Voracidad recaudadora

1 Sep

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Las multas son siempre ingratas y, a veces, injustas. Y no me refiero sólo a la cuantía de la sanción. Me refiero, sobre todo, al motivo de la misma. A nadie se le oculta que las multas no son igualmente desagradables para quien las pone que para quien las recibe y las paga. Tengo alguna sospecha de que, en algunos casos, como el que voy a comentar, quien pone la multa no sufre sino que disfruta. Sea porque le pagan por ponerla, sea porque le felicitan por el número de sanciones que impone, sea por ser el ganador de este siniestro concurso, sea por tener una actitud sádica ante la vida y ante las personas. (Qué felicidad la de un agente sádico agotando su talonario de multas cada día. Me lo imagino deseando levantarse por la mañana y salir en busca de sus víctimas. Lo puedo ver comiendo de prisa y anticipando incluso la hora de reanudación del trabajo. O terminando la tarea un poco más tarde. Dos o tres multas más de añadidura serán para él un premio maravilloso).
Es un deber democrático hacer cumplir la norma y castigar a quien la infringe. Es también un deber democrático cumplir las normas y pagar las sanciones cuando se quebrantan. Pero las normas tienen una finalidad, no tienen un sentido en sí mismas. Las normas están ahí para hacer posible y agradable la convivencia. La finalidad de las normas y de su aplicación no es recaudatoria sino, aunque en muchos casos no lo parezca, pedagógica. Y no resulta pedagógica algunas veces la aplicación de la norma por el motivo (casi ridículo) de la sanción. Otras por la desmesurada cuantía que conlleva. Otras por la forma autoritaria de tramitarla.

