Tengo una sobrina muy querida que se llama Julia. Siendo niña, calculo que entonces tendría diez años, fue de excursión con su Colegio. Era un día muy caluroso. Y, como es natural, en un momento de la mañana tuvo sed. Había por allí un kiosco de bebidas. Se acercó, metió todo el capital que tenía en el puño de su mano derecha y preguntó al kiosquero:
– Señor, ¿cuánto cuesta una coca cola?
El buen hombre le dijo el precio. Ella extendió la palma de su mano y, lentamente, comprobó que todo aquel caudal no le alcanzaba. Repasó la cuenta. Nada, imposible. Un tanto afligida se dio media vuelta. Pero entonces oyó que aquel desconocido señor la preguntaba:
– ¿Cuánto dinero tienes?
Ella, resignada, le dijo la cantidad exacta. Y el señor reaccionó de una forma hermosa y sorprendente:
– Ven, toma tu coca cola.
Ella le entregó su dinero, incluyó lo que faltaba en unas expresivas gracias, y se fue a jugar con los compañeros disfrutando de su coca cola.
He pensado muchas veces en aquel señor. Su gesto anónimo no iba a ser reconocido más que por aquella chiquilla de ojos azules. Probablemente, nadie más se iba a enterar. Y si la niña lo contaba, él seguiría siendo, a todos los efectos, un perfecto desconocido que había protagonizado una hermosa acción.
No se suele reaccionar así. Ni ante los adultos ni ante los niños. El mercado es el mercado, el precio es el precio y la ganancia es la ganancia. Las cosas son como son. Y son así. El que tenga que compre y el que no tenga que se aguante.
Bueno, las cosas son así para casi todos. Y casi siempre. Pero hay personas que se saltan esa regla casi universal. Y por encima del mercado ponen el corazón. Ya sé que es un gesto minúsculo, pero de eso quiero hablar. De los gestos pequeños, humildes, de las acciones sencillas, de la cultura de los hermosos detalles.
Me hubiera gustado conocer a ese buen hombre, expresarle mi gratitud y multiplicar por mil su pequeña pérdida. Pero tuvo que contentarse con la probable sonrisa agradecida de una niña. Que no es poco para una persona sensible, que no es nada para una individuo dirigido por las leyes del mercado.
A fuerza de magnificar la maldad, de hacer sólo noticia la crueldad, la violación, la usura, la estafa, el engaño y la muerte podríamos pensar que sólo existe mal en el mundo. O que el mal es lo más importante, lo más abundante, lo más presente, lo más cotidiano. Creo que no es así. Creo que son mucho más numerosas (menos noticiables, eso sí) las acciones generosas y calladas, los actos de ayuda y de bondad.
Deberíamos habituarnos a reconocer las señas del bien en el mundo, los rastros que deja la bondad. Son innumerables. Son abrumadores. Cuántos gestos cotidianos, silenciosos que sólo procuran ayudar al otro, alentarlo, hacerlo feliz. De manera desinteresada, sencilla y persistente. En las familias, en las aulas, en las consultas médicas, en las comisarías de policía, en las calles, en las cafeterías, en los aeropuertos…
Si nos pusiéramos a recordar y a echar cuentas veríamos cómo nuestra propia historia está construida por hermosos gestos desinteresados. Me refiero aquí a aquellas acciones que difícilmente pueden ser recompensadas. No hablo de lo que hacen los padres, los hermanos, los amigos, los profesores amables, los médicos competentes… Hablo de acciones realizadas por desconocidos con otros desconocidos, de comportamientos de personas de las que no conocemos siquiera el nombre y que, a su vez, desconocen hasta el nombre del beneficiado.
