parte de los frutos de esas cosechas se convertirán en nuevas semillas. ¿Cuándo se interrumpe este efecto multiplicador? Probablemente nunca.
Hace unos días un exalumno de mis clases de magisterio me dijo que en su clase (es ahora maestro) había repartido un documento y, después de entregarlo a cada uno de sus alumnos y alumnas, pidió que levantasen la mano quienes hubiesen dicho gracias al recibirlo. Y concluyó haciendo algunas sugerencias sobre la importancia de utilizar la fórmula de gratitud en la vida cotidiana. Al contármelo me dijo que fue una réplica exacta de lo que había sucedido en un aula de la Facultad cuando él era mi alumno. Quizás vuelva a repetirse la iniciativa en otras aulas de los futuros maestros que asistieron ese día a la clase. ¿Cuándo se detiene la rueda?
He leído, en un interesante libro de mi amigo argentino Alejandro Castro, titulado «Analfabetismo emocional», la siguiente historia que ejemplifica de forma clara lo que estoy diciendo. Dice así:
En un pueblo pobre, cercano a una importante ciudad brasileña, vivía una nena muy bonita de seis años que iba a la escuela con el pelo sucio y la ropa descuidada. Su madre no se esmeraba en su arreglo y su maestra de primer grado, día a día, veía apenada el aspecto de la pequeña. ¿Cómo una niña tan bonita y agradable puede venir a la escuela tan desarreglada?, pensaba la maestra.
Un buen día, en el que había cobrado su sueldo, aunque la maestra tenía sus propias necesidades, fue a comprarle a su pequeña alumna un vestido nuevo. Al día siguiente, cuando la niña llegó a la escuela, lo primero que hizo la maestra fue ponerle a su alumna el bonito vestido azul que había comprado.
Cuando la madre vio a su hija llegar a cada con aquel precioso vestido azul, pensó que con aquella ropa nueva su hija no podía andar con el pelo sucio y las uñas descuidadas. Y, a partir de ese día, la bañó diariamente y la peinó con unas preciosas trenzas, con lazos también azules.
Ese mismo fin de semana, el padre le dijo a su mujer:
– Me da vergüenza que nuestra niña sea tan bonita y esté tan bien arreglada viviendo en un lugar que se está cayendo a pedazos. ¿Qué te parece si arreglamos la casa? En los ratos libres voy a pintar las paredes y a arreglar la cerca. Tú, ocúpate del jardín,
Al comienzo de la primavera siguiente, la casa ya se destacaba del resto por su limpieza y pintura y por las floridas plantas que adornaban el jardín de césped verde y recortado. Los vecinos estaban avergonzados de que sus casas se vieran tan descuidadas y, aunque el dinero no sobraba, decidieron mejorarlas con un poco de pintura y mucha creatividad. Y así, poco a poco, el barrio se fue transformando.
Un día, asombrado por el cambio, un vecino de otro pueblo que diariamente pasaba por allí con su coche camino del trabajo en la ciudad, le comentó la metamorfosis de ese barrio a un amigo que trabajaba en el periódico local. El periodista fue hasta allí, sacó fotos, habló con los vecinos e hizo un interesante reportaje sobre el increíble cambio del barrio.
Así, la noticia llegó al alcalde, que pensó que esos vecinos merecían alguna ayuda del municipio y firmó una autorización para la formación de una comisión que estudiase las obras públicas que eran necesarias para ese barrio. Al poco tiempo las cuadrillas municipales pusieron más alumbrado público e instalaron el gas. Y después de unos pocos meses las calles fueron asfaltadas. Al ocurrir todo esto, una línea de micros decidió incluir al barrio en su nuevo recorrido.
No fue intención de la maestra cambiar al vecindario, ni asfaltar el barrio, ni instalar el gas. Pero sin la compra y regalo de su vestido azul nada de esto se hubiera conseguido. Fue ese primer movimiento el que fue activando la motivación de otras personas y colectivos.
Y así sucede en muchas ocasiones. Hay un efecto difusor y multiplicador del bien, que se va extendiendo en círculos cada vez más amplios. Se me dirá que eso mismo sucede con el mal, con los malos ejemplos, con las malas acciones. Es probable. Pero quiero ser optimista y pensar que la fuerza del bien es superior a la del mal. Y que los procesos educativos que cada día se desarrollan en las escuelas de todo el mundo, tendrán una potencia superior a cualquier otra estrategia de multiplicación del mal. Por eso suscribo el pensamiento de Herbert Wells: “La historia de la humanidad es una larga carrera entre la educación y la catástrofe”. Carrera que, con toda seguridad, ganará la educación. Que ganará y que ya está ganando. Es constante, en cada una de las numerosas aulas de la tierra, el regalo de vestidos azules que hacen los maestros a los niños y a las niñas. Vestidos azules que transformarán la vida de las personas y de las sociedades. La educación es, a mi juicio, la revolución pacífica más profunda y más extensa que ha existido en la historia.
