¿Cómo viven las vacas?

21 Jun

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Tiempo de evaluación en las escuelas y Universidades. Tiempo crucial. Quizás más crucial que el tiempo de aprendizaje. Porque lo importante, lamentablemente, acaba siendo aprobar y no aprender. Lo que le preguntan las familias a los hijos e hijas cuando llegan con las notas a la casa no es si han aprendido cosas relevantes, si han disfrutado aprendiendo, si han ayudado a otros a aprender, si han sido diligentes y esforzados aprendices, si el conocimiento adquirido les ha hecho mejores personas…. Lo que les preguntan en primer lugar es: «¿Cuántas te han quedado?
La evaluación que se realiza en la escuela sólo debe calificarse de educativa cuando realmente educa a quien la hace y a quien la recibe. Es educativa no sólo por evaluar procesos y resultados relacionados con la educación sino porque educa a sus protagonistas. Phillippe Perrenoud, prolífico y acreditado investigador ginebrino, acaba de publicar un libro (Editorial. Colihue, 2008) que se titula «La evaluación de los alumnos. De la producción de la excelencia a la regulación de los aprendizajes. Entre dos lógicas». Dice el autor en la Introducción: «Hablar de evaluación formativa ya no es patrimonio de algunos marcianos. Es posible que estemos pasando -muy lentamente- de la medida obsesiva de la excelencia a una evaluación formativa, al servicio de la regulación de los aprendizajes». Comparto esa visión optimista de la realidad. Hay muchos docentes sensibilizados ante la problemática que suscita una evaluación basada en el control, en la comparación, en la clasificación, en la selección y, como dice Bourdieu, en la «indiferencia a las diferencias».
Para que podamos avanzar en la dimensión formativa de la evaluación es necesario incrementar su racionalidad y su justicia. Para ello debemos intensificar el diálogo entre los actores de la evaluación (evaluadores, evaluados y familias), la comprensión del binomio enseñanza/aprendizaje y la mejora del mismo. Una forma de evaluar empobrecida, consistente en la repetición mecánica de las respuestas lleva a pensar que existe una respuesta única, que esa respuesta es la que exige el evaluador, que es necesario conocerla, memorizarla y repetirla fielmente y que si no se reproduce o si se discute se está abocado al fracaso.
Como de la evaluación depende el éxito o el fracaso, todo el proceso de enseñanza y aprendizaje se encamina a conseguir el logro deseado y, para ello, es preciso conocer y seguir las reglas impuestas.

