Son infinitas las veces en las que se ha hablado sobre La casa invisible en Málaga. Innumerables cuestiones, dimes, artículos, diretes, insultetes y amenacetes al respecto.
Pero el asunto nunca cuaja. Nunca para y siempre parece seguir estancado en una balsa aburrida y sucia al estilo más puro de lodazal.
La cuestión es que ahora, hace unos días, se han levantado en armas algunas voces de las que realmente más nos interesan a todos: Las de dentro.
Hasta ahora, cuando alguien emitía una opinión crítica al respecto de La Invisible, la respuesta era automática: eres un facha.
Sí. El rojerío más bobo suele contestar a las críticas sobre su trabajo con ataques vacíos. No se contempla jamás la posibilidad de que lo estén haciendo mal o que tengan de progresistas lo mismo que yo de esquiador, no. Es imposible que lo estén haciendo de pésima forma. Es imposible que aquello sea un negociete para unos amigos. Es imposible que se enmascare un bar con disfracez de altruismo. Es imposible que no se esté haciendo absolutamente nada por la sociedad con aquello.
Todo es imposible. Salvo una cosa. Que si te metes con ellos eres un facha malo y un opresor de los pueblos.
Suele suceder que, por lo general, la gente no mira más allá del bulto y se queda con la copla más sencilla. Así sucede con La Invisible y la masa progresista local. La mayoría de las personas lo observa desde fuera y se piensa que aquello es una casa de socorro de la cultura y los valores locales y que por lo tanto no hay sino que defenderla siempre.
Pero eso pasa porque se mira de reojo, desde lejos y sin interés alguno. Porque si te fijas solamente un poco, te acabas dando cuenta del follón que resulta todo aquello. Y ahora, gracias a Dios, la voz crítica viene de dentro. De muy dentro. De Podemos. De uno de sus mejores círculos locales –el de Málaga Oeste-, el cual ha dicho alto y claro lo que allí está sucediendo.
En un texto firmado por Javier Chicón y dirigido al ayuntamiento de Málaga se dice que:
“Entendemos que los recursos municipales deben ser gestionados con un único fin; el uso y disfrute de todas las personas residentes en el municipio. Con tal fin, la asamblea del Círculo Podemos Málaga Oeste solicita la gestión municipal de La Invisible, inmueble de titularidad municipal”.
“La casa invisible ha sido gestionado de forma opaca por un grupo de okupas bajo la aparenta legalidad de una fundación privada […] Estos okupas se reservan el derecho de admisión a este edificio municipal, en total contradicción con los principios de apertura al público que requiere un edificio de tales características. Asimismo, disponen de un bar sin aparente licencia, cuyos beneficios se reparten de forma opaca, con un cartel que vuelve a recordar que se reservan el derecho de admisión, derecho que han utilizado para discriminar de forma sectaria quién puede reunirse allí y quién no. […] Cabe recordar que este inmueble fue una discoteca, El Metropol. Por lo menos, para tener disfrute de beneficios derivados de su actividad, cumplían con las obligaciones propias a cualquier actividad privada: licencia, pago del alquiler, luz, agua, impuestos estatales, municipales… Hoy por hoy, La Invisible genera ingresos que se reparten de forma privada y opaca sin retribuir ni un solo céntimo a las arcas públicas municipales, titulares del inmueble quien carga con los gastos del mismo. Es decir, que todos los malagueños pagamos los gastos derivados de este inmueble para que unos pocos se puedan lucrar. Muchas asociaciones están en listas de espera para poder disfrutar de un local municipal donde desarrollar sus actividades, por lo que requerimos que se proceda a la gestión municipal de La Casa”.
Ni el agua de mi grifo es tan claro y nítido. Y es una alegría recibir mensajes así. Es un acierto hacer una crítica igual de honesta sobre lo propio tal y como se hace con lo ajeno.
La casa invisible es, a día de hoy, una vergüenza de los comunes, de Málaga y de todo aquél que se alinee lo más mínimo con unas ideas progresistas, de izquierdas o simplemente poco conservadoras en la manera de entender una ciudad.
No nos representan. Y cada vez está más claro que solamente se representan a ellos mismos. Y por algo será.
Se puede vivir del cuento, de sobres o de trabajar honestamente. Pero de lo que jamás se puede sobrevivir es de engañar a las personas disfrazándose de salvadores de la patria moral.
Sobra mucha gente en Podemos Málaga, sobra mucha gente en Málaga ahora, sobra mucha gente en La Casa invisible.
Y falta mucha vergüenza.
Viva Málaga.