Hace pocos días salían los aplaudidores a festejar que se iba a recuperar el Café de Chinitas. Oh. Qué grata sorpresa para todos pues, el del Chinitas, es uno de los pocos resquicios de la Málaga moderna, canalla y fresca que hizo de esta tierra un lugar singular décadas atrás.
Conforme seguían las informaciones -y con la sospecha desde la primera palabra-, dábase uno cuenta de que aquello no era más que un viaje enorme de humo para maquillar la verdad de esta ciudad: Van a pegarle un petardazo al Café de Chinitas para construir apartamentos turísticos para guiris.
Sí. En ese enclave recogido en la garganta de la plaza de la Constitución se va a producir una metamorfosis de esas a las que ya estamos tristemente acostumbrados en Málaga. Una empresa buena, honrada y solvente -ellos no tienen la culpa- junto con un inversor latino han adquirido esos inmuebles para construir una serie de apartamentos turísticos. Y qué fortuna la suya pues lo van a hacer en uno de los espacios con más historia y solera de la ciudad.
A lo mejor, en un año, estará Henry colgando su toalla llena de arena de la playa por la ventana por la que tiempo atrás asomaba el cigarro de Picasso o flirteaba Lorca. A lo mejor, donde ahora sonará el chancleteo de la pareja catalana, que prefiere el apartamento por ahorrarse el coste de un buen hotel, antes lo que se escuchaba era la voz de Manolo Caracol o el timbre de Estrellita Castro.
Quién sabe qué sucederá. Porque aquí siempre puede pasar de todo. Y pasa. Porque no hay conciencia de ciudad alguna. Porque todo da igual. Porque hay que aplaudir por aplaudir sin pensar. Porque se tira y se hace nuevo. Porque lo protegido se desprotege por arte de magia. Porque señores… esto es Málaga…
Y ya da igual. Porque está hecho. Firmado y presentado. Y si lo cuentan ahora, es que lleva rematado hace mucho tiempo. Ya lo contábamos aquí. Cómo estaban largando al viejo vecindario de la zona ilustre para hacer baratijas. Y lo están consiguiendo. Por eso mismo echaron de una patada al afilador que tuvo que mudarse un poco más lejos y dejar un negocio de siglos. Algo que, sin hacer nada, ya hace de Málaga un sitio con solera pues son éste tipo de lugares los que la enriquecen.
Pero aquí no estamos para tonterías. Aquí se tira y listo. Y eso dicen que no van a hacer. Porque estos señores van a proteger el inmueble -protegido legalmente-, y van a dejarlo todo como está -ojalá- y no piensan tocar nada. Pero eso se lo cree muy poca gente. Incluso los que aplauden el asunto no se lo creen. Pero eso sí… aquí el dinero público ni verlo. Porque hay seguro cosas más importantes en las que invertir que en el Café de Chinitas. No sé… vaya usted a saber… En la Federación de Peñas y su periódico absurdo que solamente sirve para empapar votos cutres en chocolate y galletas en las peñas/bingo.
Pero seguro que encontramos lugares en los que invertir antes que en el sitio del que escribieron tantos. El sitio que fue refugio de muchos en la época de la pobreza estomacal pero de riqueza intelectual. Cuando Picasso o Dalí sorteaban los navajazos que allí se daban. Cuando actuaban los mejores de España. Cuando en Madrid se trasladó el nombre para que pareciera que ellos también lo tenían. Cuando Torres Bermejas no tenía nada que hacer ya se cocinaba arte y buen ambiente en esta ciudad. Porque lo de Málaga la cantaora no se lo sacó Machado de la manga. Que era cierto. Que aquí había arte. Y se exportaba. Y se importaba el de fuera para que aquí se rindiese a los pies de una ciudad con criterio. Criterio y genialidad para tener a su vera un convento de Agustinas Descalzas mientras a pocos centímetros se liaba la de San Quintín con Juan Breva y Vicente Aleixandre. Pero todo aquello pasó. Y murió en el treinta y siete. Como muchas otras cosas lo hicieron poco a poco.
Pero tenemos suerte. Porque la ciudad mantiene escondidos muchos lugares que recogen esa vida pasada que siempre fue mejor. Y no tenemos los arrestos para, ya no recuperarlos, sino para que no se los carguen. Y ahí queda el tablao de Emi Bonilla, hecho escombros en el Camino Nuevo por una canallada gratuita que solamente nos ha hecho perder un espacio único y genuino de Málaga. Espacio, por cierto, que ahora es de la nada. O de nadie. Pero que pronto verá la luz. Y entenderemos más cosas. Pero mientras tanto podemos observar al bueno de Emi apoyado en la baranda que daba a su casa, casi a diario, con la cara desencajada.
Eso es Málaga. Y así va a seguir siendo. Pero cuidado. Que quede aquí dicho y claro que el Salón Teatro Chinitas está con un grado de conservación importante. Que aquello se cambió. Pero queda mucho del sabor original. Y quedan pinturas. Y quedan solerías. Y quedan techos. Y queda la historia. Que es lo más importante. Así que ojalá alguien sea capaz de sacar imágenes del estado actual del lugar. Porque en breve habrá desaparecido. Y lo que veamos será la mentira hecha negocio. Y eso, el negocio, es lo único que perdura en la ciudad del peine para que no peine.
Eso sí… justo al lado habrá un monumento a Chiquito. Monumento que bien pudiera estar en Moreno Monroy, que es donde él de verdad se sintió vivo. Pero se va a poner allí. Entre hostel y hostel. Entre guiri ramplón y toallas. Entre peces de muchas clases, familias y colores. Lo que viene siendo la morralla. Pero no pasa nada. Porque eso dará muchísimos puestos de trabajo… por lo menos dos muchachos de camareros y otros dos haciendo camas por cuatro céntimos el lustro.
Claro que sí hombre… Tierra bendita del sur… a la orilla de la mar.
Viva Málaga.
¿No será que eso es lo que nos merecemos por pasotas y «moernos»?
Me duele mucho esta noticia, hace un año puse todo mi empeño en poder recuperar el edificio, sabía que los herederos habían bajado el precio y querían vender, lo tuve claro, conocía al inversor comprometido con Málaga que le ilusionaba el espacio y recuperar lo que fue El Café de Chinitas.
Solo había un requisito que el Ayuntamiento de Málaga pudiera dar permiso para que el pudiera volver a ser el espacio que fue, con actuaciones de flamenco.
Después de visitar el espacio, poner en contacto las dos partes y reunión con el Ayuntamiento para que pusieran todas las facilidades en recuperar el Chinitas, nada se cerro por no dar el permiso necesario para recuperar lo que fue el Chinitas.
Que pena y como me duele Málaga.
No me lo creo. El ayuntamiento sí quiere recuperar el Chinitas.
Hay que tener cara dura para cascarse semejante artículo sin tener ni p* idea. ¿El blog se llama fake news por que te inventas tonterías?
El local abandonado, actualmente un nido de ratas, se va a rehabilitar y el proyecto de la propiedad consiste en recuperar el Café.
El resto del edifico abandonado, actualmente un nido de ratas, también se va a recuperar y el proyecto consiste en hacer apartamentos que los explotará una empresa de Málaga. No hay muchas alternativas en ese pasaje. ¿Prefieres que se queden vacíos? ¿Tenías pensado desarrollar un centro de biotecnología o de I+D+i en ese inmueble?
Una vez que el local esté recuperado, podréis ir los intelectuales como tú a tocar las palmas y despreciar a los turistas mientras los demás trabajamos.