La evaluación es un fenómeno de extraordinaria complejidad que permite poner sobre el tapete todas nuestras concepciones, principios y actitudes sobre la enseñanza y el aprendizaje. Dime cómo evalúas y te diré qué tipo de profesional y de persona eres. Pues bien, entramos en fase de evaluación. Todo cobra un especial sentido porque vamos a encontrarnos con los resultados.
Siempre me ha llamado la atención que la evaluación se haya convertido en el fin y no en un medio de comprobar y de mejorar el aprendizaje. Pareciera que se estudia para ser evaluado y no que se evalúa para saber si se ha aprendido y se puede aprender más y mejor. Me sorprende aún más que la evaluación se convierta en un ejercicio de poder, de modo que algunos no se podrían imaginar lo que sería la escuela si esa forma de entender la evaluación (como una finalidad, como una calificación) desapareciese. Es decir, que se ha hecho más importante aprobar que aprender. Me llama la atención aún más que haya profesores (ya sé que son excepciones) que disfrutan cuando suspenden mucho y piensan que de esa forma ellos y sus asignaturas se hacen más importantes.
Qué decir de esa actitud que lleva al regodeo cuando el docente dice «le pillé en un renuncio», «le sorprendí copiando», «descubrí la trampa»… Se produce como un perverso reto entre profesores y alumnos. Unos tratan de engañar y otros tratan de no ser engañados.
Un profesor de francés examinaba a sus alumnos de vocabulario. A uno de ellos le preguntó:
– ¿Cómo se dice en francés pantalón?
El alumno, que no tenía ni idea, contestó de manera tentativa y aparentemente segura:
– Pantaloné.
El profesor, sin inmutarse, formuló una nueva pregunta:
– ¿Cómo se dice chaqueta?
El alumno hizo un nuevo alarde de improvisación:
– Chaqueté.
El examinador siguió adelante con el vocabulario:
– ¿Cómo se dice en francés mangas del chaleco?
El alumno contestó sin dudarlo un momento:
– Mangué del chalequé.
Entonces, el profesor intervino de forma contundente y entusiasta para decir:
– Está usted suspenso porque el chaleco no tiene mangas.
No sé si la anécdota ha sucedido. Probablemente, no. Para el caso es lo mismo. La traigo a colación porque me parece importante reflexionar sobre las actitudes que se ponen en juego en el proceso evaluador. La escuela es el reino de lo cognitivo pero debería ser también el reino de lo afectivo. Hay muchos sentimientos en juego amarrados a la evaluación. Sentimientos de profesores y sentimientos de alumnos. El peligro consiste en que lo que se ha aprendido o se ha dejado de aprender venga a ser secundario. Que lo verdaderamente importante sea que el poder del evaluador, a través de la evaluación, se mantenga a flote. ¿Qué sucedería en algunas clases si desapareciese el poder de evaluar? ¿Qué sucedería si los alumnos supiesen que ellos mismos podrían evaluarse? Es decir, si lo único importante fuese lo que se aprende porque no importase nada absolutamente la evaluación como acreditación o calificación.
La constante referencia a la evaluación durante el proceso de enseñanza aprendizaje, la forma de hacer preguntas, la parafernalia que rodea los exámenes, la solemnidad de las correcciones, la importancia de las calificaciones invierten la jerarquía de estos dos fenómenos: aprobar y aprender.
Hay profesores que tienen amenazados a sus alumnos con el arma del examen. A través de ella imponen el orden. El respeto y la sumisión. Los alumnos entran en la dinámica y desempeñan su papel. Se produce entonces un forcejeo para ver quién puede a quién, quién engaña a quién. Los alumnos descubren pronto que se puede engañar y que quien no lo hace es un pobre estúpido. Aprenden a copiar para garantizar el éxito. Una amiga me cuenta que su sobrina fue sorprendida por su madre con la palma de la mano izquierda escrita con esmero con la información que iba a ser objeto de examen. Al preguntarle qué pasaba con su mano, dijo:
– No lo sé. Me habré apoyado en algún libro sin darme cuenta.
