El lado bueno de lo malo

10 Abr

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Estamos en crisis. Unos más que otros, pero estamos en crisis. No hay persona de ningún sector de la sociedad a la que haya preguntado si estaba afectada por la situación que me haya respondido negativamente. Taxistas, libreros, comerciantes, editores, constructores, comerciantes, albañiles, fabricantes… Se habla de la crisis, se describen minuciosamente sus efectos, se maldice a los usureros que la han provocado, se hacen juicios catastrofistas, se golpea al gobierno desde la oposición como si fuese su principal artífice… Pero se habla menos de lo que se puede hacer para salir de ella, de cuál es la actitud con la que se la debe afrontar.
Ya sé que llevarle ideas de esta naturaleza a quien tiene necesidades apremiantes puede considerarse una osadía y, quizás, una desfachatez. Se me dirá: Lo que necesita quien no puede comer, es comida. Lo que desea quien no tiene dinero, es dinero. Pero, si bien se piensa, acaso no es tan descabellado invitarle a esas personas a que busquen la manera de hacerse con alimento o con dinero. Más aún, acaso no es tan estúpido decirle con qué actitud se puede vivir esa temporal carestía. Es difícil persuadir a un parado que no cobra el desempleo de que su situación tiene un lado positivo. Debe satisfacer las necesidades básicas de los suyos desde una precariedad absoluta. Insoportable realidad a la que difícilmente se puede encontrar una dimensión positiva. Pero la hay. Es difícil convencer a un empresario que tiene que cerrar el negocio con el que mantenía a la familia de que en esa dramática situación puede haber una perspectiva deseable. Pero la hay.

No es fácil determinar por qué y cómo se ha entrado en esta crisis que tiene dimensiones mundiales y concreciones nacionales. Si no se sabe con claridad por qué y cómo hemos entrado en crisis, más difícil es saber cómo vamos a salir y en qué plazos. Los problemas financieros tienen una estructura compleja. Jefrey Kluger, periodista de la revista Times, ha escrito recientemente un interesante libro titulado «Simplejidad», palabra que fusiona los términos simplicidad y complejidad. En él explica por qué las cosas simples acaban siendo complejas y las cosas complejas pueden ser simples. En el primer capítulo responde a la siguiente pregunta: ¿Por qué es tan difícil predecir el marcado de valores?
La salida de la crisis exige confianza en que se va a poder salir de ella. Y, además, coraje, creatividad, trabajo y perseverancia. Todo ello permite el crecimiento y el desarrollo personal y colectivo. Ha llegado a mis manos un texto de Albert Einstein sobre el tiempo de crisis. ¿Escribió Einstein realmente este interesante texto? No lo sé. No he localizado la fuente exacta. En su libro «The Wordl As I See it», publicado en 1935 habla de la crisis de 1930, aunque en términos diferentes. Lo que me importa es subrayar el espíritu que subyace al texto que ahora voy a reproducir. Obliga a pensar y a reaccionar. Ya sé que el argumento de autoridad ha de ser puesto en solfa pero, si alguien lo tumba de manera absoluta, me remito al análisis del contenido del texto más que a su autor. Es decir, que lo haya dicho quien lo haya dicho, en estos pensamientos se encuentra, a mi juicio, una gran verdad.
«No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis donde nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado.
Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer superarla».
Choca la filosofía de este texto con los titulares que diariamente nos ofrecen televisiones, radios y periódicos: análisis apocalípticos, anuncios de despidos masivos, incremento espectacular del paro, cierre de empresas, hundimiento de bancos, descenso de las ventas de coches, inflación galopante, inusitada deflación… Se ofrecen datos que siembran el presente de amargura y el futuro de sombras siniestras. Los emprendedores se retraen acobardados, los bancos niegan dinero, las familias guardan sus ahorros, se paraliza el mercado de viviendas… En resumen: desconfianza, miedo, encogimiento y miles de lamentos.
Los agoreros pronostican grandes calamidades. Se trata de personas como la que describe José Saramago en su interesante novela «El viaje del elefante»: una persona que sigue de un lugar a otro a un circo esperando que el equilibrista falle, se caiga y se estrelle contra el suelo.
Lo verdaderamente trágico es creer que no somos capaces de salir del atolladero. Y esto lo digo en dos vertientes distintas y complementarias. Como personas o familias en un nivel micro y como colectivos y países en un nivel macro.
Este es el lado bueno del momento malo. Esta es la cara que hay en la cruz y la luz que hay en las sombras. El lado bueno es el esfuerzo por salir adelante, la lucha por superar los problemas, la inventiva para salir de las rutinas y la solidaridad para desterrar el individualismo exacerbado. Prefiero esta postura a su contraria. La de quienes se obstinan en buscar porque también existe, el lado malo de lo bueno, Es más triste y más paralizante.

