Ante algunos efectos producidos por los resultados del Informe PISA (2006), se diría que el acróstico con el que se conoce el famoso informe de la OCDE sobre el aprendizaje de los escolares de quince años corresponde a la tercera persona del singular del presente de indicativo o al modo imperativo del verbo PISAR. Yo piso, tú pisas, él PISA… O bien: PISA tú… a quien esté debajo o a quien se pueda pisar.
La finalidad fundamental del Informe, sobre el papel, es: mejorar la calidad de la educación. ¿Para qué sirve, realmente? Pues muy sencillo (y ya sé que ésta es una simplificación abusiva): para que los que están arriba pisen a los que están en el medio y los que están en el medio a los que están debajo. Ocurre con los resultados del Informe lo que pasa con las grajillas de las que hablaba el etólogo Konrad Lorenz. La grajilla A pica a la B, a la C, a la D… y no puede ser picada por ninguna. La grajilla B puede picar a todas las que están por debajo y sólo ser picada por la A. Y así sucesivamente.
Por otra parte, los que están en la oposición pisan a quienes están en el Gobierno, los que están en el Gobierno pisan a las familias, las familias pisan al profesorado, los profesores pisan a los alumnos y los alumnos pisan a los profesores… Yo piso, tú pisas, él PISA…
En lugar de convertir el Informe en una oportunidad de reflexión y de impulso hacia la mejora, se utiliza como un arma arrojadiza contra quien interesa. El caso es convertirlo en una piedra. Basta repasar los titulares de prensa. Basta escuchar las declaraciones de los políticos y de muchos periodistas y de muchísimos ciudadanos para ver que se está desperdiciando una buena oportunidad para el análisis y la toma de decisiones. En el Informe español realizado por el MEC (2006) se dice que se trata de «un punto de partida», pero muchos lo convierten en una conclusión irrevocable e indiscutible que tiene el fin en sí misma..
Ya se sabe que los datos, sometidos a tortura, acaban confesando lo que quiere quien los maneja. Y quien maneja los datos del Informe PISA puede sacar una conclusión catastrofista sobre el funcionamiento de un sistema que está a años luz del que tuvimos quienes nos formamos en él hace medio siglo. Quien maneja interesadamente los datos puede concluir que los profesores de hoy son un desastre o que la LOGSE abolió el esfuerzo de los escolares, o que la comprensividad es un disparate. Y así sucesivamente.
No quiero que estas líneas se entiendan como una descalificación del Informe sino como una llamada a la relativización, lo que permitirá comprenderlo y utilizarlo adecuadamente. Descalificarlo, cuando los resultados no son favorables, es una torpe e interesada disculpa para no reconocer las limitaciones y los errores. Claro que dice cosas, claro que enseña cosas, pero hay que contextualizarlas e interpretarlas adecuadamente.
Las simplificaciones son muy peligrosas. Además esas simplificaciones llegan al gran público a través de titulares escandalosos. «España es el furgón de cola de Europa y Andalucía el furgón de cola de España», «Resultados catastróficos», «Fracaso del sistema educativo español», he leído a raíz del Informe de 2006.
No se puede comparar lo que es incomparable. Las condiciones, la historia, la configuración de los grupos, el nivel cultural de las familias, las expectativas… Hay que relativizar la comparación. El Informe no hace comparaciones agraviantes, pero induce a que se formulen de manera casi inevitable. No se puede poner a competir a quien tiene condiciones tan diferentes para la carrera. Un cojo, un lisiado, un obeso, un paralítico… O a quien tiene unos impedimentos que le dificultan el avance. Por ejemplo, alguien que tuviera una bola de hierro atada a un pie o una cadena amarrada a una estaca que le sujeta el tobillo. Pueden competir, claro está. Pueden compararse sus logros, pero nadie me negará que la comparación perjudica a unos y beneficia a otros.
La estandarización de las pruebas, encaminada a establecer una comparación, resulta peligrosa. Para hacer una buena comparación hay que tener en cuenta el origen, el punto de partida de cada país, de cada comunidad. Uno puede estar en el puesto número 10, pero si se olvida que ha avanzado treinta puestos, se comete una clamorosa injusticia. Y otro, que ahora es quinto, ha podido retroceder respecto a una edición anterior del Informe. El puesto es siempre relativo. Si compiten dos, el primero es penúltimo y el último es segundo. Los puestos son, pues, relativos.
