El engaño malagueño

El otro día salió a la luz una noticia de esas pesadas y densas que parecen escritas especialmente para compartir en Facebook  en la que se afirmaba que Málaga era una de las ciudades con mejor calidad de vida de Europa. Muerde.

Con esa historia ya se han hecho mil un reportajes. Se pasan enlaces por Whatsapp, las personas se ponen fotos especiales, el orgullo local sube como la espuma y el malacitano medio ronea despavorido en busca de algún local o forastero que desconozca el magno nombramiento para hacérselo saber.

Esta cosa lo dice el Eurobarometro, que viene a ser algo así como una encuesta pero en muy grande a nivel europeo que analiza todas las opiniones de los ciudadanos de la zona y que sirve para que los gestores de todo esto sepan bien por dónde hay que tirar y cuáles son nuestras necesidades. Je.

Pues bien, tras una encuesta a más de 40.000 personas el resultado dice que Málaga está entre las diez primeras. El cuestionario tomaba nota de aspectos tales como el estado de las infraestructuras y servicios, las oportunidades laborales, la situación de la vivienda, la integración de los extranjeros, el sentimiento de seguridad, la contaminación ambiental, los espacios verdes o la limpieza.

Pues calla que en todo eso Málaga es la novena de Europa. Sí. Poca broma. Eso dice el papel. Pero es que va la gente y se lo cree. Pero que sí. Que se lo cree. Y creo que es en plan si cuela, cuela y si no echo a correr.

Claro, si te paras a pensar un ratito en el asunto te das cuenta que esto no tiene sentido. Málaga no está limpia ni en sueños. El empleo local es poco y muy precario. Aquí la industria –salvo puntuales- no va más allá del turismo. No tenemos sedes de cosas potentes. Se está haciendo un metro regular. Si llueven dos gotas la ciudad se atasca. Málaga es la ciudad decimo primera en porcentaje de personas víctimas de un delito. No sé… igual uno es un mal pensado pero cuesta pensar que tan bien estemos por aquí.

Hablar de calidad de vida en una ciudad dividida por un río seco llevo de basura que intentan ocultar con macetas en un puente para que no las veamos resulta extraño. Pero claro…ahora llega la otra parte. La bonita. La del anuncio de los famosos. Y ahí ya te dan la puntilla.

Málaga. Brisa marina, sol, espeto, salitre, el banco de Picasso, los museos, el muelle con las franquicias, nosequé, nosecuanto, y así la ristra de siempre. Pues claro. Eso sí es verdad también. Pero si analizas la situación y englobas todo eso dentro de la vida real de un malagueño te das cuenta que no todo es así.

La mayor parte del tiempo no estás viviendo un Jueves Santo o comiendo espetos.

¿Entonces? ¿A qué se debe esa nota tan buena?

Observando los resultados del estudio, te das cuenta que el mismo se ha realizado mediante encuesta  a 40.000 ciudadanos. Bien. Cuarenta mil personas viene a ser una chispa menos que el distrito este. Bien. Te cuadra. Le quitas las partes más difíciles y piensas: Hombre, si todos los del Morlaco y La Caleta han votado a mí también me salen las cuentas.

Pero resulta que Teatinos o La Palma rondan también por los números de la encuesta. Qué raro. Tampoco cuadra ese resultado en sitios donde cortan calles para pedir un colegio o en los que no hay posibilidad de avance en materia de seguridad.

Amigo. Lo he encontrado. Resulta que los 40.000 seres humanos son de toda Europa. Y de ahí ha salido Málaga. Del voto del caballero de Berlín que vio un video de Antonio Banderas caminando por la orilla de una playa de Marbella y por la abuelita de Birmingham que se operó de la rótula en el Costa del Sol cuando vino de vacaciones.

Esas cuentas sí salen. Porque ahí se entienden muchas cosas. Se entiende la  alegría que da cuando regresas a Málaga tras unos días fuera y disfrutar de su olor y sus colores únicos. Ahí te das cuenta de lo maravilloso que resulta la luz. De lo estupendo que es ver tantos museos en un folleto aunque la mayoría no tengan público suficiente y menos público local. Ahí te das cuenta de que somos uno de los grandes parques temáticos de Europa sin tener reparo alguno en asumirlo. Ahí te das cuenta de que hasta nosotros mismos nos auto convencemos de que esto es el recopetín.

Pero te dura unos días. Y al tiempo te das cuenta que no es oro todo lo que reluce. Que la vida en Málaga es fácil y sencilla. Y eso debe ser preocupante. Porque es señal de que falta movimiento. Y es ése el que mueve el dinero.

Nos agarramos a un clavo ardiendo para gritar que somos los mejores. Igual es un acto reflejo tras tantos palos. Pero resulta arriesgado llegar a creérselo. Porque de ser así seguiremos como hasta ahora, perdidos.

Es más fácil engañarnos que convencernos.

Viva Málaga.