La escuela rural es invisible. Algunos prefieren hablar de la escuela en el entorno rural. Nos entendemos. Para muchos, incluso para los legisladores, es como si no existiera. Hay quien ignora que existen pequeñas escuelas diseminadas por toda la geografía española. Por otra parte, se legisla para los centros urbanos, como si no hubiera otro tipo de escuelas. Sin embargo, la escuela rural es una de las instancias educativas más ricas y más importantes del país. La escuela es, a mi juicio, el epicentro de un pueblo. Cuando se elimina la escuela, se expide el certificado de defunción de la localidad rural. El pueblo se queda sin niños. Se queda sin futuro.
Por las manos de un maestro pasan todos los niños y niñas de un pueblo. A esos maestros y maestras, perdidos en el llano o en el monte, a esos profesionales de la cultura, a esas comadronas del conocimiento, que se convierten en el referente intelectual del pueblo, quiero rendir mi admiración en estas líneas.
En primer lugar, porque suelen trabajar en unas condiciones precarias (en locales inhóspitos, sin especialistas, sin profesor de apoyo, sin medios…). Cuando se da bombo a la escuela privada como sinónimo de calidad, ¿no convendría preguntase por qué no hay enseñanza privada en los pueblos? En segundo lugar, porque el aislamiento hace más complicada su actividad y su perfeccionamiento. En tercer lugar, porque la tarea educativa que realiza dura 24 horas, sin que nadie remunere sus horas extra. Si el maestro se emborracha se produce un escándalo, porque sigue siendo maestro después de salir de la escuela. En cuarto lugar, porque ejercita una intervención didáctica compleja y necesariamente adaptada a la pluralidad de niveles de sus alumnos y alumnas. En quinto lugar, por la complejidad de la tarea, consistente en llenar de futuro y de esperanza la mente y el corazón de quienes piensan que todo el mundo cabe en los límites de la parroquia…
Hoy se produce una exaltación de la naturaleza y de lo rústico y, simultáneamente, un éxodo hacia las ciudades. Por eso hay muchos maestros y maestras rurales que viven con las maletas hechas, en un permanente éxodo, acumulando puntos para llegar a la ciudad. Este hecho dificulta la inserción en el medio, el conocimiento del entorno, el proyecto continuado y el trabajo con la familia. Los maestros y maestras trabajan en la escuela de un pueblo y viven en una población cercana. De esta manera no se integran en el contexto y no conocen sus problemas ni sus necesidades. Como suele considerarse una tarea ingrata, son los más jóvenes quienes tienen que cargar con esos destinos provisionales hasta encontrar, en un nomadismo casi interminable algo mejor. (¿Cuándo nos ocuparemos de ese peregrinaje interminable de los maestros y de sus terribles consecuencias?).
Es preciso vivir la tarea con pasión. Asumir esta profesión con una actitud masoquista y destructiva es muy doloroso para los profesionales y para los niños y las niñas. Cabodevilla cuenta en su libro “La jirafa tiene las ideas muy elevadas” esta estremecedora anécdota: En un pueblo de Orense vi a un grupo de chiquillos por la calle gritando de alegría porque disfrutaban de una vacación inesperada: ¡Se ha muerto el maestro. Se ha muerto el maestro! Seguro que no se trataba de una persona optimista, apasionada y comprometida. Estoy convencido de que los alumnos y las alumnas se entristecen y se afligen ante la desaparición, temporal o definitiva, de su maestro.
Recuerdo mientras escribo estas líneas el hermoso libro de Josefina Aldecoa “Historia de una maestra”, en el que describe su peregrinaje pedagógico por los pueblos de Castilla, luchando contra la ignorancia y el caciquismo. Porque ser maestro o maestra no es sólo enseñar a leer libros sino ayudar a interpretar críticamente la historia y la vida. Yo fui un niño que pasó por la escuela de un pueblo. Por eso hablo de mi querida escuela rural. Por eso y por la escuela rural de mi país. No es este un canto romántico a los protagonistas de una tarea cada vez más ignorada y más ingrata, sino el reconocimiento sincero a quienes realizan callada y persistentemente una tarea tan importante como compleja, una actividad frecuentemente abandonada por la Administración y la sociedad.
