Si escribimos la palabra “Revelación”, estamos apuntando a una entidad divina, (Dios, o Algo así), capaz de hacernos sabedores de un secreto o un misterio. Si esa misma palabra la escribimos sin la inicial /r/ en mayúscula, ( : “revelación”), entonces no estamos implicando en dicho acto revelador a ninguna entidad divina o superior. Lo que en el título se ha escrito, pues, no atañe a lo divino, sino que nos quedamos estrictamente en el plano humano y, así, nos estamos refiriendo a esos sueños donde algo nuestro, algo de lo que no teníamos consciencia (o, por lo menos, consciencia plena) se nos pone de manifiesto : los sueños son primero que nada revelaciones íntimas de nuestro propio ser.
Porque la gran mayoría de los sueños que tenemos suelen ser eso : manifestaciones a nuestra propia consciencia de algo nuestro interior, psíquico, anímico…, etc., que antes no sabíamos de manera consciente. O que lo hemos sabido pero luego ha sido olvidado y, por las razones que sólo un psiquiatra, un psicólogo, (o una persona suficientemente experta en el tema-x), de pronto se torna en algo que debe ser recordado. Y añadamos : hay sueños que son Revelaciones, como muchos (si no todos, o casi todos) de los que se relatan en la Biblia, pero ahora de tales sueños no nos ocupamos en absoluto, aun cuando citemos, de pasada, un sueño que tuvo Don Bosco y sí es de contenido plenamente religioso. Volvemos pues a lo nuestro de ahora.
La naturaleza de estas revelaciones vía onírica es muy variada : a veces, es científica en términos generales, como en el caso de sabios que alcanzan a saber en sueños cosas que no lograban desentrañar estando despiertos; otras veces es de carácter privado, como esas personas que tienen sueños donde reciben un cierto tipo de “información” (vamos a llamarlo así; también podríamos llamarlas “advertencias”) que les valen para la vida en un sentido amplio, o para un posible acto concreto de sus vidas. Conozco a personas que me han referido haber soñado con peligros diversos y que, según ellas, -y yo las creo-, gracias a estos sueños han podido esquivar tales peligros.
Otras veces, en fin, son sueños creativos que tienen personas especiales, como poetas o genios de la pintura o del arte en general. Son creadores de ámbitos varios, que a partir de esos sueños suyos dan cuerpo y sustancia a grandes obras, ya se trate de la “Divina Comedia”, de Dante, o se trate de “En la llama”, de Juan Eduardo Cirlot. O de obras de Salvador Dalí. O incluso de algunas de las pinturas rupestres, como aquella que comentamos en otra ocasión de la cueva de Lascaux, y fue precisamente titulada por algunos como “El Sueño del Chamán”. O el caso de Durero, quien en 1525, relata cómo tuvo un sueño donde veía grandes cataratas que caían del cielo, y despertó asustado, y a la mañana siguiente las pintó como las recordaba de su sueño. La lista sería muy extensa.
Podemos decir que la humanidad tiene una característica muy importante en este sentido, y consiste en que desde tiempos muy remotos ha venido soñando, en gran medida, muchos de los caminos que luego ha recorrido. El hombre en cierto sentido sueña su ser y sueña su futuro. Y más aún : hasta se sueña a sí mismo en el presente, en un presente que se prolonga a lo largo de toda su vida. Y hasta puede que llegue a soñar su muerte, que de ese modo se le llega a convertir en un modo de “despertar”, dicen. Yo no lo sé, pero muchos budistas sí que lo sabrán, sin duda. Lo que sí que sé, y no tengo pruebas “objetivas” de ello, pero me basta con la certeza subjetiva, sí que sé, repito, que la humanidad avanzó en una gran medida porque desde el fondo del fuego de las cavernas acogedoras y hogareñas para aquellos lejanos tiempos supo interpretar y soñar y a la inversa : soñar e interpretar lo que soñaba. Algo que estamos perdiendo casi como a marchas forzadas, lastimosamente.
Otras veces los sueños son vías de inspiración religiosa, como es el caso de Don Bosco, santo fundador que soñó ya con 9 años cosas que le harían luego ser y hacer lo que fue e hizo. En el libro de sus sueños ( “Los sueños de Don Bosco”, Editorial CCS, 1995. La edición que tengo es la tercera, del 2002) San Juan Bosco nos cuenta, entre otros muchos, ese su famoso “sueño de los 9 años”, que marcó su vida.
Podríamos seguir poniendo ejemplos de estas cosas, pero sería algo enfadoso para muchos, y pesado quizá, aun cuando otros muchos también hallarían entretenimiento en cosas muy curiosas que se dan en los sueños que podemos llamar “de aviso” o de advertencias. Lo dejamos por lo tanto ahora aquí, y como seguiremos con este mismo tema algunos días más, ocasión habrá de referir cosas que de no estar suficientemente probadas y constatadas serían muy difíciles de creer.
Resumiendo, diremos que de todos estos tipos de sueños los que ahora más nos interesan son los siguientes : 1 .- Los sueños de saber o conocimiento, que son los que nos transmiten algún tipo de información (científica, psicológica, artística…etc.) que no teníamos, 2.- Los sueños de interiorización, que nos alertan o nos guían acerca de nuestro propio ser interno, y están muy cerca de los antes llamados “sueños de saber o conocimiento”, y 3.- Los sueños de curación, que nos pueden llegar a sanar ( : con respecto a alguna fobia, por ejemplo; o con respecto a algún hábito nocivo, o libertándonos de alguna carencia; pensemos en lo que ocurre en nuestra psique cuando experimentamos alguna pérdida muy sensible para nosotros, ya de persona querida, o de algún otro tipo, sobre todo, de tipo emocional o psicológico, más que de cosas puramente materiales.
Acabo hoy aquí, dejando de nuevo a la vista del lector la imagen de la página de un libro, de Julia y Derek Parker, que se titula “Los Sueños”, y es de gran interés. De ese modo saltamos de imágenes de las creaciones de notable actualidad hasta otras de los más remotos tiempos del arte prehistórico. Y nos asomaremos, en un texto venidero, a esos otros sueños que no hemos tocado aún : los que causan dolor o terror o gran malestar, como son las pesadillas. Hasta pronto, pues.
Querido Manolo, un día deberías agrupar todos tus escritos oníricos u ordenarlos y reformarlos con vistas a un suculento ensayo. Un abrazo y hasta muy pronto
Querido Alfonso : Es muy grato lo que me dices. Y estoy contigo en esa tarea, que abordaré cuando haya llevado a cabo otras cosas relativas a publicaciones (no mías, pero desde luego más importantes) que deben pasar a letra libro y ser editadas, en mi opinión. Muchas gracias por tu comentario, que me da ánimos.