La casa solariega

18 Ago

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Pasamos la vida corriendo. De aquí para allá, cada vez más lejos, cada vez más de prisa. Buscamos la felicidad. Sin preguntarnos antes de iniciar el camino dónde se encuentra. Alguien me ha pedido, amablemente, que cuente la siguiente historia judía con la que alguna vez he cerrado un curso o una conferencia.
Cerca de la ciudad de Alejandría vivía un hombre honrado en una casa solariega en la que había un jardín. En el jardín había un pozo artesiano y al lado del pozo estaba plantada una frondosa higuera. En la fachada de la casa estaba colocado un reloj de sol que marcaba el paso de las horas durante el día.

Este hombre sueña, durante varias noches seguidas, que detrás de una losa más oscura que las otras que hay en el templo de Alejandría está escondido un tesoro de incalculable valor. Y guiado por los sueños, decide hacer un viaje a la ciudad de Alejandría y buscar esa losa detrás de la cual espera encontrar el tesoro.
Ahorra dinero y, cuando ya lo tiene, emprende el viaje llevando una herramientas que le permitan buscar detrás de la losa. Llega de día, se esconde porque no quiere que le vean y, cuando se hace de noche, a la luz de la luna, sale de su escondite y empieza a buscar esa losa con la que ha soñado insistentemente. Pero tiene mala fortuna porque, después de tres horas de búsqueda infructuosa, es sorprendido por la policía que le conduce ante juez al que previamente han explicado lo sucedido. Al ver al hombre en su presencia, el juez le dice sin dilación ni rodeos:
– ¿Se puede saber qué hacía usted en el templo a esas horas de la noche?
El hombre responde con toda sinceridad, preocupado por las consecuencias de su clandestina exploración:
– Soñé, durante varias noches seguidas, que detrás de una losa más oscura que las otras que estaba en el templo se encontraba escondido un tesoro de incalculable valor. Y vine a buscarlo.
El juez, calmadamente, le responde:
– ¿Cómo es usted tan ingenuo, tan insensato, tan crédulo, tan ridículo? ¿Por qué le hace caso a los sueños? Usted tiene que guiarse de la realidad, que es la que nos habla de forma fehaciente. Vaya para su casa, olvídese de los sueños y guíese sólo por la realidad. Porque, mire usted, yo también he soñado que en una casa solariega cercana a la ciudad de Alejandría, en la que vive un hombre honrado, en la que hay un jardín, en el jardín un pozo, al lado del pozo una frondosa higuera y en la fachada de la casa un reloj de sol, se encuentra enterrada, al lado del pozo, en dirección al norte y a tres metros de profundidad, una arqueta de hierro que contiene quinientas monedas de oro. Pero, ¡qué ridículo sería pensar que esto es cierto! Váyase para su casa, olvídese de los sueños, yo me olvidaré del incidente del templo, y haga usted caso solamente a los hechos.
El hombre escucha atentamente al juez, le agradece su consejo, se despide de él y va precipitadamente a su casa. En cuanto llega, sin dormir siquiera, agarra un pico y una pala y empieza a cavar allí exactamente donde el juez había soñado que estaba escondido el tesoro. Y, en efecto, al lado del pozo de su casa, en dirección al norte y a tres metros de profundidad, encuentra una arqueta de hierro con quinientas deslumbrantes monedas de oro.
La casa solariega es nuestra familia, nuestro trabajo, nuestro propio corazón. Muchas veces emprendemos viajes insólitos en busca de la felicidad, pero resulta que ésta se encuentra más cerca de lo que pensábamos. Al buscarla tan lejos, nos estamos alejando de ella.
El tesoro de la felicidad no está a miles de kilómetros de nosotros mismos. Está en nuestras manos, en la casa solariega de nuestra propia realidad. Lo buscamos en las cosas, en los bienes, en el dinero, en la fama, en el poder, en los mismos viajes… Corremos muchos kilómetros angustiosamente y resulta que lo teníamos en nuestra propia casa.
Esta leyenda tiene innumerables versiones en todas las culturas. Claudio Coelho nos cuenta una interesante historia sobre ella en su libro “El Alquimista”. No hace mucho leí, al respecto, una leyenda hindú en el libro “Aplícate el cuento. Relatos de ecología emocional”, cuyos autores son Jaume Soler y y Mercè Conangla. Explica esta leyenda que hubo un tiempo en el que todos los hombres eran dioses. Se dice que abusaron tanto de su divinidad que Brahma, el Dios Supremo, decidió quitarles el poder divino y esconderlo en un lugar inaccesible. El gran problema fue encontrar el escondite apropiado. Cuando los dioses menores fueron convocados para resolver el problema, propusieron:
– Vamos a enterrar la divinidad del hombre bajo la tierra.
Brahma respondió:
– No será suficiente. Cavará y cavará y al final la encontrará.
Entonces los dioses propusieron:
– En este caso podemos esconder la divinidad en lo profundo de los océanos.
Brahma respondió:
– No, pues tarde o temprano el hombre explorará las profundidades de los océanos y seguramente un día la encontrará.
Entonces los dioses menores dijeron:
– No sabemos dónde esconderla Parece que no hay un lugar en el cielo ni en la tierra ni en el mar, donde no pueda descubrirla algún día.
Y Brahma dijo:
– Esto es lo que haremos con la divinidad del hombre: la vamos a colocar en lo más profundo de sí mismo. Será el único lugar donde nunca se le va a ocurrir buscar.
Desde la noche de los tiempos, dice la leyenda, el hombre ha dado la vuelta a la Tierra, ha explorado, escalado, navegado y cavado, buscando algo que tiene en su interior. Conviene recordarlo: No hay nada más estúpido que lanzarse con la mayor eficacia en la dirección equivocada.

