Acabo de leer en el periódico El País las declaraciones de Santiago del Valle, el presunto asesino de la niña onubense Mari Luz. No puedes dar crédito a tanta crueldad, a tanta frialdad, a tan monstruosa insensibilidad. El presunto asesino dice al juez en su relato: “Asomaba la cabeza (de la niña) por el carrito, así que la tapé con una chaqueta negra. Fui con el carrito en dirección al hotel AC. Recorrí unos trescientos metros”. Y prosigue: “Encontré una alcantarilla. La abrí. Era redonda y con escaleras. Allí tiré a la niña. Pero no sé si estaba viva o muerta. No sé si pudo ahogarse. Cuando la tiré oí un golpe y tapé la alcantarilla. No oí gritos ni nada. No sé si había agua en la alcantarilla. No sé si pudo morirse después por el golpe o por el agua. Yo podría indicar el sitio donde la tiré”.
He sentido escalofríos. Me he pasado un largo rato pensado en el proceso que lleva al endurecimiento del corazón. humano. ¿Cómo alguien es capaz de cometer este crimen?, ¿cómo es posible llegar a ese grado de brutalidad, a esa perversión? ¿Qué nos pasa a los seres humanos que somos capaces de albergar en el corazón tanta maldad? Y la víctima en este caso es una niña, una infeliz e inocente criatura de cinco años.
¿No es para echarse a temblar? ¿No es para preocuparse de los procesos educativos (deseducativos) que conducen a situaciones semejantes? Y voy más allá: ¿hacia dónde va esta sociedad si hechos como éste no conmueven los cimientos de la política, de la justicia, de la comunicación y del sistema educativo?
Esa es la gran cuestión. Si, a través de los procesos de socialización (y, especialmente de la educación), nos preocupamos de formar las dimensiones afectiva, actitudinal y ética de las personas. ¿Qué sociedad estamos construyendo entre todos? ¿Qué ciudadanos salen de nuestras escuelas? ¿Qué es lo que de verdad nos importa? Dice Perrenoud que la escuela tiene dos cometidos básicos “desarrollar la solidaridad y el respeto al otro, sin los cuales no se puede vivir juntos ni construir un orden mundial equitativo” y, en segundo lugar, “construir las herramientas para hacer el mundo inteligible y ayudar a comprender las causas y las consecuencias de la acción, tanto individual como colectiva”
Me llama la atención la diferente actitud de las personas ante los mismos hechos, ante las mismas situaciones. ¿Qué es lo que nos hace evolucionar hacia posiciones diametralmente opuestas? Hay quien se compadece de los demás. Hay quien envidia a los demás y les causa daño cuando puede. ¿Qué mecanismos nos van haciendo caminar hacia una posición básica de empatía o hacia otra de animadversión o de indiferencia hacia el prójimo? El vicio de la envidia es la imagen invertida en el espejo de la misericordia. Si la envidia es la tristeza ante los bienes ajenos, la misericordia es la tristeza ante los males del prójimo.
Quiero compartir con el lector una historia anónima en la que se reflejan las dos actitudes básicas a las que vengo haciendo referencia: Dos hombres, ambos muy enfermos, ocupan la misma habitación de un hospital. Uno de ellos, que sufre ataques horribles de asma, está al lado de la ventana para que pueda respirar mejor. Tiene sobre la mesilla un botón que, cuando sufre un ataque de asma, pulsa para demandar la atención de médicos y enfermeras. El otro enfermo, es un paralítico que lleva mucho tiempo sufriendo intensos dolores. Se encuentra en el otro extremo de la habitación, completamente inmovilizado. Sólo puede mover el brazo derecho.
El enfermo asmático mira por la ventana y le cuenta a su amigo todo lo que desde ella se ve. Con detalle le va describiendo cómo nadan los patos en el estanque, cómo pasean los enamorados cogidos de la mano, cómo juegan los niños con aros, pelotas y juguetes diversos. Le cuenta con detenimiento todo lo que ve desde su cama: el desfile de soldados que atraviesa la gran plaza, el carro de caballos que va paseando a los turistas en un día espléndido de sol, el perro que corre entre los niños detrás de la pelota…
El compañero escucha con envidia aquellas descripciones detalladas. Y, poco a poco, va urdiendo en su corazón una estrategia que le permita a él disfrutar de lo que el otro ve cada día. Así que una noche, cuando observa que se avecina la crisis, retira disimuladamente el cable con el botón de alarma. La crisis se produce y el enfermo asmático, desesperadamente busca el botón salvador. No lo encuentra. Intenta gritar sin conseguirlo, entre espasmos. Y, como consecuencia, muere asfixiado. El compañero coloca el cable sobre la mesita y se hace el dormido. Cuando llegan las enfermeras en su visita rutinaria encuentran el cadáver del enfermo asmático tendido sobre la cama. Comprueban que el timbre funciona. No saben lo que ha podido suceder.