Hace algunos años, en el pueblecito Concepción de la Sierra, de la provincia argentina de Misiones, vi prendida en un tablón de anuncios una carta de un niño de una escuela rural dirigida a su maestra. Pedí que me hicieran una copia. Transcribo aquí literalmente la carta, que tiene diez puntos:
“- No te enojes por mis tardanzas: he recorrido muchos kilómetros para llegar a la escuela.
-En las frías mañanas de invierno, déjame calentar mis manos y pies: siento frío y tengo hambre.
– No te enojes por mis zapatillas sucias: están mojadas por el rocío del sendero.
– Enséñame a recortar mis uñas, me cuesta usar la tijera.
– No te enojes por no saber usar el lápiz, es muy liviano y yo estoy acostumbrado a usar objetos pesados.
– Enséñame a cantar el Himno Nacional, a usar mi escarapela y a izar y arriar mi bandera. Por más que sé poquito, soy argentino.
– No te enojes por faltar a clase una semana, tuve que trabajar pues mi papá estuvo enfermo.
– Háblame de mis plantas y animales, después cuéntame las cosas que tú conoces.
– No te enojes porque no tengo cuaderno., el patrón no pagó y yo no he podido vender nada.
– Ven a mi casa a visitarnos, mi perro no te hará dáño, él sabe que me quieres.
Y acaba con esta petición: Déjame silbar, cantar, reír y correr en la escuela. Me espera mucho trabajo”.
Pedir atención para la escuela rural, exigir medios y facilidades para los maestros y maestras de pueblo es, quizás, construir castillos en el aire. Puede ser. Pero, como decía David Thoreau: “Si hemos construido castillos en el aire, no debemos considerarlo trabajo perdido; ahí es donde deben estar. Construyamos los cimientos bajo ellos”.
Solo los docentes que hemos pasado por las Escuelas Rurales sabemos de que esto es realidad. Ademas, como dice su relato, los maestros debemos no sólo enseñar a leer libros sino ayudar a interpretar críticamente la historia y la vida; para formar ciudadanos capaces de producir cambios en todos los ordenes de la vida. Y esperemos, en esos cambios estén contempladas las olvidadas “Escuelas Rurales”.
Como todas las semanas, imperdibles sus relatos profesor.
Esta maestra Rural, desde Entre Rios, Argentina, le agradece su reconocimiento.
Afectuosamente Cristina
Lo primero de todo, muchas gracias por dedicarnos una entrada a los que trabajamos en la escuela rural. Como dijo una vez Salvador Berlanga, directos del CRIET de Alcorisa durante veinte años, la escuela es siempre la “convidada de piedra” cuando se toman acuerdos en educación.
Y es una pena. Porque yo creo que la escuela rural es, en muchos casos,un fantástico modelo educativo de donde se podrían extraer algunas buenas ideas que podrían funcionar en el resto de escuelas. De hecho, en Aragón muchos de los proyectos de innovación vienen o son probados en de las zonas rurales.
Porque a base de pocos medios se consigue disparar la creatividad y transformar los problemas en soluciones. Algunos ejemplos:
– Pocos alumnos: enseñanza personalizada.
– Alumnos de distintas edades en el mismo aula: aprendizaje cooperativo, tutorización de los peques…
– Alumnos “desperdigados” en distintas localidades: días de convivencia, periódicos de centro, utilización de las TIC para mantenernos unidos: blog, correos,etc,.
– Poca estabilidad de los claustros: esfuerzo para crear cauces de comunicación para transmitir la información.
Etcetera, etcetera. Por eso cuando veo que desde la administración gastan tanto dinero y tiempo en crear proyectos de convivencia y fracaso escolar, me dan ganas de invitarles a nuestros pueblos. No es la panacea, pero hay cosas que ayudan. Por ejemplo, no es lo mismo una clase de veinticinco que de quince. El trato y la dedicación no es la misma, los conflictos menos, la convivencia con las familias mucho más fluida, la inserción en el medio se da aunque no se quiera, la coordinación entre los docentes y posibilidad de hacer proyectos comunes… todo esto también se puede hacer en colegios de tres o cuatro vías, pero realmente, no lo facilita (en Estepona tengo una amiga de ed infantil haciendo unos proyectos fantásticos).
Aunque no todo es bucólico y pastoril. Seguimos sin tener los especialistas necesarios, realizando desdobles en los pasillos. Y nos siguen midiendo con paramétros y criterios de escuelas de ciudad, por lo que siempre salimos perdiendo.
