Y eso, ¿para qué te sirve?

31 Mar

Jano La vida está sembrada de acontecimientos felices y desgraciados. Saber interpretar y vivir esos acontecimientos es parte fundamental de nuestra salud emocional y de nuestra felicidad. La clave no está tanto en lo que nos sucede (que también) cuanto en nuestra forma de entender y vivir eso que nos sucede.
¿Cómo afrontar las cosas que nos pasan? ¿Con qué criterios interpretarlas? ¿Con qué actitud vivirlas? Ser inteligente es tener la capacidad de conocerse a sí mismo y de vivir la vida de manera feliz. ¿Por qué considerar inteligente a quien tiene capacidad intelectual para dominar conocimientos abstractos si no es capaz de entenderse y de aceptarse a mismo? ¿Por qué considerarlo inteligente si no sabe ser feliz?
Una hermosa historia china cuenta que un hijo le dice a su padre con entusiasmo que se ha enamorado. El padre le pregunta quién la mujer y él le da su nombre. Como el padre conoce a la familia de la chica le dice al hijo con tono airado.
– ¿Cómo puedes haber tenido una desgracia tan grande?, ¿cómo has sido capaz de cometer semejante error? ¡Esa familia no tiene dinero, ni poder, ni prestigido, ni influencia…!
– Padre, dice el chico, estoy convencido de que sólo con esta persona puedo ser feliz.
Y el padre contesta:
– ¡Ser feliz, ser feliz! Y eso, ¿para qué te sirve?
La perspectiva temporal es un criterio eficaz para poner en el lugar debido aquello que nos sucede. Darle tiempo al tiempo. Pensar que no todo se circunscribe al minuto preciso del hecho. La vida sigue, las personas siguen. Los hechos traen consecuencias, a veces imprevisibles.
Voy a compartir con el lector esta peculiar secuencia que podría estar extraída, convenientemente adaptada, de la vida de todas las personas.
En una aldea vivía un anciano muy pobre, pero envidiado por todos porque poseía un hermoso caballo blanco Le ofrecieron cantidades fabulosas por el animal, pero él siempre respondía de la misma manera:
– «Para mí este caballo es como una persona. ¿Cómo se puede vender a una persona?».
Una mañana descubrió que el caballo no estaba en el establo. Todo el pueblo comentó la noticia con pesadumbre. Alguien le dijo:
– Pobre viejo, qué desgracia, sabíamos que algún día te robarían el caballo. Hubiera sido mejor que lo hubieras vendido a cambio de una importante cantidad de dinero.
– No vayas tan lejos, dijo el anciano. Di simplemente que el caballo no está en el establo. Este es el hecho. Todo lo demás es un juicio vuestro. Si es una desgracia o una suerte, yo no lo sé. porque esto no es más que un corto fragmento de la vida. ¿Quién sabe lo que va a suceder mañana?
La gente se rió de sus palabras. Siempre habían sabido que estaba un poco loco. Pero, pasados quince días, el caballo regresó. No había sido robado, se había escapado. Y no sólo esto, sino que trajo consigo una docena de caballos salvajes. La gente del pueblo murmuraba diciendo:
– Tenía razón el viejo. No fue una desgracia sino una verdadera suerte..
– Cuidado, dijo el anciano, quizás estéis yendo demasiado lejos. Decid sólo que el caballo ha vuelto.. ¿Quién sabe si es una suerte o no?. Esto es sólo un fragmento. Estáis leyendo apenas una palabra en una oración. Una oración de un libro entero.
Esta vez la gente no pudo decir mucho más, pero por dentro sabían que estaba equivocado. Habían llegado nada menos que doce caballos. El anciano tenía un único hijo que empezó a entrenar a los caballos Una semana más tarde se cayó de uno de ellos y se rompió las dos piernas. La gente de nuevo hacía comentarios.
– Vaya, viejo, tuviste razón, era una desgracia Tu único hijo ha perdido la posibilidad de caminar y, a tu edad, él era el único sostén. Ahora estás más pobre que nunca..
– Estáis obsesionados con juzgar, replicó el anciano. No vayáis tan lejos Decid sólo que mi hijo se ha roto las piernas. Nadie sabe si es una desgracia o una fortuna. La vida se nos da en fragmentos y nunca se nos da más que eso.
Sucedió que pocas semanas más tarde. el país entró en guerra y todos los jóvenes del pueblo fueron llevados al ejército por la fuerza. Sólo se libró el hijo del anciano. El pueblo entero lloraba y se quejaba porque era una guerra perdida de antemano y sabían que la mayoría de los jóvenes no volverían. Fueron a ver al viejo y le dijeron
– Qué razón tenías, era una fortuna. Aunque lesionado, tu hijo está contigo. Los nuestros se han ido y quizá para siempre…
– Nadie sabe, dijo el anciano, decid solamente que vuestros hijos han sido obligados a unirse al ejército y que el mío no ha sido obligado. Quién sabe si es una desgracia o una suerte que esto suceda.
La historia podía seguir casi hasta el infinito, pero basten estos hechos para extraer la conclusión que ya anticipábamos. La precipitación y la superficialidad en las valoraciones puede conducirnos a engaño.
No sé si la cautela excesiva opera como una eficaz anestesia que nos impide vivir las emociones más intensas de forma plena. No sé si este tipo de reacciones atemperadas dificulta la vivencia intensa de los momentos desafortunados. De cualquier manera, creo que encierra una sabia lección. Echar las campanas al vuelo como si ya no hubiese que pensar en problema alguno es casi ridículo. Echar las campanas a muerto cuando todavía no tenemos el cadáver es precipitado y negativo.
Lo cierto es que el tremendismo, la absolutización de lo malo y de lo bueno no nos llevan a buenas conclusiones. Una puerta se abre y otra se cierra, un camino acaba y otro comienza, una oportunidad va y otra viene. No es razonable pensar que el mundo se acaba en este mismo instante.

