El ser humano no siempre sabe discernir confome a la razón y por esa causa no aprende de la experiencia y vuelve a equivocarse en una situación semejante.
De eso habla el vulgar proverbio que reza aquello de “El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”.
Pues vaya mala suerte porque creo que hay que modificar esa paremia. Falta algo. Un elemento con el que convivimos a diario y que nos obliga a pensar que la frase quedaría más justa y completa de la siguiente manera: “El hombre y el Ayuntamiento de Málaga son los dos únicos animales que tropiezan dos veces en la misma piedra”.
Ahora sí. Ahí está completo de verdad. Y es que en Málaga nos están acostumbrando a al recochineo descarado frente a verdaderas patatas monumentales de los cuales se escuchaban avisos de estampamiento mucho antes de que sucedieran.
Así, nos encontramos a día de hoy con el Soho. El follón supremo. La tontería hecha proyecto y vendido a la nada. A nadie. Ni los más extraños apuestan por aquello como barrio de las culturas. Si bien es cierto que sigue habiendo un chismorreo lejano que teoriza al respecto del interés supino del ayuntamiento por el proyecto, ni las teorías más locas sujetan el asunto.
Se escucha de todo. “Interesa porque tal tiene muchos pisos allí comprados”. “Interesa a tal periódico porque a cambio del apoyo va a recibir cual cosa”. “Por lo visto tal famoso ha comprado mucho barato y ahora se abrirá al puerto y valdrá mil veces más”.
Y así hasta el infinito. Y así hasta la nada.
La cuestión es que hace un par de días convocan a los medios locales desde el ayuntamiento para, qué sorpresón, hablar de un nuevo proyecto: “Actívame Málaga”. Sí. Eso. Actívame. Catapúm. Así se llama la nueva capa de barniz con la que pretenden dar lustre y quitar las moscas del proyecto fallido una y otra vez del barrio “de las artes”. Una especie de Proyecto Lunar pero con pocos papeles.
La propuesta realmente no dice nada claro. Todo muy obtuso. Y es que sería más fácil ser sensatos y tratar esa zona de Málaga como si fuera un pueblo a punto de cerrar su colegio. En esos casos, los que mandan, suelen lanzar ofertas para que se regenere la población a cambio de dinero y trabajo.
Algo parecido quieren hacer aquí pero, como sería reconocer un patinazo de los gordos, prefieren revestirlo de cosas sin sentido y que –francamente- pocos seres humanos en su sano juicio y sin altas tasas etílicas comprenden: “Nos vamos a centrar en los Stakeholders”, “Vamos a crear programas de mentorización”, “Vamos a fomentar los workshops sobre desing thinking…” y “Habrá unos premios de renting for improve”.
Alucina pepinillos. Y es que sería maríavilloso poder disfrutar con la cara que se les va a quedar a la prostituta del club de alterne de calle Trinidad Grund o a la estanquera de la esquina cuando lean el papelito con el reting for improve y el desing thinking.
¿Pero por qué no asumir los errores? ¿Por qué no dejar ya el asunto? Nadie lo sabe. Si ves que el coche se ahoga subiendo la cuesta lo más lógico es no subirla o bajar de marcha. Pero aquí no solamente no se baja sino que se intenta incluso meter quinta.
No tengo ni la más remota idea de qué es lo que mueve a estas personas a seguir insistiendo en revivir al muerto. Lo ideal es poner un tapón maravilloso y que no haya más escape de dinero. Un momento, señor. ¿Cómo que dinero? Sí. Dinero. Y público. Porque no sé si son conscientes de que todas estas historias nos cuestan sus buenos cuartos. Pero nadie repara en ello. Y como lo venden de manera blandita y suave nadie entiende que están tirando dinero a una hoguera totalmente prendida.
Ya pueden pintar mil ratas en las fachadas, pagarles el alquiler, los muebles, el dentista para que le pongan aparato a sus hijos y darles un masaje amasador en los pies, que ni con esas va a funcionar el Soho. La cultura real no tiene precio alguno y por lo tanto de la última manera con la que puedes conseguir atrayéndola es de esa manera.
Cultura y Málaga. Qué dos conceptos tan alejados. En la ciudad en la que se pide que no se siga investigando el escándalo de Art Natura. En el sitio en el que un museo franquiciado funciona si viene el dueño y lo dice y no si opina la ciudad.
Es raro todo. Pero aún así seguirán con el asunto y la promoción. Continuarán repitiendo como un robot una y otra vez la misma cantinela. Hasta que se vayan o hasta que alguien se lo crea. Málaga ha deslocalizado la cultura. La ha sitiado hasta eliminarla. Hasta convertirse en un polo opuesto. Es cultura offshore. Es estafa rendida a los pies de los que piensan que somos tontos de remate.
Hay que ser sensatos. Y asumir que no hay nada por cambiar. Todo el mundo a sus casas. A vivir. A casarse. Y a mirar al suelo. Que está sucio pero entretiene y no ves cómo se acerca la mano del de arriba para darte el cosqui.
Tierra, trágalos.
Viva Málaga.
Ahora comienza tu feria. Puedes ir tranquilo y evitar tu «viva málaga» más falso que la sonrisa del alcalde