Y aprenden incluso, de forma colectiva, trampas más o menos ingeniosas. Me han contado que los alumnos de una clase de historia cuyo profesor hacía exámenes improvisando cinco preguntas en la clase, se ponían de acuerdo para contestar a cinco cuestiones que ellos elegían. El profesor, ante la uniformidad, no descubría que no eran las que él había dictado.
Los alumnos aprenden también a buscar la respuesta del libro o de los apuntes; en definitiva, la respuesta deseada. Es lo que hizo aquel alumno que sólo se había aprendido la lección de los gusanos. Fue preguntado por los elefantes. Y él, en un alarde de argumentación rigurosa, contestó:
– Los elefantes son unos animales muy grandes, que tienen cuatro patas, dos orejas muy grandes, una cola y una trompa enorme. La trompa tiene forma de gusano. Y los gusanos se dividen en…
No se puede generalizar. Hay muchos modos de proceder en la evaluación. Muchas de ellas admirables. En un magnífico libro titulado «La evaluación comprensiva» dice Robert Stake: » La diversidad es buena no sólo porque las situaciones que precisan de evaluación son de múltiples tipos, sino también porque aprendemos a hacer mejor las cosas cuando vemos que otros u otras las hacen de manera diferente».
Hay muchos docentes que están más atentos a procesos que a resultados, que hacen una evaluación que va más allá de la simple calificación o de la sucinta medición. Hay muchos docentes que convierten la evaluación en una ocasión de diálogo, de comprensión, ayuda, aprendizaje y mejora. Sobre todo en una experiencia de encuentro en el que todos aprenden. Una experiencia exigente y profunda que es realmente educativa. Es decir que educa a quien la hace y a quien la recibe. A todos ellos y ellas, enhorabuena.
Totalmente de acuerdo desde el reconocimiento y respeto que merece su conocimiento sobre el tema y su cátedra. Si bien, me atrevo a apuntar que la no existencia de unos standares a los que ajustarse y que no valoren la nota como dato informativo y decisivo en la promoción, puede perjudicar a los menos dotados cuando ingresen en la universidad de la vida ¿No cuantificar sería discriminar? ¿Cualificar sólo, engañar? ¿Si cuantificamos y cualificamos, qué peso damos a cada parte?
Como en la anécdota del gusano, la educación enseña a manejar la retórica, a racionalizarlo todo, a tener una respuesta verbal para cualquier porqué, pero no a investigar, a desarrollar una mente análitica y a saber relamente por qué.
Hola Don Miguel!! que bueno lo de hoy. Soy docente, y me falta mucho que aprender, pero, siempre tengo tan presente aquel tìtulo de una ponencia, y creo tambièn libro, en un congreso de Buenos Aires, Argentina…Ud. decìa una y cien veces…EVALUAR ES COMPRENDER y bueno, le doy siempre vueltas al asunto, bajo esta premisa…y mis numerosos alumnos, creo que muchas veces me han dado muestras de que asì es Un abrazo
Noelia Stang Villa Marìa Còrdoba Argentina
MIGUÉL ANGÉL SANTÓS GUERRÁ…GRACIAS POR HACERME SABER QUE NO SOLO SÉ CASTELLANO, SINO QUE TAMBIÉN PUEDO HABLAR EN FRANCÉS…
COMO SIEMPRE TENGO QUE FELICITARTE POR TUS OPINIONES, EN ESTE CASO LAS EVALUACIONES…SON UNA CARGA PARA MÍ, PUES ES UNA IMPOSICIÓN DE LOS DIRECTIVOS Y TENEMOS QUE CUMPLIRLAS…DEBEMOS TENER EN CUENTA LAS POSIBILIDADES DE CADA INDIVIDUALIDAD Y AYUDAR A CRECER EN CADA CASO EN PARTICULAR…
ACEPTEMOS DE UNA VEZ POR TODAS LA » DIVERSIDAD «Y ACOMPAÑEMOS AL OTRO EN SU CAMINO DE CRECIMIENTO Y REALIZACIÓN…
DESDÉ ARGENTINÉ CON TODO CARIÑÉ DE ESTA DOCENTÉ QUE COMPRENDÉ Y ACOMPAÑÉ SUS PENSAMIENTÉS…BESÉS DE TRINÉ…VIVA MÁLAGA Y OLÉ !!!
