S.O.S. Sur

26 Feb

LVMM
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Llega el 28 de febrero, día en el que los andaluces celebramos el 4 de diciembre, día en el que se celebraba que celebramos algo para celebrar lo que celebramos en su momento y que venía de la celebración de algo que nunca pudimos celebrar.

Vaya, que realmente bien bien no se sabe de dónde viene la cuestión pero la cosa, sea como fuere, se celebra.

Andalucía es tierra de celebraciones. Cualquier motivo resulta óptimo para las solemnidades conmemorativas. Y está mal visto. Nuestro propio carácter resulta en algunos casos una losa auto impuesta que acerca al ajeno una lectura negativa de nuestro pueblo.

Al margen de los analfabetos integrales y los rematadamente torpes, el español medio maneja una baraja de tópicos en los que el andaluz sale mal parado y de manera bastante injusta y despectiva.

Envidia. Los tópicos más crueles acarician a los vascos con bromas al respecto de su violencia o rudeza, a los catalanes al respecto de su egoísmo más inculto y fanático o a los Murcianos como Marcianos pues a ambos no los solemos ver en la tierra. Pero Andalucía es castigada con elementos positivos que hacen del símil algo bastante abstracto.

Basta observar cómo razonamientos justificados con las bondades del clima o la multitud de celebraciones se convierten en verdaderas granadas de mano que explotan en el territorio verdiblanco.

Pero no pasa nada, el color verde no deja de ser tal porque lo diga uno o un ciento. Los tontos del culo son una especie que no se encuentra en peligro de extinción y hay que amoldarse a su existencia.

Pero el problema andaluz va más allá. O más bien más acá. Y es que poco a poco y gracias a la irresponsabilidad supina del gobernante medio, se está envenenando al sur de España con una enfermedad que cala hondo y desautoriza a nuestra historia: El complejo de ser andaluz.

Sí. Ridículo a la par que cierto. Hay muchas personas que no se sienten bien reconociendo o defendiendo Andalucía. Y qué curioso pues son partícipes de muchas de aquellas cosas que la hacen única.

Andalucía es un territorio pobre, inútil y desgarbado para muchos andaluces. Y se entiende si viene de boca de aquellos que han entendido estas lides como propias pues en parte eran suyos los terrenos –raro es un rico de izquierdas y un pobre de derechas- y por lo tanto en ese se comprende. Pero la vida hace que el del escalón más inferior sea capaz de emular al que lo supera en plantas. Y así sucede que, un buen número de andaluces sea crítico con su tierra con el único animo de aparentar y emular al que sí puede despreciar este universo del sur de Europa.

Basta de canallas andaluces renegados pues en su mano está la derrota de este pueblo.

No hay discusiones ni comparativas válidas al respecto. Todo es respetable y curioso, pero con un poco de criterio se deduce fácilmente que Andalucía posee y proyecta elementos únicos muy superiores al resto.

Con acomplejados no se consigue nada pues son sombras de terceros hechas seres semi humanos. No se es peor por ir al Rocío y rememor algo con cientos de años de historia. Pero tampoco se es mejor haciendo castillos de personas en mitad de una plaza unos encima de otros. No se es peor comiendo gambas blancas o langostinos de Sanlúcar en una mesita frente al mar mientras bebes manzanilla en rama o un moscatel de Málaga. Pero tampoco se es mejor comiéndote una cebolleta en una barbacoa y con un babero puesto. No quiero decir que Marianico el corto sea menos gracioso que los Morancos de Triana o menos ingenioso que Manu Sánchez. Que no. Que no quiero decir que la Alhambra tenga nada que envidiar a la Catedral de la Almudena o al Pazo de Meirás.  Ni muchísimo menos va la cosa por ahí.

No hay que comparar porque no es sano ni bueno. ¿Acaso es más fea una hermosa Sardana que escuchar a Carlos Cano o Javier Ruibal? ¿Acaso una Jota a la Pilarica es menos que una Saeta de Estrella Morente a la Virgen de los Gitanos por el Sacromonte? ¿Es que es más fea la Moreneta que la Esperanza del Perchel o la Macarena? De eso nada…

Aquí todos iguales. Y andaluces levantaos porque seguro que estáis sentados o reposando la comida del chiringuito o la taberna. Claro que sí…

Contaba Manu Sánchez que un directivo de Televisión Española –que tiempo después fue invitado a pasar unos días de descanso en la Venta- le advirtió que “para trabajar aquí tienes que hablar como uno de Toledo”, a lo que Manuel contestó “Pues si tan claro lo tiene, busque usted uno gracioso en Toledo”.

Ya está bien de mentir para justificar. Ya está bien de aguantar petardas y petardos despreciando lo propio por el simple hecho de provenir del sur.

No pasa nada, pero en muchas cosas Andalucía es muy superior al resto. Igual de respetable pero mejor si se analiza de manera imparcial.

Nos queda evolución, nos falta desarrollo y nos arde la sangre ante las dificultades ajenas pero no ante las miserias propias.

En nuestra tierra el sol no se pone, se rinde. Y está en nuestra mano teñir de verde y blanco a los descoloridos que soportan con amargura el privilegio de ser del sur. Torpes.

“Y se nos muere el Sur con la alegría

y el color en los labios.

Lentamente,

casi sin anunciarnos su dolencia,

su álgida diabetes.

Qué agonía

diluida y confusa… La rubrican

los olvidos y lacran los anises

en sus pirámides vacías.

Qué epidemia y qué muerte tan extraña.

Nadie teme el contagio. Hasta se acercan

con más curiosidad, menos modales,

maneras precautorias.

Ay, amigos,

que se nos muere el Sur y no dispone

siquiera de un cadáver a propósito.

–       José Luis Núñez-

Viva Málaga.

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