La feria por venir

5 Ago

LVMM
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Un año más, los malagueños a los que les duele una pizca su ciudad observan con horror cómo las hordas de chancla y pipí acudirán a su cita con el delicado y carísimo pavimento del centro histórico. Ya ha caducado el libro de hojas de reclamaciones de la feria. Ha perdido su validez legal. De nada sirve ya denunciar públicamente la suciedad. Carece de valor hacerse eco del destructivo y nada provechoso sistema de feria que se desarrolla en el centro.

Se ha acabado. Se ha consumido de tal manera el producto que ni la propia policía junto con los trabajadores de la empresa municipal de limpieza son capaces de controlar una bestia tan enorme.

Málaga sale perdiendo con su feria y son pocos los que ganan. Sin duda alguna –y muy por encima del resto- los grandes vencedores del show del centro son los chinos y supermercados. En ambos casos la inversión sale de la ciudad y sucede que, por mucho que queramos, el formato actual de feria en el casco histórico se fundamenta en una bolsa de plástico, un saco de hielo y una botella de ginebra o del vinito ese…

Ha llegado pues el momento de asumir que el sistema actual está podrido, es irreparable y hay que construirlo desde unos cimientos que no están en el centro y sí en el Real.

Es insostenible una feria doble que en ambos casos está activa desde la mañana hasta la madrugada. Es imposible duplicar los efectivos de seguridad y limpieza sin dejar la ciudad baldía y falta de todo. Málaga en feria es una ciudad muy sucia, dejada y menos segura. Damos una imagen lamentable y –por desgracia- la gente más chusma y carente de educación se apodera de una semana que bien debiera ser de todos o, al menos, de la gente normal antes que de los más nocivos.

Este año ha sido infame y un hecho grotesco y espantoso ha sacado lo peor de nuestra ciudad. Ha subido a flote la marginalidad y las actitudes más elementales de personas ineducadas. Gente que son fruto de la dejadez y que se amparan en una feria que les da cobijo y facilidades.

Puede que estemos ante la última feria de nuestro actual Alcalde que, conforme pasan los años, está siendo consumido por una fiesta que gasta y destruye la imagen de alguien que no debiera pasar por este tipo de situaciones bochornosas y grotescas. Hay que atajar el problema de raíz y sopesar cuánto se pierde eliminando la feria del centro en comparación con lo mucho que se gana con la del Real.

No tiene sentido que los ciudadanos, al llegar su fiesta más importante del año, bajen el listón de estilo y modales de manera descarada. Puede que estemos ante la única feria en la que la gente se arregle mediante el desarreglo. Vas peor vestido a la feria que a comprar al supermercado. ¿Irías al médico o al cumpleaños de un amigo o un conocido en tirantas y bañador? Pues eso.

Los policías hacen lo que pueden. Faltan manos y no es su culpa no dar más de si. Lo mismo pasa con los operarios de limpieza que tienen que soportar a diario que los lleven entre ríos de basura flanqueados por miles de jóvenes borrachos. Y encima, al final, habrá quien los critique porque no lo hacen todo lo bien que debieran. Miedo.

Ha llegado la hora de decir basta. De plantarse de la misma manera que lo hicieron las peñas o los caballistas y gritar entre todos que no queremos esta fiesta pervertida y absurda en el centro de la ciudad. Que no queremos una fiesta alcoholizada donde el objetivo primordial y fundamental es emborracharse sin ningún tipo de pretexto. Viva la bebida. Viva el vino. Pero que viva con elegancia y respeto. Conviértete en una esponja humana durante toda la semana si quieres. Bebe hasta el agua de las gitanillas. Pero hazlo de manera decorosa y en una caseta. Porque las ferias tienen casetas. No tienen plazas con cuatro lonas de pueblo. No tienen bares que cambian las cartas para meterte la bacalá. No tienen hoteles convertidos en guetos para que la gente más normal y pudiente se meta en ellos y después salgan diciendo que la feria es maravillosa. Mentira. Ni es maravillosa. Ni es feria. Ni es nuestra ciudad. Qué peste. Qué lástima.

¿Qué opinan? Lo digo porque este artículo que acaban de leer lo escribía un servidor hace tres años.

