Aquí yace Patricia Henderson

30 Ago

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Se lo oí contar a mi querida María Pla, catedrática emérita de la Universidad Central de Barcelona, antes de iniciar el análisis de una tesis doctoral que ella había dirigido. Cuenta la doctora Pla que la profesora americana Patricia Henderson dice, al comenzar muchas de sus intervenciones, «en mi opinión…», «porque, en mi opinión…», «es que, desde mi opinión…».
Alguien, sorprendido por tanta reserva, le preguntó en una ocasión.
– Patricia, ¿por qué dices tantas veces «en mi opinión»?
– Porque dudo mucho, contestó. Me parece que es muy importante dudar. Tanto es así, añadió, que yo ya he encargado a mi familia que, cuando muera, el epitafio que se coloque sobre mi tumba, diga lo siguiente: «En mi opinión, aquí yace Patricia Henderson».
Sabia lección. Quien nunca duda, nunca buscará respuesta alguna. Nunca esclarecerá la verdad. Quien nunca pone en tela de juicio lo que sabe, nunca profundizará en las raíces de su saber.

Claro que la duda es un estado intelectual incómodo, inquietante. Pero la certeza, es un estado intelectualmente ridículo. Decía Aristóteles que «la duda es el principio de la sabiduría». Ortega y Gasset se mostraba sorprendido por la inquebrantable firmeza de la fe de un prelado: «Si será bruto el cardenal Segura que nunca ha dudado de la existencia de Dios», espetó.
Muchos fundamentalismos están cimentados en certezas absolutas, en verdades inconmovibles, en principios de tal contundencia que todos aquellos que no comulguen con ellos son considerados torpes o malos. Por cualquiera de esos dos motivos, han de ser combatidos y eliminados.
Dice Ernesto Sábato, no recuerdo en cuál de sus hermosos libros: «a lo largo de la vida he ido acumulando muchas dudas». Ese es un signo de sabiduría. Porque mientras más se sabe, más claro tiene uno todo aquello que no sabe. Por eso los sabios son humildes. Por eso mismo los necios son petulantes. El que no sabe nada, no duda de nada. Cree que lo sabe todo.
Hay que dudar. Hay que poner en tela de juicio nuestras creencias, nuestros a prioris, nuestras prácticas. Porque de ese modo podremos fundamentarlas mejor. De ese modo, podremos conocer que algunas de nuestras creencias más firmes no tenían fundamento alguno.
Hay quien hace alarde de no haber modificado en nada sus posiciones políticas o religiosas a lo largo de la vida. Como si ese fuera un indicador de estar instalado en la verdad. No siempre es así. La búsqueda permanente hace que, en algunas ocasiones, la persona se vea impelida a cambiar de posición. La incertidumbre nos hace formular preguntas y buscar nuevas respuestas. De esas contestaciones nacerán nuevas preguntas. Esos son los eslabones de la cadena que nos ata al verdadero conocimiento: preguntas y respuestas y preguntas…
Uno de los personajes, y curioso protagonista, de la reciente y voluminosa novela de Carlos Ruiz Zafón (El juego del ángel.Planeta.2008) dice:
– Nunca he sido una persona religiosa. Más que creer o descreer, dudo. La duda es mi fe.
Dudar es mostrarse insatisfecho con el conocimiento que se posee. Por eso la duda impulsa a búsqueda, a la pregunta, al estudio, a la discusión y al esfuerzo por la encontrar la verdad. Decía Pedro Abelardo: «La duda llama al examen y el examen a la verdad».
Hay dos caminos que conducen a la parálisis del pensamiento y al inmovilismo de la acción: El primero es la ausencia de autocrítica. El segundo es la cerrazón a la crítica que se plantea desde perspectivas exteriores. Es muy fácil autoengañarse y es muy gratificante dejarse seducir por las adulaciones.
¿Cómo y dónde se pueden cultivar las dudas y descifrar las verdades?
– En las lecturas profundas y reposadas, que ponen nuestro pensamiento en contraste con el de otros autores.
– En el diálogo sincero con otras personas, especialmente si piensan de forma diferente a nosotros.
– En los viajes que nos abren a otras formas de pensar, de vivir y de relacionarse.
– En el estudio y la investigación sobre el pensamiento y el comportamiento humano.
– En la reflexión sobre las críticas que recibimos de otras personas.
– En el autoanálisis que nos pone contra las cuerdas de la razón y rompe los mecanismos de un sistema de pensamiento basado en la lógica de autoservicio.
– E la ayuda de verdaderos maestros que no pretenden que pensemos como ellos sino que nos ayuden a pensar por nosotros mismos.
¿Cuántas veces damos por buenas las ideas que nos otros nos meten en la cabeza? Recuerdo al respecto una historia aleccionadora. Una persona que tenía un sólo par de zapatos pidió al zapatero que se los reparara mientas él esperaba.
– Es la hora de cerrar, le dijo el zapatero, de modo que no puedo reparárselos ahora. ¿Por qué no viene usted mañana?
– No tengo más que este par de zapatos y no puedo andar descalzo.
– Eso no es problema, le prestaré a usted hasta mañana un par de zapatos usados.
– ¿Cómo dice? ¿Llevar yo los zapatos de otros? ¿Por quién me ha tomado?
– ¿Y qué inconveniente tiene usted en llevar en los pies los zapatos de otro cuando no le importa llevar las ideas de otras personas en la cabeza?
¿Se puede llegar al convencimiento de que la búsqueda ha terminado, de que se ha alcanzado, por fin, la verdad absoluta? No es deseable. Dice Mario Vargas Llosa que la incertidumbre es una margarita cuyos pétalos no se terminan jamás de deshojar.

