La feria de Teresa

14 Ago

LVMM
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Málaga tiene encargados de cosas. Hay quien se ocupa de los jardines. Hay quien se ocupa de las cuentas. Está el que tiene como deber que las calles se limpien y el que se responsabiliza de las fiestas.

Fiestas incluye feria. Y eso lo lleva, entre muchísimas funciones más, nuestra concejala Teresa Porras. Viva!!!! Durante estos días pre bélicos antes de que las hordas ocupen nuestras delicadas calles del centro, son muchas las entrevistas, las opiniones y comentarios al respecto de lo que está por venir. En internet, que por lo general pide diez veces más de lo que es posible y treinta de lo que ellos mismos hacen en la vida real, se sacan conclusiones poco originales –que no por ello irreales- al respecto de la deriva feriante malacitana.

La cosa parece que cambia poco. Los cantos de sirena de Caneda al respecto de la fulminación de la feria del centro o los diretes peregrinos de Juan Cassá –pobrecillo también el hombre- con teorías extrañas de coches eléctricos o traslados al real sin dar explicaciones, hacen que se intuya un camino lejano antes de que esta fiesta local cambie de formato.

Pero el error vuelve. La piedra se coloca de nueva en mitad de la calle y el tropiezo está al caer. El grito en el cielo ya está llegando a Málaga y las orejas de los responsables municipales retienen poco a poco plaquetas para tornarse en colores rosados. “Todo lo malo de la feria es culpa de los políticos”.

Pues no. Un no rotundo. El responsable es uno. O varios. Que son quienes la organizan. Pero los culpables son otros. Y son aquellos que participan de tan caótico acontecimiento.

Yo a Teresa Porras o a cualquiera de sus compañeros les puedo pedir explicaciones por los toldos de calle Larios. Son el horror hecho lona. Parece que se va a descolgar Rambo de una de ellas o que queremos camuflar la calle para no pasar vergüenza por lo que sucede debajo. Yo también puedo protestar por la falta de limpieza. O puedo criticar las obras en los momentos que no son. Puede incluso que hablemos de la falta de valentía para afrontar un cambio radical de la feria del centro o la ausencias de explicaciones que justifiquen su defensa callada.

Pero hay muchos otros elementos que realmente se escapan de las manos municipales.

Ayer, en el diario Málaga Hoy le hacían una entrevista a la Señora Porras al respecto de la feria. Las preguntas eran directas pero la concejala las despachó en cero coma dos. Estamos ante alguien curtido, con manejo de la palabra y se merendó a la entrevistadora en dos bocaditos. Pero a las horas de su publicación, dentro de ciertos círculos locales, era la comidilla. “¿Has visto lo que ha dicho la concejala?” “¿Qué fuerte, no?”.

Y todo porque la señora atribuía ciertas actuaciones a la gente y no a sus actuaciones. En resumen: Que los que mandan no son los que sea mean en la calle. Es la gente. Y eso, para muchos mal acostumbrados, es una respuesta mala e impropia.

Pues no. No es más que una realidad de una ciudad con una gente que, en gran medida, vive en base a historias edulcoradas para no querer ver la realidad.

En Málaga no se reconoce nada aunque te lo pongan por delante. Aquí nadie hace nada malo. Todo es paraíso y vergel. Las cacas de los caballos huelen a trufas de Godiva y los muchachos mean Bollinger por las esquinas.

El centro de Málaga en su parte norte es territorio comanche durante la feria al caer el sol. No es seguro. No es agradable y apesta. Y eso, digan lo que digan, es culpa de los malagueños y quienes nos visitan.

Y Porras ha dado en la clave aún siendo promotora de la feria. Hay que educar. Hay que concienciar y hay que promover el civismo. Pero aún no sé cómo hacer para que la gente cambie si se le deja el centro para que juegue. Si pretendemos dejar las calles del centro a gente de dentro y fuera de veinte años para que beban como cosacos, bailen y canten por las calles pero que hagan pipí en un baño y tiren sus residuos en los contenedores vamos apañados.

El mensaje de  Teresa es bueno. Pero a simple vista resulta inviable pues la sociedad no va a responder. ¿Qué le importará a uno de Cuenca o de Roma la limpieza de una ciudad a la que llega dos días para beber e intentar ligar? Nada. Cero. Y eso aplasta cualquier teoría sobre el civismo y la bondad humana.

En cualquier caso se agradece y sorprende. Porque igual es necesario de vez en cuando plasmar sobre el papel que somos muy guarros. Que nos cargamos el centro. Que aporta poco y que la plaza de Uncibay parece Magaluf una semana al año. Y de eso, aún siendo responsable, no tiene la culpa el que manda. Tiene la culpa el que lo practica. Ya después hablaremos de quien lo permite. Pero el responsable último es aquél que aparece en modo playero con su pet de vino rosa y el sombrero a juego con ganas de marcha.

Ya hoy empieza. Y un año más comienza sin ánimos ni esperanzas pues todo parece continuar igual. A ver qué sale. Pero si lees esto haz el favor de controlar. Control si vas al centro a perrear y acabas depositando residuos orgánicos internos en mitad de la calle. Control si no sabes beber. Control si eres un violento. Control si dejas que tus adolescentes salgan de toriles sin divisa. Y control si eres de los que mandan. Control ante la efusividad irreal y los éxitos en algo que poco bueno tiene. Control en los balances buenisísimos año tras año. Control. Porque tenemos claro quién mea en calle Beatas. Pero no queda claro si su culpabilidad es mayor de aquél que no pone fin al desfile anual de la orina.

Malagueño, la culpa es tuya.

Teresa, a por ellos.

Viva Málaga.

Una respuesta a «La feria de Teresa»

  1. Me alegro de que Málaga tenga una feria auténtica, producto de lo propio y del aluvión, porque nuestra ciudad es así, un crisol. Te empeñas en ASEVILLANARNOS, asociar andalucía a sevilla, y sevilla a lo deseable. Pues no, Málaga es diferente. Hay excesos que son criticables en feria, como también los hay en semana santa o en tus amigos de la hermandad de fusionadas que pretenden construir otro mamotreto. Me alegro de ver charangas, grupos musicales, animación variadas, malagueñas, verdiales…y claro, las sevillanas, que tú las consideras tan propias de maálaga, pues también caben. Málaga también eres tú, oportunista que aprovecha la más mínima oportunidad para machacar la feria, fiesta de todos.

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