El profesor José Crespo me brindó hace ya muchos años, a las puertas del edificio B de Filosofía de la Universidad Complutense, una significativa anécdota acerca de la problemática de la evaluación. Reproduzco el diálogo entre el padre y su hijo de diez años.
– Papá, me han hecho un examen.
– ¿Qué tal te ha ido, hijo?
– Mal. He suspendido.
– ¿Qué preguntas te hicieron?
– Eran muchas y cortitas.
– ¿Me puedes decir alguna de esas preguntas?
– Una era: ¿Cómo viven las vacas?
– ¿Tú qué contestaste a esa pregunta?
– Yo contesté: ¡Bien!
– ¿Cómo te calificaron esa pregunta?
– Esa mal.
– Y ¿cuál era la respuesta correcta?
– La que pone el libro:
– ¿Sabes ya lo que dice el libro?
– Sí, papá, ya lo he visto. El libro dice que las vacas pueden vivir en ganadería extensiva e intensiva. La respuesta correcta era «en ganadería extensiva o intensiva».
Es decir que, ante la pregunta, el niño puede recurrir a su cabeza (pensando) o al libro (repitiendo). Si dice que las vacas viven maravillosamente en comparación a como él vive (mugen, y no les mandan callar, se mueven y no les exigen inmovilidad, viven al aire libre y no encerradas, no van a la escuela, no hacen exámenes, se mezclan con los toros libremente en el campo…) se le califica mal. Si repite lo que dice el libro, sin entenderlo ni él ni el profesor, será bien calificado.
El problema reside en que, a través de la evaluación se pueden potenciar loas tareas menos rìcas intelectualmente. En un aula se realizan tareas de diverso tipo: memorízar, aprender algoritmos, comprender, analizar, opinar, crear… Aunque todas son necesarias, nadie discutirá que esa relación va aumentando de riqueza y complejidad. Sin embargo, es posible que si analizásemos los contenidos de la evaluación, comprobásemos que existe una inversión en la presencia de las tareas.
Para que la evaluación sea formativa tiene que encaminarse a la comprensión y al desarrollo, no a la atrofia de la creatividad y del pensamiento. Eso significa también que el alumno tiene que saber por qué lo ha hecho bien o mal. Tiene que tener una explicación de los fallos que ha cometido, y una constancia de los aciertos. De esa forma podrá aprender.
El diálogo con las familias también es importante. Porque. ante la obsesión por la eficacia, es necesario que sepan qué es lo que sucede con el proceso de aprendizaje de sus hijos, qué dificultades tienen, de qué limitaciones adolecen, qué tipo de ayudas necesitan y qué grado de esfuerzo realizan. La actitud de las familias es muy importante ante las calificaciones. Es probable que, en caso de que hayan obtenido buenos resultados, ni siquiera les preocupe si han hecho trampas para conseguirlos. Un mamá me cuenta que sorprendió a su hija con la parte interior de la mano izquierda completamente llena de anotación escritas con bolígrafo.
– ¿Qué es eso que tienes escrito en la mano?
La niña mira su mano sorprendida y con un gesto de extrañeza trata de explicar lo sucedido:
– Ay, no sé. Habré apoyado la mano sobre un libro sin darme cuenta.
En un cultura meritocrática las trampas no importan. Ni siquiera el aprendizaje importa. Lo que único que se valora es el resultado. Pero ya hay muchos padres y madres, ya hay muchos profesores y profesoras que están convencidos teórica y prácticamente de que las cosas no deben ser así. Y están dando pasos en la dirección adecuada. Hay que intensificar el ritmo de la marcha y hay que conseguir que más personas se rindan a la lógica y a la ética.

12 respuestas a «¿Cómo viven las vacas?»

  1. Tenés razón.Muchos padres y docentes pensamos que importante es enseñar a pensar. Que no tiene sentido la repetición memorística de montones de páginas sin saber que se está diciendo. Si ahora el acceso a la información es increíble de fácil. Lo que no es sencillo es como y que hacer con la información. Es cierto que la memoria es esencial, pero hay muchos recursos para ejercitarla.
    Días pasados mi hijo más pequeño, tiene 10 años, pasó largas horas entretenido fabricando de manera artesanal, instrumentos musicales. Palos de lluvia, tambores…No eran para la clase de música. Eran para Ciencias Sociales. Tuve ganas de abrazar al maestro que pudo hacer pasar a un niño tantas horas disfrutando de una creación personal, en lugar de las habituales repeticiones…
    Es cierto además que para un interrogante hay muchas veces distintas respuestas, pero la válida es la que el profesor espera. No hace mucho tiempo contesté a mi hija un cuestionario de geografía. Preguntas sencillas que yo sabía. Soy profesora de la materia. Con mucha desilusión todas las respuestas estaban mal. No eran las esperadas.
    Las evaluaciones tendrían que ser siempre a libro abierto. Si para los chicos y chicas es más difícil interpretar lo que dice que repetir de memoria…
    La escuela es uno de los espacios más lindos de los años de infancia y adolescencia. Lugar donde se disfruta de la relaciónes humanas. Donde se hacen las primeras amistades y aparecen los primeros amores. Se refuerzan los valores de respeto por el otro y se crece aprendiendo que importante es por sobre todas las cosas se personas correctas. Los conocimientos adquiridos son solo un punto. No lo olvidemos si queremos un mundo mejor.