Sólo se tienen en cuenta los resultados. Son importantes, cómo no. Pero una buena evaluación no puede olvidarse de los procesos que conducen a ellos Los resultados no pueden comprenderse sin los procesos. O, mejor dicho, no tienen el mismo significado que si se contemplan desde el análisis de los procesos que han conducido a ellos. Al no preocuparse de los procesos el Informe no ofrece suficientes explicaciones de por qué no se ha conseguido en alto grado o en grado suficiente al menos, aquello que se pretendía alcanzar.
La perversión de estas pruebas puede producirse cuando los Centros se pongan a trabajar para el Informe. Es decir, que lo más importante no sea la enseñanza y el aprendizaje que se realiza en las aula y en la escuela sino obtener un buen resultado en el Informe. Quedar bien ante la opinión pública. ¿Para qué un programa de educación para la convivencia? ¿Para qué un proyecto de coeducación? ¿Qué importancia tiene un plan de prevención del SIDA? Si todo ello no contribuye a tener mejores resultados, es tiempo perdido. Proceder de esta forma es colocar el carro antes que los bueyes. Conseguir un buen resultado se convierte en la meta absoluta.
Cuando existen deficiencias, lo peor que podemos hacer es echar la culpa a cualquier otro. Lo razonable es analizar qué puede hacer cada sector, qué puede hacer cada uno para mejorar la educación.
No tengo idea que es Pisa, pero este artículo me produce cierta angustia, ya que Argentina tiene la sana costumbre de importar modelos educativos de diversos países, en especial de España, que ya han fracasado en el lugar de origen.
Creo que los resultados no es el punto fundamental, sino todo lo que sucede en el proceso de obtención del mismo.Cuando un niño saca 10 pero lo obtuvo copiando,¿qué valor tiene ese resultado?¿No es mucho mejor un 7 de alguién que lo logro a través del esfuerzo personal?
Cuanto verbo para hablar tan largo sin detallar nada. Nada dices de los resultados PISA más allá de sugerir que son negativos en nuestro país y destacar un desafortunado símil homófono PISA = pisada , como alternativa a PISA = Programa Internacional Estudiantes Valoración . Dicen que las comparaciones son odiosas, y así es, pero cuando hay que dar la talla toca darla y si no se da toca reflexionar humildemente sin pensar en presuntas ofensivas orgullosas que PISAN nuestra dignidad, suponiendo que así sea. Supongo que te diriges a los colegas que saben de qué va PISA y comparten tus ideas acerca de la descontextualización del informe, según tu opinión, o descontextualizadas valoraciones acerca del informe, erráticas y desafortunadas en tu opinión. Sea cual fuere, pocos artículos acerca de PISA dicen tan poco como dice este.
Me parece muy importante el análisis que hace Dr.En el Perú se ha satanizado mucho a los maestros al respecto. Sin embargo, he leído un artículo del Dr. Jesús García Vidal, profesor principal de la Universidad de Sevilla – que cree ciegamente en esos resultados.
A mi parecer las divesidades culturales y sociales de los pueblos merecen tenerse en cuenta al exponer resultados muy sintetizantes como el informe PISA.
Atentamente,
Alberto Carrasco Torres
Universidad Los Ángeles de Chimbote – Perú
PD. Aprovecho la oportunidad para manifestarle que la siguiente promoción de educadores que egresarán de nuestra univesidad, llevará su nombre. Un abrazo.
Siempre he creído en una escuela que «enseña a vivir»: entendiendo esta expresión en ser mejor persona, solidarios,alegres, optimistas, una escuela que enseñe a creer en lo que uno hace y a valorar el trabajo de los demás. Una escuela que aprecie las diferencias y que enseñe el valor de lo verdaderamente importante…
Pero nos encontramos que estamos a la cola de Europa según el informe PISA…. gracias a él…en el Centro Educativo donde trabajo, parece que tan sólo son importantes los resultados en lengua y matemáticas….las optativas artísticas van desapareciendo: la música, la pintura, la plástica, no importan….el informe PISA no habla de ellas…. cuando son artes que ayudan al ser humano a expresarse, a ser más sensible…a sentir de otra manera… creo que vamos necesitando poner algo más de idealismo en nuestras vidas en estos tiempos competitivos y más competitivos que vivimos que tan solo nos ayundan a empequeñecer como personas.
