Un año más se ha conocido a quién por cuánto y cómo se ha gestionado el asunto de la cabalgata de reyes de este año en Málaga. Resulta éste un asunto especial pues se trata de uno de los eventos que debieran ser más especiales, mágicos y con la estética más cuidada del mundo.
Es un invento que debe ser creíble para los niños e ilusionante para los mayores. Es la ilusión andante. Es el mejor espectáculo del año en el que si algo malo debe tener es únicamente esa sensación extraña que te absorbe al entender que ya pasaste por esos años, que nunca volverán y que el engaño fue mayúsculo. Pero no pasa nada. De ilusiones siempre se vive y la cabalgata de reyes de una ciudad dice mucho de la misma. Para este menester comparativo hay un elemento clave cada día cinco de enero por la tarde: Andalucía Directo. Sí. El programa de Canal Sur Televisión que uno sintoniza para observar las cabalgatas de las ocho provincias y al fin al cabo ir comparando por dónde se mueven los estilos en los diferentes puntos de Andalucía. Tenemos los más animalistas que sueltan bichos por toda las calles y en las que prácticamente no hay carrozas, tenemos las modernas que están inspiradas en La Fura Dels Baus y en las que prácticamente uno no entiende bien qué está sucediendo y todo son cosas raras poco tradicionales y en otros casos nos encontramos con clásicas estampas navideñas que se ciñen a la perfección a la fiesta en cuestión.
Si se trata de algo con Reyes, magias y religión pues tendrá que ser tradicional. Bandas de Semana Santa tocando villancicos, masas de personas disfrazadas de Beduinos, reyes magos hombres –porque la igualdad no se consigue interpretando mujeres a hombres ni viceversa–, carrozas buenas tradicionales y muchos caramelos. Lo que viene siendo una cabalgata normal y corriente.
Sí. Corriente. Como la cuenta en la que el ayuntamiento de Málaga ingresará 297.783 euros a una empresa privada para que se encargue de la cabalgata de Reyes de nuestra ciudad. Visto desde el ámbito empresarial el asunto parece perfecto. No hago nada. Me lavo las manos y contrato a alguien que me ponga el asunto. Fetén. O no. Porque no todo debe ser subcontratado. Porque no todo debe tener la mercadotecnia en el sello estampado ni debe obedecer al interés particular y sí al común.
Y es que en el momento en el que planteamos que la cabalgata sea realizada por una empresa de eventos, éste puede convertirse en un cacao diseñado para ganar dinero amén de para cumplir su función.
¿Y eso por qué? Pues no lo tengo claro. Aunque viendo cómo la feria es más de lo mismo y al final cualquier evento potente de la ciudad acaba siendo pasto de los negocios da que pensar sobre el sentir y sentido propio de los gobernantes locales. ¿No hay en la ciudad entidades o ateneos con capacidad suficiente para gestionar una cabalgata pensada para Málaga y sus niños? Esto no quiere decir ni mucho menos que se pongan en una nave a construir carrozas con chapones –o sí, no lo sé–. Pero una cosa es encargar en Alicante una batea decorada con purpurinas y otra muy distinta que hasta la fiesta de los reyes magos sea un negocio.
Y por desgracia ya se oyen por los mentideros locales que tal o cual empresa puede que tenga una cabalgata. O que Sabor a Málaga tendrá su propia carroza. ¿Sabor a Málaga? ¿Eso qué tiene que ver con los chiquillos y Melchor, Gaspar y Baltasar? ¿Acaso había en Belén Ajobacalao? ¿Tenía San José Vino tinto con D.O. Sierras de Málaga? ¿Merendaba la Virgen María con mermelada de Mango?
Por favor. Qué fatiga. Que todo no vale. Y además no sé hasta qué punto es bueno y bonito –o legal– que si te encargan una obra de teatro tú le pongas carteles publicitarios a los actores. No. Mejor sin nada. Mejor cíñanse al guión. Porque para eso han sido contratados. No para revender la cabalgata de los reyes magos de Málaga al que sea con tal de ganar más dinero aún. O de lo contrario ya mismo veremos a Melchor con el cartel anunciador de un concierto en la corona. Y su carroza tirada por un todo terreno de tal concesionario. Y en los caramelos el nombre de un centro comercial. Y puede incluso que se dejen de lanzar caramelos. Mejor que tiren vales de descuento para entradas en un portal de tickets. O con un 5% de descuento en tal tienda a partir de 50€ de compra. O mejor aún, podemos hacer que la cabalgata pase directamente por un centro comercial. O quien sabe, a lo mejor los reyes pueden tener un micro y cada ciertos metros pueden gritar: Oye Baltasar, qué bueno que está el queso que me he comido con su sello de Sabor a Málaga. Y que Melchor diga: Pues sería un bocado estupendo tras el concierto de Malú el próximo día tal en el Palacio de deportes Martín Carpena.
Y así hasta el infinito. Hasta que la naranja no tenga ni una gota de zumo puro y limpio. Hasta que a Málaga no le queden vitaminas suficientes como para brillar por sí sola. Y en ese momento vendrán con generadores de gasolina alquilados. Y nos iluminarán. Pero todo será más falso que una cabalgata al servicio de los mayores en busca de ganar cuatro perras en algo que debería ser sagrado.
Ya está bien. Que estáis ya muy vistos con todas vuestras historias. Qué pesados. Dejad en paz la cabalgata y que no sea nunca nada más que eso. Una cabalgata. Sin negocio. Sin publicidad. Que los niños son niños. Pero no idiotas. Y esas cosas se notan.
¿Mamá, en Belén había Burger King?
Viva Málaga.