¿Quién es tonto y quién es listo? ¿Qué es ser inteligente? Binet, que creó el primer test para medir la inteligencia definió así esta capacidad humana: “inteligencia es lo que mide mi test”. Ya hace tiempo que se sabe que ser inteligente no es tener la capacidad de almacenar muchos conocimientos abstractos o de memorizar los textos más largos y complejos. Ya hace mucho que se descubrió que hay inteligencias múltiples, que la inteligencia puede desarrollarse, que depende del contexto y que tiene que ver con la forma de vida. ¿Es inteligente la persona que no sabe relacionarse, que vive desgraciadamente, que no sabe aceptarse a sí mima, aunque haya alcanzado el máximo nivel académico en la mejor Universidad del mundo?
Es inteligente aquella persona que sabe vivir dignamente y que es capaz de situarse de forma razonable en el mundo. Fracasa la inteligencia, dice José Antonio Marina en su preciso libro “La inteligencia fracasada”, cuando nos convertimos en seres desgraciados.
Repito: ¿quién es tonto y quién es inteligente? Una querida amiga me envía un aleccionador relato sobre la cuestión. Se titula “Fábula del tonto”. Dice así:
Se cuenta que en una lugar del interior un grupo de personas se divertían con el tonto del pueblo, un pobre infeliz de poca inteligencia que vivía haciendo pequeños recados y recibiendo limosnas.
Diariamente algunos hombres llamaban al tonto al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una grande de 50 céntimos y otra más pequeña, pero de 1 peso.
Él siempre tomaba la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos. Le dejaban llevarse la moneda de 50 céntimos mientras le miraban burlonamente.
Un día alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre le llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y éste le respondió:
– Lo sé, señor, no soy tan tonto, vale la mitad, pero el día que escoja la otra, el juego se acabará y no volveré a ganar mi moneda.
Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero de ella se pueden extraer varias conclusiones.
Quien parece tonto, no siempre lo es.
Los verdaderos tontos de esta historia son los que quieren aparecer como inteligentes.
Una ambición desmedida puede acabar cortando la fuente de ingresos.
Podemos estar bien, aun cuando los otros no tengan buena opinión de nosotros. Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensen los demás de nosotros sino lo que pensamos de nosotros mismos.
Y, sobre todo, el verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser tonto delante de un tonto que aparenta ser inteligente.
Como decía, esta fábula es aleccionadora, como suelen serlo las fábulas. Y centra la atención en lo que es inteligencia y estupidez. Cuestión de gran interés que tendría que plantear casi obsesivamente la educación. ¿Cómo desarrollar la inteligencia? ¿Cómo no caer en la estupidez?
Quien se amarga la existencia de manera creciente y profunda, ¿es una persona inteligente? ¿Por qué consideramos inteligentes a las personas que escriben libros o saben muchas cosas, si no fuesen capaces de entender la vida, de comprender al prójimo y de aceptarse a sí mimas?
Hay quien se considera inteligente porque sabe engañar, porque sabe explotar a los otros, porque es capaz de vivir sin dar golpe, porque es capaz de hacer dinero fácilmente, porque se aprovecha de todo y de todos… Hay quien considera tonto a quien ayuda, a quien paga sus impuestos, a quien cumple las leyes, a quien respeta al prójimo, a quien trabaja, a quien se esfuerza… Cuando pensamos así, nos instalamos en una gran equivocación.
Se suele pensar que es inteligente el pícaro, el descarado, el aprovechado. Alguna vez he contado que un anciano que acudió a las oficinas del censo en la ciudad argentina de Santiago del Estero fue preguntado por el funcionario de turno:
– ¿Cuántos hijos tiene usted?
– Cinco, respondió.
– ¿Todos vivos?, inquirió el funcionario.
– No. Dos trabajan, contestó con plena convicción el anciano.