CON CARIÑO…VOY A ESTAR POR MÁLAGA EN JULIO…CON LAS RAÍCES QUE ENCONTRÉ…
A NANCY UN BESO …GRACIAS POR DEJAR QUE ME PUEDA EXPRESAR……….TRINI…BUENOS AIRES-ARGENTINA
hola a todos.todas las opiniones son validas.este señor escribe lo que piensa,lo que le gusta y lo que no.yo le apoyo y creo que la evaluacion es un peñazo.y propongo una evaluacion del niño de forma integral,con su esfuerzo y sus limitaciones.dejemos que miguel angel sueñe.yo tambien quiero soñar.que todos opinen,claro,libertad de expresion.pero que no cierren este blog,porque a algunos nos gusta,intercambiamos ideas,y no hacemos daño a nadie.es una experiencia comunicativa y libertaria.un saludo a miguel angel y a esas argentinas ta sainpaticas.
Miguel Ángel, disculpe, pero este mensaje va dirigido especialmente para Juanillo y para Alfred y todos aquellos que semana tras semana tratan de distorsionar el vínculo que se genera en este blog tratando de desacreditar a los blogistas y, realmente,me colmaron la paciencia.
«Tengo la suerte de haber leído la casi totalidad de los libros de Santos Guerra acerca de la Evaluación y práctica docente.
Invito a aquellos que critican soberbiamente, que lean, se informen acerca de la gestión docente del Profesor y, que por favor, entiendan que no necesitamos que intenten hacernos sentir que este «blog» les queda chico…
Me parecería que lo mejor sería buscar otro blog de acuerdo con su sapiencia.
En una de esas se pelearían tanto entre Uds para comprobar quién sabe más, que podríamos hasta librarnos de sus comentarios irónicos y carentes de humildad.
Tienen la suerte, señores, que el profesor no necesita ponerse a dar cátedra de todo lo que sabe.
Y si, para Uds, se encuentra desactualizado o careciente de solidez en sus argumentaciones, hagan el favor de buscar otros lugares en donde nutrirse más. Nos quedaremos aquellos que, aún no estando de acuerdo con ciertas temáticas, no necesitamos de la soberbia y deldesmerecer al otro para manifestar el disenso.
Realmente este comentario me lo estoy reservando desde hace tres semanas en las que he leído ,hasta con estupor,diversos discursos de personas y algunas de ellas-lamentablemente- profesionales de la educación, que buscaban engrosar su necesidad narcisística desacreditando lo que otros hicieron o escribieron.
Propongo: ¿Por qué no abren un blog sobre toooodo lo que saben así nos «enseñan» a nosotros, los que tranquilamente queremos leer y reflexionar lo que Santos Guerra nos ofrece para poder llevarlo a las aulas de la manera que consideremos conveniente según el contexto en donde nos encontremos?
Por las dudas, aviso que me dirijo de esta manera porque parece ser que para ciertas personas hay que mostrar la «chapa» de los títulos para opinar: Soy docente,Consultora psicológica, poseo dos especializaciones: una en Análisis Transaccional y ,la otra, en Ciencias Sociales.
Actualmente estoy finalizando una diplomatura sobre Lectura,Escritura y Educación en FLACSO, Argentina y,comenzaré en un mes otra diplomatura en Gestión educativa.
No tengo inconveniente alguno en enviar mi Currículum vitae ,pero suelo ponerlo a disposición de personas que realmente se merezcan atención y respeto,y, sobre todo, que enriquezcan y no que cuestionen malintencionadamente a otros utilizando como ardid el discursillo barato.
Desde Argentina,un abrazo, Maestro.
Cuando mi hija tenía 8 años, me pregunto porqué se ponían nerviosos los compañeros cuando había evaluación. Le dije que no sabía, ya que la evaluación era una forma de saber si el profesor supo enseñar o no a sus alumnos. Que tal vez tenían miedo de dejar mal parado al profesor. El asunto es que mi hija nunca hasta ahora se sintio intimidada por las evaluaciones. Supongo que aun debe recordar mi explicación. No niego la necesidad de las evaluaciones, solo me parece importante el enfoque que se le da. Gracias.
