El tenis (anti)pedagógico

19 Ene

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La relación familia/escuela es hoy especialmente necesaria. En una etapa en la que la crisis de valores se hace patente, la unidad de acción resulta imprescindible. Los profesores necesitamos información, ayuda, colaboración y apoyo de los padres y de las madres. Y la familia necesita la intervención de profesionales que trabajan colegiadamente en el marco de una institución educativa.
Cuando estas dos instancias juegan una partida de tenis (anti)pedagógico (pelota para allá, pelota para acá, pelota para acá, pelota para allá) los niños pierden la partida. Las acusaciones van de una parte a otra, de una instancia a otra y nadie quiere hacerse responsable de nada. La culpa del fracaso la tiene la familia, dicen los profesores. La culpa de los problemas que tienen los niños la tienen los profesores, dicen los padres.
He asistido a muchas reuniones conjuntas de padres y profesores. El diálogo, muchas veces, se produce de este curiosa forma. Comienzan los padres (o las madres, casi siempre, que son las ‘delegadas familiares’ de la educación):
-A mi hijo, ayer, le metió un compañero un lápiz en un ojo. Los niños no tienen la vigilancia necesaria. No hay derecho.
El turno les corresponde ahora de los profesores, que es como si no hubieran oído nada de lo dicho por los padres:
-He citado a una familia a través de todos los medios posibles: carta, teléfono, internet… y ha sido como si oyeran llover. ¿Cómo podemos trabajar así?

Imagino ese tipo de diálogo como si cada sector hubiese acudido a la cita con un cesto de piedras. Comienza el intercambio. Y comienza la pelea. Piedra que vuela hacia las cabezas de los profesores, piedra que impacta en el cuerpo de los padres… ¿Qué sucede al final? Pues que todos salen llenos de heridas, de chichones y de dolor. Nadie ha avanzado un centímetro hacia mejores posiciones. Alguna vez he modificado la propuesta de estos diálogos diciendo:
-Ahora los padres van a reflexionar en voz alta sobre aquellas situaciones, actitudes o ideas que tienen que cambiar. Y lo mismo harán los profesores. Lo llamativo es que han salido las mismas cuestiones, pero ahora sin producir heridas.
-Nosotros tenemos que intensificar la vigilancia en los patios porque están llenos de peligros, dicen los profesores.
-Nosotros tenemos que acudir más puntual y diligentemente a las citas de los tutores, dicen los padres.
Hay que acabar con el tenis (anti)pedagógico. Para ti la pelota de la culpa. Para ti la pelota del fracaso. Y así hasta la extenuación sin que nadie de un paso hacia la mejora de la educación de los hijos y alumnos. La colaboración se tiene que producir en todos los ámbitos. En el didáctico, es decir en lo relativo a los aprendizajes. En el educativo, que esta vinculado a la esfera de actitudes y valores. En lo organizativo, es decir en la gestión institucional. Y en lo comunitario, que proyecta la acción educativa en la sociedad.
La colaboración, por otra parte, tiene que ser sincera, sustantiva, real y exigente. Hay muchas trampas en la participación. Por ejemplo cuando se trata de una participación regalada («vamos a dejar participar a las familias», se dice, como si no fuera la participación un derecho y un deber). O cuando la participación está recortada y reducida a los aspectos marginales de la actividad curricular («las familias van a organizar las actividades extraescolares»…). O cuando la participación está trucada («los padres van a participar, pero solamente si están en la línea impuesta por el profesorado»…). O cuando la participación es meramente formal, pero no real («se han respetado todas las exigencias legales»…).
La participación tiene también exigencias. Hay que tomar parte (eso es participar) para ayudar, no para destruir. Para animar, no para condenar. Para exigir, no para actuar de comparsa. Para estimular, no para amenazar.
Claro que lo primero que tiene que suceder es que la sociedad y la familia respete y valore a los profesores. No siempre han sido bien tratados. Y ahora tampoco. Un médico amigo, de gran sensibilidad pedagógica y asistente a uno de mis cursos, me envía la siguiente anécdota que oyó contar a su abuelo, que fue maestro de escuela. Antes de la guerra fue enviado a una escuela rural, en una masía aislada de la Sierra del Maestrazgo castellonense, entre los pueblos de Benasal y Vistabellla. Una escuela, la Escuela del Canto, que era un aula con una pequeñísima casa adjunta poco preparada para las inclemencias del clima. La asistencia de los niños era irregular. Los desplazamientos desde sus casas a la escuela y la falta que hacían en sus casas para ayudar limitaban su presencia. Sin embargo parece que la labor que allí hacía era bien considerada por los niños y sus familiares. Así, un buen día, vieron subir la loma de la escuela a dos hermanos que cargaban un cesto enorme lleno a reventar de higos. Un cesto más grande que ellos. A duras penas lo arrastraban agarrando cada uno de una de las asas. Una vez arriba el maestro preguntó:
-Pero, ¿dónde vais con eso, hijos míos?
-Son para usted, señor maestro, dijeron con orgullo los niños.
-Pero, esto…
-Son para usted. Mi padre dijo: venga, pues como el cerdo ya no los quiere… llevádselos al maestro.
Cuando no se respetas a los profesores, es imposible avanzar. Y tampoco cuando los profesores piensan que los padres y las madres no tienen capacidad para actuar de forma eficaz y responsable. Cuando no se confía en ellos, cuando no se cuenta con ellos y cuando se piensa que sólo están ahí para estorbar.
Hay que ganar esa partida de tenis entre todos Y para ello todos tenemos que estar en el mismo bando. Escuela y familia. Familia y escuela. Escuela, familia y sociedad. En el otro bando juegan el pesimismo, el fatalismo, la agresividad, la intolerancia, el desinterés, la rutina, la comodidad, la injusticia, la desigualdad y, en definitiva, desastre.