La contestación dejó meridianamente claro cuál era su visión de la inteligencia. Ser inteligente es vivir del cuento, ser inteligente es vivir sin dar golpe, ser inteligente es vivir a costa de los demás.
El fracaso de la inteligencia es la desgracia, es la infelicidad, es la maldad. El fin más importante de la educación debería ser enseñar a ser felices. “La inteligencia fracasa, dice Marina en el libro citado, cuando se equivoca en la elección de marco. El marco de superior jerarquía para el individuo es su felicidad. Es un fracaso de la inteligencia aquello que lo aparte o le impida conseguir la felicidad”.
Está visto que hay quien sitúa el marco en otras esferas: en el dinero, en el poder, en la fama, en el alcohol, en la droga. Está claro que no constituyen en sí mismos un verdadero y sostenible marco de felicidad.
Lo que digo para los individuos lo aplico también a las sociedades. ¿Cuándo nos comportamos de manera inteligente como ciudadanos y ciudadanas? Cuando contribuimos a crear y a mantener una comunidad justa, solidaria, compasiva y, en definitiva, feliz. Si cada vez fuésemos más prósperos y más infelices habría que pensar si no estaríamos instalados en la estupidez.
Vuelvo de nuevo al libro de Marina: “Son inteligentes las sociedades justas. Y estúpidas las injustas. Puesto que la inteligencia tiene como meta la felicidad privada y pública, todo fracaso de la inteligencia entraña desdicha. La desdicha privada es el dolor. La desdicha pública es el mal, es decir, la injusticia”.
Son enemigos de la inteligencia el pesimismo, la pereza, el fanatismo, el desamor, el odio, la injusticia, las diversas adicciones, la sumisión, la cobardía, el fatalismo, la rutina que conduce al conformismo… Esos poderosos enemigos acaban derrotando a la inteligencia.
Pero pienso que hemos de mantener el optimismo respecto a la capacidad (individual y colectiva) que tiene el ser humano de aprender, de mejorar, de construir una sociedad mejor. El optimismo es la gran condición que nos pone en el camino de la inteligencia.
Interesante reflexión. ¿Hace personas felices nuestra escuela o, simplemente, llena la cabeza de datos? ¿Para qué sirve lo que se hace dentro de la institución educativa? He aquí la cuestión. Gracias por el artículo.
De lo que se deduce el parentesco tan cercano que existe entre inteligencia y bondad, sólo quien es bueno es realmente inteligente porque irá conquistando cotas de libertad interior que le permitan vivir en paz consigo mismo. Quizá la felicidad sean momentos puntuales, inalcanzable como estado permanente, en cambio la infelicidad sí puede serlo.
Los educadores deberíamos tener en cuenta que sólo con nuestro saber estar ya estamos enseñando algo y por tanto ser consecuentes con lo que intentamos transmitir, vivir personalmente la diferencia entre ser y tener. Todo aquello de lo que alguien nos puede despojar es lo que nos aleja de la tranquilidad y el sosiego, de la felicidad en definitiva. En ese marco de superior jerarquía estarían los valores, no las cosas. Pero no se debería entrar en las aulas diciendo palabras que no se corresponden con los ejemplos ni pensando que uno, por ser profesor de matemáticas sólo tiene obligación de enseñar esa asignatura.
Seamos optimistas y esperemos que muchos docentes lean sus artículos, querido profesor.
El bueno y el malo, el inteligente y el tonto, el honesto y el deshonesto, el humilde y el soberbio, el veraz y el falaz…¡Cuántas dualidades! y podríamos seguir mencionándolas así por un largo rato. Todas se pueden resumir en una: El feliz y el infeliz. Porque yo no creo que los aprovechados puedan con su conciencia. Aparentan ser felices, pero en el fondo, yo tengo mis grandes dudas, pasa que como no son sinceros, no blanquean nunca y no muestran como se sienten…Pero la procesión debe ir por dentro…Es mi parecer, como solía decir mi padre.