10 respuestas a «El lado bueno de lo malo»

  1. Yo le pregunto al autor si cuando habla de crisis se refiere a la crisis económica que en estos días asola Europa y Estados Unidos. Los paices del tercer mundo siempre estamos inmersos en esa crisis. No conocemos tiempos de bonanza y prosperidad. Si conocemos distintos grados de crisis. Siempre más graves, siempre más profundas. Cada vez vivimos con menos, nos conformamos con menos, hacemos enormes esfuerzos para menores ganancias.
    Pero no es la crisis económica la que más me preocupa. Es la crisis social. El individualismo exacerbado. El consumismo como centro de la vida del ser humano.El poder adquisitivo como meta central: tanto tienes, tanto vales. El exceso de alcohol y drogas al alcance de los y las jóvenes.
    ¿Tiene que ver esta crisis con la crisis económica?

  2. Como casi siempre, cada uno extrae ideas diferentes de lo que lee.
    Cuando me he acercado hoy a El Adarve he encontrado por escrito algunas ideas que me sirven de motor PERSONALMENTE para afrontar mis propias crisis: encontrar sentido al esfuerzo de superarlas, no perder la confianza en mis propias capacidades (y la de tantos en los que me apoyo) de resistencia compartida y de creación de «soluciones», etc.
    Evidentemente, como decía una amiga mía que tuvo leucemia al comentarle yo lo mucho que estábamos aprendiendo en todo su proceso: «mejor seguir ignorantes si para dejar de serlo hay que pasar por esto». ¡Quién va a desear las crisis! (económicas, de salud, personales o las que sean) pero, una vez que llegan, hay muchas posibles formas de reaccionar y, precisamente, el afrontarlas ¡para superarlas! (en la medida de lo posible) es la forma que entiendo que está más lejos de una actitud conformista.
    ¿Si se pueden extrapolar estos planteamientos para hablar de macrocrisis económicas? Yo entiendo que, en lo fundamental, sí.

  3. Tal como dice A.F., en nuestro país siempre hemos vivido inmersos en crisis económicas, más o menos profundas, más o menos duraderas. Y de verdad, esas son las menos preocupantes, porque aunque los habitantes de los países DESARROLLADOS no lo crean, de esas crisis se sale con creatividad, ingenio, garra, y sobre todo con SOLIDARIDAD. Creo que a fuerza de necesitarnos tanto unos a los otros, vamos aprendiendo a buscar salidas donde no parece haberlas, a pedir y dar una mano.
    Pero es verdad, la más preocupante es la crisis social, la de los valores, la de la confianza, la de la esperanza…La desesperanza atrae drogas, las drogas muerte, violencia, dolor, INSEGURIDAD.
    Creo que por estos días no nos preocupa tanto el qué vamos a comer o qué nos vamos a poner, sino el qué nos puede pasar cuando salgamos de nuesra casa o cuando lleguemos a ella, o en cualquier vueta de esquina.
    Lindo el artículo, Miguel, como siempre.
    Mis cordiales saludos desde Córdoba, Argentina.
    Nancy M.

  4. Parece que la crisis es directamente proporcional al temor de perder: el que màs tiene, màs miedo tiene, aclaro , en lo econòmico, de perderlo.Porque de lo contrario no se explica esta efervesencia de la CRISIS. Hace rato que estamos sumidos en una profundìsima crisis de valores, que precisamente «pariò» esta otra. La corrupciòn, el todo vale, ese relativismo , paradòjicamente fundamentalista. Nos dejò,lamentablemente, esta herencia. Humildemente creo que de la crisis salimos todos juntos , y como dije al principio,directamente proporcional al grado de generosidad de lo que cada uno tiene… FELICES PASCUAS, que Jesùs resucite en el corazòn de cada uno, independientemente de la creecia que tenga Noelia Stang. (Mi mail si quieren conversar un rato : noeliastang@hotmail.com)gracias