Perdóneme el lector que haga referencia a un caso personal. La Feria de Málaga congrega en agosto a cinco o seis millones de personas. Acudí una noche a visitarla y tuve que aparcar el coche, después de media hora de búsqueda infructuosa, sobre una parte de acera que daba acceso a un Centro Comercial, cerrado como es lógico a esas horas. Me pareció un lugar ideal. Tan es así que creí que había tenido suerte al encontrar libre aquel espacio. No dificultaba el paso de transeúntes, permitía la circulación de cochecitos de niño, no impedía el tránsito de coches o motos. Perfecto. Una hora después encontré, sorprendentemente, una sanción sujetada en el parabrisas. Motivo: “Estacionar un vehículo automóvil sobre la acera o demás zonas peatonales”. O sea que, según el redactor, estaba en varios sitios simultáneamente. Me gustaría poder hacer un croquis para que se viera claramente la arbitrariedad de la sanción.
Haré a continuación algunas reflexiones sobre este hecho., que seguramente se puede generalizar. Me pregunto, en primer lugar, por la función que desempeña la Policía Municipal. ¿Poner multas es la función prioritaria en una ciudad de circulación caótica o en una Feria tan multitudinaria? ¿No existen otras funciones más importantes, más urgentes, más prácticas? Resulta escandaloso que el principal auxiliar de trabajo de un agente sea su talonario de multas. Y que se dedique a poner multas casi como una obsesión. Parece lógico que se multe a un vehículo mal aparcado que impide la circulación, que dificulta el paso de los viandantes o que hace complicado el paso de un carrito de la compra o de un cochecito de niño. Pero no es lógica la aplicación indiscriminada de sanciones. Le he oído decir a un policía de tráfico en la radio que sus superiores le reconvienen cuando ha puesto pocas multas:
– Le vamos a tener que regalar a usted unas gafas para que vea mejor las infracciones, le suelen decir.
– La mayor parte de los radares colocados en las carreteras no están en lugares de peligro sino en aquellos puntos que son propicios para la comisión de infracciones y, por consiguiente, para la aplicación de multas. Verdaderas trampas, vamos. Eso pienso cuando vea apostados a los policías en curvas o lugares en que es fácil que haya un descuido.
Voy a referirme en segundo lugar, a la flexibilidad en la aplicación de la norma. No puedo decir que aparqué debidamente “sensu stricto”. Pero dada la hora, el lugar y las circunstancias no merecía una sanción. Me gustaría ser profesor de un hijo del agente que me multó para poder aprobarlo aunque hubiera obtenido un 4.99 en un axamen final, decisivo para su carrera. Así vería que hay formas diferentes de entender y de aplicar la norma. Ya sé que aparqué sobre una acera. Lo hice con toda conciencia. Porque, entre otras razones, no molestaba a nadie.
La rigidez desmedida da a entender que lo más importante de las multas es el dinero que recoge el recaudador. Se descubre así que la norma no está hecha para el ciudadano sino el ciudadano para la norma. La cuantía de las multas descubre la escasa sensibilidad de algunos legisladores. ¿Cuánto cree que gana un ciudadano para que una mínima infracción se lleve la cuarta parte del sueldo? Me cuenta mi sobrina Isabel que le han multado en Madrid con 250 euros por aparcar en un lugar indebido. Se dice bien: ¡dos-cien-tos cin-cuen-ta eu-ros! Piensan que somos tan brutos que sólo la pérdida de dinero puede enseñarnos a cumplir nuestros deberes.
Quiero hablar en tercer lugar sobre el trámite de la multa. Hice el correspondiente pliego de descargo. Y la respuesta consistió en una nueva comunicación con el plazo de pago. Sin la menor atención al contenido de la reclamación. ¿Por qué ese desprecio al ciudadano? Da la impresión de que la voracidad recaudadora es tal que no se tienen en cuenta las exigencias elementales del respeto. Si un ciudadano hace uso del derecho de reclamación no es para perder el tiempo ni para ser despreciado con el silencio. No escribe para que le tiren el documento a la papelera. Una democracia exige unas normas cargadas de respeto a las personas, alejadas de la arbitrariedad, del autoritarismo y de la prepotencia. Me tendrán que decir por qué la alegación que he hecho es desestimada. Tendrán que dedicarme un minuto de tiempo para decirme que mi argumentación no es rigurosa o pertinente. Y, sobre todo, por qué.
Voy a plantear, finalmente, algunas reflexiones sobre el control democrático del dinero recaudado. ¿A qué se dedica? ¿En qué se emplea? Es imprescindible la transparencia para que hablemos de una democracia verdadera y no meramente formal. Lo más grave sería que ese dinero tan “legalmente” birlado a los ciudadanos no revirtiera en la mejora de las condiciones de la circulación y del aparcamiento sino que fuese a engrosar los fondos de reptiles. Transparencia, pues, y ética en el uso del dinero recaudado.
La sensación de impotencia que tenemos muchos ciudadanos de a pie (o de a coche) ante el sistema de normas y sanciones no es propio de una democracia auténtica. La convivencia exige normas razonables que todos respetemos, aplicación justa de las mismas, sanciones proporcionadas, atención respetuosa a las reclamaciones y –como es lógico- pago puntual de las sanciones, Lo que pasa es que muchos legisladores no saben lo que cuesta aparcar ya que disfrutan de un privilegiado y, por consiguiente, injusto sistema de aparcamiento. En espacio público ellos tienen aparcamiento privado. No saben en propia carne lo que son las multas. Y no quiero pensar que, cuando alguna vez se las ponen, cuenten con una mano oculta que las hace invisibles.

7 respuestas a «Voracidad recaudadora»

  1. Esta vez ha sido muy complicado poder dejar comentarios.
    Veo que han sacado esos códigos para entrar que siempre había que intentarlo por lo menos dos veces…

  2. Estoy totalmente identificado con su articulo.He sido multado con un rigor casi espartano, solo por aparcar y dejar unos papeles en un comercio. tiempo invertido 5 minutos no más. El agente estaba rellenado el formulario., le pedí perdón, le dije que solo habia dejado unos papeles, que los comerciantes tambien pagaban impuestos y tenian derecho de comer, nada, multa, multa.Los agentes deben estan al servicio de los ciudadanos, no para machacarlos».

  3. escuché hoy al Dr. en una Conferencia en Rosario, Santa Fe, Argentina. Brillante, como siempre. y cuando llegué a casa, abrí su blog. Me interesó este artículo, pero quiero referirme a las «normas»impuestas en la Escuela y a su cumplimiento o incumplimiento. Pienso, cuántas veces,las normas se transforman en obligaciones a cumplir, aunque su incumplimiento no «moleste a nadie.» Y cuántas veces las «sanciones» son desmedidas, a tal punto de ridiculizar al alumno por su no-cumplimiento. ¿Las normas para la escuela o la escuela para las normas?

