Un PGOU de pega

2 Feb

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Los diez mandamientos tardaron menos en ser impresos. Este documento, que fija el futuro urbanístico de Málaga, por fin, saldrá a la luz en abril.

Nada es comparable a revisar un macro documento, cuya principal virtud es fijar el futuro de una ciudad donde gobierna la oposición a la tolda política de Sevilla. Produce un morbo especial ir encontrando contradicciones, pequeñas imprecisiones, grandes errores de conceptos, que dejan al descubierto concepciones disímiles acerca de la ideología urbanística, lagunas conceptuales, errores de forma, misteriosas opacidades de suelos no calificados aún para ser urbanizados, ausencias de parques o la insistente cabezonería de construir en zonas protegidas más al norte de lo posible.
El Plan General de Ordenación Urbana –PGOU– de Málaga es ya famoso por ser uno de los pocos planes de grandes ciudades españolas sobre el que no se consigue acuerdo. Sin embargo, no hay que desesperar. Sus más connotados especialistas ya dicen que será aprobado y bendecido, por fin, en el próximo mes de abril. Una fecha que podría grabarse en una piedra para la eternidad en cada edificación que se pueda construir a partir de entonces.
Los políticos y los técnicos rara vez coinciden. Sobre todo si a los criterios de los especialistas se les interponen los colores partidistas. Pero cuando se trata de decidir por dónde irá una urbe con poco espacio ya y saturada de edificios, calles, autovías, rondas y tráfico automotor, la cosa se torna imposible. El desarrollismo es imperdonable para aquéllos, que imponen un desarrollo sostenible, mientras que para éstos es, en no pocos de los casos, muy deseable.
El jefe de Málaga se va a Sevilla y sale trasquilado. El ‘capricho’ de Arraijanal hay que pagarlo, dicen aquí. El PGOU no tiene que ver con más Fondos Europeos, afirman allá. La prensa local ya califica el asunto como los ‘episodios bélicos’, digno título de una saga de tebeos por editar.
En el camino van quedando heridos y cadáveres no exquisitos: El Megahospital, una idea sin proyecto al que el PGOU reserva ya 25 hectáreas. El Guadalmedina, aguarda la decisión técnica en la sede del Cedex si desaparecerá embovedado o seguirá como cloaca urbana al aire libre. El Metro que avanza milímetro a milímetro sobre trabas de todo tipo. El ruso de San Antón es el adalid del frente Norte, cuya maniobra ha sido llevada al TSJA por los celosos defensores de la sostenibilidad a ultranza. El intercambiador de transporte debajo de la plaza de la Marina, originó otra refriega que quedó en el olvido. El hotel de Moneo espera por la decisión técnica, que quiere tumbarle un par de plantas. Las VPO, en tú haces poco y tú menos. Las torres de Repsol, aún no levantan un palmo del suelo. El Museo Picasso, en un entorno de asco, sigue sin aceptar a la autoridad local como socio. Esto, ilustra algunas de las batallas, sin contar los Baños del Carmen, el puerto deportivo del Morlaco, el bulevar bajo el soterramiento del tren y Arraijanal, entre otras escaramuzas que van quedando para los anales de una ciudad que espera.
Aquí lo que se necesita es agilidad, menos pensar en los votos y más en el futuro de Málaga, que llega con retraso siempre. En esta hora, crear empleo en las obras públicas que es lo poco que le queda al ladrillo aullante. Vamos a por ese PGOU, aunque no sea perfecto, al menos permitirá seguir creciendo.

4 respuestas a «Un PGOU de pega»

  1. El Psoe lleva tantísimos años haciendo un daño tan grande en Málaga, que los que vivimos en Málaga estamos ya hasta la coronilla de ellos. Se lo niegan todo a Málaga una y otra vez, una y otra vez. Ellos solo entienden de no quedar mal en Sevilla aún a costa de que Málaga no avance lo que debería avanzar.
    Todavía se preguntan por qué no levantan cabeza en media provincia de Málaga??

  2. En cierto modo estamos ya muy hechos a la pena con esta Junta; renace, sin embargo, mucha esperanza de ver día a día como hay un estado de opinión en la ciudadanía que se convence que la Junta, lejos de ser algo en que confiar, se trata de una institución hostil de la que hay que huir y desde luego salir de ella. No se ha cubierto precisamente de gloria esta Junta andaluza que nos hemos maldado en 30 años de existencia; sencillamente, no ha funcionado y ha cometido errores de bulto en el que su irracional centralismo sevillano quizá se lleve la palma. En la provincia de Málaga no es bien recibida porque lejos de ser respetada es temida. Y como en democracia aquello que causa temor es sustituible, pues más pronto que tarde ha de llegar el día que nos separemos de esa desaconsejable institución.

  3. El PGOU permitirá ¿Seguir creciendo? ¿En qué, en miseria? ¿Más coches? ¿Más Edificios? ¿Más carreteras? ¿Más ruido?¿Estas cosas producen bienestar, tranquilidad, bueno alimentos, aire limpio o silencio? ¿A qué llama usted crecimiento, señor Carlos?

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