Eso es evidente, señor Santos.
Un saludo, y muchas gracias.
Qué hermoso relato. Muchas veces suceden estas cosas pero no las vemos o, si las vemos, no las contamos. Pero es muy importante hacerlo poeque fortalece nuestra autoestima y eleva nuestro optimismo. ¿Por qué ha de tener mayor protagonismo el desarrollo del mal? ¿Que ventajas tiene?
Que buen relato Miguel!!!
Solo quisiera agregar…que hay que tener paciencia, ya que a veces pasa que regalamos el vestido azul y el efecto no es inmediato…plantamos una semilla y no sabemos cuando va a germinar…Lo bueno es que al regalar el vestido azul creamos una conexion invisible con esa persona y aunque pase el tiempo,el universo se encarga igual de avisarnos cuando tiene su efecto y eso nos retroalimenta para seguir adelante.
un abrazo
MPaz
Amigo Miguel Ángel. No sé por qué tenía el presentimiento de que en esta semana ibas a tratar la “brillante” idea que se le ha ocurrido a la inefable doña Esperanza Aguirre de crear en la Comunidad de Madrid un bachillerato de excelencia para “los mejores estudiantes”; es decir, los que hubieran obtenido las más altas calificaciones en la enseñanza Secundaria.
Sé que es muy complicado escribir un artículo semanal y mantener la creatividad (te suena la palabra) en cada entrega. Con todo has abordado un tema crucial para los que trabajamos en la enseñanza, y me has dado una gran sugerencia para las columnas que escribo en un diario digital: a los alumnos/as que todavía tengo les preguntaré que me escriban (de manera anónima, claro) aquellas experiencias que guarden y recuerden de haber recibido como un buen ejemplo en su vida. Con ello elaboraré un trabajo que creo les interesará a los lectores que me siguen en este diario. Como bien dices, los buenos ejemplos son multiplicadores; a lo que yo añado: las buenas ideas son germen de otras buenas ideas. Un abrazo.
Creo señor Miguel, que tiene mucha razón. No debemos apartar la mirada de la realidad, mas sin embargo debemos colaborar cada día con nuestras buenas acciones al crecimiento de nuestro país.
De acuerdo con Maria Paz de que el conocimiento de esas conexiones nos debe retroalimentar. Y también de acuerdo con ella con que, en ocasiones, el efecto benefactor no se produce de inmediato sino al cabo del tiempo (poco o mucho tiempo).
Una maravillosa maestra ya jubilada me comentaba que cuando en su bloque al lado del correo había papeles tirados en el suelo comprobó que si ella los recogía,posteriormente la gente al ver ese espacio tan limpio le daba verguenza tirar papeles y si no lo hacia se encontraba cada día más papeles en el suelo.Moraleja, si podemos arreglar algo no echemos la culpa a los demás(a la administración,a los vecinos,a los padres,a la sociedad etc).
Miguel Ángel te agradezco tus articulos semanales,están cargados de ternura,inteligencia y amenidad.A veces eres como esa amiga maestra que recoge los papeles sucios o nos compras el vestido azul para que podamos darnos cuenta que sigamos con alaegria la apasionante tarea de educar.
Muchas gracias y un abrazo
Desde hace años, cada vez qeu acudo al CEP de referencia por un curso o cualquier otra actuación, Rafael con una sonrisa de oreja a oreja y un ánimo contagioso nos pregunta al inicio: «¿Sois felices?». A partir de aquí, con la sonrisa contagiada afrontamos la tarea con buen humor un excelente disposición. Aprendí eso de él y lo aplico muchos días en mi claustro, sobre todo los días que se anuncian complicados por ausencias numerosas o problemas de convivencia o lo que sea: al entrar, con un sonrisa, le digo a mis compañeros y compañeras que hace un día excelente, que nuestro alumnado nos aclama y nos espera con impaciencia, que somos un equipo excelente y creativo… o cualquier cosa. A partir de aquí no sé lo que ocurre, pero muchos compañeros y compañeras salen de la sala con una sonrisa en la cara. Es suficiente para mí.
