Voy a pasar lista por orden cronológico

2 Feb

profesor.gif Conozco muchas antologías del disparate que han elaborado profesores con las barbaridades que contestan los alumnos en las clases y en los exámenes. Tengo ahora mismo delante de mí una de ellas, ya clásica, titulada “Segunda Antología del disparate”, escrita por el profesor Luis Díez Jiménez. Se dice en la contraportada: “Libro de broma, claro está, pero para tomárselo muy en serio. La risa y la alegría son fuentes de salud. ¡A ver si es posible que con este libro la enfermiza educación actual se reanime y cobre el grado de salud que necesita!”. Parece decirse, ya sé que no es esa la intención del redactor del texto, que riéndonos de esos disparates se va a mejorar el sistema educativo. Siempre se equivocan los alumnos. Siempre son ellos los perezosos y los torpes. Ni por asomo se puede sospechar, al parecer, que algunos de esos disparates se deban no al deficiente aprendizaje de los alumnos sino a la impericia o a la torpeza de los que tenemos que enseñar.

Me gustaría que los profesores nos sentásemos en las aulas a contestar las preguntas que los profesores de las demás asignaturas hacen a los alumnos. ¿Cometeríamos algún error? ¿Diríamos algún disparate? Un libro coordinado por el profesor José Manuel Esteve recoge los resultados de una investigación en la que se somete a profesores a las preguntas de los exámenes que han realizado los alumnos. Los resultados son impresionantes.
Los periodistas Miguel Villarejo y Javier Serrano han escrito un libro con disparates…, pero de los profesores. Los que decimos en el aula, en la escuela, en las explicaciones y en las mismas preguntas que hacemos. El libro se titula “Voy a pasar lista cronológicamente y otros disparates de los profesores”. Me parece un libro interesante porque rompe una inveterada manía. La de sostener que los disparates son propiedad exclusiva de los alumnos y de las alumnas. Juanjo de la Iglesia dice en el prólogo que “el docto cuerpo profesoral (se refiere a las exitosas antologías de disparates de los alumnos) quedaba a salvo de la quema, contemplando con condescendencia a aquella grey de adolescentes que les hacían perder el tiempo y a los que intentaban desasnar sin conseguirlo”. Los alumnos eran los únicos responsables de su pereza y de su ignorancia.Dice el editor en la contraportada: “Hartos de sentirse incomprendidos y atacados, los alumnos han decidido pasar a la acción y dar a conocer lo que sucede en las aulas”.
El libro no se escribe de la noche a la mañana. En 1996 aparece la primera batería de ‘píldoras’ en la revista “Tristes tigres”. Los alumnos envían a la sección los curiosos disparates de los profesores. Algunos docentes se resisten a la iniciativa: “Como me saquéis en las Píldoras de Menos 20 os pongo un cero a perpetuidad”, dice alguien. La pregunta que lanzaron los autores era bien sencilla: “¿Dice cosas raras tu profesor? Contribuye a inmortalizarlo enviando sus perlas para próximas ediciones a ordencronológico-yahoo.es”.
Voy a recoger algunas joyas que se presentan en el libro. Hay disparates que nacen de la ignorancia. Otros que proceden del error. Algunos que tienen su origen en la mala uva.
– “Tenéis que leer un par de dos libros” (Filosofía).
– “Cervantes tuvo muchos hermanos, ya que su padre tuvo muchos hijos” (Literatura).
– “Atención, que esto es nuevo para los que no lo saben” (Dibujo).
– “Un microcosmos es como un cosmos en pequeñito” (Filosofía).
– “Los vegetales, mientras viven, son vivientes” (Filosofía).
– “Cuanto más lejos estemos, más separados estamos” (Física).
– “Gauss descubrió el teorema de Gauss” (Física).
– “Pensad mentalmente en la fórmula del agua” (Química).
– “El espacio aéreo llega hasta donde se acaba” (Derecho Internacional).
– “El autor de este libro está muy fallecido” (Derecho).
– “Tiene tres coches propiedad de su propiedad” (Economía).
– A una alumna que acaba de leer un texto en inglés: “Ahora vuelve a leerlo, pero sin comer sopa” (Inglés).
– “Profesora: ¿Alguien sabe la respuesta? Alumno: 1000 pesetas. ¡Pues qué barato, seguro que es de un Todo a 100! Profesora: La inteligencia te la compraste allí, ¿verdad? (Matemáticas)”.
– “Profesora: ¿Os gustan los donuts? Los alumnos, desconcertados: Sí. Profesora: Pues tenéis uno cada uno en vuestra lista (Inglés)”.
– “Si no queréis estudiar, id al campo a tiraos a la Bartola o la primera que pase” (Literatura).
– “Catorce votos para que el examen sea el miércoles y dieciséis para que sea el jueves. Lo justo es que sea el miércoles” (Historia).
– “Alumno: ¿Nos da las notas? Profesor: Do, re, mi, fa, sol, la si, do”.
– “Yo puntúo bajo porque vivo en un primero” (Matemáticas).
Ante la iniciativa de los periodistas algunos profesores reaccionaron de forma temerosa y agresiva. Otros, más inteligentes a mi juicio, de forma sensata: “Estas píldoras del Menos 20 son buenísimas. ¿De verdad que decimos los profesores tantas tonterías?”.
¿No cometemos errores? ¿No somos ignorantes respecto a muchos saberes que no dominamos, aunque seamos expertos en la disciplina de la que somos especialistas? ¿Qué problema hay en reconocer que nosotros nos equivocamos y que no sólo los alumnos carecen de alguna información importante? Los sabios son humildes. Los necios suelen ser petulantes. No podemos olvidar que el profesor, para impartir las clases, tiene sus apuntes delante. Al alumno, sin embargo se los quitamos para hacer los exámenes. El nerviosismo, la tensión, la preparación de última hora y, a veces, la forma de hacer las preguntas llevan a errores que han sido célebres.
El libro de estos jóvenes periodistas aporta algo más que unas leves sonrisas. Encierra una lección que me parece saludable. Seamos humildes y tengamos sentido del humor. Nadie es tan ignorante que no tenga nada que enseñar y nadie es tan sabio que no tenga nada que aprender.

