Escrituras, alfabetos.

4 Nov

Los tipos de signos que existen son muchos y sus naturalezas son variadas, diferentes. Hay signos de naturaleza «elemental», en el sentido de que por sí mismo evocan o sugieren lo que significan. La mayoría de las pinturas rupestres que conocemos y se pintaron o grabaron en paredes de cuevas o en escarpaduras rocosas son, en principio, de este tipo. Y conste esto : estamos confiriendo desde ahora la cualidad de «signo» a las pinturas rupestres, cosa que muchos posiblemente no aceptarían sin más; pero para entendernos, usemos palabras y conceptos familiares a una mayoría.

Un caballo, un toro, un bisonte, una figura humana, las manos, un ciervo…, etc., son signos que directamente llevan en sí mismos sus significados. Los he llamado «signos elementales», en el sentido de que conllevan en sí el propio elemento que quieren significar.

Otros signos, en cambio, son de naturaleza «mental» : lo que significan es algo que debemos intro-yectar en nuestra mente. La mayoría de los alfabetos son de este tipo : esa imagen que arriba hemos puesto contiene un tipo de signos, inscritos sobre caparazones de tortugas, y son unos 6.000 años anteriores a nuestra era, es decir, tiene más de 8.000 años de existencia. No es única : hay otros como este de la imagen que se han descubierto en la Jiahu, en la moderna China. ¿Son precedentes del «Libro de las Mutaciones», más conocido como «I Ching»? Pudiera ser, pero no es cosa segura. Lo que sí cabe deducir es que debían de tener una considerable importancia, dado el trabajo que su acabado y «fabricación» exigen.

Pero el hecho de que un signo sea de naturaleza «elemental» no significa que tenga de manera inmediata un sentido cabal para quien lo vea. Así, nosotros en la actualidad sabemos que en las paredes de cuevas y abrigos hay pintados bisontes, uros, caballos…, esto es, identificamos lo que se ha pintado, pero eso no significa que sepamos qué sentido tienen esos grabados o pinturas rupestres. La polémica sobre su sentido está aún con la espada en la mano, y los estudiosos del arte rupestre discuten todavía sobre los posibles significados de lo que a finales del siglo XIX se descubrió en cuevas : como en Altamira, primero, y algunos años más tarde en Lascaux, por no citar sino a los «santuarios» más conocidos y famosos de estas manifestaciones.

Y más aún : les llamamos «arte parietal» porque concedemos que dichas representaciones tienen (desde luego, lo tienen para nosotros) un determinado carácter artístico, y al estar dibujados en paredes de cuevas, nos referimos a estos restos de nuestros más lejanos ancestros como «arte parietal»; pero eso no significa que con ello hayamos encontrado el sentido cabal de tales manifestaciones. ¿Eran invocatorias, tenían sentido religioso, mágico, chamánico…? No podemos estar seguros de esto, conque…, ¿pretendía el hombre ya en etapas prehistóricas hacer «arte» con tales pinturas?

Es dudoso, pero no imposible. Pero si era arte, ¿por qué lo hacían en lugares por lo general poco accesible, e incluso de muy dificultoso acceso la mayoría de las veces? ¿Era por su carácter mágico, por su origen chamánico? No lo sabemos con certeza. Algún prestigioso arqueólogo ha creído ver en este hecho, (o sea, en que se hicieran estos tan sorprendentes dibujos en lugares de acceso muy difícil), que estamos ante unas manifestaciones que estuvieron prohibidas en su momento, o cuando menos, que tenían un carácter iniciático que tal vez caía de lleno en lo no autorizado a todos en la tribu. Sea como fuere, estas primeras pinturas de la Humanidad son aún en muchos aspectos un enigma.

Tenemos que esperar a la aparición de las primeras escrituras y al nacimientos de los alfabetos para estar plenamente seguros de lo que nuestros más lejanos antepasados trataban de transmitir, ya fuera a nosotros, ya a sus comunidades respectivas. Y una vez inventados los alfabetos, y así que con ellos se inicia lo que consideramos «la Historia», entramos de lleno en lo que un muy notable profesor de literatura, Herbert Marshall MacLuhan (nace en 1911, y fallece el último día de 1980), en su obra clave «La galaxia Gutenberg» escribe :

«Es posible que la esquizofrenia sea una consecuencia necesaria de la alfabetización». O sea : con las pinturas rupestres, el hombre prehistórico puede que corriera el riesgo de ser demonizado entre los de su tribu, y con el alfabeto, el hombre moderno se arriesga, de par en par, a devenir un ser esquizofrénico… (¡Qué carrera llevamos!)

Ya volveremos sobre estas cosas. La afirmación que acabo de citar de McLuhan está en la pág. 43 de la edición  del Círculo de Lectores, en traducción de Jorge Lozano, Barcelona, 1993.

 

 

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3 respuestas a «Escrituras, alfabetos.»

  1. Que la alfabetización sea una puerta de entrada a la esquizofrenia en la mente humana es una idea, una hipótesis que merece la pena que consideremos con detenimiento. En un próximo texto eso intentaré.

  2. Y es posible que tengamos que ir algo más allá : hasta alcanzar ese horizonte conceptual desde donde podamos ver, como a cierta distancia pero con nitidez, que los modos de establecer comunicaciones efectivas con nuestro entorno social, y con el mundo que nos rodea, produzca tales o cuales “configuraciones” en nuestro espíritu : porque antes ha modificado nuestra mente.

  3. Si adquirir un alfabeto conlleva un x grado de esquizofrenia en la mente humana y nuestro cerebro “se acomoda” a ese estado, llegar a leer y escribir es un avance : nos acaba “vacunando” contra ciertos males mentales.
    Sin embargo estas cosas tendrán que ser estudiadas con mayor detenimiento, como veremos.

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