Sin embargo, estoy convencido de que la educación en la escuela rural es de una gran calidad, aunque en la evaluaciones externas salgamos un poco mál. En la vida real,no sólo de matemáticas vive el hombre (aunque son importantísimas).
Para acabar, me gustaría aprovecha esta ventana al mundo que es internet para que conozcáis un poco nuestro centro. Antes hubiera sido imposible que concierais lo que se cuece en un pequeño pueblo de Teruel. Ahora lo teneis a un clic. Un saludo y gracias de nuevo.
BLOG: http://cralgars.blogspot.com/
ARTÍCULO SOBRE CONVIVENCIA: http://www.catedu.es/webcatedu/images/docs/revista-n.31.pdf
Hace muchos, muchos años…dí mis primeros pasos por este laberinto de la educación de la mano de maestras rurales. Bellísimas personas que amaban lo que hacían y amaban con quienes lo hacían. Cada vez que tengo oportunidad no dejo de agradecer a aquellas maestras de mi escuela rural que tanto me quisieron y que me hicieron sentir que la escuela era una fiesta. En ese entonces ser maestro/a rural era una especialidad.
No puedo recordad si me enseñaron bien, si sabían mucho. Si puedo recordar que me quisieron bien,que me querían mucho…
Si puedo recordar que gracias a esos tesoros de maestras fui muy feliz en mis primeros años de escuela.
Querido Maestro!!! A mi juego me llamaron!.Hace ya mucho tiempo iniciè mi carrera docente, allà por la selava Montielera(Entre Rîos Argentina) Por eso me uno a cada una de tus palabras . Convivì tres años con esa gente querida, en medio del monte(En argentina se llama asì a un bosque..)A pesar de vivir mis padres a alrededor de 98 Km. del lugar , me iba sòlo en vacaciones de invierno, 7 dìas. Y mis queridos alumnos al regresar me reprochaban “por què te vas tan seguido”..una vez al año!!! Eso habla de la necesidad del maestro cerca…fui catequista..partera..enfermera..di oraciones de responso…Aùn hoy cuando rememoro mi vida, tengo 5 hijos, un esposo casi 3 nietos( Ahhh sigo trabajando todavìa), la època màs feliz ha sido aquella, cuanto amor me dio esa gente…sè muy poco de ellos ahora, pero estoy segura que entonces la pasamos bien. Con piso de tierra y letrina. Agua del pozo y un catre…Y no me quiero ir a largo..sòlo una anècdota. En el invierno, para calentarse hacìan al anochecer una gran fogata, luego la apagaban y ponìan sus cuerpos en la ceniza caliente!!! ¡Te quiero maestro, porque aunque sea de tan lejos, reivindicaste a mi gente!. Noelia
El curso pasado conocí las escuelas rurales de la provincia de Cádiz y puedo destacar el entusiasmo de esos maestros y maestras que a pesar de encontrarse en escuelas unitarias, donde no tienen contacto diario con otros compañeros, transmitían alegría, ilusión, y mucho amor hacia sus alumnos y hacia su profesión. La decoración de las clases las llena de vida, la misma que se palpa en el ambiente, además de tranquilidad, todo lo contrario a lo que ocurre en los colegios urbanos. Desde aquí mi reconocimiento a los padres y madres, maestros y maestras y niños/as de los colegios rurales de La Campiña de Tarifa, Almenara, Saladobreña, La Laguna de Medina, Campos de Conil, Antonio Machado, Poeta Julio Mariscal y el Criper, por mantener vivas esas escuelas, por su trabajo y por hacer siempre posible lo que, en ocasiones, parece imposible.
Amo a la escuela rural. Yo siendo niña aconcurrí varios años a una de ellas. La maestra, que viajaba desde Córdoba, La Docta, paraba en nuestra casa. Tengo muy lindos recuerdos de aquella escuelita, de los chicos que eran mis compañeros, de los recreos en su patio de tierra tan grande, tan parte del campo…
Tengo 26 años de antigüedad como maestra y hace muy pocos que trabajo en una escuela de ámbito urbano, los demás años de mi vida de maestra transcurrieron en el campo.