Suscribo plenamente las palabras de Graciela.
No entiendo qué está pasando en este blog, parece que hay «alguien» interesado en desacreditar todo lo que Miguel Angel dice.
Si hay personas que tienen una concepción distinta de lo que aquí se dice, pues que lo expongan, pero por favor de forma respetuosa.
Yo no tengo un curículo amplio, soy una «simple maestra de infantil» que comparte casi todo lo que aquí se expone por parte de M.A. Santos, y que hasta ahora leía con agrado todos los sábados esta página.
Entiendo que puede no gustar a algunos, están en su derecho por supuesto, pero de ahí a boicotear el blog…
En fin, de nuevo Gracias a Miguel Angel, por su visión de la vida,la sociedad, la educación,… que me hace reflexionar cada semana.
Como ya ha señalado algún seguidor de este blog en uno de sus comentarios, no sólo lo parece sino que podemos constatar que existe una campaña orquestada por un grupo de personas que ya ha pasado de la fase de ‘discrepantes’ a la de ‘reventadores’ con el único objetivo de descalificar sistemáticamente al autor del blog y todo lo que escriba. Con anterioridad a esta entrada hubo otra en la que se advertía sobre la futura adopción de medidas para evitar que, interesadamente, se enturbiara la línea de diálogo y debate que ha caracterizado este blog. Ésta, sin embargo, ya es para advertir que se han borrado comentarios (varios), algunos ya publicados y otros que no han pasado la fase de moderación. En el caso de los primeros, los que ya se habían publicado, pertenecían a una misma persona que se ocultaba bajo ‘nicks’ distintos (Alfred Summer O’Hara y Juanillo) intentando falsear el debate que se genera a partir de las entradas del blog. El Webmaster de este blog, como de todos los comentarios que se hacen en los contenidos de La Opinión de Málaga, dispone de las IP de las personas que realizan esos comentarios, lo que permite verificar si alguien está intentando intervenir con nombres distintos. A partir de ahora el control será exhaustivo y no permitiremos ‘trucos’ de este tipo. Un saludo.
Más importante que evaluar, es enseñar, y para esto, aparte del currículo con el que cuenta el profesor, tiene como premisa más importante o punto de partida para enseñar, los alumnos/as a los que va a someter a tal proceso.
¿Qué saben estos alumnos/as?, ¿cuál es su estilo de aprendizaje?, ¿qué niveles hay en clase?. ¿cómo está cohesionado el grupo?, qué interferencias o problemas de convivencia ofrece el grupo que impidan abordar con éxito la tarea de enseñar y aprender.
Para ir obteniendo datos de todo esto es importante primero realizar una buena evaluación inicial ( pruebas escritas, orales, sociogramas, lectura del historial académico en lo que sea relevante de cada alumno), ¿esto se hace?, las evaluaciones iniciales por supuesto que sí, pero pienso que se hacen de manera mecánica como una obligación sin pararnos a reflexionar en ella.
Una vez obtengamos información suficiente del alumno y del grupo al que vamos a enseñar, es cuando podemos trazar un plan de lo que queremos enseñar y de cómo lo vamos a evaluar ( para esto hay que tener en cuenta a cada alumno), porque si partimos de una diversidad amplia en el aula luego no podemos establecer pruebas estándar por igual a todos los alumnos/as, cuestión que se realiza muy a menudo. Llevemos todo esto al ejemplo: si estamos trabajando con un tercero de educación primaria y hay un niño con nivel de segundo, no le podemos poner la misma prueba estándar que a los que van con el nivel de tercero.
La evaluación tiene que ser continua durante todo el proceso enseñanza aprendizaje y estar constantemente revisada para poder cambiar aquellos elementos o situaciones que no favorezcan el proceso de aprender por parte de los alumnos/as. Porque en definitiva qué tiene que interesarle sobre todo al profesor, que sus alumnos aprendan, y muchas veces las evaluaciones dan negativas porque hay algo que no funciona en el proceso. Esto no quiere decir que el alumno tiene que aprobar siempre. Ahora tiene que aprender hacer autocrítico me refiero al alumno para que el mismo sepa que cuando suspende es porque hay algo que está haciendo mal. Tenemos que aprender a evaluarnos tanto el profesor cómo los alumnos/as.
