Ediles cabreados

1 Jun
El alcalde de Málaga puede desenchufar hoy a los altos cargos

 

Un mar de fondo recorre las entrañas de un grupo de ediles al escuchar a su jefe hablar de ‘humanidad’. No aceptan ganar mucho menos que los cargos de confianza, mientras ellos llevan el peso político de la gestión

Les han quitado el coche, les bajan el sueldo, mientras a los grandes gestores técnicos no se les toca un pelo. Un grupo de concejales del grupo popular no están de acuerdo con el jefe, aunque no puedan expresarlo públicamente. Lo justo, creen, es que a los que más ganan -algunos aún sobre los cien mil euros a pesar de que algunos de ellos ‘soportaron’ una rebaja de sus altos honorarios a comienzos de este año- se les baje el sueldo al nivel del que tiene el alcalde.
El primer edil no parece, en primera instancia, estar en esa línea, según ha declarado. Sus compañeros aún tienen esperanzas de que rectifique y en breve anuncie esos recortes. Unos, con el alcalde a la cabeza, piensan que a esos cargos especializados hay que pagarles bien. Salarios fijos, grandes y algunos hasta blindados. Creen que si les reducen sus emolumentos podría optar por irse a la empresa privada. Otros, no creen eso. ¿Qué empresa privada podría contratar, con la que está cayendo, a uno de estos directivos por más de 100.000 euros al año? Por otra parte, dicen los cabreados, no todos ellos dan la talla. En una empresa privada, que se rige por resultados objetivos y comprobables, a muchos de éstos ya le habrían dado pasaporte. Aquí no. En el Ayuntamiento, quien dirige una empresa o instituto municipal parece haberle tocado el cargo vitalicio de su vida. La confianza da asco.
      ¿Cómo se puede sostener que a una limpiadora o administrativo se le quite un 5 por ciento de su sueldo o más, mientras a los cienmileuristas no se les toque? En estos casos de crisis extrema predicar con el ejemplo es la mejor medicina. No resolverá la crisis, pero no se le puede pedir sacrificios a los de abajo, mientras los de arriba gestionan seguros sentados sobre sus bolsillos repletos. Lo usual es que a un alto directivo se le pague un sueldo base normalito y pueda que, según la empresa, tenga un porcentaje por la cuenta de resultados. En el Consistorio suele ser al revés, no hay bonos o extras, pero sí un alto sueldo, en dos casos de 145.000 euros anuales, tras una rebaja del 30 por ciento. No hay que probar nada, ni esforzarse tanto si se tiene esa cifra asegurada. Si los resultados anuales son flojos siempre se le puede echar la culpa a la crisis o cualquier contrariedad inesperada.
      Como quiera que sea, no se puede juzgar a estos grandes salarios con el mismo rasero. Depende de las responsabilidades y atribuciones, pero en estos días, la tijera y el cinturón tienen que ser usados. Los mismos directivos señalan que hay cargos innecesarios o privilegiados. Saltan a la memoria, ‘estrellas’ fichadas desde Francia, Estados Unidos o Madrid, casi todas fugaces e improductivas, pero altamente costosas. Algunos se van tras chupar lo suyo, otros se aferran al sillón con uñas y dientes. El clamor de estos munícipes es ‘bájeles el sueldo, alcalde’ y que se vayan si quieren y pueden.
      Si al leer esto, el alcalde le ha bajado el sueldo a todos los cargos de confianza, los cabreados habrán cambiado de bando y serán ellos. Alguno ha asomado la posibilidad de irse al sector privado si eso sucede. Seguramente el éxodo no superará al de Moisés. Se quedarán en sus canonjías, aunque ganando menos. ¿Quién se va a mover en estos días? A estos cargos les gusta estar inamovibles.

5 respuestas a «Ediles cabreados»

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