Hace un par de días se celebraba en toda España la jornada en contra de la violencia de género. Esta jornada pretende concienciar a la sociedad para que cese la violencia de género. Que los hombres dejen de pegar y abusar de las mujeres.
Málaga, como no podía ser menos, salió a la calle para compartir su grito en contra de esta injusticia intolerable.
Son muchas las instituciones públicas que apuestan por esta jornada para sacar a la calle todo su arsenal para pedir que la cosa cambie. Hay de todo. Pancartas, megáfonos –los más humildes-, pulseras, camisetas, lazos, lacitos, lazotes, chapas, pegatinas, en fin… que realmente el que celebra el día en contra de la violencia con mayor entusiasmo es el de la imprenta o la empresa de publicidad a la que le encargan el viaje de cosas efímeras y –bajo mi punto de vista- completamente inútiles.
En nuestra ciudad, son diversas las asociaciones y grupos dentro de la maquinaria pública que dedican la mayoría de su tiempo a gestionar estos menesteres. Correcto. Pero también existen diversas asociaciones encuadradas dentro del género femenino que promueven estas mismas acciones pero desde un plano más cerrado. Lo privado-público. Sí. Se trata de empresas u organizaciones con fines sociales pero que reciben un dinerito del saco público común.
Dentro de estas asociaciones y grupos hay de todo: rojos, progres, conservadores, fachitas, coleteros y algún que otro despistado que cree que se puede vivir bien con objetivos sociales. Raro.
Si bien es cierto que cualquier acción es buena si va encaminada a un fin honesto, no deja de sorprender –por el mal que ha hecho esta sociedad en nuestras mentes sucias- que haya personas y organizaciones privadas que luchen por la erradicación de igualdades a cambio de un sueldo y unos beneficios económicos.
Este tipo de razonamientos no solamente aparecen con este asunto. No. También contamos en la ciudad con organizaciones privadas subvencionadas que trabajan con el tema de los homosexuales, la pobreza en el mundo, las personas mayores o la cooperación internacional. En todos ellos, siempre asalta la maldita duda sobre si en algún momento, el dinero público no se destina al proyecto al que realmente debe apoyar.
Al fin y al cabo, somos personas que no siempre acertamos y es por eso que, en según qué tipo de asuntos, no se debería manipular de tal manera ciertos aspectos tan graves como es el del maltrato.
Igual habría que comenzar a replantearse el proyecto, el plan y las maneras para hacer en esta ciudad campañas de concienciación real y no peloteras de autobombo que acaban rozando lo ridículo.
No creo que un maltratador deje de pegarle a su mujer cada noche al volver a su casa borracho porque haya un grupo de personas repartiendo pulseritas en calle Larios una mañana cualquiera. Dudo que exista conciencia de nada si a lo único que se dedican algunos políticos es a hacerse fotos promocionando asuntos de los que ellos mismos participan y que acaban siendo verdaderas fiestas que rozan lo verbenero pero que en nada invitan a la reflexión o el castigo. No creo, con total sinceridad, que unas fotos con lo más granado -¿?- de la sociedad malagueña en calle Larios importen absolutamente nada además de estorbar la calle.
Llevo viendo en redes sociales una semana a políticos del pepé sacando fotos de las personas –que en algunos casos son simples amigos- que aparecen en los mupis de calle Larios para luchar contra el maltrato. Sin embargo, a los socialistas, no los encuentro en los retratos. Ellos tienen otras campañas. Otras fotos. Otros lemas. Otras historias para contar lo mismo y salir en la pantalla. Y así hasta el infinito. Si seguimos bajando el nivel de popularidad vemos a las fuerzas políticas minoritarias haciendo sus mini asuntos sobre el mismo tema pero, claro está, con una presupuesto mucho más limitado.
¿No se han dado cuenta aún que eso no sirve absolutamente de nada? ¿No llegan a comprender que, además de hacer el ridículo en algunos casos, ese tipo de actuaciones pueden llegar a banalizar un tema desgraciadamente capital? ¿Se puede de verdad concienciar a un joven para que no le dé una bofetada a una mujer o la obligue a limpiar la casa si lo que observa es un selfie de un concejal frente a la foto de un cantante en pose extraña?
Santo cielo. Es terrorífico. Da miedo. Pavor. Asusta que nos hayamos acostumbrados a que ciertos empleados públicos nos hayan hecho ver que cualquier cosa sirve para hacer campaña. Cualquier asunto es bueno para acabar dando veinte veces la mano, soltar dos frases absurdas que te han mandado por la mañana en el mail del argumentario y a volar. Es insensato, ridículo y penoso.
Pero ojo. Que todos lo hacen. Cada uno con su lío y su historia. Y es que en esa misma jornada, al caer la noche en el centro, podías observar a un grupo de personas manifestándose al respecto de la violencia machista y –ojo al dato- había individuos que ondeaban banderas republicanas y comunistas. ¿Pero qué potaje tiene la gente en la cabeza? ¿Qué pretende, mezclar sus pocilgas mentales con la muerte de mujeres a mano de descerebrados? Qué asco.
Pena, hastío y vergüenza ajena son las sensaciones que brotan en muchos malagueños al observar cómo da igual de lo que se trate que siempre habrá alguien para sacarle partido. El rojo, el facha y el empresario caradura. Y fíjense que curioso. En Málaga, hace unos años, una ONG creó una campaña llamada “Los buenos tratos”. Se trata, básicamente, de un programa que durante años ha trabajado directamente con los niños y sin publicidad de autobombo político para que, desde chicos, se les meta en la cabeza que aquí somos todos iguales aunque nuestros cuerpos sean distintos. Este trabajo tan honorable ha recibido el reconocimiento del Ministerio de Igualdad y de la UNESCO. Esta historia, contaba con el apoyo, de entre otras organizaciones, de la Diputación de Málaga. Pues parece ser que ya no volverá a ocurrir. Desde el edificio de papel aluminio de Los Guindos han considerado que es el momento de quitar la pasta para que los niños sigan con esa formación y seguidamente han presentado su propia maquinaria para fomentar este asunto por su cuenta. Que se vaya preparando el de la imprenta, el del material publicitario y los bailarines de flashmob. Que ya mismo los van a llamar para luchar contra la violencia. Qué desastre.
Viva Málaga.