Lo que venimos llamando «seres de sueño», en la realidad del «imaginario» del ser humano de toda época, tienen una existencia lo suficientemente constatada como para que sea ahora preciso insistir más aún en la expresión que, por segunda vez, utilizamos. Lo que sí vamos a hacer es amplificar, por así expresarlo, su hondo sentido, su significado tan arraigado y siempre presente en la imaginación de los pueblos, de los lenguajes, de los mundos infantiles y también de los del hombre adulto. Pero antes debo aclarar algo : se ha escrito una cosa que puede llamar la atención de algún lector : hemos dicho antes eso de «… en la realidad del «imaginario» del ser humano…» Tratemos de dejar esto bien claro :
La palabra «imaginario» se define, en general y ante todo, tal como significaba en el término latino del que nos viene, «imaginarius» : aquello que sólo pertenece a la imaginación de una persona o de una comunidad. Puede ser una cosa, un tipo de ser, un mundo entero… Hay universos enteros imaginarios, y hasta puede que lo que llamamos «el otro mundo» (pensando en los purgatorios y los infiernos, o en el hades para los griegos…etc.) sean en realidad «imaginarios».
Tiene esto que estamos tratando ahora con algo que se aborda en un libro que viene dando luz sobre muchas cuestiones desde que se publicara en 1986 como consecuencia de unas conferencias que su autor, Joseph Campbell, dio en 1981 y 1984.
El autor que acabamos de nombrar, conocedor de los mitos, psicólogo y hombre de muy amplia sabiduría, tiene una amplia obra y ahora sólo queremos resaltar ante el lector la importancia de sus estudios, publicaciones, ideas y observaciones sobre temas que al fin y al cabo están en la base de todas las culturas de nuestro mundo. Hoy, y posiblemente en todo tiempo, desde que el ser humano es lo que es : «ese tipo de animal que se sabe y se piensa como humano».
Cito unas palabras del libro cuya portada está ahí arriba, adornada con la Constelación del Auriga, de pintor desconocido casi seguro que italiano. Y voy a las palabras de J. Campbell :
«Tanto los mitos como los sueños provienen de una misma fuente psicofisiológica, que no es otra que la imaginación humana movida por las conflictivas exigencias de los órganos corporales, incluido el cerebro, cuya anatomía sigue siendo básicamente la misma desde hace algo más de cuarenta mil años. En consecuencia, de la misma manera que la imaginería del sueño es una metáfora de la psicología del soñador, la que se expresa en la mitología lo es de la actitud psicológica del pueblo al que el soñador pertenece.»
La cita está en la página 14 del libro que se titula «Las extensiones interiores del espacio exterior». Que ese es el título de la serie de conferencias de Joseph Campbell.
Eso nos llevará a volver sobre las pinturas de las cavernas, los sueños, los mitos… Ya lo razonaremos.
En el libro de J. Campbell hay una rica información sobre temas muy variados : los sueños, la psicología, los mitos, las religiones, el arte, la metáfora, la cosmología… No es un libro muy extenso, pues incluidos los índices y el glosario (muy, muy útil) de términos concretos usados, no va más allá de las 222 páginas. En traducción de Roberto Bravo está editado en Ediciones Atalanta en 2013.
Como puede que muchos de ustedes que esto lean intuyen, estas cuestiones nos obligarán a volver sobre cosas ya tratadas, sólo que muy por encima. Cosas como las pinturas de las cavernas, los sueños y sus significados o posibles interpretaciones, qué son las «incubaciones de sueño» y desde cuándo y cómo se hacían, aspectos del arte, tanto las artes pictóricas y arquitectónicas como las de la escritura, y otro sinfín de cosas más que ahora no voy a seguir relatando.
Creo que no está de más que el lector sepa que J. Campbell es autor de 4 volúmenes amplios y muy detallados sobre cuestiones de Mitologías : las del Oriente, las del Occidente, las Primitivas y las que llama Creativas.
¿No son acaso los «hombres-loros» de la última novela de Alfonso Vázquez, «seres de sueño». ¿Y «Donga», ese lugar imaginario que crea en otra de sus obras, ¿no lo es también? Lugar, no hombre. Pero «de sueño».
Muchas gracias, Manuel, por incluirme. Tengo muchas ganas de leer a Campbell. A otro que le apasiona es a Luis Alberto de Cuenca, pues he leído varias reseñas de sus obras escritas por él. Un abrazo
Que me des las gracias, Alfonso, no es preciso : eres tú quien se merece que se te den gracias una y muchas veces. Por tus escritos, por tu atención cuidadosa y fiel y escrupulosamente contrastada a las cosas de esta ciudad, a su historia, a sus carencias. Carencias las más de las veces por fallos de los dirigentes, y otras por actos vandálicos de los que en esta ciudad viven.
Que me digas ese interés tuyo, (y de ese otro grande de nuestras letras que es Luis Alberto de Cuenca), por la obra de J. Campbell, me da nuevos ánimos para seguir en la vía que en estos textos -divulgativos en su mayoría- suelo adoptar. Cuando tengas tiempo búscate «Las Máscaras de Dios», que son 4 volúmenes extensos ( unas 500 páginas cada uno ) sobre Mitología : la Occidental, la Oriental, la Primitiva, y la Creativa. Están en Alianza. Aunque aquí me extienda más de la cuenta, te cito algo que se puede leer en la contraportada del vol. sobre Mitología Occidental :
«… a la luz de los más recientes descubrimientos en arqueología, antropología y psicología – nos confirma una idea mantenida largamente por Joseph Campbell : La unidad de la raza humana, no sólo en su historia biológica, sino también espiritual.»
Campbell es un genio del saber humano, a mi modo de ver.
¿Y qué decir de tus obras de creación, que son siempre ( ¡además!) obras de recreación, pues leerte es como tomar aire en este atareado y tantas veces atribulado mundo? Quien te lee, Alfonso, además de leer y releer, de fijo que se recrea en su interior. Gracias por todo eso y por cuanto haces y aún harás en tus ámbitos públicos de acción : la prensa, y las publicaciones literarias.
Un abrazo