La realidad supera a la ficción. Nuestro sur tiene su reina, una joven que repartía entre los pobres de la serranía de Ronda, las ganancias de la cocaína
Está ‘La reina del sur’ de Arturo Pérez Reverte, llevada a la televisión como un serial de igual título y producido por la televisión mexicana, Univisión. Y ahora ‘La reina de las mulas’, aquí, en Ronda, en el pequeño pueblo de Cuevas del Becerro, donde ha surgido una imitadora en la vida real, María del Mar Mellado Blanco, que a los 28 años de edad se ha coronado como la reina del tráfico de cocaína. Esta, también del sur, es un nuevo monarca, que como antes otros reyes del mundo de la droga, repartía dádivas a su pueblo. El argumento para otra película de la tele está a la espera de un guionista.
Tal vez, Pérez Reverte no habría tenido que escoger Sinaloa. El arquetipo para una novela estaba aquí mismo y no lo sabíamos. O puede ser, que María del Mar haya caído subyugada por la personalidad de la protagonista mexicana, Teresa Mendoza, a quien México se le quedó chico como mercado para el tráfico de cocaína. En un mundo de matones, de tipos duros, que una mujer sea la jefa es ya una noticia. Si, además, ocurre aquí mismo en esa Ronda de la nostalgia de los bandoleros buenos, el argumento está más que servido.
El modus operandi no era novedoso. Mulas, que por poco dinero, hacen el viaje entre el Caribe y España. Algunas pasan la aduana y otras pocas son descubiertas. La táctica es más que conocida por la policía de fronteras. Cada ‘mula’ lleva un lote de bolas de cocaína dentro del cuerpo o camufladas en el equipaje, la suerte también viaja con ellas, que no se reviente una o más paquetes en el estómago o que el perro de guardia no olisquee el alijo.
Como las mejores y famosas reinas de la historia mundial, ‘La reina de las mulas’ controlaba las operaciones con mano de hierro. Tras el viaje desde República Dominicana, las mulas, gente muy necesitada, cobraban unos 500 euros, después de estar una semana a cuerpo de rey en los hoteles de lujo de Punta Cana todo incluido por cuenta de la organización de Ronda. Allí se les instruía en la forma de pasar los controles aduaneros, a contestar a las preguntas frecuentes, a relajar los nervios, a hacerse invisibles y lograr traspasar la aduana española.
Los hombres de confianza de ‘La reina de las mulas’ les esperaban. Recuperaban la droga y la enviaban a los laboratorios de Ronda para su mezcla y preparación para la venta al detal. En realidad, una rutina usual en este tipo de organizaciones. Conexiones de compra en República Dominicana, donde exigían cocaína de gran pureza, las mulas transportadoras, el laboratorio aquí y la red de venta al menudeo. La Guardia Civil le seguía los pasos, esperando el día en que cometiera un error, un desliz, en el que el exceso de confianza la traicionara. Algunas ‘mulas’ detenidas ya habían dado pistas ciertas. La operación echaba el cerrojo.
De una familia humilde de Cuevas del Becerro, una población de unos 2.000 habitantes en la zona de la serranía de Ronda, María del Mar Mellado Blanco ya tenía, a sus 28 años, un prontuario delictivo a sus espaldas. Tras su primera detención por tráfico menor, la joven se reinventó como la reina en que iba a convertirse. Se diseñó una apariencia nueva. Se operó el rostro, cambió el peinado, el color del pelo y se dispuso a ingresar en su propia leyenda. Teresa Mendoza ya tenía cara de rondeña y se iba a encarnar en una chica de verdad. En su camino hacia su reingreso en la cárcel no se olvidó de su pueblo. Las pasadas navidades costeó la cabalgata de los Reyes Magos y compró regalos para todos los niños de su pueblo. Ella misma se volvió un humilde paje en aquel desfile de alegría y esperanza infantiles. El dinero negro se volvía bueno.
Ahora, la cabecilla ha caído en manos de la justicia con 21 de sus colaboradores. La realidad le golpeó en la cara cuando un guardia civil le cerró las esposas sobre sus muñecas de nueva reina del sur. Ya en los calabozos, y a la espera de su juicio, la exclusiva está agazapada en la celda para convertir a María del Mar en ‘La reina de las mulas’ en nuestro sur.