La escuela rural es como una familia, un ámbito donde el maestro debe hacer muchas cosas a la vez, no solamente dar clase. Recuerdo haberme enfrentado a una serpiente, por ejemplo… pero no voy a explayarme en episodios y anécdotas. Sólo me da mucha lástima que la escuela rural argentina parezca condenada a desaparecer, sobre todo la de las llanuras fértiles, donde los tambos fueron cerrando y desapareciendo por la “fiebre de la soja”, que no requiere gente en los campos, con las herramientas sofisticadas basta y sobra…Yo sé del dolor que siente un maestro rural cuando da la última vuelta de llave a la puerta de una escuelita de campo que se quedó con la matrícula desierta…
Cordial saludo desde Córdoba, Argentina.
CPR: Denominación de origen para el/la/los/las egresados con los últimos números en las litas de aprobados con plaza en el sistema de acceso a la función pública. Dejando al lado romanticismos bucólicos y trasnochados de niños de nanas de la cebolla debemos pensar en la injusticia moral y social que se comete al destinar a estos maestros/as a lugares que distan 240km de tu hogar, para desarrollar un trabajo conseguido con esfuerzo, igualdad y mérito. Está claro que la diferencia la marca el tiempo de servicio, salvoconducto en la baremación, para librarse del aterrizaje allende las montañas o las costas mediterráneas de argelinos y demás multiculturalidades en estado puro.¿Calidad de quién? No hablemos de distribución de recursos, los CEPs invitan en esta misma zona a clausuras de cursos en hoteles de ***** estrellas, gastos de comidas y cocktel de despedida (la langota excepcional) incluídos, mientras los CPR de la comarca, prácticamente pabellones desconchados, húmedos,sin cerraduras y con 20 alumnos, luchan por personal y un mínimo material para desarrollar el trabajo que desempeñan cada día y al que llegan sin adaptaciones de acesso. Esto es jugándose el pellejo en cada curva de las treinta y más que existen y admirando precipicios de premonitoria presencia y existencia.El año próximo, por cuestión de salud laboral, calidad de vida y mejora de puesto de trabajo, principios que la constitución ampara cambiaré de lugar y estos tiernos infantes tan poéticos contarán, en lo posible con una maestra más sensible a sus resignadas carencias y necesidades(seguro que le cortarán las uñas mejor que yo que sólo sé reivindicar y pedir que se cumpla los derechos).Saludos desde la Almería más profunda
Soy sobrina ,biznieta ,nieta e hija de profesora rural y las experiencia transmitida por mi familia han sido un eje en la formación docente que hoy tengo y practico,es más que “experiencia compartida”,es un “estilo de vida” diferente.Gracias por su articulo,la situación de las escuelas rurales como la de las escuelas fronterizas es una situación pendiente en la educación mundial
don Miguel Ángel:
soy un estudiante de pedagogía que esta por egresar en Santiago de Chile.Por medio de un profesor, el señor Alveal me he compenetrado con su columna a través de largo tiempo.me doy cuenta que en su tierra tienen los mismos problemas que por estos lados,en muchas índoles pero aún asi, mi compromiso para con esta noble profesión sigue sin cuestionamientos y se hace aún mas fuerte. por mi parte creo que Generalmente, nos vemos enfrentados a la realidad en concreto de mirar en menos a las escuelas ya sea rurales e inclusive urbanas como es el caso de mi país.áca la pedagogía o ser un buen maestro se mide por dónde desarrollas el trabajo de aula y eso genera un staus dentro del rubro, la calidad, el respeto y las ganas de formar un mundo mejor no importa y la innovación,la motivación de muchos se ven afectadas por autoridades carentes de visión y que sin ningún reparo no les importa la vida comunitaria y el ejercicio de la docencia tanto emocional como del saber que es fundamental para las generaciones futuras.
atte.
Mauricio Barra Astudillo
Desde Chile….Santiago…Maipú.
Profesor Miguel Angel..otra nueva oportunidad para emocionarme con sus relatos y reflexiones. Es preciso vivir la tarea con pasión, es lo que siento y creo todos los dias. Y le puedo contar que es una fuente inagotable de creatividad, de amor por hacer las cosas bien. En mis modelos tuve una tía, aún viva, profesora normalista, de esas maestras que trabajaban con 80 niños, que revisaban las tareas de todos, que a cada uno le tomaban su lección y que en fechas especiales, realizaban esas fiestas grandiosas, llenas de niños y niñas en sus revistas de gimnasia, o en dramatizaciones, cuentos, etc. Mi tía fue maestra rural y hoy con más de 80 años, es linda, su piel es hermosa, sus manos siguen siendo suaves y tiene una lucidez y encanto personal que seduce..sabe usted que al preguntarle todos Cómo es que está tan bien? ella responde…es que son los niños, es que siempre fueron los niños los que me dan vida…Eso es vivir la tarea con pasión. Un abrazo y mil gracias otra vez por sus reflexiones. Debbie Bustamante.