Los pesimistas siempre se consideran a sí mismos realitas mientras que tachan a los optimistas de ingenuos o de mal informados.Creo que los mismo pueden decir los oprimistas de ellos. Creo que es evidente que estamos muchísimo mejor que hace años, pcos y muchos. Y eso que se ha avanzado se debe, en gran medida, a la educación. Recuerdo un artículo del autor de este texto que lleva este significativo título: EDUCACIÓN O CATÁSTROFE.
Escarbar solo en los problmas, en los fallos, en las dificultades, en los fracasos…, es cultivar la sensación de fracaso. ¿No podríamos, como se hace en el artículo, pensar en todo lo positivo del sistma educativo, en sus magníficas consecuencias para las personas y para las sociedades?
Un saludo al Maestro Santos Guerra, desde Chile.
Así es, generar una construcción del conocimiento, cultura de altas expectativas en sectores deprivados socioculturalmente es doblemente desafiante, lo veo a diario en este país en donde las desigualdades e inequidad son terribles, el pasado 7 de abril se celebró el día de la educación rural, y el ministerio poco y nada aporta en este sentido, los avances en materia, parecen ahora retroceder, y los liceos de excelencia, no promueven esta equidad,, por lo que quienes soportamos a diario el peso social, me refiero a los maestros que trabajamos en condiciones difíciles, día a día compramos vestidos azules, ponemos de nuestra parte para que estos niños y niñas se sientan acogidos por el sistema. Nuestra labor en esta sociedad del conocimiento, en el mundo globalizado,es desarrollar inteligencias emocionales como lo dice Goleman, y estas escuelas, rurales, deben entregar no solo el conocimiento sino que además, herramientas que permitan al grupo familiar salir de su condición, como digo, doble pero satisfactorio desafío. Es el verdadero trabajo del educador, aquí educamos, formamos y facilitamos el aprendizaje. Una vez más, los aciertos del maestro.!!!!
Querido Carlos:
Mi admiración desde España. Quienes trabajáis en contextos difíciles tenéis un especial mérito y un merecéis una especial felicitación. Vosotros regaláis vestidos azules, como dices. Con vuestra hermosa y silenciosa tarea váis transformando las realidades adversas en las que viven las sus familias. Gracias, enhorabuena y ánimo.
Un abrazo
MA Santos
Todos los días, a todas las horas,hay miles de maestros que regalan trajes azules a sus alumnos. ¿Cómo no mantener el optimismo?
Miguel Ángel:
Es un placer constatar una vez más tu apasionado quehacer y tu inquebrantable optimismo. Acercarse a muchos maestros y constatar su entrega, su responsabilidad y su amor por el oficio nos enriquece a todos.
Gracias por compartir
Hola Miguel soy de Argetina Entre Rios tuve el placer de compartir un curso con usted en el pasado en la escuela hogar en Parana Entre Rios. Sus comentarios didacticos y profundos que tienen una llegada muy importante cuando se lo implementa en el ambito aulico. Un inmenso cariño esperando estar en contacto con usted. Cuando vuelve a dictar algun curso a Entre Rios. Atte. Nancy.
Aquí encuentro siempre un espacio para reafirmar mi pasión por la educación. A pesar de que esta sociedad posmoderna nos cuesta cada vez más educar, inculcar valores… siempre alguien te regala un vestido azul que te invita a seguir con una actitud renovada y a no bajar los brazos. Aquí les describo el que hoy me regalaron. Al finalizar la jornada, con todo el cansancio acumulado se acerca la mamá de un alumno en problemas de aprendizaje que vive en la zona ribereña, muy alejada de la escuela. Se mostró tan preocupada en el cómo ayudarlo, manifestando una actitud de respeto hacia mí y un agradecimiento por lo que hacía por su hijo que me emocioné.
Gracias Miguel por tu usina de ideas reconfortantes. Saludos a todos/as
Muchas gracias, querido amigo y maestro.
“Se es «maestro» siempre. Se es. Sencillamente” (1).
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(1) SANTOS GUERRA, Miguel Ángel (1999): Yo te educo, tú me educas (p. 142). Málaga. Sarriá.
Este artículo me recuerda a un vídeo de
Shakira que dió en Oxford.
Dura casi 10 minutos y hace un alegato sobre la educación. Habla de su organización no como algo «caritativo» sino «inversión económica». Todo en un discurso perfectamente hilado y sin ningún desperdicio.
No os lo perdáis (lleva subtítulos).
Lo podeís ver en el siguiente enlace. Os lo recomiendo.