8 respuestas a «Voy a pasar lista por orden cronológico»

  1. Algún día los maestros y maestras aprenderán que lo que hay que hacer es enseñar a pensar. ENSEÑAR A PENSAR.A que cada uno pueda analizar su realidad y su contexto y elaborar sus propias conclusiones.
    El año pasado compre para mis hijos dos preciosas enciclopedias españolas, donde se encuentrar todas (o casi todas) las repuestas que pueden preguntar en la escuela. No las usaron. Solo unas teclas y les sobra información que buscan de Internet. Más importante que dar información es enseñarles que hacer con el cúmulo de la que tienen al alcance de las manos. De que sirve repetir como loros lo que no tienen ni idea de lo que significa. Los libros en la escuela siempre tienen que estar abiertos, incluso en los exámenes. El maestro/a tiene en sus manos todas las herramientas para hacer del paso por las aulas momentos de reflexión, formación y alegría. La felicidad también se enseña. Quizás si dejaramos de ser tan académicos y mostraramos caminos llenos de verdades y alegrías contribuiríamos todos a un mundo mejor. Quizás…

  2. Estoy enganchado de forma habitual a todo lo sucedido. Todo tiene una explicación. Yo no soy profesor aunque me deba esforzar en enseñar a unos alumnos especiales que son mis residentes. Siempre he observado a mis compañeros mayores, que desde su superioridad en la experiencia han dado explicación a los fenómenos y sucesos sin buscar la base científica o las fuentes adecuadas donde apoyarse. En el mundo de la medicina surgen igual que en la enseñanza ese salto similar entre el enseñante y el enseñado o, en este caso entre el médico(sabio) y el paciente (ignorante). Siempre me he quedado perplejo como ante la pregunta: “y esto de que me viene doctor”. Una repueta sencilla, directa y vacia como: “del mismo dolor” es suficiente para impedir una segunda pregunta. Las respuestas y afirmaciones que se cuentan en tu comentario, probablemente nacen de un origen común. La necesidad de hablar y la ignorancia-atrevida de la superioridad. Tardamos dos años en aprender a hablar y más de setenta en aprender a callar. Gracias por tus reflexiones y espero la próxima.

  3. Los programas y libros de texto llevan a los niños y niñas a la memoria como único método de aprendizaje.En la escuela del siglo XXI se sigue igual en la mayoría de las aulas. Quien sabe dos cosas más que otro ya es más listo e inteligente. Por eso ahora hay demasiados superdotados, porque son capaces de almacenar más cosas que su maestro. ¿Para cuándo las clases “foros de discusión” para comprobar que entre todos sabemos más, con asambleas en las que todos aprenden a pensar, escuchar y esperar el turno?
    Una amiga me contó que un doctor en la Universidad ante una pregunta de un alumno respondió que “eso no venía en el libro”. Quizá esta salida no sea para integrarla en la Antología del disparate y sólo sea paradigmática de cierta pedagogía del “Magister dixit”.

  4. El contenido de este artículo ha propiciado que recordara algunas vivencias de mis primeros años de aprendizaje. Si me permiten, contaré sólo una anécdota:

    “Tarugo, besugo, alcornoque, burro, bestia, imbécil…” y otros cuantos adjetivos más utilizaba cierto profesor para dirigirse a nosotros. Los recuerdo bien, entre otros motivos, porque llegamos a escribirlos -así como el número de veces diarias que los empleaba- para presentar una carta informativa al director del centro en el que estudiábamos… Un día, ese mismo docente, comenzó a criticarnos porque olíamos mal, muy mal. Concretamente, nos “halagó” diciéndonos que apestábamos a mierda. Al cabo de un rato, al sentarse en su sillón (ubicado sobre la tarima), algunos pudimos observar que había restos de excrementos en la suela de su zapato…

    Creo que la mayoría aprendimos mucho de este maestro. Gracias a él comprendimos –porque experimentamos- el valor de la empatía, la importancia de tratar a los demás con amabilidad, sin herir a nadie, y que los maestros no somos perfectos.

  5. Estimado Profesor: El 12 de febrero tuve el honor de asistir a la charla que usted dio en el Congreso de Educación en la Ciudad de Buenos Aires. Fue un discurso realmente movilizante. Por supuesto que anoté la dirección del blog, pude verlo y me encantó. Me gustaría saber dónde puedo ver la presentación de Power que ud. pasó como final ded su exposición, ya que me pareció muy emitiva y me gustaría volver a disfrutarla. Desde ya muchas gracias.

    • Son dos cosas muy diferentes-
      Lo que me gustaría saber es POR QUÉ no te gusta, cuál es el motivo del disgusto…
      Otra cosa es el aburrimiento: es una impresión muy subjetiva… La pretensión de escribirlo no era divertir a nadie.
      De todos modos, gracias por leer.
      Tal como está escrito tu comentario, poco puedo aprender.
      Saludos.
      MAS

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