Al día siguiente, el compañero del fallecido solicita que le coloquen en la deseada cama de su compañero. Espera disfrutar de todo aquello que no ha podido ver durante tanto tiempo. Los médicos acceden a su petición. Y, cuando le acercan a la cama observa que, desde ella, sólo se ve un paredón sucio y agrietado. Desea volver atrás en el tiempo. Desea agradecer a su víctima lo que tanto tiempo ha hecho por él. Pero ya es tarde.
Esta dramática historia nos remite a la reflexión sobre la actitud que mantenemos ante el prójimo. He observado a lo largo de la vida que hay personas que mantienen una actitud positiva hacia el prójimo y otras que han ido fraguando, a través de la experiencia, una actitud negativa, envidiosa y hostil. He visto que las primeras son más felices. Y hacen felices a quienes tienen cerca. Las otras destruyen lo que tocan y son más desgraciadas. Me interrogo por los caminos que recorremos para llegar a unas posiciones o a otras. Qué es lo que nos va haciendo situarnos en un lado u otro del bien. Me pregunto por las estrategias educativas conducentes a cultivar en el corazón de las personas sentimientos de bondad, de compasión y de solidaridad. Esa es, a mi juicio, la gran cuestión.
Las estrategias educativas no se pueden circunscribir a lo escolar. Hay que partir de esta premisa para cerrar el círculo de lo educativo. Y para cerrarlo hacen falta unas infraestructuras educativas ligadas a lo social. Ya existe la figura del Educador Social…, desde hace poco. Pero aún falta que existan esos equipos de Educación Social en cada barrio, en cada punto dónde existan niños y niñas, jóvenes y familias. Aún así, existirán lugares de difícil acceso (guettos), de cambio lento y difícil. Y otro trazo esencial está en los mass media, éstos se rigen por otros valores, más bursátiles que educativos y sociales. Es más, hoy día, es el medio más influyente sobre los niños, jóvenes y familias y el problema está en que la influencia no va en el sentido de crear ciudadanos respetuosos con su entorno y con ellos mismos, más bien se fomenta una vida de película o videojuego donde valores como esfuerzo, solidaridad, no violencia…, quedan relegadas a programas testimonio en horas intespectivas. La basura nos inunda y nos mimetizamos con ella e incluso nos entretiene. Después, eso sí,¡¡nos lamentamos!! –como debe ser– Después a pesar de todo, y en un mundo casi perfecto, seguro saldrían especímenes del tipo español, austriaco o brasileño…mounstruos irrecuperables para una sociedad, porque estoy convencido de que los mountruos existen. El dilema será que existan medios para detectarlos y tratarlos de la manera lo más humana posible… (¿?)
Días pasados por un error de la computadora de un cajero automático se “traspapeló” mi sueldo. Cualquiera puede imaginar la angustia. El trabajo de todo el mes. Cuentas para pagar, vencimientos, etc, etc,. Mis hijos se pasaron dándome silenciosos abrazos todo el día. Mi hija de trece, además de los abrazos, me dijo: “dale mamá, se mira para adelante, lo que pasó, pasó… Es solo dinero…¿vos no decís así?” Y en ese momento supe que bien valía el dinero perdido, que me servía para comprobar que, sí, había dejado en todos estos años importantes semillas en el corazón de mis hijos. Siempre les digo que no me importa si saben demasiada lengua o matemática… Per si me importa el esfuerzo y que sean buenas personas, es lo que ellos pueden poner de su parte.
