La venta de zapatos

23 Jun

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Dos empresas japonesas de calzado envían a sendos representantes a realizar un estudio de mercado a la misma región de África. Después de permanecer un corto período de tiempo en la zona y de hacer las necesarias pesquisas, envían un informe a sus respectivas empresas.
El primer representante dice en su informe, abreviadamente, lo siguiente:
– El futuro de la venta de calzado en la zona no puede ser más desolador. No se venderá ni un par de zapatos en mucho tiempo. La razón más importante para sostener este diagnóstico es que aquí todo el mundo anda descalzo.
El representante de la empresa rival envía a sus jefes el siguiente texto:
– El futuro de la venta de calzado en la zona no puede ser más prometedor. Se venderá todo el calzado imaginable y más. Me baso, para defender esta tesis, en el hecho incontestable de que aquí todo el mundo anda descalzo.La postura optimista o pesimista se apoyan, claro está, en un análisis de la realidad. La misma realidad e, incluso, el mismo diagnóstico sobre ella, provocan reacciones diferentes. Pero creo que esas posturas se apoyan, sobre todo, en la vivencia subjetiva de las personas.

La misma situación provoca en los representantes de las empresas japonesas una conclusión de contenido radicalmente opuesto. Una conclusión que nos informa de cómo piensan y de cómo son los representantes, no sólo el mercado. Nos habla de cómo es la zona pero, sobre todo, de cómo son ellos. El primer representante se considera incapaz de persuadir a una persona que va descalza de lo importante que es el calzado. El segundo considera sumamente fácil persuadir a alguien de las ventajas que tiene usar un buen calzado.
Se suele decir, de forma equivocada, que un pesimista es un optimista bien informado. Se piensa que la persona que tiene una postura optimista es ingenua, crédula o torpe. Craso error. El pesimista es el que sólo ve los agujeros en el queso. Claro que existen los agujeros, pero no sólo los agujeros. Por eso hay queso. ‘
El pesimismo ha gozado de un prestigio intelectual que no se merece. Porque han sido los optimistas quienes han conseguido hacer cambios positivos en la historia. Estoy de acuerdo con José Antonio Marina cuando dice que el mundo ha avanzado por las personas optimistas ya que han creído que las cosas podían transformarse, que podían mejorar. Y han obrado en consecuencia.
Si existe un ámbito de la realidad especialmente relacionado con el optimismo es la educación. Porque la educación es una tarea esencialmente optimista ya que parte de presupuesto de que el ser humano puede aprender.
Horkenheimer, autor de la escuela de Frankfurt dice que en educación podemos ser pesimistas teóricos pero que hemos de ser optimistas prácticos.
En su libro «El valor de educar» dice Fernando Savater que es tan consustancial el optimismo a la educación como mojarse para el que va a nadar. Y añade: «sin optimismo, podemos ser buenos domadores, pero no buenos educadores».
Ante un grupo de alumnos revoltosos, desmotivados, conflictivos (vuelvo a la historia de los vendedores de zapatos) un profesor puede pensar que no hay nada que hacer y otro que está todo por hacer y que, por consiguiente, existe una tarea enormemente positiva por delante. Lo cual dice muchas cosas de cómo se percibe a los alumnos y muchas también de cómo se perciben a sí mismos los profesores.
La postura optimista (o pesimista) dice cómo se ven las cosas y permite ver también cómo se valoran los individuos a sí mismos. El profesor que piensa que no se puede hacer nada con los alumnos demuestra tener una pésima concepción de ellos, pero también una escasa confianza en sí mismo. Cree que no va a ser capaz de motivarlos, de ilusionarlos, de enseñarles nada. No se cree capaz de actuar con éxito. Por el contrario, el profesor que piensa que sus alumnos son muy capaces de aprender, cree también que él va a ser capaz de enseñarles.
Esta postura inicial tiene en su germen el posterior éxito o fracaso. Creer que no se va a conseguir nada es un paso importante para que no haya logros. Creer que se va a conseguir lo que se pretende es tener recorrido un buen trecho del camino para llegar al final.
Me sorprenden las descalificaciones que algunos docentes hacen de sus alumnos. Pensar que no son capaces de aprender es condenarse y condenarlos a que realmente no aprendan. Pensar que no hay nada que hacer es el mejor camino para no hacer nada.
Los consabidos «ya te lo decía yo», «ya lo veía yo venir», «lo sabía»…, no hacen más que confirmar las hipótesis iniciales. No son un argumento que confirma la incapacidad de los alumnos sino una confirmación de la profecía de autocumplimiento. La anticipación catastrofista es la semilla de la catástrofe.
Walter Riso, psicólogo, especialista en terapia cognitiva y magister en bioética, acaba de publicar en la editorial Granica un libro titulado «Pensar bien, sentirse bien». En él nos dice que «la profecía autorrealizada siempre está vigente. Si eres pesimista, las cosas no te saldrán bien porque tú mismo te encargarás de que sea así».
Lo más penoso de la actitud pesimista es que no sólo no propicia los éxitos sino que nos instala en la decepción y en la tristeza. Dice el profesor Riso que «a las personas pesimistas les envuelve un halo de amargura. Su vida oscila entre la desilusión y la tristeza». No es muy rentable, pues, cultivar el árbol del pesimismo. Sus frutos son muy amargos.

