Qué ascazo cómo se está poniendo de fea la cosa conforme se acercan las elecciones municipales. Estaba claro que iba a suceder. La gente se vuelve nerviosilla. Y mucho. Pero bueno, imagina que estás en tu casa cenando y te avisan de que mañana puede que no tengas nada para comer.
Eso asusta al miedo. Imagina que te dicen que en diez días te puedes quedar sin trabajo. Y lo que es peor. Te recuerdan que no tienes oficio ni beneficio. Que tienes menos movimiento que un cactus y que probablemente tengas que buscar trabajo.
Escalofríos. Entre unos y otros. Se acercan las elecciones y los concejales del ayuntamiento entran en cólera –no todos-. En el caso de los políticos de los partidos perdedores la cosa cambia. A lo sumo te quedas igual, puesto que -salvo casos puntuales- poco tienes que perder y ya tendrás algún sistema para averiguarte el pan con aceite cada mes.
Pero el problema grave lo tenemos nosotros. Los ciudadanos. Los malagueños que tenemos que decidir y que, por lo general, tendríamos que estar felices y contentos. Fiesta de la democracia y eso. Jarana y saltos por volver a decidir las manos que soportarán el peso del timón.
Nada más lejos de la realidad. Esto es una verdadera bolsa de basura que rezuma un líquido pestilente cada cuatro años. Y ejemplos, por desgracia, tenemos miles.
¿Qué necesidad tenía Gemma del Corral hace dos días de enredarse con un muchacho por Twitter? Una mujer normal. Lo que se conoce como una señora. Haciendo el ridículo más espantoso por internet y chinchando a un joven poniendo fotos personales subidas por éste a la red. ¿Imaginas a tu madre peleando con alguien por internet? Pues eso. Y ahí quedó. La lucha entre una concejala de cultura, teniende de alcalde y concejala del distrito centro echando en cara por internet a uno del psoe que proteste por su basura de sueldo ya que anteriormente dijo un día que estaba aburrido en su horario laboral.
Sí. Todo muy loco. Todo es espanto. Todo es miseria intelectual y anarquía neuronal cuando te quieren quitar del puesto por el que te invitan a los sitios y saludas a mucha gente.
¿Cuál es el quid de la cuestión? Que durante los cuatro años de gobierno pasan pocas cosas. Y pasan pocas porque se mantienen callados. Y cuando les toca hablar porque viene el coco la lían día sí y día también. Y sucede lo que sucede. Y del corral se pasa al corralón.
Partan de la base de algo. Esto es un gran entramado. La cáscara de un plátano en una bolsa de basura vacía no huele tan mal. Puede echar un poco de peste. Pero un poquito. Para que se produzca este hedor tan lamentable se tienen que esconder muchas porquerías. Y ha llegado un punto en el que la bolsa se ha rajado. Y les importa tres pepinos que lo sepamos, lo olamos e incluso abramos la bolsa.
Málaga ahora mismo es un sálvese quien pueda. Un chivateo continuo. Codazos por doquier dentro de los propios partidos. Mentiras. Engaños. Miedos camuflados de sonrisas y puñaladas que hacen que la boca te sepa a metálico.
Son las elecciones de los viejos. Y no porque suban las pensiones. Lo son porque no hay día en la campaña en el que no los usen para amortiguar la caída. Son el colchón del pepé y el pesoe en la ciudad. Venga ancianos. Venga peñas. Venga cafelitos y tilas para las señoras. Es horripilante. Es jugar con los más débiles. Con los más sencillos de convencer.
A ver si tienen cataplines de pasar días enteros en las facultades universitarias. Y días enteros con gente de bachillerato. Que hablen con franqueza. Sin bolis ni porquerías. Que hablen con la gente culta de la ciudad. Pero sin andamios de billetes en sus fachadas.
Que hablen con los empresarios de verdad. Pero no con los cuatro mantenidos que viven en exclusiva de los contratitos municipales. Hablad con los empresarios normales. Los que están siendo exprimidos por la administración. Que hablen con los embargados que van día sí y día también a la fabrica del tabaco en busca de un aplazamiento.
Hablad con ellos. Canallas. Hablad con toda esa gente que recibe multas que antes jamás les ponían. Que hablen del incremento de casi el ochenta por ciento en denuncias municipales para sacar dinero que no tienen. Pero ojo. Cuidado. Que para otras cosas hay dinero. Para césped artificial no falta nunca. O si no que le pregunten a la empresa que los monta. ¿Qué pasa ahí? ¿Cómo es posible que estemos en una situación crítica y con el ayuntamiento pisando el cuello y estén poniendo parquecitos absurdos de césped artificial en todos sitios?
Y que hablen con la gente que forma esas cuadrillas lamentables y penosas que se dedicar a quitar rastrojos y hacer peonadas con el chaleco del ayuntamiento incluso en parcelas privadas. Que les digan cómo han sido contratados. Y por quién. Y qué les dice el que aparece con la moto para ver cómo van. Y que hablen sobre si les han dicho a quién deben votar o no.
Y con lo que no hay que hablar por seguro son con los paletos rabiosos que rodean los partidos. Gente plana con el único objetivo de defender a su partido como el que habla de fútbol. No son más tontos porque no entrenan. Y son, sin duda alguna, culpables en parte de esta situación tan caótica en la política local. Señores, si se aburren se van a jugar a la petanca. Pero los partidos políticos no deben ser peñas. Ni grupos de amigos. Ni lugares para promocionar. Porque promocionar para llegar a ser responsable de un distrito es lo mismo que un concejal de Palencia en Estrasburgo. Un mojón.
¿Esto qué es Don Francisco? Qué lástima me da el alcalde de nuestra ciudad. Y cada día que pasa me da más. Porque no es malo. Tiene buen aspecto. Es muy presentable. Con él Málaga queda bien. Es un buen político. Y de hecho los primeros que lo saben son los comunicadores del PP en la ciudad que han hecho una campaña en torno a su figura.
Pero pasará. Y pasarán de él. Y la patada se la llevará. Pero ojalá se marche pronto. Y no lo digo por la regeneración de gestoría que Málaga necesita. No. Lo digo porque me apetece ver a Francisco de la Torre pasear por Málaga como una persona normal. Y saludarlo a su paso. Y que escape ya de esa escombrera que tiene alrededor y que pretende sacar de De la Torre lo que no son capaces de conseguir ellos porque son verdaderos zoquetes.
Podrían poner la noche en blanco el día de las elecciones. Total, ambas cosas son un teatro revestido de importancia pero con menos nivel que un rumano bailando verdiales.
Desaparezcan de la ciudad. Por ella.
Viva Málaga.