Pan duro y circo cultural malacitano

10 Dic

LVMM

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Los padres con varios hijos siempre tienen algunos con los que se llevan mejor, más quieren o sencillamente prefieren. Pero lo curioso no es el hecho como tal sino que los padres actúan de tal manera que, piensan, nadie se da cuenta de sus predilecciones.

Pobres padres y madres. Pobres porque se les nota a leguas que quieren más a los niños que a las niñas, al gordo listo que al delgado torpe, al de gafas menos que a la niña guapa pero torpe. Vete tú a saber. Hay mil opciones. Pero en absolutamente todas queda nítido como el agua las intenciones de los padres.

Algo parecido sucede en Málaga con su ayuntamiento y la cultura. Los gestores dicen que la quieren mucho. Que es su ojito derecho. Que la arropa cada día antes de ir a la cama y le da un beso en la frente de buenas noches. Pero es mentira. Y desde fuera se nota muchísimo. Es descarado. Y hace unos días lo hemos vuelto a demostrar.

Las cuentas del 2016 están ya hechas. O casi. Y los dineros se reparten según las necesidades. Pero ojo. No las necesidades de Málaga y sus ciudadanos. Negativo. Se hacen las cuentas según las necesidades de los que mandan. Y es por eso que, válgame el señor, el presupuesto destinado a cultura baja este año en casi tres millones de euros. O al menos eso parece.

Tela marinera. Según los datos a los que ha tenido acceso este humilde y honesto diario, el ayuntamiento recortará casi un ocho por ciento el gasto destinado a cultura. Baja todo. O casi. Pero en líneas generales habrá menos dinero.

En situaciones normales no debería ser un gran problema puesto que la cultura bien entendida jamás ha ido de la mano del dinero pero se entiende que son necesaria una serie de dotaciones para potenciar que la gente no se quede boba mirando tiendas y abriendo la boca cuando ve unas luces colgando de una calle.

Pues no. Aquí se ha recortado en el único presupuesto que debiera ser intocable. El de la formación y el desarrollo de las cabezas pensantes. Pero desgraciadamente será todo lo contrario.

Baja todo. La UTE de Picasso, por ejemplo, se queda en diez millones de euros. ¿Para? Para despachar la Casa Natal, el Pompidou y el Museo Ruso.

Por su parte el CAC se queda con tres coma tres millones de euros -¿Qué harán con tan poquísimo dinero para todas sus cosas?- y sin embargo el Teatro Cervantes aumenta su presupuesto –Con menos dinero y un director bueno como el nuevo que tiene no debe haber el más mínimo problema-.

A simple vista no queda nada claro a qué responde este recorte. Pero si mezclas Málaga y cultura jamás en la vida queda nada claro.

Podríamos hablar de en qué se gasta ese dinero y de qué manera –cosa que no haremos-. Podríamos intentar hablar sobre de qué forma se invierte. Se podría hacer chistes sobre el salario ínfimo de los trabajadores de algunos museos y los casi cinco millones de euros de presupuesto.

Y ahora me toca ser anciana para reflexionar. Pero lo hago porque no lo comprenderé jamás. ¿Si los trabajadores cobran tan poquísimo, el museo está medio alquilado y los fondos son de otro ¿En qué se gastan los casi ochocientos cincuenta millones de pesetas que tienen cada año?

Yo no lo sé. Imagino que habrá mil y un gasto pero siempre queda sobrevolando la idea de lo nefasto.

Pero la historia, como si de una película mala de domingo a las cuatro de la tarde se tratase, va a dar un giro inesperado. Un cambio brusco. Un jarro de agua fría. Pero todo cargado de absurdez y sinsentido. Y es que el dinero para cultura en nuestra ciudad baja. Se recorta el gasto en sapiencia. ¿Pero dónde se aumenta? ¡En la feria! Ole. Arsa shiquillo cómo nos vamo a poné re reí y de bailá. Sí amigos. Se va a gastar más dinero para la feria de Málaga y las fiestas y verbenas de sus distritos.

Igual el aumento de dinero es para comprar camisetas para la gente e ir repartiéndolas por el centro en feria. O no. Igual es para subir el nivel de las actuaciones y dejar de traer cantantes (¿?) de Operación triunfo 4 y subir el listón hasta Operación Triunfo 2. O no. Igual es para subvencionar a los hosteleros del centro por el trasvase total de los fastos al real y así tenerlos contentos. O no. Igual es para contratar a una empresa externa de limpieza y que así no huela a vómito la calle principal de nuestra ciudad durante una semana. O no. Igual –y seguro que es así- se aumenta el gasto en feria porque lo que interesa es tener a la gente bien rebozada en caca dentro de una pocilga enorme. Ahí. Embadurnada en barro calentito, dando giros y sonriendo mientras comen mendrugos de pan duro y retozan sin parar. Que disfruten. Claro que sí. Para mi gente lo mejor. Que se lo pasen bien. Y de regalo te pongo esta sombrilla azul que pone Ayuntamiento de Málaga. Anda eh. Tendréis queja de los que miran por vosotros y vuestros intereses.

Ante esta situación los cochinos aplaudirán. La gente normal suspirará. Y la ciudad seguirá cuesta abajo, con los frenos nuevos pero sin pisarlos. La burbuja cultural malacitana sigue su caminar lento pero con fuerza. Y el reventón va a ser de envergadura. Se va a escuchar el explotido en Oslo. Pero para esa época ya os habréis ido. Seguramente a otra pocilga. Y el marrón será para otro. Y los ciudadanos puede que ni nos demos cuenta. Ya seremos más tontos aún que ahora.

Solamente nos queda un consuelo: La estupidez a la que pretenden someternos nunca será mayor que la de ellos mismos.

Viva Málaga.

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