10 respuestas a «Aquí yace Patricia Henderson»

  1. En mis tiempos escolares se decía: «Era un hombre que tenía la cabeza tan chica, tan chica, que no le cabía la menor duda». Quizá tenga esto algo que ver con la cerrazón de mollera. Lo que si es cierto es que dudar de todo es una manera de tener seguridad en sí msmo.
    ¿Cómo no vamos a dudar, si no hay dos días iguales, que nos obligan a dudar de nuestras seguridades cotidianas que caducan cada noche cuando cogemos el sueño. Como decía Fidel Habib:
    » … Ya todas las inquietudes / tienen dispuesta la cuna, / con sábanas de silencio / y con caricias de plumas, / que esriben en tu almohada / caligráfica ternura: / ‘Mañana será otro día, / pliega tus luces oscuras, / que hoy ya está en la percha / que tienes para tus dudas’ »
    Es el sueño el que nos descubre las dudas, pero sobre todo son los sueños (soñando despiertos) los que nos delatan de todas nuestras incesantes y eternas dudas.
    Como cada día nos quedan menos clavos ardiendo a los que agarrarnos, seguiremos conversando aunque sea para no quemarnos.

  2. Si no hubiera duda no habría ciencia, ni cambios, ni investigación cintífica. Si no hubiera duda, nos moriríamos de aburrimiento. Claro que no todo es duda,sino viviríamos en un caos. Vamos construyendo certezas que se transforman en dudas para construir nuevas cetezas y así al infinito. Quienes tenemos muchos años y miramos para atrás, nos provoca más de una sonrisa aquellas cosas de las cuales estabamos terriblemente convencidos y dispuestos a dar la vida por ellas…
    Poder decir «en mi opinión» es tener un profundo respeto por quién piensa diferente y saber que es enriquecedor y productivo que existan opiniones que difieran de la nuestra.

  3. Algo tan simple como una gota de agua en el dorso de la mano imprevisiblemente correrá a un lado u otro, es una forma de ver el principio de incertidumbre que mueve el mundo, nuestras emociones y tal vez sea el motivo de tanta ansiedad.¿Existe lo cierto,¿cómo se defiende o ejemplifica?

  4. Cordial saludo. – Desde Córdoba, Argentina-
    En mi opinión es bueno tener dudas, así como escuchar las verdades y opiniones diferentes a las nuestras, que no somos los dueños absolutos de nada.
    Pero no creo que podamos andar arrastrando unas dudas eternamente, careciendo por siempre de opiniones propias.
    Gracias a las dudas podemos investigar, experimentar, informarnos acerca de lo que necesitamos o queremos saber, y así ir formando nuestras propias verdades y convicciones, que, por cierto, siempre deben dejar un espacio abierto a la discusión, pero debemos ser capaces de sostenerlas con fundamentos válidos.
    Porque si ni yo mismo me creo lo que digo, ¿a quién se lo voy a hacer creer?
    No nos olvidemos que el honor de llamarnos maestros conlleva el deber de señalar caminos.
    Es mi opinión.
    Cordial saludo.