desde luego que uno de los riesgos de esta evaluación es que ajustemos los programas para poder aprobar y con nota en el informe PISA siguiente , totalmente de acuerdo . esto sería a costa de otras materias fundamentales para la formación de los alumnos como personas y que no van a ser evaluadas en dicho examen. creo que este informe debe servir para reflexionar sobre lo qué está ocurriendo en nuestros centros : desmotivación de los alumnos, ortografia penosa , padres enfadados , profesores no valorados,..¿qué nos pasa?¿ en qué tenemos que cambiar?…
Estimado Dr., hace solo dos días tuve la suerte de estar en la charla dictada por Ud. en Sáenz Peña, Chaco, Argentina.Estoy por completo de acuerdo con su opinión sobre la relatividad de los resultados y la urgente necesidad de una evaluación de procesos. El año pasado dicté clases en un 2º año del Polimodal, al inicio del año les aclaré que los iba a evaluar día a día, no solo con las evaluaciones escritas o tradicionales, esto les generó mucha inseguridad ya que no sabían qué significaba eso. A lo largo del año debí reconocer que una de las evaluaciones en las cuales la gran mayoría había cometido el mismo error, fue a causa de un error mío en la formulación de las consignas, recuerdo la cara de desconcierto de mis alumnos: era la primera vez que escuchaban a un profesor reconocer que se había equivocado. Otro caso: una adolescente introvertida, a la cual le costaba participar y a quien la evaluación volvía casi un zombi, a través de la ev. diaria pude observar que ponía entusismo, garra en todo lo que hacía, cumplía con los trabajos y todas las actividades requeridas, sin embargo, nunca lograba más que un siete en las evaluaciones formales. Al poner todo en el tapete resultaba ser una alumna de 9 o más. Así la evalué.En síntesis, este año la escuché decirme «Señora, quiero leer el discurso en el cumpleaños del colegio». Casi me desmayo. Este año, en 3º de polimodal apliqué la Matriz valorativa para la evaluación. Fue muy gratificante ver como al presentar los trabajos siguientes, los alumnos habían mejorado, tuvieron en cuenta los errores cometidos y procuraron corregirlos. Preguntados si esa forma de evaluarlos les resultaba útil, contestaron que sí, porque podían ver dónde se equivocaron y arreglarlo, no era solo la nota vacía. Entonces, la evaluacón de procesos se puede y debe aplicar, brinda al docente una información más clara y precisa de sus alumnos, lo cual permite un acompañamiento mas real y fructífero.Eso sí, hay que agudizar el ingenio y arriesgarse. ¿Qué nos puede pasar? Que debamos decir: «Perdón, me equivoqué», les puedo asegurar que no hay nada que de más autoridad frente a los alumnos que reconocer nuestra limitaciones. ¡Hasta la próxima!
Creo que lo has dicho casi todo sobre lo que pensamos multitud de docentes de esta «pisada». Lo más grave es que nuestros políticos, consejeras y directores generalas usan ese «verbo» para hacernos creer que la educación debe ir por el camino de la competitividad. ¡Vaya estafa!
Es triste que la enseñanza se tenga que basar ahora en conseguir unos resultados de cara a unos informes y análisis totalmente descontextualizados y realizados al azar; y a quien le importe esas estadísticas, pocas clases ha dado teniendo que atender a la diversidad de los alumnos…
Totalmente de acuerdo con usted, D. Miguel Ángel.
Un saludo.
Estoy indignada…y cuando me indigno se me agolpan las palabras y no sé qué decir… mucho informe PISA, mucha prueba de diagnóstico y ¿quien valora la realidad de nuestras aulas?, ¿la diversidad que hay en ellas? (aulas de 25-26 alumnos donde la mitad son inmigrantes y no saben el idioma,¿les pasamos a ellos la prueba de diagnóstico también?)Siempre he pensando que evaluar con un número es muy injusto, es algo muy objetivo y la evaluación debe ser lo mas subjetiva posible, debe adaptarse a los distintos estilos y ritmos de aprendizaje de nuestros alumnos/as, debe centrarse en el proceso de aprendizaje y no sólo en el resultado…Por lo menos esto es lo que intento hacer dia a dia. No podemos olvidar a los alumnos/as con necesidades educativas especiales que se esfuerzan dia a dia y aunque no alcancen el nivel de sus aulas trabajan y hacen progresos… esto no cuenta…pero si los incluyen como un resultado negativo en la prueba de diagnóstico,etc.