  4. TOTALMENTE DE ACUERDO EN TODO. SI ACASO LE PODRÍA SUGERIR QUE EXQUISITEZ EN EL LENGUAJE (o en el escrito)NO SE MERECE. ESTA GENTUZA MERECE UN LENGUAJE ACORDE CON SU COMPORTAMIENTO. LOS ESPAÑOLES DESDE QUE NACEN, PARA HACIENDA POR EJEMPLO SON DEFRAUDADORES POR TANTO, DELINCUENTES; PARA LA POLICÍA DELINCUENTES EN POTENCIA, POR LO TANTO SOSPECHOSOS. VENIMOS DE UN PASADO EXENTO DE DEMOCRACIA Y LOS PRIMEROS A QUIENES SE LES NOTA ES A LOS POLÍTICOS Y A LAS FUERZAS POLICIALES DE TODO TIPO.
    Y YO ME PREGUNTO ¿POR QUÉ QUIEREN METER EN LA CÁRCEL A UN CONDUCTOR IRRESPONSABLE Y NO A UN POLÍTICO QUE NEGOCIA CON TERRORISTAS? QUE PONGAN AL MENOS EL MISMO INTERÉS POR UNO QUE POR OTRO.
    EL TEMA DEL AUTOMÓVIL ES UNO MÁS DE LOS ERRORES DE ESTA SOCIEDAD REPLETA DE BUITRES CARROÑEROS QUE SOLO SE PREOCUPAN DE QUITARNOS EL DINERO Y NO DE SOLUCIONAR PROBLEMAS.
    PERO COMO TODO … ¿QUIÉN ES CAPAZ DE CAMBIARLO?
    SALUDOS,
    UN ESPAÑOL CABREADO

  5. EL GRAN ROBO:
    SABEMOS QUE,OPERACIÓN TRIUNFO,ES UN PLAGIO DEL FESTIVAL AUTONÓMICO DE LA CANCIÓN,HECHO POR LOS OPORTUNISTAS DIRECTORES DE GESMUSIC-ENDEMOL ESPAÑA,QUE EL AUTOR QUISO DIALOGAR Y SE NEGARON,Y QUE A RAÍZ DE ELLO,MANDÓ CUARENTA DOSSIER A TODA LA PRENSA,DONDE LAS COSAS ESTÁN HARTO CLARAS, A PESAR DE IGNORARLAS.PERO LO MÁS SIGNIFICANTE,REPELENTE Y TRISTE A SU VEZ,ES LO QUE PASÓ UN TIEMPO DESPUÉS DE DICHA DENUNCIA PÚBLICA,QUE LOS TELEDIARIOS Y LA PRENSA EN GENERAL,COMENTARON EL 27 DE OCTUBRE DEL 07:
    HA FALLECIDO DE UN INFARTO,A LOS 43 AÑOS,EL QUE FUERA DIRECTOR DE TVE.DEL 2000 AL 2002,QUE DESEMPOLVÓ DE LOS CAJONES Y PROPULSÓ;OPERACIÓN TRIUNFO,PARA PASAR DESPUÉS A OTRA CADENA,Y MÁS TARDE,COMO CONSEJERO DE ENDEMOL,DESPUÉS DE LO CUAL;FICHÓ COMO PRESIDENTE DE ZEPPELÍN,HASTA EL DÍA DE SU MUERTE.TODO ELLO,(SEGÚN OTROS MEDIOS) DE LA MANO DE LOS DIRECTORES DE GEMUSIC,CUYAS PRODUCTORAS SON DEL MISMO GRUPO,DE LAS QUE ENDEMOL,HA HECHO OPERACIÓN TRIUNFO AL RESTO DEL MUNDO,CON GANANCIAS MILLONARIAS.
    AHÍ QUEDA ÉSO,SEÑORES,PARA EL QUE LO QUIERA VER Y DIFUNDIR.LAS COSAS HAN SIDO SIEMPRE MUY CLARAS,PERO ESTO LAS FORTIFICA,COMO EXECRABLE VERGÜENZA,INHERENTE AL SER HUMANO DE CUELLO DURO,QUE ROBA LA GOTITA DE SANGRE DEL NECESITADO.

  6. Los Policiía de Málaga no son nada. Si alguien quiere ver una Marbella sin Julián Muñoz puede venir a ver a los del Rincón de la Victoria, y hacer un recorrido turístico por las casas donde viven los que van a entrar el año que viene, y el otro y el otro. Como siempre, «hijos de» que todo el mundo conoce que consiguen su puesto de trabajo sin esfuerzo y que no cumplen con sus obligaciones porque no saben valorar la suerte de un empleo digno.

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