¿Qué ha cambiado? ¿Qué hay nuevo este año? ¿Hay ilusión por algo que sigue absolutamente igual? Nada cambia. Todo sigue. Esperamos que llegue lo antes posible para que pase pronto.

La feria. Nuestra feria. Su feria. La que no nos representa.

Viva Málaga.

5 respuestas a «La feria por venir»

  1. Buenos días.

    Al leer su artículo me veo obligado a escribirle este comentario. Como ya sabe para conocer la situación que vive nuestra ciudad (no sólo en feria) es importante saber de donde venimos, cuales son nuestros orígenes, nuestra cultura. Su artículo evidencia con claridad esta carencia de conocimiento.

    ¿Recuerda usted las bodegas y tabernas de antaño?, ¿recuerda usted las verbenas de barrio? ¿recuerda usted a los antiguos trabajadores de la Málaga de los 50s y 60s?. En los últimos 60 años Málaga ha sido esquilmada completamente del tejido industrial, y transformada y convertida en un hotel para turistas, en el váter de Europa para que se haga una idea. Si piensa lo contrario recorra todas las playas de la ciudad y compruebe la limpieza del agua y de la arena (si es que encuentra arena). Las tiendas de barrio, las de toda la vida, han sido devoradas por los Mercadonas, y las tabernas, nuestras Campanas donde se emborrachaban nuestros antepasados al salir del trabajo, han sido sustituidas por elegantes pubs de estilo irlandés donde nuestros hijos se dejan los cuartos en copas de garrafón del malo.

    El centro de Málaga y su puerto ha sido expresamente diseñado para ser una atractiva terraza para guiris. Por favor no haga una crítica barata a la feria de Málaga y a sus ciudadanos, invirtamos en educación, promovamos la limpieza de nuestras calles y plazas, disminuyamos la contaminación acústica. ¿Qué ciudad estamos construyendo para nuestros jóvenes?. Nuestra ciudad siempre estuvo ligada al vino, al ocio, y su envidiable situación geográfica la convierten en la ciudad cosmopolita por excelencia.

    No culpe a las personas, culpe las acciones. Toda acción tiene una reacción. La política del dinero ha hecho de Málaga lo que es. Y si quiere una feria como la que anhela, por favor vaya a Sevilla y disfrute de su también maravillosa feria.

  2. Antonio estoy contigo, la. ciudad está en manos de loa «giris» que además de venir solo a beber barato, se permiten hacer aquí lo que en su ciudad no hacen, y todo ello amparado por la mala entendida hospitalidad malagueña.

  3. Es increible como escurrimos el bulto y le echamos la culpa a los foraneos o a los guiris o a quien sea en vez de asumir que tenemos una Feria que deja mucho que desear pq los malagueños tenemos poca clase y poco estilo….No cultivamos nuestras raices y todo nos da igual. No hay que compararse con nadie.Simplemente hay que asumir y destruir de una vez por todas las funesta FEria del Centro que no es mas que una cloaca, una water gigante de detritus Las familias no bajan al centro con niños pq solo hay jovenes borrachos y semidesnudos y hay gente que lo ve bien que es lo peor. Me importa poco la feria de Sevilla o la de La Coruña, yo solo se que desgraciadamente la de mi ciudad es una porqueria y es mas facil decir que son otros en vez de hacer algo por cambiarla-

  4. Personalmente, como vecino del Centro, me voy al exilio forzoso los días de feria. No obstante, he oido, leido comentarios, y sobre todo visto fotos de la Pza Uncibay y aledaños que hablan por si solas. La realidad que Vd. prevé a priori, ha superado todas las expectativas. Lo lamentable es que ahora lloverán las críticas de las personas normales, todas olvidadas en unos días, y el año que viene será aun peor. La falta de gobierno en Chusmolandia es clamorosa. Y por cierto, no solo durante la feria, sino durante todo el año. Hoy he subido a Gibralfaro andado (y ya hace unos pocos días que terminó la feria, «una gran feria para una gran ciudad» como dice el alcalde, con toda la desfachatez que le caracteriza), y es un verdadero estercolero, donde van a parar todos los restos del botellón del fin de semana. Es el único pulmón verde del centro de la ciudad, y quizás de las zonas turísticas más visitadas. Una verguenza y un espejo de la clase política que sufrimos, incapaz se hacer cumplir minimante sus propias ordenanzas.

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