  5. Las dos caras de la moneda que siempre rodean la existencia del ser humano: el bien y el mal, el fracaso y el éxito, la crisis y la bonanza…. Siempre estamos rodeados de un dualismo de entidades antagónicas que condicionan nuestra existencia: luz/oscuridad, frío/calor, sonido/silencio,,,
    Nada existe en estado puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una continua transformación. La crisis puede ser un estado puntual que invita a la transformación, renovarse o morir. Los problemas, conflictos, tragedias, calamidades han existido y siempre existirán. Podemos aprovecharlas para revisarnos y analizar ¿qué hemos hecho mal y en qué podemos cambiar?, para mí esta claro que cuando hay una crisis del tipo económico o personal, hay algo que se ha estado haciendo mal y ello lleva a la ruina económica o a problemas personales. No se pueden mantener mucho tiempo situaciones falsas o poco sólidas más tarde o temprano pasan factura.
    Los que toman conciencia del problema y buscan soluciones para mitigar o salir del paso evolucionan o se superan los que no se quedan en el camino o sucumben ante el.

  6. Para Tomás:
    Yo creo que palabrería es calificar lo que otro escribe de palabrería, pero sin ningún argumento. ¿Cómo va a ser palabrería reflexionar sobre la actitud que hemos de tener ante los problemas o dificultades? Una cosa es lo que nos pasa y otra la actitud con la que lo afrontamos. ¿Palabrería?

  7. Estoy totalmente de acuerdo. Con una actitud negativa y pasiva, no vamos a salir nunca de la crisis. Debemos estar en continuo movimiento para saber por donde salir, y coger los remos con fuerza y navegar hacia el claro de la tormenta.

  8. Ante situaciones dificiles, sino se sucumbe, caben claramente estas dos posturas antagónicas: optimismo/pesimismo. También, y de forma permanente: individualismo/colectivismo, (egoismo/solidaridad). Los eternos contrarios.
    El autor lo señala, pone el indicador optimista-solidario, pero deja encendida la luz roja del pesimista/egoista.
    Trata las dos esferas por separado: la individual para soporte optimista, y la colectiva para freno pesimista, pero se hace necesario ante esta situación global, unas orientaciones para mejorar la esfera colectiva desde la suma solidaria de muchas esferas individuales. Resolver nuestras crisis personales, colaborando con la gran reforma de las esferas colectivas: partidistas, locales, autonómicas, nacionales, pan-nacionales y mundial.
    Ese movimiento optimista-solidario debe unirmos más, a todos, a los del norte con los del sur, a los occidentales con los orientales, a los ricos con los pobres, y todos, contra las desregulaciones, la especulación, la ingenieria financiera, los blanqueos, los derroches de sistemas de seguridad contra la droga cuando se tiene droga en cualquier esquina, y a favor de una economía justa, sostenible y solidaria.
    Puede ser un momento histórico, que quizás no se presente de nuevo, para comenzar con el verdadero cambio que el mundo necesita. Pero no basta con pensarlo desde casa, es necesario salir y unirse a otros que ya están en movimiento por este cambio de paradigma. Antes de que los mismos, los de siempre, que ya están en ello,logren de nuevo encarrilar la situación, retiren algunos tornillos oxidados del sistema, vuelvan a engrasarlo y ponerlo en funcionamiento, para continuar igual, con la privatización de los beneficios y la socialización de las perdidas.
    Gracias Maestro por brindarnos estas perlas de reflexión.

  9. como otras veces,estoy con el autor.Yo he salido de crisis personales, económicas y existenciales de las que otros ni se imaginan.y aquí estoy, mas VIVA QUE MUERTA.aLEGRE EN FIN.OPTIMISTA.LUCHADORA. El no puedo me invade por momentos, pero luego algo en mi se revela, y lucha.Es algo que me estimula.Quizá no gane ni una sola batalla, pero le pongo tanta ilusión, que la vIda merece la pena ser vivida, dolida, sufrida.El amor, la familia, el trabajo bien hecho,los sueños, los amigos, el sol, el cambio climático, el vEcino, las flores, algo por lo que luchar…LA SONRISA DE UN NIÑO AL DESPERTAR….

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