La imagen que ven ahí arriba está tomada de una publicación de Jean Clottes y David Lewis-Williams. Se encuentra en una cueva de Cantabria (España) que se conoce como El Castillo. Se trata de una serie de puntos rojos que parecen salir de un agujero natural de la pared de la gruta. En una ponencia defendida por Jean Clottes en un Congreso celebrado en Sevilla en el 2003, ponencia que se tituló «Chamanismo en las cuevas paleolíticas», relaciona una serie de signos, y los relaciona con un posible chamanismo. Aunque se trata de signos que, propiamente, no lo llegan a serlo, esto es, que no necesariamente están conformados en un sistema, como es el caso de los alfabetos, las señales de tráfico, o las figuras típicas de los manuales donde se empieza a explicar la geometría a los estudiantes en sus grados primeros de aprendizaje, figuras como los puntos, las rectas, los círculos, triángulos, cuadrados…, etc.
Estudiosos de la talla de los antes citados, y otros como Mircea Eliade, a mediados del pasado siglo XX, y el trabajo publicado en 1988 por Lewis-Williams D. y Dowson T. que se titula «The signs of all times. Entoptic phenomena in Upper Paleolithic art.» La bibliografía es amplia, pero ahora me limito a citar lo que tengo más a mano y estimo de considerable valor : como hipótesis que no debe ser rechazada sin más ni más sólo porque nuestra propia mentalidad no acepte los fenómenos que se describen en tratados de Antropología y de Psicología Médica, y son sin duda fenómenos compartidos por los Cromañones, nuestros más directos ancestros, y el hombre moderno que ya no vive en grutas ni las usa como «templos» o como eventuales lugares de refugio y enseñanzas «mistéricas», sino que vivimos en casas y grandes edificios y tenemos catedrales e iglesias para esos menesteres del «contactar con los mistérico», o universidades para transmitir el saber y los conocimientos que estimamos firmemente asentados.
Dado que hay otras recientes publicaciones que inciden en estas cuestiones del posible chamanismo responsable de no pocos de los «garabatos» y los «signos» (aún por descifrar) que contemplamos en las cuevas de Europa o África, y en los otros continentes ( o sub-continentes, como Australia), en el texto que hoy dejamos en este blog como mera introducción a lo que queremos esbozar en sucesivas publicaciones, también usaremos datos tomados de otros trabajos, como el que en un post muy anterior al de hoy ya citamos. Me refiero al trabajo de Genevieve von Petzinger publicado en 2016 y del que sólo he logrado la edición de Atria Book, N. York, (2017). Se titula «The First Signs. Unlocking the Mysteries of the World’s Oldest Symbols».
Termino por ahora : creo que reuniendo los datos que de esas publicaciones, entre otras más que ahora no cito, y tomando también como base experiencias propias que se me han transmitido por personas de indudable valía a lo largo de los años, como mi propio padre, o como el padre José María Pilón, S. I. cuando con ellos acudía a la Cueva del Tesoro y les escuchaba elucubrar sobre estos fenómenos, creo, -decía-, que hoy me es posible dar unas razones explicativas de algunos de estos fenómenos que pueden perfectamente ser aceptables por muchos lectores familiarizados con los temas que se citan y los que aún habrá que citar. De modo, que lo que siga a este texto, ya no será casi una lista de obras, sino que nos entraremos en lo que aún sigue (y así seguirá durante no poco tiempo) siendo un «misterio» por desentrañar.
Adelanto ahora que algunas de las «ralladuras» e incluso posibles «signos» que parecen carecer de sentido se corresponderían a lo que en el libro de G. von Petzinger se denomina como to doodle ( : esto es, «garabatear» : en tanto uno está pensando en algo distinto a lo que parece dibujar).
To doodle es estar escribiendo o garabateando algo en tanto la mente la tenemos centrada en otro tema.
Al parecer es una técnica de concentración también. ¿La usarían los chamanes Cromañones?
Con la miel en los labios… No olvides continuar, que ya sabes que a veces echas las cabras al monte y después no las recoges 🙂
Un abrazo.
Pues en mi Twitter de hoy acabo de poner otro texto, después de haber estado un tiempo sin escribir.