14 respuestas a «El tenis (anti)pedagógico»

  1. Encontre el adarve buscando en internet una historia que recordaba lejana sobre el peso de un copo de nieve, esa busqueda me llevo a encontrar este espacio de reflexión, conoci a Miguel Angel cuando estudiaba magisterio ya hace años, y al reencontrarlo aqui acudo puntual cada semana para leer y a la par reflexionar. Mi actitud con los maestros de mi hijo aun cuando estos algunas veces no me gustan es de respeto quiza porque yo tambien estuve años en la escuela y conozco los dos lados. Pero cuando hablo con ellos defiendo mis opiniones con respecto a la educación de mi hijo porque ademas el hecho de ser profesora de educacion especial me da conocimiento para saber cuando hablan de mi hijo (que esta en integracion ) cuales son aquellas cosas que a el le benefician, le favorecen y le motivan, aunque tambien siempre reconozco el esfuerzo personal que hacen para atenderle`pues la integracion se ha convertido en un mero papel sin recursos que sostienen los que aun dentro de las escuelas y con mil dificultades sigue creyendo en ella. Y seria importante reflexionar si se da el mismo valor a la educacion de cualquier niño que a la de un niño de educacion especial, la respuesta es clara:no, las vidas de niños iguales no tienen el mismo valor ni se emplean los medios necesarios para que estos niños al igual que los demas puedan desarrollar al pleno todas sus capacidades. Yo reconozco el esfuerzo personal que hacen a diario estos maestros y maestras pero la cuestion es que ellos deberian tan solo trabajar con interes y disponer de los recursos suficientes, y la historia deriva en que para que nuestros hijos sean atendidos tenemos que andar reclamando a educacion, al defensor y acaso acudiendo a tribunales porque no todas las vidas que trascurren en las escuelas valen igual.Un saludo Carmen

