La montaña de pan

9 Jun

pan.gif La posición que los seres humanos adoptamos ante la dificultad y ante el dolor puede ser acertada o equivocada, beneficiosa o perjudicial, buena o mala. Entregarse al desaliento, potenciar el pesimismo, regodearse en la desgracia o engrandecer las dificultades son estrategias perniciosas. Relativizar el problema, racionalizar los daños, afrontar de manera inteligente la dificultad son estrategias altamente beneficiosas para las personas.
Creo que el dolor es estéril, que no produce beneficios. Ha existido en la cultura judeocristiana un equivocado culto al sufrimiento que en nada nos ha beneficiado. Se llegó a pensar que mientras más sufrimiento había en la vida, más méritos se conseguían para conquistar el cielo. Se llegó a creer que mientras mayores eran los sacrificios realizados por el ser amado, más amor se le demostraba.

Una de las más desacertadas estrategias psicológicas es anticipar el posible dolor venidero y vivirlo intensamente como una desgracia actual.
Algunas veces les hago esta pregunta a las personas que se consideran incapaces de terminar los estudios, de concluir una tesis, de asumir una ruptura sentimental o de superar una situación dolorosa que se presenta larga y difícil, por ejemplo, el diagnóstico de una enfermedad fatal:
– Si alguien te dijera que tienes que comerte una enorme montaña de pan tú solito, ¿qué dirías?
– Diría que es imposible, es la contestación casi inevitable.
Entonces, formulo una nueva pregunta que cambia sustancialmente la situación:
– ¿Y si esa persona te dijera que tienes que acabar con esa montaña de pan comiendo un trocito con cada comida?
La respuesta es siempre, como resulta lógico, del siguiente tipo:
– Entonces respondería que sí. Que eso resulta sumamente fácil e, incluso, agradable.
Claro que sí. Muchas veces vemos las dificultades acumuladas. En ese momento nos parecen insuperables. Pero las tenemos que afrontar día a día, hora a hora, momento a momento.
Una buena amiga (redundante expresión, ya que si es amiga de verdad, necesariamente es buena la amistad) me dio este consejo cuando a mi padre le diagnosticaron un cáncer de pulmón de carácter irreversible.
– Vive cada día lo que tengas que vivir pero no anticipes el sufrimiento venidero. Un día faltará, pero ahora está. Un día sufrirá más, pero ahora no sufre tanto. Un día no te conocerá, pero ahora te conoce.
Fueron muy útiles para mí aquellas palabras y muy preciso y saludable el consuelo. Algunas veces, al error básico de sufrimiento acumulativo se añade imprevistamente otra situación más dramática. Se ha sufrido inútilmente por algo que después nunca llegó. ¿Quién no lo ha comprobado en su propia historia? Creía que iba llegar un deterioro progresivo de un familiar que inopinadamente se curó. Pero ya se había sufrido lo indecible por una enfermedad incurable. Creía que la situación económica iba a llevar a la ruina, pero de pronto llegó una imprevisible situación de bonanza. Pero la angustia había sido infinita ante la supuesta adversidad. Pensaba que ya nadie le iba a querer después de una traumática ruptura, pero surgió un amor tan apasionado como imprevisto. ¿De qué sirvió tanto dolor gratuitamente vivenciado?
Anticipar el dolor, la desgracia o la dificultad es una torpe estrategia que nos conduce al masoquismo y a la destrucción.
Antonio Bolinches dice que «nuestra felicidad depende más de cómo vivimos las cosas que de las cosas que vivimos». Es la posición en que sitúa nuestro corazón lo que nos hace afrontar la realidad de una forma u otra. Todo depende de nuestra actitud hacia las cosas, no tanto de las cosas que nos suceden.
Jaume Soler y Mercè Conangla han escrito un interesante libro titulado «La Ecología Emocional. El arte de transformar positivamente las emociones». Cuentan en él una fábula india sobre la importancia de la actitud que tenemos ante las cosas. Dice así:
Un ratoncito estaba angustiado porque tenía miedo al gato. Un mago se compadeció de él y lo convirtió en gato. Pero entonces resulta que el gato empezó a sentir miedo al perro, motivo por el cual el mago lo convirtió en perro. Una vez perro, empezó a sentir miedo a la pantera y el mago lo convirtió en pantera. Por este motivo empezó a temer al cazador. Llegados a este punto el mago se dio por vencido y dijo:
– Nada de lo que yo haga por ti te va a ser de ayuda porque siempre tendrás corazón de ratón.
Ese es el problema: tener un corazón que se amedrenta ante las dificultades, que hipertrofia los problemas, que anticipa los daños y los peligros.
Situarse ante la montaña de pan y abatirse ante la tremenda dificultad de acabar con todo el pan de que está formada es una reacción tan ridícula como dañina. Afrontar el compromiso de hacer frente al reto de acabar con ella a través de una estrategia razonable es inteligente y beneficioso. Decía Naurice Maeterlinck: «Se sufre menos del dolor mismo que de la manera como se le acepta». Acabaremos con la montaña de pan. Poquito a poco.

6 respuestas a «La montaña de pan»

  1. El dolor es una parte inevitable de esta aventura que es la vida. Es inútil sufrir por lo que vendrá, porque se sufre doble y en la mayoría de las oportunidades ni siquera se sufre lo que imaginamos que pasaría. Es más inútil aún sufrir por lo que ya pasó. No sé puede cambiar. De nada sirve lamentarse. Pero como decirle estás cosas a una mamá que acaba de despedir para siempre a su pequeño hijo… Hay en la vida dolores profundos y sin consuelos. Las heridas no las cura el tiempo, tampoco el dolor. Solo el amor hace que sanen los corazones lastimados. Tener cada día una actitud llena de optimismo y alegría. No quedarnos empantanados en las penas. Que estas nos sirvan para enriquecernos, para que nuestro corazón sea más compasivo, que esté más atento al dolor de los otros. Si el dolor no sirve para ayudarnos a crecer, a madurar, a ser mejores y más cálidas personas, NO TIENE SENTIDO.

  2. Elocuente articulo, muchas gracias¡
    Veo en el dos aspectos diferentes. Por un lado, anticipar el dolor en el sentido de generar ansiedad, gratuita aunque involuntariamente, no conlleva ninguna ventaja.
    Pero anticipar posibles problemas y decepciones, prepararse para ellos, puede hacer más probable su prevención o su superación, en el caso de que se produzcan.
    Este «pesimismo defensivo» o «técnica de la almohada emocional» puede conllevar alguna «angustia necesaria» en el presente, pero ser muy util para el futuro. Un saludo¡
    ( Visto en http://www.orientacionprofesional.org )

  3. Lo trágico, lo fatal, lo inevitable, culturalmente no lo tenemos incorporado como normal, habitual y natural a tal punto que se dice \

  4. El artículo me parece muy interesante y acertado.He pasado por el tránsito de la pérdida de un ser querido y es verdad que el dolor se sobre lleva si lo vas afrontando poco a poco. No es que sea más doloroso o menos, sino que se afronta de forma diferente.¡gracias por este artículo, me ha ayudado mucho!

  5. Hoy me viene muy bien leer este artículo, al que ya he llegado varias veces corriendo asustada, con mi pequeño corazón de ratón.Una sonrisa y un recuerdo para tí.

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