No es cuestión de costes altos, ni de dejar la Navidad en tinieblas, ni de ahorrar algo en relación al año anterior, ni de gastar menos energía con 200 mil bombillas más. No, es que la crisis obliga a comer primero aunque sea con menos luz. La verja sigue en pie
Se acaban de publicar cifras alarmantes de la pobreza crítica en Málaga. De familias que nunca imaginaron hacer cola para comer de la caridad pública o privada. De personas que duermen en sus coches, porque no tienen más techo sobre sus cabezas, de camas calientes, de habitaciones pateras. Pero el titular nuevo olvida al del periódico de ayer. Hoy toca iluminación de Navidad. A todas luces, parece excesivo gastar 900.000 euros en más de 4 millones de lámparas por muy Led que sean. Aunque la justificación sea alejar el fantasma de la depresión económica e invitar a la gente a pasear de noche bajo el estrellado manto de luz artificial, y comprar algo de esperanza.
Lo que no verán los paseantes iluminados será la macro valla de la hija del farero. Cuando la iban a colgar, como telón de fondo de la calle Larios, la dejaron en suspenso los dueños del inmueble. No se verá en su gran dimensión, pero el marketing viral de las redes sociales sí ha ‘colgado’ una imagen virtual de la misma. Claro, que el público objetivo de esa concurrida y luciente arteria urbana, que en Navidad abarrota sus esquinas, no van a recibir el mensaje directo, visual de la candidata socialista. Por ahora, tendrá que seguir presente en el foro virtual de Facebook, Twitter, donde su campaña campa a sus anchas.
Mientras nos iluminan, los malagueños dicen estar preocupados por la suciedad, los atascos y el paro, la inseguridad y la escasez de zonas verdes, en ese orden. Lo han dicho en un sondeo realizado por Merco Ciudad 2010, cuya muestra se basa en encuestas telefónicas y la opinión de 95 expertos en gestión urbanística. Pese a las marcas negras, muchas de ellos insertadas en la historia de la ciudad desde hace demasiados años, como es la limpieza mínimamente aceptable, al parecer imposible de lograr, Málaga tiene puntos positivos en relación a la creación de empresas y a su oferta de mar, sol y diversión generalizada, a pesar de tener las peores playas del Mediterráneo.
El paro en la ciudad, que alcanza ya los 71.000 desempleados, significa el 18,2 por ciento del total de la población activa (16 a 64 años). Casi la media nacional, aunque por debajo del total de Andalucía que ronda el 30%. La de la UE (eurozona) está alrededor del 10% y Alemania roza ya, en este mes, casi el pleno empleo. Pero Málaga con estas cifras y las que dieron las entidades dedicadas a la atención directa en comidas, ropa, útiles escolares, no refleja en la realidad los datos optimistas de la citada encuesta.
Tenemos la sensación de que falta algo, no nos engañemos con sondeos cariñosos, amables con la ciudad, que pueden que maquillen la realidad con una perspectiva fácil, sin mirar los vectores que se hunden en lagunas históricas que apestan. Este diario, publicaba el viernes pasado un editorial breve, pero profundo. Ponía el dedo en la llaga: un debate público empobrecido por la ausencia de intelectuales. Gran participación de ideas pobres en un extenso mar de una profundidad irrisoria. Se quejaba el escrito del “vacío lacerante de verdaderos expertos e intelectuales en los centros de decisión”, pues eso puede ser una de las causas de que se tomen tantas decisiones erráticas, que no conducen a ninguna parte, como la de gastar esos casi 150 millones de pesetas (900.000 €) en bombillas navideñas. Puede ser.
Es cierto que estamos mejor comunicados, por fin; que la universidad empieza a despegar hacia un campus de excelencia, aún por consolidar y que nos considerados a nosotros mismos, como alegres, optimistas y buenas personas; y que tenemos un puñado de museos y salas de cine, aunque los bares siguen siendo abrumadora mayoría, pero aún faltan luces para poder ser la gran ciudad del Sur de Europa. Y no precisamente las que cuelgan de los árboles y las farolas.
D. Carlos, le felicito por su escrito, me parecía que todo el mundo había perdido la sensibilidad. Todo eso lo podremos corregir cuando haya democracia interna dentro de los partidos políticos.www.democraciaylibertadpp.es
Muchas gracias.
Un saludo.
Totalmente de acuerdo con el artículo, hay familias quitándose caprichos que antes se podían conceder e incluso comida para llevarse a la boca, mientras los dirigentes se gastan 900.000 euros en alumbrado que podían destinar en la creación de empleo o ayudas a las familias menos pudientes.
La navidad empieza después del puente de la Inmaculada, eso tenía yo entendido y creí que con estos tiempos de crisis los gobiernos municipales tendría una excusa apropiada para justificar el retraso en el encendido de las luces.