La alarma y Wikileaks

7 Dic

La rebelión se acabó a la orden de firmes

No es lo mismo la filtración de los pascueros que las de Wikileaks. Los estados de alarma son infrecuentes, en este caso sirve para acabar con un golpe de mano poniendo firme a los controladores descontrolados. La verja sigue en pie

El 32 cumpleaños de la Constitución española se ha celebrado con un Real Decreto, basado en el artículo 116.2, que dispone tal eventualidad por un máximo de quince días naturales. Ha sido una decisión del Consejo de Ministros, por primera vez en la historia constitucional, para atajar una rebelión de los controladores del tráfico aéreo, que cerró el espacio español por algo más de veinticuatro horas, originando un caos de magnitudes imprevistas y sin previo aviso. Nadie apoya la acción de los controladores, que han retado al Estado y éste les ha parado los pies. Aunque ambas partes, saben que el tema no está cerrado. El gobierno pretende prolongar el estado de alarma con la aprobación del Congreso de los Diputados. Mientras dure tal estado no se puede disolver el Congreso.
El detonante es una decisión del consejo de ministros que, según los controladores, les colma la paciencia de sus intereses laborales. Su reacción, dejar de hacer su trabajo desde el mismo momento en que escuchan la decisión gubernamental, o sea, cuando empieza la avalancha de viajeros que hacen puente. El caos es inmediato, el gobierno reacciona para obligarles a volver a sus lugares de trabajo.
El primer plan no funciona, saben que encargar a los militares de ese trabajo, tiene peligro. Los uniformados no están acostumbrados a guiar a tantos aviones a la vez, ni que estuvieran en guerra. Quien lo anuncia, en medio de un balbuceo inquietante, es el ministro de Fomento, José Blanco, quien da la sensación de que aquello se le ha ido de las manos. El plan ‘B’ se impone, echan mano del libro legal máximo. Se militariza el servicio por decreto y el que no vuelva se le juzgará como si llevara uniforme. Los controladores se acojonan y vuelven, casi todos, so pena de ingresar en un calabozo militar, que debe ser más lóbrego que una cárcel civil, sobre todo si se revuelve el inconsciente colectivo de aquellos años de mando militar en plaza. Fin del episodio, los aviones vuelven a volar. El puente se ha salvado. La película de suspense duró poco más de veinticuatro horas, aunque no la dirigió Hitchcock.
Algunos juristas creen que no había condiciones para decretar el estado de alarma nacional. La otra fórmula, más apropiada al hecho de la huelga inesperada de los controladores, habría sido el estado de excepción, pero eso tenía que ir al Congreso de los Diputados y con el puente de por medio, no resolvía la situación. Así, que el gabinete de crisis tiró por la calle del medio, acusando de paso al PP de estar en connivencia con los huelguistas de los aeropuertos, cuestión que no han probado con ninguna filtración creíble, salvo anuncio de Wikileaks, pero la ocasión la pintan al vuelo y Gaspar Zarrias, compareció ante las cámaras como una cabeza parlante, tirando al bulto de los populares, faltaría más.
Pero se abre un abanico de preguntas periodísticas. ¿Por qué se anuncia el mismo viernes en que empieza el puente? ¿No se calculó la reacción de los controladores? Cosa increíble, ya que en política, y ante este conflicto enconado desde hace un año, no se actúa sin evaluar todas las variables. El gobierno sabía de antemano la poca fiabilidad de encargar a los militares el control aéreo civil. ¿Por qué la asomaron como primera solución posible? Tan es así, que los controladores al escuchar a Blanco pidieron otra de gambas. ¿Qué hubiera pasado si los rebeldes no vuelven a sus puestos? Encarcelarlos vía manu militari a todos, no hubiera resuelto el problema, pues el espacio aéreo no se podría haber restablecido.
La jugada de unos fue altamente osada, aunque da idea del poder de sus especialidades, que son insustituibles, mientras no se formen a otros similares. La decisión oficial muy arriesgada. Un tour de force que, por ahora, se ha solucionado, pero no resuelto. ¿Explica este episodio, al menos en parte, la ausencia del presidente Rodríguez Zapatero en la Cumbre Iberoamericana de Argentina, que sucede por primera vez en la historia de estas reuniones multilaterales? Y si se quedó, por qué no aparecerá hasta el próximo jueves. Tal vez Wikileaks nos los revelará en los próximos cables.

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