6 respuestas a «Y eso, ¿para qué te sirve?»

  1. Menos mal que no lo mataste, solo lo dejaste en silla de ruedas… Bueno, no sè si tenìa silla.
    Vivimos una vida sin disfrutarla, corremos toda la semana esperando el domingo y cuando este llega nos angustiamos porque mañana es lunes. Si no tenemos dinero queremos tenerlo y si tenemos queremos màs. y vamos a velocidades incalculables, sin tiempo, siempre cansados y cuando no con un millòn de angustias. Y ni siquera las muchas tragedias de los otros nos ayudan a sentirnos un poco mejor. Y ni que decir si prendemos el televisor… Entonces si, hasta tenemos ganas de suicidarnos…
    Se que sè puede mirar el sol y disfrutarlo, y si no està saber que es solo una nube la que lo esconde. La felicidad es una actitud interior. Una sonrisa cambia nuestra actitud, aunque como dice Quino, vayamos por ahì, desentonando con el mundo. Algunas veces probè de ir sonriendo a desconocidos… Algunos te miran extraños pensando que estàs loca, otros contestan preguntandose de donde nos conocemos y otros simplemente sonrìen…
    Ser felices es disfrutar de la vida que nos toca, saber que las experiencias que duelen ayudan a creceer, que mil veces son para algo mejor y poder pensar que la vida es una fiesta, aunque no todas las veces nos sentemos a la mesa…
    Demosnos tiempo hoy, para escribirle a aquel amigo que siempre nos recuerda, para sentarnos a charlar un rato con esa amiga que se està divorciando, para jugar con los niños, aunque quede una inmensa pila de ropa por planchar…
    La vida es hoy y aquì, no te la pierdas…

  2. Hola, estoy impresionado, te felicito por tu blog, es muy bueno y también me sorprende el hecho que aveces creo que el universo está lleno de realidades repetidas porque lo que estás escribiendo (Claro que de mejor manera) fué algo que vino a mi mente y también lo escribí en mi blog hace unos días. Quisiera que lo puedas ver si gustas es http://sam1rock.blogspot.com
    Estoy aprendiendo que la felicidad es el final de la inteligencia y que por mas que tenga un pasado doloroso, eso me demuestra que soy mas fuerte y cada día lo soy mas si tomo la actitud correcta. Bye gracias por tu excelente blog!!!

  3. La inteligencia utilizada para la acumulación de datos, creación de erudición solamente no transforma. Cuanta gente no conocemos de la cual los demás dicen ¡Qué inteligente es, cuánto sabe!, y luego siempre están generando conflicto y se les ve que no son felices…
    La felicidad es otra cosa no está tanto en la acumulación de datos, sino en la transformación interior del individuo, donde esa transformación tiene que estar lejos de conceptos y racionalizaciones, de lógica, corsés, dogmas….y todo aquello que imposibilite el crecimiento y transformación del individuo. Por eso a veces la sabiduría la podemos apreciar en un sencillo cuento o historia en la que su enseñanza es más clara y enriquecedora que cualquier tratado o teoría sobre cualquier tema.

  4. Cuánta razón tienes, Miguel Ángel. Me lo decía hace poco una amiga, refiriéndose al uso que le damos a la inteligencia que tenemos. Trabaja en RRHH, y decía: «Desde que trabajo en esto he visto a tantos titulados… Ellos pasaron por la universidad, pero sin duda la universidad no pasó por muchos de ellos», refiriéndose a que valoraba a las personas que hacían uso de su inteligencia, fueran titulados o no. Ciertamente, si no empleas tu inteligencia en algo provechoso, te es tan útil como un vaso en el desierto.

  5. Sí, a veces olvidamos que la vida siempre nos espera,y que puede sorprendernos a cada paso. De noche, lloramos porque no podemos ver el sol; de día, anhelamos el tenue fulgor de las estrellas. Nos empeñamos en mirar la mano e ignoramos la luna.Qué necios!Nada cambia, mi querido amigo.Un placer saludarte en mi vuelo nocturno.

  6. Esto nos indica que la vida simpre nos sorprende con sus aconteseres, sin poder nosotros adivinar que es lo que nos espera en un mañana, hoy puedes tener algo pero quien asegura que lo podemos tener mañana. Por este motivo siempre actúa con fe y ganas de vivir dando lo mejor de ti, ya que no sabras si mañana tendrás la misma fe o la misma vida.

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