Hermoso el artículo, querido maestro. Gracias por estar siempre ahí, seleccionando temas que nos ayuden a reflexionar no sólo como docentes sino como educadores y como seres humanos, en definitiva a crecer.
Un fuerte abrazo desde Argentina.
Le saludo desde ceuta donde hoy le he conocido en su conferencia”hace falta un pueblo para educar a un niño”,y aunque no le he conocido personalmente,aunque me hubiera encantado,he de decirle que me ha transmitido muy buenas vibraciones y me he sentido identificado con usted ya que yo tambien tengo un hijo de 5años y me encantaria ser un gran ejemplo para el aunque estoy pasando una muy mala racha y gracias a mi hijo soy optimista y espero volver en mi,en si o en do(que suene bien)pero nunca en no.
Con respecto a su conferencia decirle que me ha parecido muy muy interesante,y aunque la mayoria estaba x el sorteo al final algunos hemos captado algo,pero yo me pregunto¿que pasa cuando el pueblo esta mal educado?¿con cuantos muros se chocan nuestros niños/as a diario en la escuela con instituciones serias y rigidas,profesores a los que no quieren y por los que no se sienten queridos,y en casa con padres que a veces si le dan el cariño que necesitan pero casi siempre menos TIEMPO del que necesitan?creo que es duro ser padre,y mucho mas duro ser maestro,pero enfatizo en la dureza de ser niño.
Espero que mis ideas sean tomadas como lo que son,ideas,que pueden ser equibocadas(ojala)pero a veces el optimismo tambien se puede convertir en estupidez.
Decirle que he encontrado cierta similitud en algunas de sus ideas con la filosofia de OSHO,no se si habra oido hablar de el pero le recomiendo el libro del niño,creo que sera el futuro cuando estemos preparados.
Creo que el mundo necesita un cambio y como soy optimista espero que sera para bien,una socidad nueva creada a partir de un pensamiento optimista y mucho amor y no a partir de una guerra como hasta ahora.
Espero aprobechar mejor el tiempo y poder leerme alguno d sus muchos libros y algun dia tener una conversacion con usted.Gracias Maestro
Cualquier parecido con parte de la sociedad colombiana es pura coincidencia… Cuanto nos cuesta reconocernos en el otro y respetar cosas tan sencillas como la fila en el autobus o el mínimo de normas de convivencia, pero acá a esas actitudes “inteligentes” les ponemos un nombre que ofende a nuestros pueblos originarios la llamamos “Malicia Indígena”. Lo que refleja que seguimos siendo torpes y no hemos sido capaces de escuchar la sabiduria de los aborígenes de los pueblos originarios.
Es tiempo de aprender a escuchar pensar y ser feliz
La reflexión que se plantea en el artículo es de suma importancia. ¿Cuándo nos consideramos listos o tontos en nuestra cultura? Listo es el espabilado, el que gana dinero fácilmente, el que vive sin dar golpe… Creo que por ese camino no avanzamos en la buena diracción.
Recuerdo un número del scientific american dedicado a la inteligencia, íntegramente, sin conclusiones definitivas. Otra lectura, más acorde al neoliberalismo actual, es sin duda la que apunta el artículo y no pocas de las intenciones en este foro. La inteligencia debe estar siempre conexionada con la ética, con la conciencia. En caso contrario, la sociedad lo que generaría son monstruos y a estas alturas, hemos visto tantos y tantos (presentes muchos de ellos en macro juicios urbanísticos, por ejemplo) que quizás se imponga de nuevo el sentido de esa conciencia al puro instinto que con frecuencia, nuesdtra inteligencia nos dicta. Existen tests que miden el C.I.; sin duda, un indicador más o menos científico. Pero como decía Luis Sampedro, la inteligencia es como una partida de cartas. Puedes partir con muy buenas cartas, pero el juego no ha hecho más que comenzar…. llegar a ganar no depende sólo de ella, de la inteligencia, sino de muchos más factores. Y si, en el fondo, lo que aspiramos es a la felicidad, es evidente que seremos felices gracias a nuestra inteligencia, sea cuál sea, pero también a nuestra sensibilidad, nuestra ética, nuestro compromiso personal para con el mundo y las personas que nos rodean… Hablar de inteligencia, pues, es hablar de todas y cada una de las señas de identidad de la conciencia que caracteriza al ser humano. Los modelos de hombre “listo” que se enriquece rápidamente, a costa de tantos, afortunadamente, en estos tiempos económicos difíciles, está dejando de ser un patrón a seguir. Por último, acabar, con una frase de Marilyn Monroe: “Hay que ser muy inteligente para interpretar constantemente el papel de idiota y que al mismo tiempo el mundo entero se enamore de tí….”. En fin, es una frase. Abrazos, colegas.
