Crisis de confianza

31 Ene

confianza.jpg Creo que estamos atravesando una crisis de confianza. No comprendemos el mundo en que vivimos. Hay una crisis y mil explicaciones de ella, pero ninguna es sencilla y, mucho menos, clara. El discurso político (del gobierno y de la oposición). no sintoniza con la realidad en la que estamos inmersos. Vivimos en la sociedad de la información, pero pocas veces hemos estado tan desinformados y tan poco sabedores de lo que es verdad y de que es mentira. La información se ha convertido en espectáculo. Se proponen modelos escasamente edificantes. El discurso moral se ha debilitado y las ideologías han perdido vigor. El individualismo se ha adueñado de la sociedad. Los telediarios están llenos de muertes, robos, corrupción, y violaciones. Todo eso daña la confianza.

Pero necesitamos tener confianza en los demás: en las personas en las instituciones, en los gobiernos. Creo que esta sociedad moderna y pretendidamente democrática necesita recuperar un discurso basado en la confianza. La confianza es una necesidad emocional que nos permite relacionarnos de forma sana con los demás: con las personas, con las organizaciones, con los gobiernos. No podemos vivir instalados en una desconfianza radical. La sociedad no funcionaría si no existe un mínimo de confianza en los demás. Necesitamos confiar en que el médico nos curará, en que el profesor nos evaluará justamente, en que la policía nos defenderá si llega el caso, en que la comida servida en el restaurante está en buenas condiciones y en que el juez no estará corrompido si tiene que juzgarnos… Necesitamos confiar en nuestra familia, en nuestra pareja, en nuestros hijos, en nuestros amigos y amigas…“Confianza es una palabra a la que hay que otorgar mucha confianza”, dice Muntean Rosenblum..
Los cambios acelerados en el modelo de familia, la pérdida de valores tradicionales, los movimientos migratorios violentos, los cambios en los modos de trabajo, la aparición de tecnología cada día más compleja, el desarrollo de mercados globalizados emergentes, los nuevos patrones de conducta, la percepción de un futuro incierto, la sensación de ausencia de control sobre el curso de los acontecimientos, la sensación de injusticia, los escándalos financieros, las mentiras de los políticos, las falsas promesas, los mensajes contradictorios, los casos de corrupción, la pérdida progresiva de empleo…producen una crisis de confianza. Demasiados cambios, rapidísimos cambios, profundos cambios para una misma capacidad de afrontarlos. Ahí estamos.
Podemos tener mucha confianza, bastante confianza o algo de confianza. Podemos no tener ninguna, es decir no confiar en nada ni en nadie. E, incluso, podemos desconfiar sistemáticamente de todo y de todos. Hay personas desconfiadas por naturaleza, por aprendizaje o por hábito. Todos conoceremos alguna. Son esos profesores que, cuando se hacen cargo de una clase, automáticamente dicen que ese grupo fracasará. Son esos pacientes que, cuando acuden al médico, desconfían de que `pueda hacer algo por ellos. Son esos ciudadanos que, cuando hay que votar, dicen que todos los políticos son iguales.
La confianza lleva inherentemente aparejado el riesgo. Mientras más confiamos, más fácilmente podemos ser defraudados. Por eso algunos prefieren no confiar en nadie. Así no se llevan el chasco. Dado que la confianza se proyecta en otros y hacia el futuro, siempre existe el riesgo de ser decepcionados. Por eso decía aquel creyente: “Sagrado Corazón de Jesús, en vos confiaba”. Es probable que muchos ciudadanos de Estados Unidos y del mundo vean frustradas sus esperanzas al haber depositado en el Presidente Obama más esperanzas de las que un ser humano puede satisfacer.
Si tenemos confianza en los demás es, probablemente, porque también confiamos en nosotros mismos. La persona desconfiada no suele creer en sí misma. La persona desconfiada tacha de ingenua o de boba a la que confía. “La confianza bien otorgada crece mediante el cuestionamiento activo más que por la aceptación ciega”, dice Onora O´Neill.
Albert J. Jowell, licenciado y doctor en Medicina y en sociología y ciencias políticas, acaba de publicar un libro titulado “La confianza”. El subtítulo condensa muchas ideas que explica luego el autor: “En su ausencia, no somos nadie”. Dice este autor que “la confianza es algo así como el aire que uno respira; sólo se hace palpable su necesidad en su ausencia o en situaciones de desconfianza”.
Hay quien se dedica a minar la confianza de los demás. Lo hacen algunos medios de comunicación. Basta sintonizar alguna cadena de radio para escuchar diatribas, calumnias y descalificaciones del gobierno (y ahora, porque quieren derribar a su líder) también de la oposición.
Lo hacen algunas publicitarios, empeñados en sembrar dudas sobre los productos de los competidores. Jovell explica en el libro citado que la publicidad suele hacerse generando desconfianza hacia la bondad de los productos que compiten en el mercado. Y, como ejemplo, comenta el caso de la competencia en los anuncios de las marcas Grupo Pascual y Don Simón. El jurado de Autocontrol de la publicidad pide la retirada del anuncio “El reto de zumo Pascual” por publicidad engañosa e ilícita contra Don Simón. Y a su vez declara ilegal y engañosa para el consumidor la campaña publicitaria en la que Don Simón afirmaba que sus zumos eran “cien por cien naturales”. Y extrae la siguiente moraleja para el consumidor: “Si quiere un zumo, exprímase sus propias naranjas”. Es decir, no confíe en nadie.
Lo hacen también los políticos con una determinada forma de hacer oposición. Pienso que “la oposición” debería llamarse “la alternativa” Porque de esa manera sus integrantes estarían invitados a decir qué es lo que ellos harían si estuvieran en el poder, en lugar de oponerse de forma sistemática, obsesiva y a veces ridícula a todo lo que hace el gobierno, aunque sea algo que beneficie a la ciudadanía.
Para salir de esta crisis es preciso reactivar la confianza. En nosotros mismos, en los demás y en las instituciones.