  2. Como madre siempre me hago cargo de los logros y los fracasos educativos de mis hijos. Cuando mis hijos no obtienen los logros esperados se que es mi responsabilidad. Pero muchas veces siento que padres y maestros no caminamos el mismo camino de crecimiento, enriquecimiento cultural y de sabiduría. Como si estuvieramos en bandos contrarios. Una vez se me ocurrió decir a una maestra que a mi lo único que me importaba era que mis hijos fueran buenas personas. Que lo mismo me daba que supieran mucha lengua, ciencias o matemáticas. Que podían ser más o menos inteligentes, pero que si eran responsables de su conducta dentro de la escuela. Lo sigo pensando. Nunca me lo perdonó. Y no faltaron ocaciones de hacerme sentir que si eran importantes los muchos conocimientos que la escuela brinda. Tantas veces me pregunto porque no podrán los maestros caminar junto a sus alumnos en un camino que ellos han recorrido tantas veces, ayudando a disfrutar de ese tiempo en la escuela.
    Todos somos responsables. La escuela no queda afuera de los cambios profundos que suceden en la sociedad. A veces parece que se hubiera quedado detenida en el tiempo, y los niños y niñas no encuentran atractivos en ella. Algún día la escuela se preocupara por enseñar a disfrutar de la vida, a ser felices, a hacer de los que pasan por ella, seres solidarios y con profunda sensibilidad por el otro. Algún día será…
    Padres y maestros queremos que los niños y niñas crezcan en amor y en sabiduría. ¿Porqué no intentarlo juntos?

  3. Carmen,
    otras veces he leído algún comentario tuyo y me solidarizo contigo, porque se que difícil es para los padres cuando sus hijos tienen necesidades educativas especiales.
    Trabajo en un centro de atención temprana y con quién más choco en mi trabajo es con el sistema educativo que tantas veces se niega a incluir a niñas y niños con distintas capacidades y se resisten a hacer planes especiales para necesidades diferentes.
    En mi trabajo en educación siempre estoy del lado de los padres. Ya que la vida les resulta por momentos más difícil, trato de acompañarlos y quitar las «piedras» del camino. Un abrazo, y que el amor por tu hijo haga que nunca dejer de luchar por sus derechos.

  4. Siempre he comentado y sigo comentando que mientras los padres y madres, en la puerta del colegio digan: «es que los maestros…» y a su vez los maestros digan: «Es que los padres…», no vamos bien.
    Haces muy bien, Miguel Ángel, en recordarnos estos temas de entendimiento. Recuerdo que hace un par de años, unas madres criticaban que una clase de preescolar iba más atrasada que otra, porque no había empezado el libro de lectura con, digamos, la «ma,me,mi…». Pues resultó que en esa misma semana, la profesora, después de todo el trabajo de lectura globalizada y colectiva, para que ningún estudiante se sintiera señalado, había comenzado el «ya,ye,yi…», con ocasión del cumpleaños de una niña que se llamaba Yaiza, a la que le regalaron un «Libro de cumpleaños» con los dibujos y «letras» de todos los compañeros y compañeras.
    Es una pena que nos fijemos en los fallos y no dialoguemos para ver lo bueno, felicitar y dialogar siempre.
    Muchas gracias, Miguel Ángel.

  5. Gracias, Miguel Ángel, por tu metáfora del tenis, esa partida que jugamos padres y profesores achándonos la culpa unos a otros del fracaso de la enseñanza. Llevo dieciséis años impartiendo clases entre Cataluña y Andalucía y cada vez estoy más seguro que la causa del fracaso de la enseñanza pública española se debe a que las teorías pedagógicas que abanderas están en el poder. Una casta política con escasa formación, asesorados por unos pedagogos hostiles al conocimiento. Por cierto, nunca me había planteado lo afectivo como opuesto al conocimiento. Se quiere más, lo que se conoce más.