Es una lástima que este espacio, en el que sábado tras sábado nos encontramos para compartir, opinar, disentir, se haya convertido en una zona de agresiones y litigios…
Busquemos la paz, enseñemos la paz, vivamos la paz y no nos privemos de pensar y decir en libertad.
En Argentina se continúa evaluando conocimientos. Sigue siendo la evaluación una repetición memorística de datos… A lo mejor algún día cambie, pero por ahora sigue siendo igual que 40 años atrás.
Vivimos las mas diversas téorías pedagógicas, unas más lindas que otras, pero a la hora de la práctica, todo sigue como entonces…
«Es decir, que se ha hecho más importante aprobar que aprender.»
Pero esto no es nuevo, Miguel Ángel. Desde el año 1980 hasta el 2002 estuve dando clase de Matemáticas de recuperación, y enseñando a los niños a aprobar: padres contentos, profesores contentos, alumnos contentos, contenidos que nunca iban a necesitar en la vida. No se ha hecho más importante: siempre ha sido más importante, al menos en los últimos 40 años, que son los que conozco.
Es ahora, desde que existe ese nuevo concepto de evaluación que usted muy bien cita, cuando estamos comprendiendo que lo importante no era el examen, sino el aprendizaje, más que nada porque la realidad muestra que el examen ya no tiene la misma fuerza motivadora para estudiar,en la enseñanza obligatoria, que la que tenía hace algunos años.
Así, la nueva evaluación nos ha llevado a aprendizaje, y ahora sólo hace falta definir ese aprendizaje y encontrar otra motivación para el mismo, ya que el examen ha perdido su fuerza.
Las competencias es la puerta más importante que se le ha abierto a la educación desde hace muchos años: falta afirmarse sobre ellas para poder liberalizar realmente los contenidos, base del aprendizaje y de su interés por él. Quinientas sumas, restas, multiplicaciones y divisiones por el algoritmo son un insulto a la inteligencia y la lógica del niño que conoce la calculadora, como los castillos de fracciones y decimales que sólo serán útiles a 1 de cada 400.
Esa evaluación idílica de la que se habla en el texto sólo tendrá sentido cuando se dejen los contenidos en manos de la motivación: que sea la motivación la que los elija y no al revés. Para eso sólo hace falta que se reconozca que lo importante son las competencias y no los contenidos: sólo 5 de nuestros 25 alumnos llegarán a la Universidad. ¿Qué es más importante: competencias para su vida o contenidos que, como demuestra una y otra vez el informe PISA, se pierden con demasiada facilidad?
No vale con hacer las diferentes evaluaciones de diagnóstico cada vez más fáciles: ¿estamos dispuestos a trabajar en competencias? Pues vamos a ello: acerquemos los contenidos a la realidad, y la realidad es que hay una calculadora, y muchas horas de televisión, y videojuegos, y ordenadores.
Usemos entonces la calculadora, la televisión, los videojuegos y ordenadores. Demos cursos de verdad en competencia digital a los maestros y dotémosles de recursos. Hagamos que compartan ideas y propuestas en lugar de enfrentarlos a muerte por una plaza o unos méritos.
Mientras tanto, volviendo al mundo real, el examen sigue siendo una de las poquísimas armas con las que cuenta un docente enfrentado a contenidos que hay que hacer obligatorios; quizá la única, y es muy complicado tratar de autoevaluarse cuando a veces resulta difícil hasta ir a clase al día siguiente.
En las páginas de Opinión de Diario de Sevilla del domingo 28/03/2009 pueden leer unas reflexiones de un Inspector de Educación dirigidas a los padres de alumnos de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO),
Saludos
Hola profesor:
Estuve escuchándolo en la conferencia que nos brindó el viernes 27, anteayer, en el Colegio Luque Onieva de Priego de Córdoba.