Sería aleccionador realizar un catálogo de los buenos gestos que personas anónimas han tenido con nosotros. De forma gratuita, de forma totalmente generosa. La persona que, aunque tenga prisa, se detiene para explicarnos con detalle dónde se encuentra la calle que buscamos. La dependienta que, de manera flexible, interpreta una norma de la empresa para beneficiarnos en una transacción. El taxista que nos lleva al final del destino aunque no tengamos el dinero suficiente. El desconocido que se ofrece a llevar un bulto de peso cuando nos ve exhaustos. El camarero que nos guarda el bolso que habíamos olvidado en una silla del restaurante. El viajero que renuncia a volar para dejarnos el puesto al explicarle angustiosamente una urgencia. El pasajero que accede a cambiar el puesto de la ventana para que podamos viajar al lado de nuestra pareja…
Ni una sola de estas acciones ocupará un titular de prensa o una cabecera de telediario. Nadie hablará de sus protagonistas. Ninguno de ellos se enriquecerá por su acción.Se trata de acciones anónimas, desinteresadas, gratuitas. Pero el mundo seguirá avanzando gracias a estos camuflados héroes cotidianos. Ellos y ellas seguirán ahí «mientras el peregrino mundo sigue girando», como dice Paul Auster en su última y excelente novela «Un hombre en la oscuridad».
No hay mejor escuela de ética. No hay aula mejor ordenada didácticamente para el aprendizaje de la bondad. Se aprende mucho por ósmosis. La mejor forma de demostrar que algo es posible es hacerlo. A Julia le dirían muchas veces en el Colegio cómo debía comportarse, pero el señor kiosquero, sin pretenderlo, le dio una magnífica lección.
Estoy seguro de que hay muchas personas que van así por la vida. Que van haciendo una siembra de buenas gestos, de humildes formas de ayudar a los semejantes. No hacen brillantes discursos ni sesudas homilías. No buscan medallas ni recompensas. Sencillamente, hacen mejor este mundo.
Lo hago?….No lo hago? esta es la duda que me asaltó después de las primeras líneas. Pongo o no pongo el comentario?…..Lo hago.
Y si después de su sobrina hubiera otros 20 niños que tuvieran el mismo «problema» que la niña de ojos azules. Al final del día al kiosquero (palabra que creo que no existe) le faltarían 10, 20 o más euros en la caja. Al día siguiente incluso puede ser que tuviera una cola mas larga de críos, y de mayores ahora que lo pienso. Ya se sabe ¿Vete allí que allí regalan?
¿Quien le iba a regalar coca-colas a los hijos del kiosquero?
Me puedo permitir poner este comentario pq demasiadas veces yo fuí «kiosquero». Si quieres puedes creerme lector, y si no quieres no.
Saludos.
¿No sería mejor lección?:
¿Tienes sed? No te llega para la coca cola, pero si para un agua, que te calma mejor la sed y además te sobra dinero.
Aprendes a administrarte, a no vivir por encima de tus posibilidades y a ser menos consumista.
No quiero con esto quitarle mérito al quiosquero, pero desde el punto de vista educativo está premiando el «lado oscuro»
Es verdad y ya lo dice el refrán: «Cuando dicen toma, ¿quién no se asoma?». Ya lo sabían hasta los romanos, que han sido imitados por los políticos de hoy, que despilfarran el erario público en dar de comer no a los hambrientos, sino a los que tiran comida a diario. Están de moda estas fiestas y estas inversiones «compravotos» que nos hacen cada día más miserables, porque no estamos en la miseria. Es la triste diferencia del ser y el estar.
Pienso que si no hacemos caso a estas fiestas políticas y renunciamos a esos juegos, podremos refundir el refrán y pensar que»cuando dicen toma, ¿quién no se transforma (conmueve)?. Es el operante el que nos conmueve con su gesto, no lo «operato» (la cosa) la que nos humilla y nos hace miserables. La cosa viene ya de más lejos, como nos recuerda Marvin Harris, cuando nos habla de las fiestas con sentido circunspectivo que los jefes realizan para sus vasallos y súbditos. Lo que caracteriza a la ciudadanía es la elegancia, la libertad, la independencia, el no dejarse llevar por el río que lo intenta.
Muchísimas gracias, Miguel Ángel.
¡Qué belleza, respetable Miguel Ängel! Usted es un verdadero Maestro, honorable, magnánimo. Así se enseña, con el corazón. Alimentando el alma propia y la de los que quieren, pero ya ve, no muchos pueden entender todos los mensajes. Me viene a la memoria algo que me pasó hace muchos años, cuando yo era maestra rural y llegaba a la escuelita en un camión lechero, que recorría los tambos, pero para volver debía esperar que pase algún vehículo(haciendo dedo, o auto-stop). Esa sista de calor agobiante había caminado yo casi una legua por un camino polvoriento, y como no pasaba nadie me detuve a la sombra de un árbol, de verdad creo que estaba a punto de llorar, aunque fuera inútil. Pero de pronto vino una persona, me llevó a su casa, me dio agua fresca y me hizo sentar a su mesa, con aquella familia para mí desconocida, luego de asegurarse que había almorzado y estaba bien, me acercaría hasta el pueblo. Pasó algún tiempo, y una persona amiga me dijo que esa era era una mala mujer, que era infiel a su esposo y no sé que otras cosas más.