Querido amigo Miguel Ángel:
Hace mucho tiempo que me precio de tu amistad y mucho tiempo que te sigo desde la sombra y el anonimato…¡sin atreverme a participar en tu blogs con comentarios, quizá por pudor o simplemente porque, entre amigos, no hay mejor forma de intercambiar opiniones que ante una taza de café y una amena tertulia.!
Pero hoy, no puedo pasar por alto intervenir en este foro… has abierto una puerta en el campo y te has atrevido a escribir sobre la Escuela Rural. Una escuela a la que amo y a la que he dedicado y sigo dedicando 22 años de mis 30 años de servicio, desde que, allá por el año 1986, un numeroso grupo de maestros y maestras decidimos realizar un Proyecto de Educación Compensatoria para constituirnos en Colegio Rural.
Por esto, vaya en primer lugar mi más sincero agradecimiento por abrir esta puerta y poner en valor un modelo de enseñanza (educación) que, a pesar de sus dificultades, sea posiblemente la más gratificante de cuantas pueda ejercer un docente. Estoy absolutamente de acuerdo con el comentario de Julio en cuanto a “las buenas ideas que podrían funcionar en el resto de escuelas” y los ejemplos de que “con pocos medios se consigue disparar la creatividad y transformar los problemas en soluciones” Pero hay más. La escuela rural sigue siendo una escuela humana y cooperativa, en la que rara vez aparecen conflictos de convivencia y mucho menos el “enfrentamiento” entre padres y profesores. En este entorno las relaciones son cordiales y fluidas y el proceso de enseñanza-aprendizaje, se transforma en un proceso profundamente educativo con unos valores y una frescura de los que, desgraciadamente, se carece cada vez más en los centros urbanos.
Yo creo, sinceramente, que lejos de ser un hándicap o un problema, ser maestro rural es un lujo y una gozada. Por ello discrepo de tu apreciación en cuanto a “por eso hay muchos maestros y maestras rurales que viven con las maletas hechas, en un permanente éxodo, acumulando puntos para llegar a la ciudad.” y “como suele considerarse una tarea ingrata, son los más jóvenes quienes tienen que cargar con esos destinos provisionales hasta encontrar, en un nomadismo casi interminable algo mejor” y comparto, plenamente,la filosofía y el hilo argumental del resto del artículo. Y es que, al menos en mi centro, el C.P. Rural “Tiñosa” de Priego de Córdoba, (posiblemente uno de los más grandes y más complejos de Andalucía en el que se agrupan 10 localidades con distancias intercentros de hasta 36 Km.) en el primer Claustro del curso escolar, se recibe al nuevo profesorado con una frase lapidaria que, año tras año, se hace realidad: “En este centro se llora 2 veces. Una al llegar y otra al salir.” Y, efectivamente, el profesorado que llegó confuso y desorientado, lamentando su suerte, termina el curso con el ruego a la dirección que haga lo posible para lograr su continuidad en el centro.
Por eso, lamento profundamente la amargura que se desprende del comentario de Carla. Sé que, no siempre la experiencia es gratificante y que, en algunos casos, las singularidades y los problemas del entorno rural, pueden influir de forma muy negativa en la salud física y emocional de compañeros y compañeras.
Lo expuesto anteriormente, no puede ser argumento para considerar que la escuela rural sea una panacea y que no sufra problemas que es necesario acometer con urgencia. Así pues, me permito transcribir parte de un informe de Fete-UGT, del que soy coautor, y en el que se hace una análisis de la realidad de los centros rurales y se demanda una decidida intervención de la Administración Educativa.
Colegios Públicos Rurales (CPRs)
Los CPRs hacen llegar la administración educativa a las zonas más despobladas y dispersas de nuestra geografía. Constituyen en sí mismos un elemento importantísimo para fijar población en esos pequeños núcleos y evitar así bolsas de marginalidad. La administración tiene la obligación de dar servicios y acceso a ellos en las zonas rurales: Colegios, equipamientos culturales, deportivos, tecnologías de la información y la comunicación, etc. Los CPRs son, de este modo, el elemento aglutinante en las pequeñas poblaciones para ofertar esos servicios en igualdad de condiciones con el resto de la población andaluza.
