En la Era de la ultra tecnología la vida eterna está tocando a la puerta. Las impresoras de la existencia modular esculpen órganos vitales, impolutos, exactos
Carlos Pérez Ariza
Desde aquella asociación creada por The Beatles, Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band a la prodigiosa máquina capaz de imprimir corazones rojos y latentes han pasado seis décadas. Pocas son, sin sopesamos que nuestra bomba de la vida, ya no estará nunca más solitaria. El nuevo corazón, indestructible, podrá ser reparado o cambiado por otro que salga de la impresora láser. Será muy conveniente para eliminar por siempre los dolores del alma. Ya no será el depositario de los males del amor, por ejemplo, ni de los dolores de la traición, de la decepción, del engaño. El nuevo corazón ya no necesitará aquel Club de los Solitarios, pues pertenecerá a una comunidad de nuevos corazones limpios, mecanizados, armoniosos y refractarios a sobresaltos innecesarios. Voy a ir, este martes, a encargar el mío. Mi horizonte cardíaco se va a expandir en una vida sin tensión innecesaria, sino en una media amable, llena de vida rebosante. En corazón nuevo no entran miserias.
No todo es caos en este nuevo mundo. Tal vez sea la ciencia médica la que mayor beneficio esté obteniendo en el uso de las nuevas tecnologías. Lo afirmaba hace poco, Rafael Guerrero, jefe de cirugía cardíaca pediátrica del hospital infantil ‘Alder Hey’ de Liverpool. Su hospital está a la cabeza de la investigación del campo de la cirugía infantil en el Reino Unido (no todo es Brexit). Este médico basa su éxito en el uso de la realidad virtual y aumentada en los procesos preoperatorios. La impresión en 3D es una herramienta para planificar sus intervenciones. Trabajando con los técnicos (estamos en manos de ellos), diseñan las secciones del corazón a imprimir, incluido sus cortes y colores. Con tal información digital, transferida a un software se prepara la operación real. Tal cooperación tecnológica le ha dado un 99% de éxito en sus cirugías. La inteligencia artificial no sustituirá a los médicos, pero han encontrado al gran aliado.
La democracia, que en algunos países se mantiene en el precario equilibrio del bipartidismo, tiene la peculiaridad de que se estanca y aparecen los emisarios de la tragedia. Aún la máquina impresora, ese prodigio del futuro hecho presente digital, no ha podido diseñar un sustituto de los partidos democráticos para perfeccionar este sistema amenazado desde dentro. Ni siquiera se le ha ocurrido al empresario-presidente. En EEUU no gobierna la inteligencia artificial. Ahora se enfrenta a dos años con la Cámara Baja en contra. Puede que encargue un diseño ad hoc para mantenerse en su Choza Blanca por un nuevo período presidencial. En el Imperio del Norte se intenta cumplir con la máxima política, de que la democracia se mantiene con más democracia. Es una lección a estudiar.
No han necesitado un trasplante láser, solo han injertado un puñado de votos. Trump está herido, pero no muerto. Su país está roto, dentro de su propio orden. Su balance de la economía interna es superlativo. Sus acciones internacionales no le salen tan mal. Los extremos se dan la mano. Se podría escribir una semblanza de él, Vladimir Putin y Kim Jong-un, seguramente sorprendería lo mucho que se parecen. Responden al perfil que se viene implantando en el mundo: Democracia autoritaria. Putin la llama ‘democracia a la rusa’; o el esquema del coreano del norte, instalado en su mundo nuclear para que respeten su manera de matar de hambre a su pueblo. Los de Venezuela lo han hecho sin necesidad de misiles con cabezas nucleares. Diferentes modos de gobernar un mundo globalizado que da miedo.
Por tierras centroamericanas, nuestros más altos representantes políticos, el rey/jefe del Estado y el presidente del gobierno, afirman que las Américas deben mantener su unidad. Le ponen como ejemplo nuestra Constitución con 40 años soportando esta democracia multipartidista y precaria. Claman por la igualdad, la justicia y un frente contra la pobreza. Pareciera que no ven los informativos diarios. Con una Venezuela en debacle humanitaria. Con marchas de emigrantes hacia una frontera imposible. Con un continente arrasado por la desigualdad y el enfrentamiento ideológico. Con masas de desplazados. Las Cumbres Iberoamericanas han devenido en palabras al viento. La realidad es que España no ha tenido una verdadera política de Estado, sólida y permanente, hacia ese continente que aún habla español. El desembarco empresarial español y los Cervantes no son suficientes.
Por este reino de reinos, tan multilingüe, tan de transición ejemplar, tan dividido entre las dos orillas del ancho río ideológico; la inteligencia a secas escasea. La democracia anda extraviada entre tribunales, Cámaras legislativas, Autonomías y delirios por una España, que no se acaba de terminar, para querer empezar una nueva. Sin salir de la gran crisis, se pisa el borde de otra. Pero hay elecciones, algo es algo. El voto se parece más a un acto reflejo, que a un acto reflexivo. Aun así es una acción sublime y ejemplar. Lo es. Pero ese simple y simbólico acto no garantiza que esto avance. Está próxima la cita en las urnas andaluzas. Solo esas papeletas, a derecha e izquierda, no van a ser suficientes para que esta tierra salga de abajo. Mientras tanto, los corazones siguen latiendo sin paros aparentes.
Interesante y muy creativa deriva, desde la fabricación de corazones 3D, a la construcción de utopías políticas.
Nuestro querido «Dr. Charlie» es así de puntilloso. Buen tejedor de noticias y de opiniones.
Gracias, querido Símón, ahora de las nieves norteñas de ese Canadá inmenso.