Los adioses

15 Ago

adios.jpgEn el pequeño puerto de Somo (Santander) hay una estatua que representa a una mujer joven agitando un pañuelo en son de despedida. Me acerqué a ella entre las flores que adornan el pedestal. Quería saber quién era la persona representada en aquella efigie de piedra. Y vi que éramos todas las personas del mundo y de la historia. A los pies de la estatua figuraba un pequeño rectángulo de metal con esta sobria y significativa inscripción: LOS ADIOSES. Con una fecha que me imagino que corresponde a la de la inauguración: 17 de enero de 1994. La ubicación de la estatua me hace pensar que se trata de rememorar los adioses que se han producido en ese puerto a los viajeros que se han hecho a la mar, algunas veces para viajes sin retorno. Pero he querido ver en esa delicada imagen un símbolo de la vida de todos los seres humanos, construida de adioses tan innumerables como diversos.

No sé quién gobernaba en el Ayuntamiento, pero tengo que expresar mi felicitación a la corporación municipal. por la singular iniciativa Creo que está encaminada al mundo de los sentimientos, al recuerdo de las separaciones, al dolor de las pérdidas. No todo es dinero. No todo es fama. No todo es poder. Pocas veces reciben los políticos felicitaciones, pero creo que es justo celebrar sus aciertos con no menor sinceridad que criticamos sus errores.

Digo que vi representada a toda la humanidad en aquella joven expuesta a vientos, soles, lluvias y tempestades. ¿Quién no se ha despedido alguna vez? ¿Quién no se ha despedido miles de veces? Todos nos hemos estado despidiendo siempre. La vida es un puñado de adioses.

Hay pequeñas despedidas. Despedidas rutinarias, casi protocolarias. “Adiós”, decimos acompañando la hermosa palabra con un movimiento ascendente de cabeza. Sencillamente una forma de subrayar un encuentro fortuito en plena calle, en el aeropuerto, en una librería.

Hay adioses que contienen una separación prolongada. “Adiós, cariño”, le dice la novia a su joven prometido que ha aceptado un trabajo en un país distante. “Adiós, hasta el año que viene”, le dice el amigo a la familia que les ha acompañado en el veraneo.

Hay despedidas cuya duración es imprevisible. “Adiós, queridos alumnos”, les dice el profesor a sus discípulos al finalizar el curso. Ni siquiera sabe si volverán a verse alguna vez.

Hay despedidas definitivas. “Adiós, papá”, le dice la hija de forma desgarrada al cadáver de su padre que va a ser introducido, dentro de la caja, en el horno crematorio.

Adiós. Adiós. Adiós. Cuántos adioses recibidos. Cuántos adioses dados. Efectivamente, no es igual quien se va voluntariamente que quien se queda sólo de manera forzada. No es igual el adiós de quien le dice a otro (amante, esposo, amigo, trabajador…) “tienes que irte”, que quien toma la decisión de ausentarse. Hay adioses traumáticos y adioses liberadores. Todos vamos tejiendo la urdimbre afectiva de la vida con adioses de diverso calado y de diversa duración.

Nos despedimos también de las cosas. Cosas queridas o cosas odiadas. Adiós al traje favorito, que se ha que se ha quedado pequeño. Adiós a aquel libro tantas veces leído que regalamos en un gesto de acendrada amistad. A la planta que se nos secó aquel verano tan caluroso. Adiós al trabajo desempeñado durante tantos años, al cargo al que nos aferramos tan insistentemente.

Le decimos también adiós a nuestros animales preferidos. Al gato que murió después de tantos años de compañía. Al perro que conocía tan bien nuestras costumbres. Al canario que, al volver de las vacaciones, estaba inerte dentro de su jaula.

Los aeropuertos, las estaciones, las terminales de autobús, los coches, las puertas de las casas… han sido testigos mudos de muchas despedidas. ¿Quién no tiene grabados en su mente los abrazos de madres, padres, novios y amigos antes de subir al tren el soldado que se va al frente, asumiendo un riesgo tan inminente de muerte? ¿Quién no conoce, por activa o por pasiva, el adiós a un ser querido que entra en el quirófano para sufrir una intervención a corazón abierto?

Aunque el adiós sea transitorio y no definitivo, aunque el adiós sea voluntario y no forzoso, deja un rastro de dolor. Nos vamos haciendo fuertes a fuerza de dar y recibir adioses. Siempre nos estamos despidiendo.