8 respuestas a «Crisis de confianza»

  1. Buenos días Maestro. Qué lindo el tema de hoy.
    Al respecto, en mi pequeño blog «reflexinesentreaulas.blogspot.com/», me he referido al mismo tema y lo he ilustrado con anécdotas de hechos reales en mis clases. Yo prefiero confiar, y correr los riesgos.
    Hace poco un familiar se burló de mi actitud de confianza hacia mis hijos, que abandonaron una carrera en medio del camino, persiguiendo algún sueño…yo prefiero ser confiada, aunque algunas veces puedan defraudarme…Hay que ver qué entendemos por «defraudar».
    Mi hijo mayor, que trabaja y estudia teatro en Madrid, luego de abandonar por la mitad la carrera de Agronomía, me dice en el chat:
    -«Estos gallegos están desesperados,tienen una specie de psicosis con la crisis, les aterra tan sólo la palabra crisis, pero a mí no me asusta para nada, debe ser porque los argentinos hemos nacido y crecido entre crisis…»
    Tal vez sea eso. No es fácil vivir en medio de crisis, pero es emocionante, tenés cada día un desafío nuevo…Es como bajar por un tobogán desde el que no puedes ver dónde acaba, pero tiene su adrenalina…Ahí se ve tu creatividad. La vida sin dificultades es aburrida…Cuestión de verle el lado bueno, que aunque no crean lo tiene. También dije, que debo ser un poco loca y un poco rara.
    ¡Feliz fin de semana para todos!
    Mis cordiales y respetuosos saludos desde Córdoba, Argentina.

  2. Buenas querido amigo..
    Como siempre nos hace adepto a tu blog. pues siempre nos traes algo atrativo de que hablar y pensar..
    La crisis existe y esta hay.. el que no quiera ver que no la mire..
    Lo de la sociedad individualista, es así de claro somos esgoistas, solo miramos lo que hay en nuestro humbligo, muchas veces tenemos um vecino pasando hambre y no queremos ver… pues estamos super ocupados con nuestros problemas, que se lo mirasemos bien, no son ni una parte de lo que tienem los demás.. es solo mirar para traz y para el lado que veemos muchos, pero es más comodo estar ciego..
    Lo de la politica alternativa, esta es la verdadera campaña politica que deverian hacer todos los políticos en general.
    No hacer campañas electorales para buscar votos meses antes de elecciones, los políticos tienem los 4 años para hacer politicas con echos, con soluciones, alternativas para ayudar los que entre comillas son sus adversarios políticos, porque los que nos representam politicamente estan en el poder para solucionar los problemas y no crear más de lo que ya existe..
    Tienem que uno ayudar al otro con alternativas, ideas porfin, , ser uno solo para que con esta ayuda,así todos seriamos beneficiados, nosotros desde fuera veriamos quien es que trabaja para el pueblo y busca solucionar los problema y no poner mas fuego donde hay una llama enorme, así veriamos eso y ya automaticamente votariamos en el, sin necesidade de campaña política, así pasarianos la confiança necesaria para votar en el o en ella con echos, cambios de atitud acciones en definitiva siendo un buen representante transmitiendo esta tal confiança que tanto necesitamos para tudo y todos los ambitos de la vida..

    Gracias amigo.. un fuerte abrazo desde Rute-Córdoba España.

  3. Magnífico artículo!. Admiro profundamente la manera que tiene usted para reflejar los problemas, las vivencias, las relaciones humanas, las interpretaciones políticas…..con esa capacidad de fundir lo humano y lo intelectual que sólo usted sabe hacer. Mi más sincera enhorabuena.