Creo que la educación de los niños y niñas empieza el día que nacen. Cuando llegan a la escuela, lo hacen con una carga de valores, que pueden enriquecer en ella. ( A veces no). Es muy fácil dejar la responsabilidad de la educación de nuestros hijos al sistema escolar. Como madre mi parte de educación continúa cada día. Hace que mis hijos tengan una actitud crítica para juzgar la realidad e incluso a sus propios profesores cuando estos hacen abuso de poder. Hace que puedan decir lo que piensan en el tono correcto de una discución…
La escuela, como la sociedad en la que vivimos, está en crisis. Las crisis son para el cambio. todos queremos un mundo mejor. Que cada uno colabore para ello desde el lugar donde se encuentre.
Estimado Amigo:
Siempre con historias que llegan al corazon. Quisiera opinar y desdoblar en dos tu valioso aporte.
Primeramente, quisiera decir que la educacion seguramente hubiera sido necesaria en los primeros años de vida de ese energumeno pero su accionar no tiene respuestas ni justificacion alguna, seguramente tampoco podra ser recuperado porque no el sistema no esta preparado para ello. Un ser tan enfermo debe ser detectado y apartado de la sociedad porque indudablemente seguira dañando a sus congeneres.
Por otro lado, sin dudas, desde la educacion se orienta y se transfieren valores que perduran de por vida. La pregunta es… esta el sistema educativo preparado para educar para la paz y los principios humanos o simplemente los programas educativos.???
Tambien es necesario aclarar que la educacion o la escuela misma, es un complemento de la educacion, el amor, el respeto y los principios recibidos desde la familia. No es unica responsabilidad de la escuela la formacion del individuo, sino ser continuadores sobre esquemas definidos. La esencia del ser humano viene desde el nacimiento, continua con los primeros meses y años de aprendizaje, amor y contencion familiar para luego complementar su “conocimientos y actitudes” en la escuela.
Todo un tema, amigos…
Saludos respetuosos.
Hola, interesante,entretenido y bonito blog, reciba saludos desde Barcelona (spain)
excelente la historia nos hace reflexionar nuestro quehacer cotidiano,ya que al trabajar en la escuela notamos que no todos ponemos las mismas ganas e invertimos nuestro tiempo,en nuestros alumnos.Trabajo en una escuela a la que concurren muchos adolescentes con carencias diversas, trabajo e invierto tiempo personal en poder sacarlos a pasear y que compartan experiencias que en sus casas no los tienen, sin embargo hay compañeros que me dicen para que pierdo el tiempo en eso si cuando sean grandes van a ser igual a sus padres.
Como siempre, un relato genial y en este caso, una realidad aterradora.Es la primera vez que escribo algún comentario pero soy una asidua lectora de este blog, que nos hace reflexionar cada semana sobre algún tema que se narra de una manera tan peculiar, crítica y respetuosa. Me encanta… la reflexión no es lo que más se promueve en una sociedad en la que nos hace tanta falta ser críticos y distinguir la información que nos aporta algo positivo entre tal cantidad de noticias y tantos medios a nuestra disposición.
Escribo porque el otro día llegó a mis manos, en la cafetería de la Universidad una hoja de firmas para que se reformen las leyes oportunas y se condene a los pederastas a cadena perpetua y se publique una lista con sus nombres. Yo no firmé, pero más bien por el dilema moral que se me presentaba que porque tenga algo claro. Por un lado, entiendo que el porcentaje de recuperación de estos delincuentes es mínimo y lo que hacen es horrible. Por otro lado, y en base a esa bondad, compasión y solidaridad de la que nos habla este artículo, no puedo dejar de pensar, por útópico que parezca, en que la reinserción es posible y tenemos que buscar caminos para ella y no crear cada vez más medidas restrictivas y de condena.
Los profesionales de la educación debemos trabajar por y para la sociedad y desde esta misma. Aprovechemos la escuela y otras muchas instituciones para construir un mundo mejor desde los cimientos. ¿Y si esa persona que representa al pequeño porcentaje que se recupera, quizás 1 entre mil, fuera un familiar cercano?¿Seguiríamos pensando en la cadena perpetua y en esa etiqueta de por vida? ¿Solucionaría algo el saber que en la vivienda de al lado tenemos un pederasta que acaba de salir de la cárcel o por el contrario sembraría más el pánico y la discordia? ¿Por qué no hacemos otra hoja de firmas pidiendo más medios para la prevención y los trabajos de reinserción social en las cárceles? ¿Tenemos derecho a etiquetar a alguien de por vida o es la misma persona la que se pone esa etiqueta? Cuántas cosas en las que pensar… Gracias Miguel Ángel!