    Desde Marull , Córdoba, Argentina. Nancy M.

  5. En mi opinión, es bueno tener dudas, así como escuchar las verdades y opiniones diferentes a las nuestras, que no somos los dueños absolutos de nada.
    Pero no creo que podamos andar arrastrando unas dudas eternamente, careciendo por siempre de opiniones propias.
    Gracias a las dudas podemos investigar, experimentar, informarnos acerca de lo que necesitamos o queremos saber, y así ir formando nuestras propias verdades y convicciones, que, por cierto, siempre deben dejar un espacio abierto al cuestionamiento , pero debemos ser capaces de sostenerlas con fundamentos válidos.
    Porque si ni yo mismo me creo lo que digo, ¿a quién se lo voy a hacer creer? ¿A quién voy a poder beneficiar con algún saber? Sería como andar por la vida tambaleándome por siempre.
    No nos olvidemos que el honor de llamarnos maestros conlleva el deber de señalar caminos.
    En mi opinión, aclaro.
    Cordial saludo. Desde Marull Córdoba, Argentina.

  6. Si dudo, estoy poniendo entre «comillas» algo que pienso que sé, puedo dudar de todo, socráticamente «solo sé dudar», me cuestiono por muchas cosas, que me plantean todos los días mis alumnos, por ello brindo, por que sino dudaran algo estaría haciendo mal, desde las cátedras debemos ser «generadores de dudas» y no entregar recetas de papillas predigeridas para que el camino del aprendizaje sea sencillo, por medio de la duda, tal vez me acerque a la verdad, pero puedo conocer la verdad? Por ahí andamos peleando entre dudas y más dudas…A partir de ese lugar construir una posible respuesta que pueda aproximarnos de alguna manera a una posibilidad de saber de qué puedo en definitiva dudar…

  7. Asi rapido escribo este comentario y puedo decirles que es verdad siempre querer saber más d elo q ya sabemos y no estar conformes con lo q ya tenemos en mente… bueno la verdad eso me pasó muchas veces, pero creo hoy q solo vivi para ello, y nada más para ello… quise investigar y saber el más alla, pero me olvidé de las cosas q ya estan listas y q debo disfrutarlas… me olvide de eso y ahora me siento sin autonomía q debo de lograr conseguirla…

  8. Estimadísimo Miguel:
    reniego de las infertilidades de la memoria, pero confío en las utopías y en las excepciones, por eso le cuento que soy esa cobarde, que no se puso de pie en el Teatro Gran Rex de Argentina, cuando usted, amablemente leyó unas palabras de mi autoría.
    En Buenos Aires, hoy se festeja el día del maestro, y busqué como cada año desde entonces, su power de la mariposa azul, que me acompaña y me emociona, hasta las lágrimas
    mi más afectuoso saludo.
    Graciela Bevegni
    Quilmes Argentina

  9. Soy «mestre d’Educació Primària» y hay una cosa que cada día intento que mis alumnos tengan, esta no es otra que la duda. Considero que hacer dudar a los alumnos/as es una grandes acciones que podemos realizar la gente que se dedica a la Educación, es decir todos. De nada sirve a nadie darle todo el trabajo hecho, decirle las soluciones a la primera, pensar que somos la razón eterna…etc. Cuando hacemos dudar a los niños, estos se dedican a pensar!!

    Un saludo a todos!

  10. «La duda metódica» de Descartes que, en mi humilde opinión, interpreto que nos sirve como procedimiento para aproximarnos -y no necesariamente alcanzar- las «verdades» o realidades que pretendemos hallar…

    Afortunadamente, creo que somos muchos maestros/as los que no dudamos a la hora de cuestionar la importancia que poseen los valores del respeto, de la empatía, de la solidaridad y de la responsabilidad, entre otros, así como de transmitirlos. Es precisamente en cómo transmitirlos donde posiblemente radiquen nuestras incertidumbres, en la sensación de no acertar en muchos momentos -aún cuando se actúe con los mejores propósitos y la más noble intención- o en la percepción de la insuficiente eficacia para que los receptores precisamente «reciban» el mensaje que pretendemos transmitir…

    Ahora bien, lo que no me cabe la menor duda es que merece la pena continuar transmitiendo valores, aun cuando cuestione mis propios métodos.

    Tampoco dudo en absoluto en agradecerte, querido amigo y maestro, tus continuas enseñanzas.

    Muchas gracias y un fuerte abrazo.

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