El Decreto 29/1988, sobre constitución de colegios públicos rurales en la Comunidad Autónoma Andaluza, en plena vigencia, comienza así: “Uno de los principios básicos sobre los que se fundamenta la política educativa de la Consejería de Educación y Ciencia, es compensar y corregir las desigualdades que por razones socioeconómicas, culturales y geográficas impidan o dificulten el acceso a la educación, o tengan como efecto el que la calidad de la misma sea inferior a la del resto de la población escolar.
Por tanto, los problemas geográficos o de dispersión de la población no deben impedir o dificultar el que los niños andaluces accedan a una educación digna. Este objetivo no puede, ni debe intentar conseguirse desarraigando al niño de su medio social y familiar. Todos los niños andaluces tienen derecho a recibir una educación de calidad en el medio que habitan.”
Se debe contemplar la situación particular de los CPRs en la legislación, propuestas y planes de la Consejería de Educación, contemplando también la singularidad de cada uno de ellos. Los problemas que en la actualidad sufren los CPRs, tienen la raíz en el propio marco geográfico y en el hecho de que la aplicación efectiva de la legislación vigente y los diversos Planes y Programas de la Consejería de Educación, no acaben de encajar en esta realidad.
Es urgente una revisión normativa que regularice y reglamente, de forma adecuada, la singularidad de los centros rurales. Consideramos que la Administración Educativa, debería adoptar en la resolución de los asuntos de carácter administrativo, tanto a nivel de centro, como a nivel de profesorado y dotación de recursos humanos y materiales, un compromiso de solidaridad aplicando en los casos que lo requieran el principio de discriminación positiva. Es decir, “se reivindica un tratamiento singular para resolver problemas singulares.”
Profesorado:
El nivel de satisfacción del profesorado destinado en los CPRs es elevado. La condición de maestro rural debe ser tenida en cuenta como mérito específico y compensarse adecuadamente a nivel retributivo y profesional.
Definir el “perfil del puesto de trabajo” y su clasificación como “puesto de carácter singular” garantizando que el profesorado de los CPRs obtenga la cualificación y capacitación necesaria y adecuada para el desempeño de sus funciones.
La provisión de vacantes ha de hacerse mediante puestos específicos o de forma general, siempre que la zona del CPR no esté incluida en otra población de referencia, sea independiente.
El Director de un CPR de más de 6 unidades debe estar liberado de docencia, pues la experiencia nos ha demostrado la dificultad organizativa de estos centros. El Director personaliza y da continuidad al CPR. Sus funciones están sobredimensionadas respecto a las de un director de centro ordinario.
La plantilla de maestras y maestros de un CPR ha de ser estudiada caso a caso, por el Servicio de Planificación y Escolarización, teniendo en cuenta las peculiaridades del centro y el carácter compensador intrínseco de los CPRs.
Los CPRs de más de 1 línea han de contar con profesorado de apoyo específico (1 o 2), pues el modelo organizativo, la intervención de los especialistas con los grupos/clases multiniveles, generalmente no producen disponibilidad horaria como en los centros ordinarios.
Itinerancia y desplazamientos:
La aplicación práctica de lo dispuesto en la Orden de 20 de junio de 2001, en la que se contempla como “itinerancias” solamente los desplazamientos que se producen entre distintas localidades una vez comenzada la Jornada laboral, implica, de hecho, que el profesorado itinerante se “desplaza” más kilómetros de los que “itinera”, al no contemplarse el inicio de los desplazamientos desde la Sede oficial hasta la aldea de comienzo de Jornada ni la vuelta desde donde la finaliza hasta la Sede.
Esta normativa, pude colisionar con otras normativas que regulan los derechos de los trabajadores y originar una fuente de conflictos legales, en base a las siguientes consideraciones:
a) El profesorado que accede a los colegios rurales lo hace en virtud de un Concurso General o un procedimiento administrativo normalizado, en el que no se exigen ni unos determinado requisitos, ni un determinado perfil profesional, ni por supuesto, la posesión del permiso de conducir ni de vehículo particular.
b) La adscripción a su puesto de trabajo y los horarios para el desempeño de sus funciones le son asignados por la dirección, de acuerdo con los criterios y la organización pedagógica establecida por el centro y sin que necesariamente deban contar con su conformidad.
c) Según la Orden anteriormente mencionada, se niega al profesorado, de hecho, el desplazamiento de ida y vuelta a su puesto de trabajo, puesto que no se considera como punto de partida el domicilio oficial de la Sede del centro, ni su domicilio particular, que por otra parte, no podría establecerlo de forma estable, en ninguna de las localidades integradas, al comenzar y finalizar la jornada cada día en una localidad diferente.
