Ahora mismo, cualquier cosa que se escriba y no tenga nada que ver con Cataluña es raro que genere cierto interés. Esta situación resulta, creo, bastante cómoda para muchas entidades, organismos y personas que están pudiendo pasar desapercibido ante la sociedad teniendo que ser objeto de críticas y protestas por sus malos hechos.
En Málaga, por ejemplo, en estas últimas semanas estamos observando cómo se le van dando empujoncitos chicos al proyecto del hotel mastodóntico del puerto por parte de todos aquellos interesados en el asunto. Un día es el Ayuntamiento, al siguiente la Junta de Andalucía y entre medio llega algún amigacho y anima el cotarro con columnas de opinión forzosa.
El resultado es que estamos viendo pasar por delante un convoy de malas noticias para la ciudad sin que nadie mueva un dedo. Bueno sí, se mueve dentro de grupúsculos de élites sociales y culturales que por desgracia poco conseguirán al respecto. Y es que tener frente a frente al establishment malacitano da para trago grande de saliva porque Sansón a su lado se queda en un pitufo.
En el caso del hotel, se entiende la desidia pública puesto que, parece ser, hay buenos caudales detrás del proyecto, lo que supondría un aval perfecto para cualquier político: el pack de progreso, inversión, generación de empleo, garantías de futuro, etc –que a la hora de la verdad quedaría en varios empleados de hotel y poco más-.
Pero hay otros asuntos que siguen en el armario eterno del ayuntamiento y de los que, cada cierto tiempo, tenemos sorpresas nuevas. Y uno de ellos es La Casa Invisible.
Con todo esto que está pasando en Cataluña ha quedado más que demostrado que las alianzas con gente de perfil muy bajo acaba costando bastante caro. A simple vista, que gente normal use a gente extraña para encumbrarse no es nada nuevo. El Ayuntamiento de Málaga no inventó la pólvora cuando se hizo la famosa foto con la llave gigante en el consistorio en el que se medio prestaba un edificio carísimo del centro de la ciudad a los jipis.
En la otra punta de la península, los cristianos liberales catalanes pensaron que no estaría mar echar el brazo sobre el hombro de la del flequillo para así poder conseguir el objetivo final: meter presión al estado con el asunto independentista.
El fracaso era inminente y se ha consumado de la manera previsible: Los jipis enfadados con su colega y el colega entre la espada y la pared de cara a la ciudadanía.
Algo similar ha sucedido en Málaga con la casa de calle Nosquera y Andrés Pérez donde, con el paso el tiempo, ha sucedido que se ha ido de las manos algo que pintaba y olía mal desde sus incios.
A día de hoy, La Casa Invisible es una verdadera vergüenza para la ciudad de Málaga. Un espacio vacío y lleno de gente haciendo cosas sin ton ni son con el único pretexto de la cultura. Sí. La cultura. El arma eterna usada por todos para aliarse con el pueblo. “No, es que estoy pintando esta pared que no es mía pero es por la cultura”. “Oiga, permítame que me quede con este inmueble de varios millones de euros porque esto es para aquí hacer cultura, sabe usted?”
Y así hasta llegar a la actualidad. Lo que comenzó como una fiesta de la cultura de tú a tú y en democracia participativa de comunismo virtual pasó a ser un lugar con jefe, jefecillos y cuentas saldadas y pendientes hasta convertirse a día de hoy en un bar sin licencia, un espacio privado abierto al público sin licencia, una sala de usos múltiples para dar clases de cosas sin licencia y en un nicho de librepensadores de lo gratuito cogido a la fuerza.
Hace unos días nos encontrábamos con una bandera de España colgada de una horca en uno de los balcones. En el de al lado había una hermosa lona con algo escrito en árabe. Todo un dechado de progresía moderna que solamente sirve para enfatizar el proyecto que allí se está cuajando.
¿Qué sucede? Pues que al final todos salimos perdiendo de esta historia de La Invisible salvo unos pocos.
Pierden los políticos que han confiado en cuatro almas que además en algunos casos han huido después a las trincheras políticas que tienen enfrentados. Igualmente queda en entredicho la clase gobernante al hacer esa pésima gestión del dinero público y el ejemplo injusto de conceder privilegios a ciertas minorías con el único fin de quedar bien ante todos para conseguir la nada posteriormente.
Pero pierde también la cultura real y la gente moderna que allí se da cita. Pierden porque están siendo engañados por los que gestionan aquello. Y es que son muchos los que les están salvando las habichuelas a los jefes regalando su trabajo y su tiempo para que al final todo quede igual.
Solamente hay que ver la programación que allí se organiza para darse cuenta de que hay cosas muy interesantes promovidas por gente que realmente crea cultura de la buena. De la que merece un apoyo institucional y dinero en mano para que se desarrolle si fuera necesario.
¿Pero qué más hay? Pues hay un bar. Con tapas de ayer, hoy, mañana y siempre que no deja de resultar sorprendente pues es común caminar por Andrés Pérez y ver a gente entrar y salir del patio tan tranquilos. De tomarse una cerveza –Parece ser que Victoria porque tienen allí barriles y sillas de la marca catalana- y de tomar unas tapas que venden y sirven como cualquier bar. Oye. Y que no tienen mala pinta. Pero claro…Eso se lo contamos a un señor o señora que tenga un bar en el centro y que paga todos sus mil cuatrocientos impuestos, que tiene sus nóminas cada mes, que se ahoga cada tres meses con el IVA y claro.. no deja de ser curioso e injusto y mucho más si sucede en un lugar propiedad de todos, pagado con el dinero de todos y a la vista de cualquiera. Y ojo…que hasta sale en TripAdvisor como un bar más.
En eso ha quedado La Invisible. En un lugar en el que la vergüenza ya lo es también porque no se deja ver por ningún lado.
Un aplauso a los que se aprovechan de todos y otro a los que dejan que lo hagan. A cual más torpe.
Viva Málaga.
Buenísimo el Articulo, ese Edificio debería de estar cerrado, por el Bar y por muchas cosas más
Aro, por antisistema. A la cárcel todos. 10 años construyendo ciudadanía, derechos, cultura libre, participación, gestión autónoma… TERRORISTAS.
Empezando por lo del rascacielos del puerto que es increíble que se le de el visto bueno por todas las administraciones. Y respecto a la casa invisible los culpables son los que gobiernan y dan pie a éstas movidas
Buenas tardes Gonzalo, felicidades por la reflexión de la casa invisible , me ha encantado y creo que pones el foco donde se debe. Por otro lado, comentarte que con tu reflexión el hotel no estoy nada de acuerdo. Pero eso lo hablamos otro día. Lo dicho, felicidades y gracias por dar luz a este asunto