Maravillosa reflexión, profesor. Pienso también como usted, que tenemos que combatir esos poderosos enemigos que nos impiden evolucionar como seres humanos. Algunas personas me dicen que suelo pecar de optimismo y que soy un bicho raro, navegando contra corriente, incluso, hay veces que casi me dejo convencer y me dejo llevar un poco a la deriva porque me siento cansada e impotente. Y, es justamente en ese momento que el Universo me abre una puerta y vuelvo a coger fuerzas para seguir luchando. Ya lo decía Rabindranath Tagore: “Tengo mi propia versión del optimismo. Si no puedo cruzar una puerta, cruzaré otra o haré otra puerta. Algo maravilloso vendrá, no importa lo oscuro que esté el presente.”
No debemos desilusionarnos por el mundo que nos rodea, estamos llamados a transformarlo. Y por supuesto, no nos olvidemos de ELLOS, los niños, nuestros niños. Quizás tengamos que replantearnos algunos aspectos en la educación de nuestros hijos para lograr un mundo mejor. Es un trabajo en equipo (padres, profesores, políticos, empresarios, periodistas; el conjunto de la sociedad en un todo). El marco de la felicidad se establece en los valores que aprendemos cuando somos niños, por ello, hay que empezar por los más pequeños, que serán los futuros hombres y mujeres de nuestra sociedad. Esa capacidad (individual y colectiva) que tiene el ser humano de aprender, de mejorar, de construir una sociedad mejor, como bien señala usted, profesor, se logra con VOLUNTAD. Os animais?
Miguel Ángel, adhiero una vez más a tu concepto sobre el significado de ser inteligente. Muchas veces la sociedad pondera en el ámbito de la enseñanza formal que la inteligencia está ligada sólamente a las ciencias duras y en la enseñanza no formal ser inteligente hace referencia al pícaro, al evasor, al irresponsable… Desde mi humilde lugar de docente intento hacer repensar a mis alumnos y a los padres dicho concepto. Lo que sostengo en el dicurso lo llevo a la acción con un proyecto sobre inteligencias múltiples donde los alumnos se expresan a través de los múltiples lenguajes encontrando un lugar propicio para desarrollar sus inteligencias, que a mi entender es un término muy ligado a lo plural. Debemos considerar como docentes que el sujeto, cuando aprende, no sólo pone en juego su inteligencia, sino también su cuerpo, su organismo y su deseo.
Maestro, un abrazo y hasta pronto.
No hay cuestión más decisiva en la vida de las personas que alcanzar la felicidad. El problema reside en conocer el camino por el que se llega a alcanzarla. Encontrar ese camino es el indicador de la inteligencia. El fracaso de la misma es errar ese camino.
¿Quién no conoce a personas que saben mucho y son incapaces de relacionarse xcon los demás y de vivir en compañía? Está cada vez más claro que acumular muchos datos en la cabeza no es signo inequívoco de inteligencia. Hay personas que no han estudiado en ninguna Universidad y que tienen una capacidad de comprensión de la realidad, de sí mismo y de los demás extraordinaria. Son felices porque son sabios y son sabios porque son felices.
