Dedos, Marcas, Signos.

18 Jul

De este libro y de esta autora ya hablé en anterior texto. Ahora vuelvo a esta imagen, que como se sabe, son manos impresas en una pared, hace algunos, (no muchos, hay que decirlo), miles de años. En mi poder tengo una serie de fotografías que son marcas de dedos, trazados en la roca viva de una Cueva que suelo visitar. Son mucho más toscos que estos que ven en la imagen antepuesta, pero ello puede deberse simplemente a que son también mucho más viejos en el tiempo que estas «marcas» de manos, tan famosas ya en la historia de la Arqueología. ¿Tal vez la trazaron seres primitivos, pero ya mucho menos primitivos que los tradicionales «homo sapiens» de la prehistoria? ¿Y esos hombres, ya mucho más cercanos a nosotros, ya mucho menos «primitivos», fueron los que imprimieron  esas manos que ahora ven ustedes en la imagen que acompaña a este texto? Así parece que debió de ser, a juzgar por el lugar donde se localizan.

Porque es muy posible que así fuera, ya que esas manos, (que ahí son portada de un libro de la Dra. INA WUNN), se descubrieron en una zona de la América del Sur, y la presencia del ser humano en aquel continente, aún se considera un hecho tardío. Tardío, respecto a las cifras que se manejan en los registros arqueológicos del Viejo Mundo, esto es, de África y Eurasia. ¿Son impresiones de manos humanas con menos de unos diez mil años, o si se quiere ir más lejos, nunca más de unos 15.000? Repito : pudiera ser. Ahora bien, sea esto como fuere, lo que hoy nos trae de nuevo ante esas increíbles y fantásticas impresiones de manos en una pared junto a la cordillera de los Andes es otra cosa : ¿qué quieren decirnos, qué significan? Y ahora no hablo de las manos en la imagen de arriba, sino de las marcas de dedos antes referidas : las que he encontrado en la gruta o cueva de que antes hablé.

Las toscas marcas de manos, de dedos más bien, de seres como nosotros (que somos  descendientes de aquel ya lejano «homo sapiens»), esas que antes dije que tenía en mi poder en una serie de fotografías, ésas, tienen, hoy ya, muchos miles de años sobre sí. Y sus autores, los «gestores» de tales marcas de dedos, hasta puede que en algún caso no sean exactamente «homo sapiens-sapiens», sino anteriores a ellos : serían «Homo» también, pero muy posiblemente Neanderthales. Adelanto esta cuestión y dejo aquí sólo dicho que la abordaré en otro momento. Y, como siempre, desde mis medios y conocimientos, y con los datos de los estudiosos que me sean accesibles, datos que pondré al alcance de todo lector. Así que, dichas estas cosas, voy al tema de ahora : ¿qué significan esas marcas, esos dedos, esas manos? ¿Qué pueden querer decir a quienes los vean?

Las primeras palabras de respuesta a esta pregunta que se nos vienen a las puntas de los dedos son muy simples : No lo sabemos, y es posible, hoy por hoy, que nunca lo sepamos. Pero como suele ocurrir en estas cuestiones, la primera dificultad no suele ser insalvable. Al menos, no la suele uno tomar por tal, con lo que se trata de buscar caminos que nos lleven a destinos adecuados, quiero decir : que nos proporcionen respuestas aceptables. Y es ahí, en ese tramo del sendero que hoy estamos trazando, es ahí donde ahora nos encontramos. O sea : creo que podemos aventurar un paso inicial que nos resulte, cuando menos, lo antes dicho : aceptable. El paso es éste : tales marcas no son fruto del azar, y saber eso, es ya saber algo.

Sigamos nuestra senda, y demos otro paso : en el título mismo de este texto, ya se ha tratado de resumir al máximo lo que sería una respuesta conveniente : «Dedos, Marcas, Signos». Dejamos ahora de lado la posibilidad de que «algunas» de las marcas rojas de dedos o manos que toscamente han quedado impresas en algunas paredes de la gruta, fueran fruto de un azar. Han sido «casuales». «Algunas», decíamos antes, entrecomillando la palabra. Pero…, ¿todas? No : todas las marcas hechas con dedos no pueden ser casuales. Están en lugares que no son «cualquier lugar», en el interior de la cueva. Y cuando «algo» nos lo encontramos en un entorno dado, y «el entorno» de ese algo hallado es en sí suficientemente «significante», es que ese algo en cuestión posee cierto sentido, cierto significado. Y lo significados de las cosas nunca son casuales.