  4. Sin confianza en las instituciones, en las personas y en nosotros mismos, no podremos salir de la crisis ni avanzar en la buena dirección.

  5. Soy un maestro sin titulación, es decir, estoy sacándome el «titulillo» que te dan para «oficializar» lo que supone que «sabes hacer: dar clase», pero no por ende en parte considero que la confianza es un punto principal sobre el que tratar.

    No obstante se está golpeando de un forma unánime por las castas intelectuales hacia una «confianza» absurda, me explico, en el caso del capitalismo, se le tacha de competitivo, individualista y materialista, aún cuando queramos entrar en lindes moralistas, decir o afirmar que es érroneo o «malo» lo que nace del capitalismo es una falacia.

    Con la confianza pasa lo mismo, parece que si confias y crees en la gente, en su bondad, o al menos en la buena fe de las personas eres una persona «saludable», o que, posiblemente, confie en si misma, en cambio si eres desconfiado con los demás y haces las cosas por ti mismo, resulta que eres un individualista, que, no confia en si mismo porque no confia en nadie. Me resuenan ya los oídos de todos estos «positivos pensamientos» que a mi entender «no valen para nada». Porque las palabras se las lleva el viento y es muy bonito albergar la esperanza de un mundo de armonía donde todos nos entedamos y donde se pueda confiar, pero por ello miso Roussea terminó solo y siendo en parte por algunos el hazme reír de alguno de la época.

    En la actualidad se han desarrollado valores negativos aún luchando contra la propaganda oficial, porque aunque se den noticias de muertes, de robos y de corrupción, siempre vuelcan sus programas ociosos en una imagen residual donde todos nos queremos y nos amamos, donde debemos confiar en el prójimo y amarle, fomentando las actividades grupales y toda esa carroña «neocristiana».

    Yo soy una persona que defiende a ultranza el individualismo y considero que el grupo es un producto de quienes «incapaces» de vivir solos, necesitan imponer su sistema y llaman de antisociales a quienes pasamos de todas sus patrañas, «amor, bondad, confianza» han sido las palabras que han inculcado en exceso en toda la sociedad en este último siglo, y mira que ha ocurrido: Violencia, desconfianza, rencor y vacío existencial.

    Cito como ejemplo el siglo anterior donde las ideas eran: igualdad y libertad, como miles de personas por culpa de esos valores, repetidos hasta la saciedad han sido culpables de cientos de millones de muertes, y en vez de libertad e igualdad nos encontramos con las dictaduras comunistas que acaecieron a esos proyectos, o las «democracias» bananeras de sudamérica, sin contar con el régimen «semidictatorial» que existe en eeuu, o el propio franquismo que nos afectó.

    No dudo que sea necesario esos valores, pero creo conveniente que se le deje elegir a la población si quieren o no confiar, no porque unos digan que la confianza es buena, esta es buena, afianzar valores positivos no hace que la gente tenga esos valores como suyos, por lo tanto: ¿Para qué implantar a cualquier precio esa falsa idea de confianza? ¿Por qué es bueno que el pueblo confie? Para ser una oveja manejable?, para que asuman que los políticos son buenos, que los hay unos mejores que otros, que la confianza te ayuda a confiar en ti mismo, por favor, no vayamos a engañarnos, fue la confianza en la burguesía la que llevó a los pobres a la revolución francesa y al final les valió para pasar de las manos nobiliarias a las burguesas, y ahora son los nuevos burgueses quienes quieren usurpar a la vieja burguesia a costa de usar palabras como tolerencia, integración, amor y demás.

    Dejen de inculcar valores y dejen al pueblo y a cada uno de sus ciudadanos que quieren sentir y como sentirse, que ya es demasiado duro confiar o desconfiar como para que encima se intente manipular atribuyéndole connotaciones negativas a una frente a la otra.

    Yo desconfio y con mucho orgullo!

  6. «Afianzar valores positivos no hace que la gente tenga esos valores como suyos».
    Me ha llamado la atención la lucidez de esta frase. Sin entrar en si confianza si o confianza no, creo que estas palabras merecen una reflexión.
    Yo soy, me temo, bastante confiada.

  7. Y como se hace Eso, Miguel Angel, como se confia en unas istituciones corrupta, donde impera la ley de trepar mas alto, el mas y la mas mafiosa de turno, a costa de pisar al trabajador normal y corriente.
    Y ojo como se atreva a levantar la vista y mirar, lo quitan de la foto, por intrepida.
    como se hace eso.
    Porqué no hablas de lo que está ocurriendo de verdad, y dejate de palabras bonitas.
    Ya que tienes el poder de la palabra utilizalo para contar la verdad de lo que éstá ocurriendo al pueblo, a los padres de los estudiantes, a la pobreza, al paro, a la miseria, a la corrupción de los politicos, que tu has visto, despues de tantos años en la universidad, ya has vivido de todo.
    Un abrazo.

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