PARA CARMEN:»No quiero que estas líneas se entiendan como una descalificación del Informe sino como una llamada a la relativización, lo que permitirá comprenderlo y utilizarlo adecuadamente. Descalificarlo, cuando los resultados no son favorables, es una torpe e interesada disculpa para no reconocer las limitaciones y los errores. Claro que dice cosas, claro que enseña cosas, pero hay que contextualizarlas e interpretarlas adecuadamente.»
No sé que es lo que le produce tanto enfado a Carmen; entiendo que puede no estar de acuerdo con lo que se dice, pero creo que no lo ha leído con la suficiente atención.
Por mi parte, también creo que las comparaciones son odiosas. Sobre todo si se comparan los mismos resultados para procesos que no han sido similares. Y eso no quiere decir, que no debamos aprender de los datos que puedan dar esas «evaluaciones»; pero no por ello machacar a los que tengan resultados más bajos. Quizá no es culpa del informe, sino de la utilización que de él se está haciendo.
Como viene siendo habitual desde que le leo, estoy totalmente de acuerdo con Miguel Angel.
Hasta pronto.
No estoy enfadada, no me siento PISADA ni ofendida. Me siento advertida e informada, no pongo en duda los créditos que acompañan a este informe, sobre todo si los comparo con los créditos locales de cada comunidad haciendo sus propias valoraciones limitadas a su propio entorno. En una cosa podemos estar de acuerdo, lo peor de PISA son las interpretaciones que se hacen de sus resultados.
La utilización que se está realizando del Informe es, a mi modo de ver, cuando menos, peligrosa, pues supone una simplificación del proceso educativo. La incorporación de las competencias básicas en el currículum debería suponer un replanteamiento de nuestras maneras de hacer las cosas, de la educación que hemos ido construyendo. Se trata de un problema complejo en la medida en que las ocho competencias (nueve en Castilla-La Mancha con la emocional) ponen sobre el tapete muchos aspectos hasta ahora descuidados y que traen consigo replanteamientos metodológicos que incluyen conceptos, procedimientos y actitudes nuevas, procesos difícilmente cuantificables. Es eso precisamente lo apasionante del reto, reinventar la escuela (aunque sea sobre principios no tan novedosos, ya los veíamos en la ILE y en los auténticos MRPs). Lo peligroso es que esas competencias han venido asociadas en el mismo paquete con PISA y en muchos discursos la medida de ellas viene establecida por el informe. Éste ha de utilizarse para lo que tiene sentido, una llamada de atención contextualizada para mejorar nuestros resultados, cantitativa y cualitativamente. Pero el reto de las competencias en la escuela, desde infantil hasta la facultad no puede encerrase en los encorsetados márgenes de PISA, hay demasiados flecos fuera que no se trabajarían y que serían de muy difícil evaluación al modo PISA.
Todo documento posee un valor informativo y considero que es preferible observar unos datos a no disponer de ningún informe que pueda ser objeto de análisis. Ahora bien, estoy absolutamente de acuerdo con la preocupación sobre la interpretación que del mismo pueda realizarse, entendiendo también que la objetividad puede ser bastante relativa. Pero, especialmente, me inquieta la posible manipulación de los resultados, la incidencia que pueda trasladarse a la opinión pública no docente y -como se explica en este artículo- que el informe se convierta en un fin en sí mismo.
La confusión de medios y fines siempre es peligrosa. Más aún cuando se pueda priorizar el empleo de la energía en responder como se espera al informe y no en atender las necesidades reales de los discentes.
¡Extraordinario artículo!, querido amigo y maestro. Continúa proponiendo reflexiones que inviten a la mejora.
Muchas gracias.
Un enlace para relexionar;
http://candaya.blogspot.com/2008/04/leer.html
entendiendo por reflexión la consideración nueva o detenida de algo.
Desde luego hay gente ignorante en el mundo de la educación. Así nos va. Este artículo encierra un importante mensaje. A todos los que se les llena la boca diciendo que el artículo no dice nada acerca de PISA, le digo que hay mucho más mundo más allá de este informe. Es más, PISA es solo el comienzo de un necesario proceso de evaluación. Evaluar es reflexionar, es mejorar. Cada país debería reflexionar y tratar de mejorar, independientemente de lo que diga PISA. PISA es un recurso más, al igual que lo son los infinitos informes del Eurostat, de la Comisión o el Consejo Europeo.
Muchos países al margen de los que ya participan en PISA querrían formar parte de este macroproyecto para tener evaluadores externos a propia voluntad, sin duda la mejor evaluación que puede haber. ¿Quieres un PISA? ¿De jamón y queso?
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