Entonces le dije: ¿Qué me importan a mí sus pecados? La accón que hoy realizó le permitirá entrar al cielo, porque «tuve sed y me dio de beber, tuve hambre y me dio de comer». Ojalá el mundo tuviera más protitutas de esa índole.
Cordial saludo desde Córdoba, Argentina.
..cada vez que pasa el barrendero me mira, le sonrìo y me devuelve una sonrisa grandota, con espacios de dientes…alguna vez le doy agua fresca, casi siempre ahora, una fruta…no sè su nombre ni sabe el mìo, pero sè que su demora en la cuadra se debe muchas veces, a la espera de la manzana que vale una sonrisa…Hoy te ofrezco Don Miguel mi pensamiento y mi oraciòn . Te reconozco por tantos cursos en Argentina, tù a mì no…pero que importa, te pienso y te doy las gracias porque cada sàbado me regalàs una alegrìa chauuu Noelia
Pequeños grandes gestos que nos hacen caminar por la vida con más optimismo y esperanzas de que un mundo mejor, más cálido, más cordial,más solidario, es posible.
¿Quién no tiene en su haber una historia que llena el corazón de gratitud?
El amor no se enseña solo con palabras…
QUÉ HERMOSO REGALO …JUSTO HOY QUE CUMPLO AÑOS…EL REGALO ES DESTACAR TODAS LAS COSAS QUE AÚN NO SIENDO TAPA DE GRANDES TITULARES, NUTRE EL CORAZÓN DE TANTAS PERSONAS SENSIBLES,,,HOY BUSCANDO MIS COMENTARIOS ANTERIORES (LOS QUIERE VER MI PRIMA ANA MARÍN CARMONA,ALLÍ EN MÁLAGA)LEÍ MUCHOS COMENTARIOS DE NANCY MANSUR (DESDE CÓRDOBA)CREO QUE ES UN EJEMPLO DE LO QUE TÚ DICES EN ESTE ARTÍCULO.
TE CUENTO QUE DESDE HACE MUCHOS AÑOS, EN MIS VACACIONES DE INVIERNO, VIAJO SOLA A LA PROVINCIA DE CATAMARCA PARA ENCONTRARME CON NIÑOS DE 3 ESCUELAS Y COMPARTIR CON ELLOS SU DIARIO VIVIR…ES ALGO SOLO MÍO QUE DISFRUTO DESDE EL CORAZÓN Y DESDE EL SENTIMIENTO…ES ALGO PRIVADO QUE HACE QUE PUEDA DONAR PAZ,ALEGRÍA,ESPERANZA,FELICIDAD Y LA PALABRA QUE RESUME TODO «AMOR».
MIS ENERGÍAS LAS OBTENGO EN EL MES DE ENERO, PUES LO PASO EN CAPILLA DEL MONTE (CÓRDOBA)EL URITORCO ME ACOMPAÑA…
ES MI CUMPLE,(LOS AÑOS NO LOS DIGO),PERO TENGO QUE AGRADECER A ESTE AÑO 2008 , EN EL CUAL SE CUMPLIERON TANTOS SUEÑOS…ÉL TAMBIÉN ES ANÓNIMO…ENCONTRÉ «MIS RAÍCES» EN MÁLAGA…SON MIS CUATRO PRIMOS HERMANOS…ANA,JUAN,RAFAEL Y PEPE MARÍN CARMONA …QUE MÁS PUEDO PEDIR…
DEJO MI EMAIL:trinitajim@yahoo.com.ar…NANCY SI LO LEES TE PUEDES COMUNICARTE…CREO QUE RECORREMOS EL MISMO CAMINO…
TRINI MARÍN…VIVA ARGENTINA…MÁLAGA Y OLÉ…BESOS
MIGUEL ANGEL. UN SALUDO DE UNAS PERSONAS Q T CONOCIERON EN CARTAGENA DE INDIAS EN COLOMBIA.
