Ha sucedido. Y otra vez es tarde. De nuevo Málaga pierde algo que le pertenece. Algo que es propio de aquí -como de muchos otros sitios- pero que para el malagueño se ha convertido prácticamente en un legado prehistórico.
Un ejemplo clave y claro de cómo Málaga ha sabido destruir con la excavadora su propia historia es el barrio del Perchel. Historia muerta de nuestra ciudad. Retazos de los orígenes de nuestra gente que se han ido desbrozando hasta hacerlos desaparecer.
Solamente hay que darse un discreto paseo por la zona para descubrir que esa Parroquia de San Pedro era antaño parada clave de una calle histórica. Y a día de hoy no es más que un pedazo de historia sin sentido en medio de una nada. Esa nada es nuestra esencia. Málaga en si es la nada. La verdad destruida para hacer decorados de mentira.
Pero sucede que, en esta ciudad, cualquier tipo de ataque hacia el patrimonio histórico o cultural importa una verdadera mierda. Sí. He dicho mierda. Y está muy feo. Pero es feo a la par que real. Y real a la par que penoso y catastrófico. Aquí no importa absolutamente nada lo que suceda con nuestro entorno. Al malagueño le importa tres pepinos si rompen una calle, si pican unas pinturas murales o si convierten una plaza de la judería en un solar baldío. Cero interés para ese malagueño cutre y falso que solamente alza la voz para gritar eso de Cevillano er que no bote, que vive a la cuarta pregunta pero vota a la concejala populista de turno porque le ha dado la mano.
Eso es Málaga. Y es una realidad. La ciudad perdida de las fotos con las luces de Navidad aunque en tu barrio se peguen los pies al suelo de la suciedad que tienen. La tierra del peine para que no peine. De las calles con ratas del tamaño de un microbús campando a sus anchas pero qué bueno es mi concejal porque ha organizado un carnaval con los ancianos mientras le susurran por lo bajini a quién deben votar los viejos.
Y de aquellos barros estos lodos… Hace pocas horas se perpetraba un ataque más a nuestra historia. Y se volvía al núcleo duro de nuestra ciudad. Al moribundo al que solamente faltaba el tiro de gracia. Al barrio del Perchel. Y lo han hecho para llevar a cabo un plan torpe y sin ningún tipo de valor para medio peatonalizar la Calle Ancha. La del Perchel. La calle que acaba en la Virgen de todos. La calle Ancha del Carmen.
Las excavadoras levantaban los adoquines de la penúltima carrera que quedaba con esta impronta en la ciudad y sin duda la más bonita. Este hecho supone que, en unas horas, se ha acabado para siempre jamás con esa impronta clásica que aún nos hacía sentirnos en una Málaga con historia real y no hecha de atrezos. ¿Y esto por qué sucede? Pues porque entre todos se la han cargado.
Corría el año 2016 cuando grupúsculos de la zona se reunían para pedir una mejora de la zona y en especial de la calle. Peñas, Cofradías y asociaciones de vecinos -mismo perro con distinto collar-, solicitaban a los políticos que arreglaran la zona. Por lo visto era peligroso el estado de la calle. Por lo visto era positivo para algunas personas que cambiaran aquello y lo pusieran peatonal. Oye pues qué bien. Qué alegría. Pero aquel plan fue desarrollándose y poniendo de manifiesto el interés de unos y otros por cargarse el enclave.
Y ante esta petición, nunca hubo una voz pública que dijera desde los estamentos que aquello era una porquería de plan. Que aquello era una catetada propia de cualquier pueblo y que, de realizarse las mejoras, se haría con el respeto al entorno que, en gran parte, tenía su esencia en el adoquinado histórico.
Pero claro… ahí comienzan a entrar los intereses y sus armas para reventarlos: Ese suelo no es tan antiguo…. Pobrecillos los minusválidos….qué peligro de adoquines pudiendo tener este maravilloso pavimento cateto… y así… con un café por aquí, dos reuniones por allí, tres cartones pluma para convencer a los borricos y dos abrazos y un “guarda mi teléfono personal y me llamas para lo que necesites”, consiguieron que hace cuatro días levantaran la calle por la que pasaba nuestra historia desde hace mucho tiempo.
¿Y qué ha hecho el barrio? Aplaudir. Dar palmas a los que han hecho tal estupidez y animar a la gente a que cuelgue macetas en sus balcones a través de las clásicas revistas chungas que editan, pagadas por tal o cual- para que en el futuro la calle recupere su impronta tradicional. Tócate los tobillos.
Y ahí está el resultado. Un toque más a la moribunda historia de Málaga. Un reflejo más de la inutilidad del persona. Y por supuesto la prueba evidente de que aquí han venido, vienen y seguirán llegando decenas de cualquieras para acabar con lo poco que nos queda.
Y es normal. Porque les conviene. Porque cuanto menos tengamos de amor y arraigo hacia lo nuestro, más fácil será la manipulación.
Pan y circo. Y una culpabilidad que fácilmente podríamos achacar al concejal torpe de urbanismo de turno pero que realmente responde a una pasividad plena y absoluta de toda la ciudadanía ante este tipo de cosas.
Me culpo a mí mismo el primero por no haber estado pendiente de este asunto y contarlo cuando ya ha muerto la criatura. Y os culpo a todos de igual manera por consentir que todo esto suceda.
Tenemos lo que nos merecemos. En el Ayuntamiento y en las calles.
Así nos va por estos lares.
Que nos den por saco. Por gilipollas.
Viva Málaga.
Estoy de acuerdo al 50 % de lo que dice sin duda no falta la razón en cuanto a argumentos . Pero algunos si hemos protestado y si hemos hablado con el concejal de turno como usted dice para decirle que eso era un sin sentido . Pero saben manejar a esos grupúsculos como dice y demas
El plan económico que han preparado para Málaga entre todas las áreas con competencia en desarrollo industrial, investigación y desarrollo, fondos europeos, nuevas tecnologías, competitividad y destinatarios de los desertores de la City post brexit cabe en un papel; Que la gente ande y gaste. Por tanto, a peatonalizar.