Eso, para empezar. Y sobre eso, esto otro : es muy poco aceptable que unos hombres para quienes el acto de señalar o marcar o incluso pintar las paredes de una cueva constituía una actividad que podemos calificar de «señera», y además de ello, un tipo de acto cargado de sentido «místico» ( : para ellos, que no «místico» para todos nosotros, hoy día), cometieran el descuido o la torpeza, una y otra vez, de desperdiciar los pigmentos fabricados «ad hoc» con que solían pintar, y fueran por su «Gruta Santuario» manchando con las manos acá y allá como niños que juegan a dejar folios ( ahora y aquí, por «folios», entiendan las paredes calizas de la gruta ) pintarrajeados. Porque esas cuevas que hoy se estudian y cuidan con esmero y se tratan de proteger, eran eso, en la mayoría de los casos : Grutas. Y grutas que eran Santuarios. Y esos dedos que, cubiertos de pigmentos de origen vegetal o de otras posibles sustancias impregnantes, «marcaban» las paredes de las grutas, estaban dejando señales cuyo sentido se nos escapa, y tal vez, como se dijo antes, nunca sepamos. Pero esto sí que lo podemos decir : estamos ante Dedos que dejaban Marcas y, con el tiempo, con muchos siglos de tiempo encima (encima; y también después), comenzarían a devenir Signos. Y con esto estamos en caminos donde hay aún mucho que desbrozar, cosa que intentaremos.

 

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7 respuestas a «Dedos, Marcas, Signos.»

  1. Que la Cueva actualmente conocida como «del Tesoro» estuvo en tiempos habitada por neandertales, es cosa que tengo por segura, como razonaré en su momento. Algunas de las «marcas», los «rayados», y otras señales dejadas en la gruta y aún observables por quien sepa dónde están, son prueba de ello. Como otras que en su momento se dirán.
    De todo ello trataré en próximos textos.

  2. Un ejemplo : en la Cueva de Gorham, en Gibraltar, se han estudiado como marcas dejadas por el hombre del Neanderthal unas rayas, inscritas con fuerza en las paredes de roca, bastante similares en su factura a otras que pueden verse en la Cueva del Tesoro.
    Hay también manchas de color en las paredes que no pueden atribuirse a fenómenos naturales, sino que son obra humana. Es lógico pensar que si la especie humana que se conoce como neanderthalensis entre los científicos perduró hasta hace unos 35.000 ó 40.000 años en el sur de Europa y en concreto en el sur de la península ibérica, restos suyos deben de haber quedado en la zona antes señalada : la bahía de Málaga, y las costas de Cádiz.

  3. Y antes de otros posibles pasos, quede esto claro : en las marcas que señalaremos y trataremos de explicar en su momento, podemos hablar de «Dedos» y de «Marcas», pero no creo que sea oportuno hablar ahí de «Signos». La razón es clara : la noción de «signo» es bastante más elaborada mentalmente que la de una simple «marca». Cuando el ser pensante llega a concebir lo que entendemos por «signos», posee ya un pensamiento muy desarrollado desde el punto de vista lingüístico.

  4. Una pregunta que intentaré responder en un próximo texto : ¿puede argumentarse que algunas «marcas» o incluso pinturas de los hombres de la prehistoria en las cuevas tengan que una finalidad apotropaica? Ya lo veremos. Desde luego, algunas «señales» o marcas en concreto sí que podrían tener esa intencionalidad.

  5. Importa señalar esto de la posible «función apotropaica» de algunas pinturas e incluso rayados en las paredes de cuevas. Daría cuenta y razón de algunas de las cosas a las que no se acaba (entre los actuales especialistas) de verles sentido. Y en suma, conectaría el arte de las cavernas, en algún aspecto muy puntual, con esas gárgolas de las catedrales de la Edad Media.

  6. En próximos textos en este blog veremos aspectos de esta Cueva de que vengo hablando a veces que, o mucho es el error no sólo mío, o estamos en realidad en un buen camino : aspectos y «cosas» que nos llevarán a hablar del mundo de los Neandertales. Quiero decir, de lo que hoy se sabe de esa especie de humanos anterior a la nuestra, y de la que según sabe ya la Ciencia, tenemos entre un 3% y un 5% en nuestro ADN.

  7. Este % antes indicado puede variar, al alza. En algunos casos llegaría hasta un 20%. Los estudios sobre el genoma son los que indicarán en el futuro la totalidad de esta cuestión. Que neandertales y hombres modernos ( los llamados «sapiens»; aunque los propios neandertales eran también «sapiens» : de ahí que se hable de «sapiens» ( los Nean ) y de «sapiens – sapiens» (los actuales).
    Convivieron durante varios miles de años, y hubo hibridación entre las dos especies. Incluso se han encontrado elementos genéticos modernos en restos de hombres neandertales. La Ciencia, y la eliminación de una gran cantidad de prejuicios ( algunos muy «encastrados» y faltos de auténtica base científica ) ayudarán a entender mejor a esta especie de hombres que precedió a la del Homo Sapiens, y con la que convivió y llegó a cohabitar con ella. El hombre neandertal hacía arte, estaba organizado en clanes o tribus, conocía evidentemente el uso del fuego, tenía una cierta ideación de un mundo trascendente, y practicaba el culto a los antepasados. Veremos algunas de estas cosas.

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