Sucede, según creo, que la felicidad no está en un lugar determinado del tiempo o el espacio.
Me imagino que las personas solemos correr hacia ella con más o menos esperanzas de poseerla, sintiendo que es una quimera, algo utópico e inalcanzable, del mismo modo que siendo niños corríamos para tocar la luna o el arco iris.
En nuestra alocada carrera no solemos darnos cuenta que está donde estamos, dentro de cada uno de nosotros, que si nos detenemos tal vez ella nos alcance.
Generalmente ante la adversidad nos sentimos infelices. Pero las situaciones adversas no son sinónimos de infelicidad, sino oportunidades de cambiar para bien, de crecer. Creo que la felicidad es una forma de vida.
Cariños a todos.
La fábula del tonto tiene unas conclusiones interesantes. Hay una que me ha llamado especialmente la atención. Es la que habla de la opinión de los demás. Hay quien vive pendiente de la aprobación o del aplauso ajeno. Los demás se reían del “tonto”, pero él sabía lo que hacía. El estab a satisfecho con su procedeer. Eso es lo que importa. No haqy que tenerle miedo al “qué dirán”. Saludos.
La inteligencia no es algo estático. Puede desarrollase,crecer y enriquecerse. También puede atrofiarse. Hay que ejercitarla. Y se ejercita con actos de bodad. Gracias por el artículo
QUÉ sabiduría la de Jesús! y que cierto lo que ud. sostiene, la escuela debe servir para hacer personas felices y modificar su entorno…
Qué fácil resultaría la vida si nos dedicáramos a ser felices!
Se puede ser un hombre inteligente y un miserable al mismo tiempo.
Seria terriblemente injusto intentar desprestigiar el intelecto de un cirujano que habla 4 idiomas, juega ajedrez a nivel campeonato y tiene las mismas aptitudes para la escritura que cualquier egresado de literatura por el simple hecho de no haber encontrado la felicidad. Desde la perspectiva objetiva de la neurociencia y la psicológica tiene desarrolladas al menos 5 inteligencias desarrolladas muy por encima de la media. Ademas, es un buen hombre, útil para la sociedad; salvara decenas de vidas antes de irse de este mundo. ¿Te parece realmente justo poner en duda la inteligencia de un académico pilar en la sociedad por algo tan absurdo? esa opinión es inhumana, ninguna persona que se considere ética puede pensar algo así
Se puede ser un hombre inteligente y un miserable al mismo tiempo.
Seria terriblemente injusto intentar desprestigiar el intelecto de un cirujano que habla 4 idiomas, juega ajedrez a nivel campeonato y tiene las mismas aptitudes para la escritura que cualquier egresado de literatura por el simple hecho de no haber encontrado la felicidad. Desde la perspectiva objetiva de la neurociencia y la psicológica tiene desarrolladas al menos 5 inteligencias desarrolladas muy por encima de la media. Ademas, es un buen hombre, útil para la sociedad; salvara decenas de vidas antes de irse de este mundo. ¿Te parece realmente justo poner en duda la inteligencia de un académico pilar en la sociedad por algo tan absurdo? esa opinión es inhumana, ninguna persona que se considere ética puede pensar algo así
“Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo”…. nada iguala ni trasciende estas palabras…piénsalo.
no es una opción, es un mandato, y no es a medias, es como a ti mismo que nunca depende de medida alguna.
y pensemos…. amar al prójimo.
aquí no cabe raza, ideología, estatus social…… simplemente PROJIMO.
asi de simple y a sí de profundo.
No esperaba una fábula tan sabia, sencilla y bella. Gracias me has hecho muy feliz por encontrarte. Pensé que no existirias y te encuentro al revolver la esquina. Me has alegrado el día, se tan feliz como me has hecho. Besos y abrazos, coge los que te apetezcan y pontelos donde te plazca.
Hay veces en que lo más inteligente es hacerse el tonto del mismo modo que a veces la mejor demostración de valentía es hacerse el cobarde.