El calendario es grosero. Pasa el tiempo de manera descarada y en pocas horas se cumple otro año desde que nuestra amiga Olga Muñoz dijo adiós a Málaga y sus familiares y amigos.
Y siempre es bueno recordar a quien por desgracia no está ni se le espera pero a la que aún tenemos presente.
Olga dejó de ser vida para ser entelequia –palabra a la que recurríamos con asiduidad-. Resulta digno de mención, aunque pasen los años, observar cómo sus referencias siguen sucediéndose. Su muro de Facebook es lugar de reunión. Hablar de ella es hablar de presente y nunca pasado. Y por supuesto, y lo más divertido de todo, es que cada vez que en la ciudad sucede algo digno de guasa, el primer pensamiento va hacia la moderna del Paseo del Limonar. Siempre es un “¿Qué pensaría Olga de todo este follón?”.
Y es verdad. Porque la Málaga más surrealista está muy activa y parece incluso que hacen mil y una cosas que serían jolgorio y alegría para Olga y sus reflexiones.
Qué ciudad más rara, amiga. La de los museos con cuernos que se hacen y deshacen. La de los contratos que van y vienen. La de los alquileres gratuitos. La del director tridente y el alcalde septuagenario.
Lo hubiéramos pasado genial con el personaje de Ciudadanos que sabe lo mismo de Málaga que Arnaldo Otegi. Y lo hubiéramos pasado fatal con el chiquillo de Podemos. Angelito. Y regular con la del Podemos marca Hacendado y nombre con i griega, qué pereza.
Para tu tranquilidad, nuestro icono devocional Kitsch, la magnífica Teresa Porras, sigue en activo, va en la lista de las municipales en un puesto bueno y seguirá on fire. –Te eché de menos en Semana Santa una vez más. Ella y su martillo son el tomate y los macarrones. Combinación perfecta-.
Y la que de verdad sigue igual es la ciudad. Todo clavado desde el día en que te fuiste. Muchas carpas. Muchos quita y pon para engañar a la gente con mamarrachadas. Mucha feria de la tapa y de la tapadera. Porque al fin y al cabo son eso. Muros pantalla –como los del no metro- para ocultar lo que realmente se esconde detrás.
Eso sí, cada vez abren más terrazas. Se está poniendo de moda arreglar un edificio y poner en lo alto un bar de copitas. Hasta el museo taurino la tiene. Y cuidado porque hace un par de días anunciaban que se abren al público las cubiertas de la catedral para sus visitas. Sí. Esas cubiertas en las que tú te grababas cuando se presentaban arregladas por quincuagésima ocasión. Pues ahora resulta que las van a volver a abrir. Cuidado con esto. Porque como sigan la estela del resto, ya mismo te venden un Fraiangelico o una copita de anisete desde la terraza del primer templo. “Encarni Roof Lounge” se podría llamar la historia.
¿Y la gente? Pava. Muerta. Atontolinada. Ahora la moda es indignarse con Podemos, subir noticias a las redes con titulares absurdos procedentes de medios surrealistas y por último decir que se es apolítico pero que los “muchachos” de Ciudadanos no serían mala opción en un momento dado –Aunque aún te queden restos azules en el cuello del colgante del PP que llevabas en el último mitin-.
Hace unos días saltaban las alarmas porque el hombre que lleva tres años limpiando zapatos en el central ha tenido que parar su actividad. Al parecer no tenía licencia o algo similar y hacía su romántica labor en un limbo legal. No veas. La gente rasgaba sus camisas. Lipotimias al conocer la noticia. Un lío. Aunque realmente no logro entender bien a qué viene tanta alteración. Todo tiene arreglo. Todo tiene solución. Y si hay que hacer un esfuerzo burocrático para que este señor siga allí pues que lo haya –y de camino que amplíen el esfuerzo y me quiten alguna multa-.
Qué pena que no estés aquí. Hay material para pasárselo muy requetebién. Incluso hay un proyecto de nueva secta para largar sin ser oídos. Ya la verás.
Qué injusto todo. El PP ya no quiere ser PP. El alcalde esconde la gaviota y no sale el emblema del partido por ningún lado. Ahora es Paco de la Torre sí. Y María Gámez haciendo lo que puede pero sin renegar del rojo. No sé. Todo el mundo va y viene. Todo el mundo desaparece a conveniencia pero acaba regresando.
¿Y tú qué, criatura? Menuda estafa que tú no vuelvas jamás. Pero se te seguirá esperando. Tres.
Viva Málaga. Y que viva Olga Muñoz.
Tu no estás , pero esos ojos no dejan de mirar a todos los que te queremos , si , en presente ,porque sigues con nosotros.
Es inevitable echarte de menos cada vez que paseamos por Málaga ,con todas tus referencias y nosotros TUS PROFESORAS y PROFESORES DEL COLEGIO DE GAMARRA ,vivimos el mes de mayo con un día vacío , el día que nos dejaste arrancando un trozo de nuestros corazones,un mes que es alegría y fiesta para todos los que formamos la gran familia Gamarra…
Te recordamos en la alegría que transmitías a todos ,desde que entraste con 3 añitos .Buenísima estudiante y mejor mujer…
Desde «tus jardines» ,con el sonido de los pájaros de fondo ,abrimos nuestros brazos como si estuvieras aquí aún y nos fundimos en el más grande e interminable que no tuvimos tiempo de darte.
Mª Cruz Campos