  2. Al leer el articulo recuerdo que hace una semana cuando escuche esta historia en Resistencia,Chaco se me llenaron los ojos de lagrimas,pues no hacia mas de dos dias que mi hijo me habia traido la libreta de calificaciones y yo no habia hecho mas que mirar las materias que salio mal, en vez de felicitarlo por las que si aprobo.Por suerte pude revertir la situacion y le pregunte despues si habia disfrutado aprendiendo y que cosas no habia entendido para ayudarlo a superar.Tambien me replantee el rol docente en las evaluaciones, si realmente son educativas o simplemente sirven para calificar a los alumnos( y lo que es peor muchas veces solo sirven para descalificarlos,ponerles rotulos y eso si que los perjudica).
    GRACIAS PROFESOR..Por sus enseñanzas y por esa gran caja de galletas que nos trajo a los docentes chaqueños!!!
    P.D. Me gusto mucho sus power point sobre todos aquellos en que representaba a la evaluacion como una carrera en los que no todos tenian las mismas oportunidades para acceder.Me servirmucho si podria mandarme o indicarme en que paginas puedo acceder. MUCHAS GRACIAS

  3. SIEMPRE TU COMENTARIOS SON PARA ENSEÑARNOS CUAL ES EL CAMINO QUE DEBEMOS TOMAR ANTE LA DIVERSIDAD DE NIÑOS CON LOS CUALES COMPARTIMOS TANTAS HORAS.
    MÁS QUE EVALUAR CONOCIMIENTOS DEBEMOS TRATAR DE HACER AFLORAR VALORES DE LA VIDA…QUE SE RESUMEN EN LA PALABRA AMOR…LOS ALUMNOS DESEAN EXPRESARSE Y COMPARTIR SUS SENTIMIENTOS…LOS QUE TENGO A CARGO ESTE AÑO (11años)BUSCAN SIEMPRE A TRAVÉS DE LO QUE APRENDEN PONER EL CORAZÓN Y HACER DE CADA TEMA UN DELEITE.
    COMO SIEMPRE…GRACIAS, Y YA ESTOY ESPERANDO EL PRÓXIMO SÁBADO PARA CONTINUAR NUTRIÉNDOME CON TUS ENSEÑANZAS…TRINI !!!!!!!!!

  4. Tenía yo la maldita costumbre de llegar a clase después de corregir una evaluación y decirles a alumnos y alumnas: «Ya sabéis. Abrid los cuadernos que vamos a repasar el control de lengua y literatura». En la pizarra íbamos desmenuzándolo y, en plan foro, veíamos la corrección de todas las cuestiones. Ni que decir tiene que los que habían estudiado de firme y además sabían qué habían contestado eran los que participaban con más interés. En una ocasión, un alumno nos discutía y defendía su aportación. Otro saltó diciendo que eso no podía ser. No tuve más remedio que valorar públicamente a quien defendía su aportación y dije, porque era la pura verdad, que había un libro te texto que daba la misma solución que el compañero, aunque él ni lo sabía. Tuvimos que retomar el tema y llevarlo a lo que decíamos al principio de curso, ya que nuestro libro de texto también contenía algunas contradicciones que ya habían sido subsanadas, en su momento, para poder seguir entendiendo todos los contenidos con un mismo criterio.
    En otra ocasión, una de las preguntas de un control era: «Abre el libro por la página… y di qué ejemplo está mal y por qué». Un alumno y cinco alumnas lo resolvieron satisfactoriamente.
    Después siempre les entregaba el control corregido.
    El control final lo usaba para mejorar nota o recuperar. En una ocasión (hablando del diálogo con los padres), una madre me vino a ver, porque su hijo sólo había suspendido mi asignatura. Le dije que le había reducido la materia a sólo quince preguntas y que de esas quince le había puesto sólo cinco, de las cuales cuatro iban con un texto muy significativo de un autor para que dijera «¿Por qué el texto era de ese autor?. Contestó sólo una cuestión. Le pregunté que en qué asignatura aprobaba con semejante trabajo.
    Le dije que hiciera los trabajos de verano y viniera en septiembre, porque si no en el instituto, en el primer trimestre le iban a caer por lo menos tres «chicharitos»(suspensos). Con todo, consiguió cinco con su esfuerzo. Fue en 1995.
    Entre los trabajos de verano, siempre incluía un artículo de M.A. Santos Guerra. Aquel año le tocó a «La mentira de la verdad».
    Gracias por todo, Miguel Ángel.

