Mientras hoy en España los precios de los productos vuelven al nivel de 2008, la inflación en mayo está en 1,8%, los sueldos bajarán a partir de junio, al menos, hasta el escalón de 2005.
Los socialistas, solos de solemnidad, consiguieron una victoria pírrica ayer en el Congreso de los Diputados, gracias a la abstención de tres grupos nacionalistas y por un voto, lograron aprobar el Decreto-Ley que pasará a la historia de la juvenil democracia española como el que acabó con el Estado del bienestar.
Por si fuera poco este ajuste hacia abajo de los sueldos de algo más de tres millones de empleados públicos, de hasta un 10 o 12% aún no está claro, y la congelación de las pensiones a los jubilados, más de 8.5 millones de mayores; el uno de julio subirá el IVA del 16 al 18%, lo cual encarecerá el costo de vida de todos los productos y servicios automáticamente. Menos sueldos, más inflación, menos consumo, deflación. Y el paro en 4.6 millones de personas humanas, como diría el Chiquito de la Calzá, y sin visos claros de que pueda descender. Ninguno de estos ajustes salariales creará ni un solo puesto de trabajo.
Falta el anuncio, que está al caer, del ajuste en profundidad del llamado mercado laboral, que la patronal pide a gritos por todas las esquinas y los sindicatos no quieren ni hablar. El gobierno está obligado por la UE a realizarlo. Si es por decreto, las centrales sindicales amenazan con una huelga general, que podría ser la puntilla para el presidente del gobierno. El otro ajuste a profundidad es el del sistema bancario, cuya punta del iceberg es la fusión de las Cajas, algunas de ellas a punto de la quiebra y todas, depósitos de la financiación de los partidos políticos. Otra ‘perla’ es el ‘copago’, una forma de pagar por las consultas al médico de la Seguridad Social, además de lo que ya se descuenta de cada sueldo.
Ante este panorama dantesco, Zapatero dice que pechará a los más ricos, a los que ganan más de 100.000 euros al año o tienen fortunas personales de más de un millón de euros. Pero los super-millonarios, los que evaden impuestos a través de entramados empresariales, fundaciones o colocando sus capitales fuera de España, esos parecen estar libres de sobresaltos. Los ‘paganinis’, por ahora, son la amplia clase media trabajadora, la que tiene un salario fijo: los empleados públicos y los pensionistas.
Las medidas más antisociales en 32 años de democracia española están siendo tomadas, a punta de decreto, sin consenso real, por un gobierno socialista. Son las situaciones paradójicas de la real politik. Si le hubiera tocado hacerlas a un gobierno de centro derecha, España estaría ardiendo por los cuatros costados. Pero la situación es tan grave y va a durar tanto tiempo, que no está claro que esto lo arregle un cambio de gobierno del signo que sea.
Por las caras que tenían ayer sentados en sus escaños los cuatro principales miembros del gobierno, parece que pensaban en aquella frase que Winston Churchill recomendaba a sus conciudadanos en los día aciagos de la Guerra contra los nazis: ‘Sangre, sudor y lágrimas’. Eso es lo que nos espera.
El fin del bienestar
28
May
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Perdone, pero eso de «persona humana», que obviamente es una redundancia y, por tanto, una auténtica barbaridad lingüística, no lo dice sólo Chiquito de la Calzada; lo dicen locutores, escritores y un largo etcétera de individuos de la raza humana que debieran tener una mejor preparación académica. Ay, si Cervantes y otros literatos del Siglo de Oro levantaran la cabeza.
Carlos es realmente preocupante toda esta situación, entonces tu no ves salida?????