  6. Soy Elena, una maestra de infantil que lleva apenas tres años ejerciendo con los más pequeños del cole, con mucha vocación e inniciativa.
    Este año además, desempeño el papel de Secretaria dentro de un centro de nueva creación y estudio pedagogía en la Universidad de Málaga. Estos tres contextos en los que me muevo a diario me dan la oportunidad perfecta para conocer cómo funcionan las familias en las escuelas y que trato reciben desde diferentes ámbitos.
    Tristemente desde la escuela sólo se recurre a ellas para eventos especiales y son varias las compañeras que evitan el contacto con las familias para no «complicarse» la vida. Además añadimos la posición del equipo directivo intentando evitar en todo momento el contacto excesivo con las familias, no vaya a ser que se tomen «confianzas innecesarias». Por otra parte, desde la Facultad, se apoya la incorporación de las familias en las escuelas, las escuela de puertas abiertas, las formas de relación positiva entre familia y escuela, una imagen no frecuente y que a todos los maestros nos gustaría poder llevar a cabo con las familias de nuestra aula pero, ¿qué ocurre con los conflictos? ¿qué hacemos cuando comienza esta partida de tennis? ¿existen formas de pararla?. En ese campo no recibimos ninguna formación ni en Magisterio ni en Pedagogía.
    Creo que es necesaria la colaboración de todos, se trata de escuchar por ambas partes, de ceder un poquito y de buscar lo mejor para los niños. Como soy joven aún confío en que a veces, la escuela y las familias pueden ir de la mano en una misma dirección dejando las raquetas quietas.

  7. Pero es que esto no sólo funciona en el ámbito escolar, este es el mecanismo del mundo, ¿se quiere cambiar? Pues que se cambie desde un principio, en cualquier relación mismamente …

  8. Según mi última experiencia de Profesor Jefe a ese curso ,según profesores del plantel , asistían sÓlo diez apoderados a reuniones trimestrales.
    -Les cite por escrito ,breve y sencillo,sin amenaza
    -Adecué el ambiente con música mexicana.
    -Recibí a la pareja de padres con mucho afecto.
    -Señale mi función docente en formar a sus hijos para ser responsables,honestos y felices.
    -Señalé temas positivos generales e interesantes para ellos ,observados en el curso.
    – Al finalde la reunion conpatimos un te con queque.
    – En ese instante destaque lo positivo de su hij@.
    – Todos los apoderados integraron comisiones de trabajo para el curso.
    – Asistieron 54 padres de un curso de 32 alumnos.
    – Resalté hablar siempre bien de los padres y ellos del profesor .
    – Los errores se tratarían personalmente.
    . Asombrosamente el curso pasó a ser muy destacado en el colegio .
    – Los alumn@s eligieron de Presidente al compañero con más anotaciones negativas. Pasó a ser un muchacho que todo lo queria realizar .hoy es un destacado ajedrecista de la región .
    – De ahí en adelante todo cambió por el interes de colaborar y participar de alumnos y apoderados.
    Recomendación . COMUNICACÓN CON CARICIA Y SINCERA .
    Resultados : SORPRENDENTES

  9. Leyendo el artículo sobre el partido de tenis (anti)pedagógico de MAG surge una reflexión que, me parece, no es menor. Soy docente y parte del equipo de conducción de una escuela en la Argentina. Las situación reflejada en el artículo es exacta a lo que ocurre con nuestra comunidad escolar y me pregunto: qué ocurre que a miles de km de distancia los padres y maestros tienen los mismos problemas, participan del mismo partido de tenis -así, antipedagógico? No es que las sociedades son todas únicas y diferentes? Por qué existe esta respuesta defensiva en sitios tan dispares? Porque, si bien tenemos un bagaje cultural muy fuerte que proviene de España, sabemos que esta misma situación se da en varios países. Qué le pasa al hombre, en general, que perdió la capacidad de autocrítica y de mirarse introspectivamente aunque más no sea un poquito? Evidentemente, en las escuelas -lugar de privilegio, si los hay- deberemos seguir trabajando muchísimo para que los niños crezcan con una visión más amplia y más humilde. Y que podamos compartir la grandísima tarea de educar.