Lo acontecido con Mari Luz me deja sin palabras.
En cuanto a las estrategias del sistema educativo contaré un par de experiencias que contrastan el sistema argentino con el español, similares en sus fundamentos y diferentes en sus estrategias didácticas. Cuando mi hijo estaba en parvulario, en Argentina en el horario del desayuno las maestras seleccionaban dos niños/as que colocaban en la mesa compartida unas cestas con bizcochos a compartir entre todos, “la premisa era compartir”; cuando llegamos a España me sorprendió ver la diferencia, cada niño/a comía en aislamiento lo que traía de casa y si los padres se olvidaban era muy raro que alguien compartiera o le ofreciera su desayuno. Otra experiencia como madre ha sido observar como los niños/as argentinos realizaban la actividad de modelado de una masa de sal y agua; aquí hemos conocido la lectura precoz y luego en primaria el generalizado bajo rendimiento en comprensión lectora. ¿Porqué hablo de estas cosas? Soy docente, he estudiado y trabajado en ambos sistemas educativos, nuestras culturas son bastante similares, pero hay sustanciales diferencias. ¿Porqué no incluir en los centros educativos pequeñas iniciativas, en vez de grandes innovaciones? Digo pequeñas, pero tienen un valor educativo enorme. En el primer ejemplo se aprende a colaborar, la experiencia compartida en torno una mesa, no se establecen diferencias, se comparte el alimento… Mediante la segunda experiencia, con el modelado, los niños/as aprenden a crear, a imaginar, a expresar… al llegar aquí llegué a pensar que en Argentina estábamos creando clase obrera en las escuelas concertadas, qué equivocada estaba!
Han pasado unos cuantos años y observo que los que no han aprendido a compartir, establecen relaciones de intercambio, los que no han aprendido a crear y han crecido con todo hecho y satisfecho sufren grandes crisis cuando no pueden controlar, entre otras cosas las relaciones. Eran solo pequeñas estrategias que transmitían grandes valores. Actualmente, los progenitores trabajan y delegan casi por completo la educación de sus hijos en el estado. Creo que nos estamos equivocando. Luego vemos que hemos delegado nuestra confianza en una institución, que como todas tiene grandes falencias y, que entre otras cosas, no ha sabido detectar a tiempo a los burócratas y los monstruos vestidos de cordero. Las estrategias escolares debieran comenzar por el cariño y el respeto al ser humano, sería importante empezar por hacerle espacio a la expresión sensible y a la empatía y responsabilizarnos, como maestros, de lo que pasa en clase. Es muy fácil y cómodo “pasar la pelota”. Es también fácil hacer un buen discurso. ¿Cuántas veces nos preguntamos hacia dónde vamos como sociedad? ¿Si el enfoque ético se ha perdido? ¿Cuáles son las competencias que se aprenden en la escuela, las que sirven a los intereses del mercado? ¿Qué no podríamos tener una actitud más “sostenible”con el planeta y los humanos? Creo que lo necesario es emprender cambios consensuados.
No es solo la educación, es un compendio de muchas otras cosas, pero es indudable que estas “personas” no han debido tener una educación en los primeros años de su vida y que sus familias, de algún modo son desestructuradas, no es normal que alguien planee un crimen tan cruel, si no es que está enfermo o si no es que es muy mala persona y que ha tenido muy malos modelos.
La familia es la principal fuente de educación, la escuela es secundaria, si los valores que te inculcan en la escuela no son apoyados por la familia, entonces acabemos.
A.F. dice una gran verdad,en sus hijos ve una gran semilla de bondad. Esto es lo que cuenta y entonces te das cuenta de que has hecho una importante y buena labor educativa.
Yo aprendía de mi madre analfabeta a ser una buena persona, se lo agradeceré siempre. Las matemáticas siempre fueron muy duras para mi. Hoy en día repaso con mi hijo conocimiento del Medio y aprendo cosas que no aprendí entonces, pero la realidad está ahí y no me puedo quejar de mis conocimientos ni mi educación.
Recuerdo a un maestro que al salir cada día al patio de recreo, mirando al alumnado, decía: “Aquí está toda la sociedad”.
bueno leei esto de pura casualidad y es verdad
ahunque creeas que tu nunca lo arias ay personas que les gusta pero esa es gente que tiene la mente super
maldosa pero buena historia bye