Yo le escuchaba en segunda fila, en el centro: el gordito con gafas.
Pues resulta que estuve casi las dos horas que duró su hermosa exposición, tomando notas. Pero como había poca luz, los apuntes no han sido un éxito total.
Pertenezco a un club de lectura con blog propio, y me piden mis compañeros de tribu que exponga un resumen de lo que usted nos disertó.
Yo no me dedico a la docencia. Soy padre y autodidacto compulsivo revulsivo….
He pensado que si usted tuviese colgada la conferencia en Internet, me facilitaría el trabajo de exponer a mis colegas de peña literaria el resumen de su extraordinaria charla.
Por lo que, si usted fuera tan amable, me indicara si la conferencia está en Internet, o si me puede mandar un archivo a mi correo: anto.aguilera1961@gmail.com
con los datos que usted viera convenientes.
En caso de que podamos acceder a la información mencionada, sería publicada en el blog de la Asociación de amigos de la Biblioteca de Priego, coordinado por el profesor escritor Rafael Requerey, la profesora poeta Isabel Rodríguez y otros docentes y escritores varios.
Asímismo dispongo de blog propio: literatura revulsiva
y soy codirector de una subversiva revista llamada Espolón, con blog: espoloneando.blogspot.com que tambien editamos en papel «probe» trimestralmente.
En el nº de Abril inauguraremos una sección llamada como el libro de Unamuno: Amor y pedagogía.
Si no le importa, le pediremos una colaboración para un posterior número de la revista.
Fue un placer escucharle, y sería un gozo recibir respuesta suya.
Un cordial saludo
Por cierto, y perdone la curiosidad:
El nombre de su blog, Adarve, coincide con una calle tìpica y turìstica de Priego: El Adarve, o Balcòn del Adarve.
El director del Colegio, le llamò paisano o casi paisano; tiene relaciòn su Adarve con Priego.
Serìa una feliz coincidencia.
Saludos de nuevo
Buenos días a todos. EStoy totalmente de acuerdo con el artículo. En mi aula la palabra evaluación no «asusuta», pero estoy cansada de ver que aquellas docentes (pocas, a Dios gracias)que más desaprueban a sus alumnos, se jactan al decir, se llenan la boca expresando que son las más «exigentes».
¡Y que todavía haya directores que lo consideren así!
TRINI, muy ameno tu francés, y además fácil…jaja!!
Un beso grande, suerte en tu viaje a España. Mi hijo Manuel me acaba de dar la noticia que no podrá venirse en julio pues se muda de departamento, se va a vivir con una madrileña bonita que pensaba traer con él, peroo…si pagan los pasajes no pueden amueblar su nuevo hogar. ¡Que sean felices, seguiré esperándolos, (de verdad necesitaba mucho un abrazo suyo). Hasta pronto, amiga, gracias por escucharme…
¡Buen fin de semana para todos!(Desde Córdoba de la Nueva Andalucía, Argentina.
NANCY
Realmente, partimos de que los alumnos quieren aprender…o aprobar? ¿Qué le piden los padres a sus hijos? ¿Aprender…o aprobar? ¿Qué motivación tienen los chavales para aprender? ¿Aprobar? ¿Cómo consigues inculcar en un alumno la curiosidad del saber, si su mayor referencia, los padres, sólo piden que aprueben?
Se está imponiendo la ley del mínimo esfuerzo, tanto en los alumnos, como en los padres y los profesores: los alumnos que son niños y prefieren dedicar el tiempo a cosas más divertidas, no tienen la guía paternal de antaño, que nuestros padres tenían menos cultura, pero más tiempo, y en el poco tiempo que tenemos para compartir con nuestros hijos, pues no queremos estar peleando ni de mal humor…los alumnos que han encontrado una brecha de confianza entre padres y profesores, y de la que se aprovechan, y los profesores que ven que pierden autoridad con los chavales y confianza con los padres y con ello motivación, y frustración, y depresión, y burn out…
Y la administración bajando las exigencias y los niveles de los currículo para bajar artificiosamente el fracaso escolar.