9 respuestas a «La casa solariega»

  1. Ainda ta ouvi, caro Miguel, esta bela história quando estiveste connosco, em Julho, no Porto. Mas é sempre bom reler (ou voltar a ouvir-te). Parabéns e um abraço.

  2. Querido profesor y amigo .

    Sus hermosas lineas de sueños del hombre , me han transportado a estar frente a sus amenas , motivadora y educadoras magistrales clases en Chile.

    Como todos los sábados , enviare su escrito a mis compañeros del Primer Magister en Chile de la Universidad Alcala de Henares, siendo usted nuestros profesor que nos enseño a ver lo hermoso de nuestra profesion y la vida .

    FRATERNAL ABRAZO DE GRATUTUD Y ADMIRACION

    SU EMOCIONADO ALUMNO EN LA DESPEDIDA

  3. Mi querido y admirado Miguel angel, que bello escrito que te lleva al replanteo de tantas cosas…..En estos momentos en donde estamos cerrando escritamente un sueño y abriendo otros tu nos haces ver la vida con la transparencia de tus escritos.Como siempre me despido desde esta tierra de caudillos, quién te admira, te adora y te lleva en su corazón!!!Hoy para variar esta lectura nos insta a seguir trabajando. besotessss

    Sonia

  4. Estimado Profesor:asistí a varias de las conferencias que ha dado en San Juan, Argantina. Admiro profundanente su trabajo. Excelente este texto, si nos detuvieramos unos minutos a ver nuestro interior realmente descubririamos aquellas cosas que siempre buscamos.

  5. Estimado Miguel Ángel: Tuve el honor de escuchar esta historia contada por Ud. en la conferencia que diera en Entre Ríos (Argentina). Y qué bien me hizo leerla ahora, en un momento en que un grupo de profesores estamos soñando e intentando que ese sueño se haga realidad, tener el edificio escolar propio. Aunque muchos nos digan o nos quieran hacer creer que estamos en la dirección equivocada… Me parece que no porque alguien alguna vez dijo “…cuando uno está soñando solo, es sólo un sueño; cuando muchos sueñan juntos, es el principio de una nueva realidad”. Este texto nos da fuerza para seguir adelante con nuestro objetivo.
    Gracias, por sus sabias palabras…
    Nos estamos viendo el próximo 14 de septiembre.
    Cariñosamente.
    Estela

  6. Querido Miguel Ángel:
    Gracias por brindarnos historias como éstas en cada rincón de nuestro país, Argentina, y en especial en la provincia de Entre Ríos, en la ciudad de Concordia. Nos recuerda Ud? Claro que sí!! Su sencillez nos cautivó, su corazón colmo el corázón de nuestros docentes y alumnos, “y nos hizo un poco más felices…” Porque “allí donde está tu tesoro, allí está tu corazón”. Gracias por compartir con nosotros todos sus tesoros, y ayudarnos a creer en los sueños.
    Besos.
    Mariana

  7. mi querido amigo:
    cuando era pequeña, mi abuelo manuel me contó la historia de un pastor de alhama de granada que estaba siempre en el monte y soñó que en sayalonga, en un corral que pertenecía a un viejo, había un tesoro enterrado bajo una gran piedra que estaba en el centro del corral
    lo que me sorprendía a mi mente infantil al conocer la solución del sueño, que varía muy poco de estas versiones,es que dos personas con vidas tan pobre hubiesen estado siempre tan próximas a tan grandes bienes, sin que en nada repercutiese en sus vidas, así como saber que uno de ellos callaría el secreto para disfrutarlo
    la niña que yo era hubiera preferido que lo compartieran
    también enseña el cuento que callemos para conseguir nosotros el tesoro
    también hay una lección de alerta ante el prójimo, y trato de evitar el concepto de desconfianza
    y,por último, tristemente, sólo cuando alguien quiere lo que tenemos, descubrimos que lo que hemos tenido todo el tiempo era un gran tesoro
    antes no lo hemos visto
    los cuentos, querido amigo, nos dicen a veces más de lo que queremos saber
    un abrazo
    ssss…

  8. As verdades mais evidentes são aquelas mais simples e também as mais dificeis de encontrar.é bom ouvi-las e lê-las. ja estou com saudades de ouvir as suas histórias.quando é que volta ao Porto para nos contar mais histórias para sonhar? um abraço

  9. Hola soy de laciudad de Concordia provincia de Entre Ríos y soy fanática de leyendas y relatos verídicos … pero tengo que reconocer que esta historia me ha encantado. me gustarías que chicos más chicos que yo que tengo 23 años se interesaran un poco más por este tipo de leyendas. realmente llenan de frescura al alma. muchas gracias por deleitarme de esta manera. felicitaciones

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