4 respuestas a «La venta de zapatos»

  1. Ser pesimista es una actitud más fácil, más cómoda, más segura y que implica menos esfuerzos. El optimismo implica poner todas nuestras energías apostando por lo mejor y hacer lo posible para que eso suceda. Ser optimista es poder ver en cada acontecimiento, lo bueno, lo que ayuda a cambiar y a crecer. Disfrutar hoy, sin pensar en que si vivo con demasiada intensida, si amo sin límites, si voy hasta el final de todas las cosas, mañana pueden doler.
    Ser optimista es saber que cada día es un regalo, que la vida es una aventura, muchas veces durísima, un desafío donde dejamos lo mejor de nosotros, y una búsqueda permanete de la paz, el amor y la libertad.
    Ser optimista es vivir cada día como si fuera el único y el último y no tener que hacer otras cosas que aquellas que estamos haciendo.Ser optimistas es estar convencidos que si volvieramos a vivir haríamos mucho de lo que hicimos de diferente manera, pero con la tranquilidad de saber que lo hicimos sintiendo que era lo mejor.
    Ser optimistas es pensar que un día no van a existir las barreras que separan a los pueblos, que no habrá más guerras, que los bienes serán compartidos, que la palabra hambre sera borrada del diccionario porque no se pueda explicar su significado,que esta tierra será el mejor lugar habitable del universo. Si todos fueramos optimistas, estoy convencida que esto sería posible.

  2. Estimado: me considero pesimista por naturaleza. Pero soy docente. El docente (o la docente, en este caso), no puede admitir una actitud pesimista en su tarea. El alumno es siempre capaz…….y si no lo es, es el arte del maestro descubrir aquellas capacidades ocultas, dormidas.
    Soy pesimista, lo confieso….el mundo no es un lugar fácil, especialmente para las nuevas generaciones, a las cuales veo desorientadas. Aparentemente, el ser capaz de cosas, cosas buenas, cosas grandes, trascendentes, no goza de buena prensa. Ser capaz de cosas chabacanas está de moda.
    ¿Cómo trabajar en el aula esta contradicción???.
    Reciba mis respetuosos saludos desde Paraná, Argentina.

  3. ¿El optimismo se hace o se nace?. El ambiente nos condiciona a ser pesimistas o ya venimos algunos/as con una carga genética que nos condiciona a ser pesimistas. Leo en el anterior comentario que dice: «Soy pesimista por naturaleza…»
    En este caso hay una concepción claramente pesimista de origen y que hace que yo vea las cosas de manera pesimista. Hay una actitud en el analisis a ver a los alumnos de manera pesimistas:- están inmersos en lo chabacano y no hay remedio.Quizás el optimista en su análisis vería la posibilidad de ofrecer algo a estos alumnos/as que están en lo chabacano..Quizás empezar por ahí. Hay un punto de partida para el trabajo, quizás se podría intentar analizar con ellos/as otras maneras de relacionarse o de expresarse que no sea lo ordinario, lo chabacano, lo irrespetuoso…Hay que motivarse para buscar, caminos o vías que den respuesta a estos alumnos.Tiene que haber algún programa que les motive.Más vale morir en el intento que pensar que eso no tiene remedio…Nos gratificará más a los doccentes el intentarlo, siempre se conseguirá resultados aunque esten fuera de la oficialidad.Es tan importante que alumnos con actitud negativa mejoren que alumnos con actitud positiva saquen sobresalientes…
    Mi opinión personal es que hay que aprender a ser optimistas como aprendemos otras habilidades..Por eso hace falta en este ámbito de la educación gente como Miguen Angel que ayude y enseñe que hay otra manera de plantearse el trabajo y la vida. Necesitamos aprender a ser optimistas porque con esa habilidad podremos estar en el camino de conseguir muchas cosas o mejoras en muchos ámbitos de la vida.

  4. Hola! muy importante todo lo que se expone en este articulo, yo no soy educador «academico» pero tengo dos bellezas de hijos! es decir soy un educador involuntario-empirico, porque cuando se trata de educar hijos vas corrigiendo sobre la marcha y a costa de ensayo y herror. Pero cuando se es educador supongo no hay espacio para el pesimismo ni teorico y menos el practico, de verdad ahora que lo mencionan no recuerdo decir a mis profesores algo desalentador a mis padres sobre mi (las tantas veces que eran citados por mis problemas de diciplina). Basandome en eso he estado dandole duro en ese sentido con la educacion de mis hijos ante tanta influencias a las que estan expuestos los pobres, sin embargo mi actitud ante los demas acontecimientos que rodean mi vida a diario, no he tenido una actitud precisamente positiva, tampoco pesimista pero si no se es optimista se tiene la tendencia a ser pesimista, y leyendo este articulo alli creo no hay medias tintas porque se hace o no se hace.Tengo 38 años de edad y practico una disciplina deportiva muy dura como es el atletismo, donde el optimismo es vital para la ejecucion hasta del calentamiento corporal, ese es el mejor ejemplo de que con pensamientos negativos ni siquiera me voy a colocar en el taco de salida. Menciono esto porque es lo que me ha ayudado en asumir una actitud positiva y optimista por encima de cualquier adversidad, y les digo no hay nada mas atemorizante que estar a punto de hacer una carrera y empezar a pensar en aquello que no hice en tal entrenamiento y por eso es posible que pierda! es un mensaje a los padres que como yo estamos en esa incertidumbre de: como estare educando a mis pelaos? asi tambien se es educador…. Dixon Larrañaga. caracas-Venezuela

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