El fin entonces es aprobar. Y así todos contentos, y si el chaval con 16 años no puede hacer 7×4 sin calculadora, eso qué importa habiendo calculadoras?
A ver…permítanme pensar en voz alta por un ratito. Es que me ha quedado esto de «aprobar a cualquier precio» zumbando en los oídos?/ojos? y,entonces,pido permiso al blogista que me precede para retomarlo.
No sé si han leído la noticia que apareció en el periódico «El País».Si bien yo soy argentina, me llama mucho la atención conocer cómo tratan las cuestiones educativas en otros países.
La noticia trataba sobre una posible remuneración que los docentes en Estados Unidos recibirían como «extra» de acuerdo con los resultados en el aprendizaje de los niños en las distintas instituciones educativas.
A grandes rasgos decía que el presidente Obama había tenido inconvenientes en la aplicación de esta normativa con los sindicatos, pero que le parecía una medida realmente estimuladora para los docentes, para lograr que los niños aprendan mejor.
Tales resultados serían medidos por medio de evaluaciones,que en un principio, serían para todos igual,pero dadas ciertas diferencias zonales, dichas pruebas serían ajustadas a las franjas de mayor desventaja social.
En mi país hay serios problemas económicos, sociales y culturales. Existen franjas enormes en las que los niños no cuentan con las necesidades básicas satisfechas. ¿Se imaginan una medición de esa índole? Los resultados, en la gran mayoría de las pruebas, serían terribles. Por lo tanto,el /la presidente se ahorraría muchos «extras» por haberse obtenido resultados por debajo de la media esperada.
Lo que más me indigna es que no se responsabilice al sistema político/económico de generar ámbitos en donde el fracaso escolar es más que esperable, sino que esa responsabilidad se endilgue a los docentes en términos de «productividad»,con la diferencia de que no se debiera comparar a la escuela con una empresa en la que el empleador premia a aquel que produce más cantidad, sino que se trabaja con material humano y la producción justamente es la adquisición de conocimiento.
Es verdad que nuestros niños no aprovechan las mieles del aprender ni cuentan con modelos fuertes que contemplen al esfuerzo como un valor importante para asegurar el progreso, pero convengamos que el sistema tampoco ayuda en la elaboración de los currículos, en brindar lo mínimo indispensable para que las familias puedan asegurar la concurrencia de sus hijos a la escuela entre muchas tantas cosas que debiera asegurar en términos de beneficio económico,social y cultural. También ha declinado muchísimo la formación docente en los profesorados.En fin, como en todo fenómeno complejo, nunca se encontrará una sola causa,ya que eso sería caer en un reduccionismo simplista, cuando en realidad se debieran atender las múltiples aristas de este problema.
En fin…lamentablemente estamos viviendo una época en la que la exigencia, la eficiencia y la eficacia han sido tomadas como malas palabras, como símbolos del auritarismo.
Es una pena.Sobre todo cuando es a Escuela una de las poquísimas instituciones (si no la única)que navega con cierta solidez en las aguas de la incertidumbre y la banalidad.
Los niños son víctimas por donde se los mire.
Nosotros, como docentes tendremos que marcar la diferencia y trabajar en colaboración con los padres para que también se involucren, se comprometan con el rol que les compete, y nosotros con la función de educar que nos atañe.
El ejemplo de la calculadora es más que claro. Pero al menos, en algunos lugares del mundo,saben que si en la calculadora colocan 4×7, lo pueden resolver.
El riesgo se encuentra cuando, aún teniendo la calculadora, no saben que la resolución a la situación problemática implica una multiplicación, metafóricamente hablando.
El riesgo se torna constante cuando el niño/joven no puede encontrar buenos modelos con quienes sentirse identificado, o que asegurarse el éxito exige lograrlo por cualquier medio menos el que implique trabajo, honestidad, esfuerzo y claridad de ideas.
Saludos para todos.
Un abrazo,mi querido Miguel.Muy interesante el artículo ya que invita a reflexionar acerca de lo que podemos hacer desde nuestra práctica.