Esta confusión entre itinerancia y desplazamientos ha de zanjarse definitivamente. La itinerancia es un concepto (un/a maestro/a se desplaza en su vehículo particular para realizar sus funciones), el desplazamiento es el kilometraje real efectuado en cada jornada por haber itinerado.
Todas las maestras y maestros de un CPR deben tener la condición de itinerantes, ya que es seguro que todos han de desplazarse por medios propios en alguna ocasión, independientemente de ser tutor, generalista o especialista, tanto para impartir clases como para cumplir el horario no lectivo (Claustros, Consejos Escolares, Reuniones de Equipos Docentes, Coordinación, otras actividades puntuales, etc.).
La itinerancia ha de ser gratificada a través de un complemento en nómina. Dicho complemento, es una gratificación por el ejercicio de esta función de “difícil desempeño” (en el que además, aporta su vehículo particular) y no puede ser considerado como una forma de “pago de dietas por desplazamiento”, como en algunos casos se ha llegado a sugerir.
Los accidentes que puedan producirse en la itinerancia usando vehículos particulares propios han de ser cubiertos por la administración con suficientes garantías y diligencia. Hay que dar respuesta a las especiales circunstancias que concurren en el profesorado de estos centros, especialmente en las referidas a la itinerancia y los desplazamientos, garantizando que “la totalidad del mismo,” tenga cubierto el riesgo de accidentes mediante una adecuada póliza de seguro de vida e invalidez y daños en el vehículo particular.
Los desplazamientos son los itinerarios que efectivamente realizan las maestras y maestros para atender las necesidades del centro, tanto en horario lectivo como no lectivo. Cada CPR debe fijar unos criterios para el abono con cargo a los presupuestos extraordinarios del centro de dichos desplazamientos, que por lo general, en los CPRs coinciden con los siguientes:
-El profesorado no tutor comienza el desplazamiento tomando como punto de origen la sede oficial, hace su recorrido por una o varias localidades y regresa a la sede.
-Los desplazamientos del profesorado tutor deben ser contabilizados tomando como referencia su localidad de adscripción.
-Cualquier otro desplazamiento ha de ser contabilizado con arreglo a la realidad.
Los tiempos empleados en desplazamientos, especialmente el necesario para empezar y terminar la jornada y los que sobrepasaran el tiempo de recreo, en el caso de los que tengan la sede asignada como punto de referencia, tienen que ser contabilizados en el horario del/de la maestro/a. Debe incluirse en la ficha del centro para la planificación de la plantilla como “horas de itinerancia”, pues reducirían el horario de docencia, y compensados en el cupo. Las reducciones horarias que se vienen haciendo por desplazamientos generan nuevos problemas organizativos y dificultan su cumplimiento real.
Los desplazamientos efectuados en tiempo de recreo o en el horario no lectivo (asistencia a reuniones, Claustros, etc.) pueden cargarse al tiempo de obligada permanencia en el centro.
Cada centro determinará los tiempos promedio de desplazamiento en cada caso.
La Administración debe actualizar de una vez la compensación económica que se percibe por dietas y desplazamientos a todo el personal, pues el colectivo de docentes rurales se está viendo seriamente perjudicado.
El profesorado de Religión y el personal laboral de los CPRs deben tener también la misma compensación económica por los desplazamientos efectuados y regirse por los mismos criterios en su itinerancia y horarios.
La sociedad del conocimiento:
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación han de llegar, de modo preferente, a los CPRs, pues dada su dispersión geográfica se hace imprescindible disponer de estas herramientas y ofertarlas a la población.
Todas las poblaciones de un CPR han de estar comunicadas con servicio de voz y datos dispuestos por la Consejería de Educación.
Después de esto, hay que abrir la puerta a todos los CPRs que presenten proyectos coherentes para ser centros TIC. El centro TIC rural puede ser, a la vez, un poderoso motor para introducir a estos sectores de población en la sociedad del conocimiento. Y además es un elemento aglutinante entre las poblaciones que atiende el propio CPR.