  5. Quizá todo esto venga porque, como tú bien dices, Miguel Ángel, en la escuela se suele correr mucho pero sin saber bien hacia dónde. Estoy segurísima de que si todos los docentes y familias se preguntaran para qué debe servir la evaluación, no volverían a suceder anécdotas como las que cuentas. Una evaluación basada en la repetición de textos no puede soportar el más mínimo análisis crítico. ¿Acaso alguien puede encontrarlo algún beneficio?

  6. ¿Y qué dices de esos docentes que junto con las «calificaciones escolares» e independientemente de que haya buenas o malas notas, le dan a las madres una ristra de folios, una por asignatura, con lo que deben hacer los niños y las niñas en verano…? Es que me quedo totalmente pasmada y luego rabiosa y luego más rabiosa y luego… se me pasa la rabia porque afortunadamente no todos somos así.
    Saluditos. MA

  7. Es fantástico, como todos los articulos, que gracias a Dios podemos leer todas las semanas.
    Que importante sería que todos los docentes lo entendieramos de esta manera.
    Es muy importante que nuestros alumnos puedan aprender tambien de sus errores, eso les servirá para la gran carrera de la VIDA , para la cual los tenemos que preparar cada día mejor.
    Desde Argentina , espero que llegue con impaciencia el proximo sábado.M.S.M.

  8. El día 13 de junio en Presidente Roque Sáenz Peña (Chaco)viví una experiencia maravillosa y fue asistir al curso que usted brindo; fue muy gratificante y enriquecedor;Muchas gracias por brindarnos sus conocimientos.

  9. Totalmente de acuerdo con todas sus reflexiones. Importantísimo que el alumno tenga una actitud crítica ante las cosas y no memorice sólo por el hecho de memorizar. Importante que se evalúen los procedimientos. Pero también es importante la memorización, sobre todo cuando el niño es pequeño. No se trata de memorizar por memorizar y de repetir por repetir. Pero después de comprender y entender un proceso, unos datos, unos acontecimientos, unas reglas, unos autores y unas obras… etc. nos quedaríamos muy pobres si no intentamos que el niño lo aprenda. Puede hacerlo, tiene capacidad de memorizar y debemos exigirlo; lo que aprendemos de niños es difícil olvidarlo. No infravaloremos a nuestros alumnos, después de comprender, se puede aprender, se necesita esfuerzo personal pero los niños suelen habituarse fácilmente. La memoria es una capacidad de nuestra mente y hay que desarrollarla.

  10. ¡Cuántas verdades dice Ud. y qué bien dichas! Enhorabuena por cada uno de sus artículos. A una le «entra el mono» de dar clase cada vez que le leo. Muchas gracias.

  11. Soy de San Martín Chaco, en Argentina estoy participando en el curso donde usted dicertó «La evaluación de los aprendizajes…» ésas 3 hs pasaron volando por que necesitabamos escuchar a alguien que sabe tanto como usted, los comentarios no se terrminaban tanto a nivel profesional como asi tambien en el rol de padres.Yo habia escuchado sobre este curso le comente ami directora ,ella me recomendo que lo haga si podia y la verdad salí muy contenta de haber asistido. Muchas gracias profesor!!

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