«si el chaval con 16 años no puede hacer 7×4 sin calculadora, eso qué importa habiendo calculadoras»
Estimado Juan: nadie usa la yesca y el pedernal para hacer fuego. La calculadora ha dado paso al ordenador, y el ordenador ha permitido realizar macro-operaciones sumamente complejas gracias a las cuales la tecnología ha avanzado hasta límites insospechados.
El problema es que este progreso ha generado nuevos conocimientos: si hace 40 años sabíamos 100, hoy sabemos 200, y si ya era difícil conseguir enseñar esos 100, ¿cómo enseñamos los 200? Hay que seleccionar, obligatoriamente: como bien dice Graciela, «el riesgo se encuentra cuando, aún teniendo la calculadora, no saben que la resolución a la situación problemática implica una multiplicación».
Yo he sido siempre partidario acérrimo del uso de la calculadora desde los 4 años, porque en una sociedad que tiende a la facilitación de las tareas la escuela no puede ser el lugar que enseñe lo contrario: está demostrado que el uso reiterativo de los algoritmos no conduce a aprender la resolución de problemas, que es lo que realmente importa.
A veces nos preocupa descubrir que un alumno no sabe hacer cuentas si no es con la calculadora pero, curiosamente, no nos preocupa en absoluto que ese mismo alumno no sepa hacer fuego si no es con una cerilla o un mechero: ¿por qué un invento se acepta de forma natural y el otro no?
El problema no pasa por echar culpas a los maestros o a la escuela. La crisis es social, abarca todas las instancias de la vida del hombre. El ser humano está en crisis, las instituciones están en crisis, la sociedad está en crisis, el mundo está en crisis… Y las crisis son lo mejor que puede pasar para los cambios y las transformaciones. No tiene sentido adjudicar culpas: los maestros no enseñan, los padres no educan, los gobiernos no se responsabilizan…
Empecemos por los pequeños cambios: cambiar el corazón. Grandes cambios… Busquemos todo lo bueno y lo positivo en el lugar y en la sociedad que nos toca vivir. Enseñemos la paz. Y enseñar la paz es enseñar la guerra, para que nuca más suceda. Hablemos de amor. Busquemos armar un mundo más cálido y acogedor. Si se puede. No importa cuan pequeño sea nuestro aporte.La playa está hecha de millones de granos de arena. Allí donde nos toque, seamos constructores de un mundo mejor.
Hola, como le va Profesor Miguel, soy admirador de Ud. como educador y pretendo seguir sus consejos,en mayor o menor medida, ya que a veces las circunstancias del quehacer educativo nos llevan a replantearnos muchas cosas de nuestra profesion.
Por ejemplo, llevo la catedra de Proyecto de Investigacion e Intervencion socio-comuniario, en un colegio del interior de Corrientes Argentina, y veo a menudo las caras y las actitudes de mis alumnos de muy aburridos y desganados. Me pregunto si tal vez la materia, o como la imparto yo o ,nose, la cosa es que me preocupa porque es una materia muy interesante (al menos para mi)y no encuentro la manera de resolver esto, por eso me gustaria si Ud. me puede brindar algunos consejos para fortalecer mi trabajo.
Con respecto a sus comentarios de la evaluacion, estoy totalmente de acuerdo con Ud.
Desde ya muchas gracias y espero su respuesta pronto.Un abrazo de colegas.
RARA VEZ ASISTO A UNA CONFERENCIA DONDE SALGA REPLETA LLENA REBOZANTE DE EMOCIONES.ASI FUE LA QUE VIVI EL 11 DE JUNIO EN GUALEGUAYCHU, POR SUPUESTO SI QUIEN EXPONIA DEJO SIN PALABRAS A TODAS/0S LAS/OS DOCENTES QUE ALLI SE ENCONTRABAN.MIGUEL ANGEL SANTOS GUERRA EL REPARTIDOR DE EMOCIONES, MUCHAS GRACIAS POR DEJARNOS TANTOS MENSAJES Y REFLEXIONES.
SOS TAN TRANSPARENTE COMO ESCRIBIS.
CON AMOR…DE DOCENTE…COMO VOS DIJISTE.
BLANCA (EDUCACIÓN SEXUAL ESCOLAR)