Infraestructuras:
Adecuación de los edificios escolares actuales en cada una de las aldeas a las necesidades mínimas que marca la ley, con reformas y nuevas construcciones de aulas y locales anejos, cerramientos y pistas deportivas. Completar y renovar la dotación de recursos materiales (incluyendo vehículo) de acuerdo con los módulos previstos en el Plan de Actuación para Escuelas rurales.
Los CPRs tienen y han tenido, de forma generalizada, una carencia de infraestructuras adecuadas, salvando las excepciones de nuevas construcciones, pero coexistiendo con algunas unidades escolares completamente obsoletas.
El Plan Mejor Escuela de la Consejería de Educación debería prestar una especial atención, en capítulo diferenciado, a la mejora de las instalaciones de los CPRs y a la construcción de nuevos espacios:
-Modernización de instalaciones (Electricidad, aseos, solerías, ventanales, tejados, cerramientos, calefacciones…)
-Nuevas construcciones que permitan albergar toda la Educación Infantil y Primaria en las localidades del CPR. Sustitución de escuelas obsoletas.
-Espacios alternativos (despachos, aulas de desdoble para especialidades, salas de usos múltiples, etc.) suficientes.
-Dotación de un vehículo oficial, tipo furgoneta, para el uso en cada CPR (Itinerancia, Ed. Física, transporte de material, etc.)
Recursos económicos:
Establecimiento y consolidación de módulos económicos claros y diferenciados para los fondos económicos compensadores que se reciben para la escuela rural:
-Número de unidades / profesores / alumnos.
-Desplazamientos previstos
Planes y Programas de la Consejería:
Los Planes y Programas que convoca la Consejería de Educación, deberían tener en cuenta en su formulación y convocatorias la singularidad de los CPRs para que puedan tener acceso a ellos.
-La adopción de medidas que propicien, en igualdad con los centros urbanos, el acceso a los diversos Planes y Programas y muy especialmente el acceso a las Nuevas Tecnologías.
-Centros TIC y DIG: Establecer los medios tecnológicos necesarios para implantar una intranet entre las poblaciones integradas, con los recursos informáticos e infraestructuras necesarias. Financiar el costo de las conexiones con cargo a la red Corporativa de la Junta de Andalucía.
-Plan de Apertura a las Familias: Facilitar el establecimiento del plan de apertura de centros, aula matinal, comedores escolares, etc., en los CPRs que lo soliciten, aportando soluciones originales que puedan integrar a las distintas aldeas que lo componen.
-Plurilingüismo: permitir el acceso a la educación plurilingüe en los CPRs, en coordinación con los IES de adscripción, y con el incremento de plantillas necesario.
A mi amigo Jesús Quintana Ponce:
Estudió 1º y 2º de Educación Secundaria Obligatoria en el Colegio Público Rural “San Hilario de Poitiers” de Comares (Málaga). Tuve la inmensa suerte de tenerlo como alumno y, aunque sólo le impartía una asignatura, obtuvo Sobresaliente en todas las materias de ambos cursos. Prosiguió adquiriendo brillantes resultados en el Instituto de Vélez-Málaga de la misma provincia de España.
Es uno de los alumnos que más sentido ha dado a mi vocación docente, aunque su mérito traspasa las responsabilidades académicas (pues se pueden lograr buenos resultados y olvidar que lo primero es ser persona).
Educado, generoso, amable, respetuoso, prudente, de corazón noble, solidario, comprensivo, con un exquisito sentido del humor, me brindó su valiosa amistad y, una vez concluida nuestra vinculación académica, llegó a ser íntimo amigo mío, dispuesto siempre a ofrecerme su incondicional ayuda.
Falleció el 10 de septiembre de 2008, con sólo diecisiete años de edad, en un trágico accidente de tráfico en el que sobrevivió su novia, hace justo tres meses en el día que escribo las presentes líneas.
Me faltan palabras para agradecer todo lo que ha hecho por mí, así como por los que han tenido el privilegio de conocerlo, de lo cual poseo sobradas certezas.
Quede, pues, constancia de mi infinita gratitud.
In Memoriam.
Muchas gracias amigo Juan Miguel por estas palabras sobre Jesus.
Un Saludo.