Hay que preparar el corazón para los adioses Para recibirlos cuando nos vamos y para darlos cuando alguien se va. Hay que saber encajar los adioses de manera que nos hagan fuertes y sólidos en la vida emocional. Nuestro yo se hace fuerte a fuerza de dar y recibir adioses.
Hay que aprender a decir adiós. No es cortés despedirse “a la francesa”, es decir sin decir esta boca es mía o, como se expresa en un dicho popular; haciendo mutis por el foro. Se lo decimos a los niños y a las niñas:

– Diles adiós a tus tíos, que nos vamos.

Hay que saber decir adiós cuando nos vamos, de un lugar, de un trabajo o de una relación. Hay quien siempre se va de mala manera. O quien nunca se va y tienen que echarlo. Y hay que saber irse con elegancia e inteligencia cuando sabemos que estamos estorbando en algún sitio o con alguna compañía.

El ocio y las vacaciones son tiempos de encuentro y de adioses. De llegadas y despedidas. Las visitas y los viajes dan pie al saludo y al adiós. Muchos de nuestros adioses más sentidos se han fraguado en tiempos de ocio. El verdadero adiós del trabajo es la jubilación. Hay que aprender a despedirse a tiempo y de buenas maneras.

Y, como no podía ser menos, yo también tengo que despedirme de ti, lector o lectora, hasta el próximo sábado. Con la esperanza de que nos volvamos a encontrar. Otro pequeño adiós.

13 respuestas a «Los adioses»

  1. ¡Ay, qué bellas palabras! Me he puesto a llorar.
    He tenido que dar muchos adioses en mi vida. Supe de los adioses a mis padres en sus féretros. Supe de adioses reiterados a mi hijo bebé antes de entrar casi totalmente anestesiado a los quirófanos. Pero el adiós que hoy más me duele, es el de mi hijo, con un abrazo tan apretado y prolongado en la terminal de ómnibus de mi pueblo en Córdoba, Argentina, hace ya casi dos años, cuando partió para España. A veces no sé que se hace cuando una ya no aguanta los deseos de darle un abrazo, de tomar con él un mate…
    Pero la vida es eso, un prolongado adiós.
    Gracias admirado Maestro Miguel Ángel, por la emoción que hoy me has regalado.
    Desde Argentina, y con el corazón mitad en Córdoba y mitad en Madrid, digo también mi adiós hasta la semana próxima.

  2. MAESTRO una vez sus palabras me han emocionado…desde un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires (JEPPENER) vaya mi mas absoluta admiracion y respeto, como se lo dije hace unos años en una conferencia en la Direccion General de escuelas en La Plata. Releo lo que Ud escribio dedicandome su libro «la arqueologia….y es mi inspiracion dia a dia.
    CARIÑOS y adios hasta la semana proxima

  3. Hoy Selva, gran profesional de la educación, le dice Adiós a su Papá! Nunca tan oportunas las palabras de otro tan grande como Miguel Angel Santos Guerra, para este Adios a la vida terrenal que hace que el Papá de Selva se haya llevado con él tiempos de felicidad con su familia. Un gran abrazo a mi reconocida amiga en nombre de todos mis compañeros!!!

  4. Me viene a la memoria, una frase del escritor, Richard Bach, en su libro «ILUSIONES».
    «Las despedidas son necesarias, para disfrutar luego, las alegrías del reencuentro».Y si, aunque duelan los adioses, cuando después de algunos en posible el volver a estar juntos…ES MARAVILLOSO!!!!!!!!!!!!!!!!Adios!…no!!!!!!! hasta cualquier rato, hasta siempre ,abrazos desde Villa María, Córdoba, Argentina, a todos/as, los que semanalmente nos encontramos aqui..noeliastang@hotmail.com

  5. ESTIMADO MAESTRO:
    CUANTOS ENCUENTROS PERCIBIDOS EN MOMENTOS DIFÍCILES NOS HAN HECHO MEJORES PERSONAS.COMO AQUEL QUE USTED ME HIZO PASAR EN UNA CONFERENCIA SOBRE MOTIVACIÓN Y EN LA CUAL REAFIRME MIS CONVICCIONES, DI CREDITO A MIS PENSAMIENTOS, FE A LO QUE YO LLAMABA UTUPIA Y ADIOSES A MIS INCREDULIDADES. NO ME CUESTA NADA DECIRLE QUE DESDE ENTONCES HA SIDO MI FUENTE DE ENERGIA POSITIVA EN UN MUNDO LLENO DE ADIOSES Y DESPEDIDAS.HOY DESPUES DE DECIRLES ADIOS A MUCHOS MOMENTOS DE MI VIDA, SUEÑO CON SUPERAR EL DIA A DIA,EN UNA «LUCHA TITANIT» CONTRA LA TEMPESTAD DEL MUNDO, LA DESCONFIANZA, LA MALDAD, LA IRONIA. A VECES PROFESOR ME GUSTARIA TENER MAGIA PARA TRASFORMARLO TODO, PARA VIVIR CONFORME A MI VALIA Y TENER FUERZAS SUFUCIENTES PARA QUE LOS ADIOSES EN VEZ DE MAL ME DEN ANIMO Y ESTIMA. EL MUNDO ES DE LOS VALIENTES Y DE LOS OPTIMISTAS. UN CORDIAL SALUDO.

