Historia y memoria

18 Nov

No deja de ser uno de los componentes del deporte, los vaivenes de la competición. Tras semanas de éxitos, monográfico de derrotas, y ésta, mitad y mitad. Parte del desencanto del jueves pasado ante el Maccabi Tel Aviv quedó paliado el domingo frente a otro equipo amarillo, el Iberostar Tenerife.

Aunque el equipo insular tiene menos historial que el israelí, el Canarias es histórico, para Málaga en general, porque el primer partido de la primera división fue un Caja de Ronda-Velázquez Canarias que acabó con un resultado hoy irrepetible: empate a 84, fue el 24 de octubre de 1981, para mí también en particular, ya que el primer partido que vi en directo fue con los mismos contendientes en el mismo lugar, el histórico Ciudad Jardín tiempo antes (ni se había inundado), no recuerdo el resultado. Algunos años después, vencer ante los de Alejandro Martínez es buena noticia por el reencuentro de sensaciones agradables del juego del equipo.

En general, los de Joan Plaza tuvieron una buena actuación, y más agradable resultó ver en acción a Mindaugas Kuzminskas o Caleb Green, bien acompañados por Ryan Toolson o Vladimir Golubovic.

¿Esto significa que todo vuelve al punto donde estaba hace dos semanas? De lo que se ha hablado en los últimos días, lo más importante para mi parecer es que el entrenador entienda que en la derrota ante el Maccabi lo más importante pasa porque sirva para evitar los errores cometidos. Hacer al árbitro Radovic enemigo público número uno de la afición de Málaga no lo veo adecuado, cierto es que ver esa actuación en un partido no especialmente tenso y sin sangre fuera de las venas como que era poco imaginable, lo mismo en alguna liga local donde algún protagonista pasado de rosca tuviera una mala mañana, caían cinco o cincuenta y cinco técnicas para el mismo equipo, pero al nivel de Euroliga, no me entra en la cabeza, reconozco que a partir de ahora, miraré más las crónicas de los partidos para ver los nombres de los jueces y comprobar si hay premio o castigo para el croata.

Lo del jueves pasado quiero verlo como una mala noche, sobre todo porque el equipo no dio con la tecla a pulsar que diera la posibilidad de vencer frente a un rival que necesitaba ganar a toda costa y que a base trampas tácticas lastró el ritmo y oscureció la claridad del ataque cajista, con un Jayson Granger que reconoció vía redes sociales que estuvo por debajo de su nivel, cosa que le honra. Con una actuación medianamente acertada, el Unicaja hubiera vencido a un Maccabi que no atraviesa sus mejores momentos, me preocupa más que el Club Baloncesto Málaga no fuera capaz de hacerlo.

Para mí el equipo está en el mismo lado: generando ilusión, y aunque me gustaría ver más gente en la grada, la comunión necesaria entre unos y otros creo que crece a buen ritmo y que la progresión se acrecentará a medida que haya un poco de suerte en el tema lesiones y el fruto del trabajo diario se haga más patente.

Esta próxima semana el calendario trae la visita de Jasmin Repesa y Veljko Mrsic con el Cedevita Zagreb y el enfrentamiento ante uno de los rivales directos en muchos aspectos, el Valencia Básket. Todos queremos dos victorias más, la de Euroliga para afrontar con más tranquilidad el pase al Top 16 y adelantar trabajo, la del domingo, porque el rival levantino hay que procurar que deje los problemas actuales lo más tarde posible y para ello hay que endosarles otra derrota.

Me he referido en el comienzo de lo histórico del rival que vino el domingo a nuestra ciudad, tanto para el baloncesto de Málaga, como para el club, como para mí mismo. Dentro de la categoría de histórico, también he de encuadrar a mi compañero en las tertulias y retransmisiones de Cope, Alfonso Queipo de Llano que cumplió 77 envidiables años. Hoy martes, quien celebra su venida al mundo es otro no menos histórico, José María Martín Urbano. Al final, la memoria y la experiencia termina sirviendo para hacer balance y darme cuenta que en esto llevo mucho tiempo y que tengo el honor y la suerte de estar con los mejores, junto con el recordado Paco Rengel tres tipos geniales, sin los cuales mi relación con el baloncesto sería otra, y esta me gusta. Ojalá siga con ellos cerca muchos más años.

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