LINA MARIA, VALENTINA Y QUIENTE SALUDA OSCAR APARICIO.
UN ABRAZO PARA TI,TU ESPOSA LOURDES Y TU HERMOSA HIJA.
ESPERAMOS Q LES FUESE MUY BIEM EN EL VIAJE DE REGRESO.
ESCRIBES MUY INTERESANTE Y TIENES UNOS ARTICULOS MUY BUENOS.
Q LO PONEN A PENSAR Y A REACCIONAR A MAS DE UNO TE FELICITO.
SALUDOS DE MI ESPOSA Y DE MI HIJA CHAO.
CUENTANOS COMO LES FUE.
NOTA: SEGUIREMOS LEYENDO LO Q ESCRIbAS…
Que lección de amor y humildad tan grande. Dices toda la verdad cuando hablas que no hacen faltas grandes discursos, sino obras. Lo mejor no son las palabras sino las obras. Hay que predicar con el ejemplo. gracias por este artículo.
APRECIADO MAESTRO! ME GUSTARIA VIVIR EN EL MUNDO QUE RELATAS DE BONDAD Y BUENAS ACCIONES PERO LA VERDAD ES OTRA LA REALIDAD ME LLEVA A PENSAR QUE SI VAS DE BUENA POR LA VIDA,TE COMEN POR SOPA(ES UN DICHO)SOY QUIZAS LO MAS INOCENTE QUE PUEDA ENCONTRAR EN LA VIDA, (A PESAR DE MIS AÑOS) CASI RAYANDO LA INGENUIDAD ENGRANDECIDA.Y ME HAN DANDO GRANDES GOLPES DE MAZO,TENGO ABIERTAS GRANDES HERIDAS TANTO PESO LLEVO A CUESTAS QUE NO PUEDO LLEGAR A LA CIMA. Y ME CORROE EL ALMA AL VER TANTAS INJUSTANCIAS Y AUNQUE ME FALLEN LAS FUERZAS SEGUIRE JUGANDO MI PARTIDA.
GRACIAS POR ESTAR AHI. UN CORDIAL SALUDO
MIGUEL ANGEL SE ME HA OLVIDADO DECIRTE QUE ESTE COMENTARIO LO ESCRIBISTES EL DIA DE MI CUMPLEAÑOS. UN REGALO PRECIOSO. GRACIAS
Me llegó mucho la historia, porque mi día se mueve gracias a esos desconocidos. Una simple sonrisa desinteresada puede cambiar el curso de un día completo, ayuda a ser más optimista en cuanto a las personas, porque los medios lo llenan a uno de tanta maldad que cada vez se hace más difícil tener una actitud caritativa para con los demás, por muy pequeña sea. Yo lo compruebo todas las mañanas al subirme al colectivo y saludar al chofer con una sonrisa y un «buenos días», eso los sorprende sobremanera.
Muchas gracias por compartir esa anécdota, es bueno que la gente promueva a estos «héroes», como bien los has llamado, para enseñarnos que es posible aportar un granito de arena para que este mundo sea más feliz.
Precioso artículo. Ojalá se multipliquen los gestos de bondad desinteresados.
Muchas gracias.
Un abrazo.
Encontré esto blog casualmente, y me he detenido por un largo tiempo a leer varias de tus publicaciones.
Es hermoso leer cosas como estas y creer que de verdad suceden, que no todo es tan malo como se lo muestra, que aún quedan cosas muy hermosas por descubrir, por vivir.
Aunque cuando salgo a la calle los ojos de la gente reflejan en la mayoría una gran tristeza, aunque la mayoria de las noticias que me llegan no son para nada alentadoras, pienso que está en cada uno la forma de ser feliz, y no hay mayor sentimiento de satisfacción que el de poder ayudar, y sentir que se le hizo un bien a alguien.
Sin dudas que demuestras ser una gran persona, y creo que eso es lo más importante.
Le deja un saludo un Jóven de 18 años, también las gracias, por compartir historias como esta (y otras que estuve leyendo), desde Mendoza, Argentina.
Buena suerte.