  6. Pues… vengo a despedirme precisamente. En la medida de lo posible, he intentando aportar conocimiento en estos foros, junto al resto de los/as (escasos/as)compañeros/as que intervienen con regularidad. Creo que la virtud de estos artículos tan generalistas, es que propicia que cualquier persona, independientemente de sus cualificaciones (culturales, académicas, profesionales…) pueda dar su opinión al respecto. Las temáticas, amplias y universales como el amor, los sentimientos…, si bien en su lectura dejan una sensación «deja vu» absoluta y constituyen lugares muy comunes, propician fundamentalmente que las personas hagan un esfuerzo por escribir, quizás por reflexionar. Pienso que estas características son valiosas por sí mismas y dan sentido a este blog. Otra cosa muy distinta son artículos sobre campos específicos (la educación fundamentalmente) en que se ponía de evidencia el desconocimiento de la realidad de las aulas por parte del autor, omitiendo deliberadamente el contexto natural que debe conocer a fondo pero del que no recuerdo un solo artículo, que es el universitario. Razones habrá para ello. No obstante, vuelvo a repetir: cualquier blog que consiga que al menos cinco o seis personas intervengan con regularidad (como es el caso) ya tiene valor por sí mismo. Dicho lo dicho, pues un saludo a ese grupito de personas que he leído con atención, que tengan suerte profesional y vital.

  7. aveces hacen falta instantes de lecturas como estas para parar un momento la maquina de nuestra agitada y rutinaria vida(no por eso deja de ser bella y maravillosa) y repensar nuestro recorrido en la vida. Es cierto que estamos y estaremos rodeados de adioses,de tantas y tantas maneras diferentes, es cierto que a unos afectan algún tipo, a otros otro, pero con seguridad hemos crecido, nos han llevado al comienzo de algo,nos han presentado nuevos rumbos, otra gente, otros lugares, más asombro,mas sueños, mas fortalezas,es decir son inevitables y valen la pena,aún los que no podamos aceptar tan facilmente.Así que deseo que todos puedan encontrar el lado positivo al adios que le toque protagonizar.En lo personal mi dificultad es con la muerte de familiares,amigos, niños, jovenes,ese adios es lento y doloroso,aunque igual aveces encuentro un porqué que me ayuda a seguir adelante con esa ausencia.
    miguel Angel mis respetuosos saludos y mi admiración de siempre.

  8. Ya lo dice la canción: Adios con el corazón que con el alma no puedo. Al despedirme de ti, de sentimiento me muero.
    Es que morimos un poquito con cada adiós.
    Gracias por la emoción de este artículo.

  9. Hermosas palabras, disparan sentimientos, atraen recuerdos, generan emociones… y ahí surgen quienes fueron importantes en nuestra vida y hoy estan alejados.
    Y escucho en un idioma bello y sensual, cantar a María Rita:
    «São só dois lados
    Da mesma viagem
    O trem que chega
    É o mesmo trem da partida
    A hora do encontro
    É também de despedida
    A plataforma dessa estação
    É a vida desse meu lugar»
    Saludos desde Buenos Aires, Argentina

  10. En una semana llena de duros «adioses», el destino y la amistad me deja tu artículo que ha hecho de bálsamo para trabajar ese aprendizaje del adios . Gracis Miguel Angel, gracias Gloria.

  11. A veces las palabras son un conjunto de silabas sin significado, incapaces de llegar a tu ser. A diferencia de ello, tus palabras salen de tu interior para volver a entrar en el nuestro, en el de tus lectores.
    Llevo tiempo leyéndote. He crecido, he sentido y he aflorado sentimientos, que desconocía con lo que escribes.
    Soy joven, aún no he llegado a mis veinte años, y estoy empezando a dar mis primeros pasos por y para la educación. Te has convertido en una de mis máximas referencias.
    Respecto al texto, es cierto que la vida esta llena de adioses, acompañados de lágrimas o de sonrisas, históricos o pasajeros… Cada adiós es especial, tiene su propia esencia.
    Llenamos la vida de palabras sin sentido, y debemos empezar a darle sentido a lo que decimos. Por ello, llenemos nuestra experiencia terrenal de adioses, de te quieros, de gracias… desde el corazón.
    Simplemente, gracias maestro.

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