  10. Creo que el punto de partida para que todos ganemos esta “competición de tenis” estriba precisamente en evitar tal competición. En todo caso, pienso que mi mayor rival soy yo mismo, mi propio ego. ¿Acaso no es más difícil vencer al propio ego que apedrear dialécticamente al otro, que exigir las responsabilidades a los demás? ¿Es que resulta que ya he hecho suficiente en Educación? ¿Cuándo he de considerar que no es necesario dar un paso más? ¿Cuando debo entender que he concluido mi aportación en el proceso de enseñanza-aprendizaje? ¿Acaso no se es maestro siempre? ¿En qué momento puedo atreverme a afirmar incluso que mi propia formación es integral, actualizada y perfecta?

    Por tanto, entiendo que cuando se antepone al otro a los propios intereses se percibe una actitud sincera en la comunicación –como muy bien afirma Jorge Espinosa Gutiérrez-, además de una voluntad de colaboración real. Sí, se percibe. Y esa percepción es justamente la que posee la potencialidad de romper las barreras y situarnos en el mismo bando al que se refiere Miguel Ángel Santos Guerra. En el otro, también ha señalado qué elementos se sitúan.

    Muchas gracias por estas reflexiones.

  11. Luego de la lectura del articulo y de haberlo escuchado personalmente durante la conferencia auspiciada por la editorial Santillana en Argentina estamos comvencidas de que la educacion es un convenio que se realiza entre dos partes de suma trascendencia social: la familia y la escuela. si bien las responsabilidades de ambas partes estan divididas es solo en conjunto que entendemos que podemos lograr una mayor calidad educativa y optimos resultados.
    Otras de las cosas que apreciamos durante su estadia en nuestro pais fue la motivacion recibida sobre la necesidad de escribir la experiencias aulicas y darlas a conocer; es a raiz de esto que creemos que seria muy importante para nosotras mostrarle y conocer su apreciacion sobre una ´pequeña investigacion que realizamos en la ciudad de Rio Cuarto, Cordoba con alumnos ingresantes al nivel terciario que intenta reflejar, entre otras cosas, las caracteristicas del joven actual. Para ello necesitariamos saber a que direccion deberiamos enviarsela.-
    Agradecenmos inmensamnete el reconocimiento que tiene por la funcion del docente en la actualidad

  12. Estimado Miguel Angel:
    Sí, la educación es responsabilidad de todos: escuela, padres, sociedad.
    Para jugar este partido, tenemos que empezar respetando las reglas y no buscando cupables de errores y fracasos.
    Pensemos que si nosotros tratamos de cambiar para ser mejores, todo lo que está a nuestro alrededor, también de alguna manera va a cambiar y va a mejorar.
    Así como se aprende a leer leyendo, a escribir escribiendo, a caminar caminando…también se aprende a compartir compartiendo.
    Entendamos de una vez por todas que la educación es algo para compartir, y es acción. Una acción que SIEMPRE estamos a tiempo de comenzar. Pues empecemos, entonces,demos ya el primer golpe a la pelota, y hagámoslo poniendo lo mejor de nosotros.
    Gracias, Miguel Angel, por llamarnos cada semana a reflexionar sobre «el honor de llamarnos maestros».
    Una maestra que lo conoció en San Francisco, Córdoba, Argentina, y que lo admira profundamente, por su sabiduría, humildad y filosofía del aprendizaje para la vida.
    Nancy Mansur.

  13. SIEMPRE ESPERO EL CONGRESO DE SANTILLANA PARA PODER ESCUCHARTE Y CONTINUAR APRENDIENDO.SOY MAESTRA,ESTE AÑO CON NIÑOS DE 11 AÑOS Y LEYENDO TODOS TUS ARTÍCULOS ME INSPIRO PARA MIS CLASES.EXCELENTE ESTE QUE TERMINO DE LEER.ESTAMOS UN POCO LEJOS,PUES ESTOY EN BUENOS AIRES,PERO MUY CERCA DESDE EL CORAZÓN Y DESDE LOS SENTIMIENTOS. ERES UN REFERENTE MUY IMPORTANTE .FELICES PASCUAS Y UN BESO TRINI….

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