Ha sido llegar y topar. La concejala de fiestas ha dicho: ¿La feria para mí? Pues trae para acá. Que le voy a dar un meneo. Y se lo está dando oiga. Sí. Es curioso. Pero hace hasta ilusión.
Resulta extraño que las modificaciones y novedades de la feria sean, cuando menos, poco sospechosas. En la ciudad en la que todo acaba siendo inquietante y que a la mínima te llevas un coscorrón, no procede otra cosa que soltar un poco de aire al escuchar a Teresa mover los muebles en direcciones no muy equivocadas.
Falta poco para que empiece la que para un servidor es, con creces, la semana más tóxica para la ciudad y en la que de manera más apabullante se pervierte el tenderete que es Málaga. En cualquier caso, la concejala entrante ha realizado una serie de gestos que son bastante aceptables.
Colocar lonas en el recinto ferial es de cajón. De cajón y persona sensata. No tiene sentido vender una feria para ir poco a poco extirpando la otra si tenemos que esperar a que pasen décadas para que los árboles de Cortijo de Torres creen mini alamedas entre el horrendo asfalto.
Sin embargo, esas mismas lonas, o parecidas, resultan algo grotesco, triste y lamentable visto en el centro de Málaga. La estructura que han colocado en la plaza de la constitución supone, sin duda, uno de los ataques urbanísticas más importantes que ha sufrido la ciudad. Es el desprecio hecho metal. Es lo cutre transformado en lona. Es lo pueblerino en barras. Y así seguirá.
Desde hace un tiempo observamos cómo la plaza de la Constitución va ganando peso pues son muchas las sillas y mesas que lleva a cuestas a diario. Se unen bares y cafeterías y distorsionan la imagen de la plaza principal. Una distorsión que llena a límites insospechados cuando observas mesas y sillas sobre las placas con las portadas de los diarios que decoran una zona del cuadrilátero. Bravo.
Pues lo mismo pero en grande. Lo mismo pero en feo. Lo mismo pero en mal hecho. Eso sí, con microclima. Unos palos de hierro, unos plásticos y chorros de agua. ¿Un parque acuático? ¿Una terraza de Magaluf? No, Málaga en su plaza más importante. Preciosísimo.
Un buen amigo me decía el otro día que la feria está consiguiendo hacer mejor el pregón del carnaval. Y qué gran verdad. Pero no solamente el pregón sino todo el desarrollo de la fiesta. Aquí se cambian las tornas y hasta en la fiesta más canalla, transgresora y frescachona se están midiendo con esmero las maniobras para proyectar una imagen con un mínimo de cordura y elegancia. ¿Qué le pasa a la feria? ¿Dónde se dejó su parte?
Hay feria A y feria B. La A es el real que interpreto como el futuro y la ilusión. La B es el centro que aparece en mi mente como el niño repelente que te dejan unos amigos mientras se van de vacaciones a descansar. Eso. Te vas de vacaciones a descansar y por eso me dejas al niño.
Habría que intentar no dejarlo más con nadie y educarlo. Habría que progresar y asumir lo que no queremos. Yo os prometo que voy al real todos los días si hace falta. Me hago peñista. Vendo biznagas. Regento un puesto de hamburguesas. Canto verdiales. Invito a todo el mundo hasta que vacíe los bolsillos. Pero olvídense del centro. Déjenlo en paz. Angelito. Que él no tiene la culpa. Que él estaba allí tan tranquilo hasta que llegasteis con el chancleteo.
Teresa Porras está plantado cara al asunto. Atrás quedaron ya los años de aplausos. Esos de viva Málaga y su feria aunque se esté pudriendo. Esos años de vacile colectivo por la cantidad de aparcamientos que hay en Cortijo de Torres pero teniendo uno vip y privado para que políticos y amigos –a mí me han ofrecido aparcar mi coche allí- puedan dejar su coche sin la horita de espera o sin aguantar el peste del autobús.
La feria hay que arreglarla y todos van a poner de su parte. Sin ir más lejos, hace unos días los políticos anunciaban a través de sus respectivos despachos de prensa dónde pasarían las vacaciones. Una de las personas que anunciaron sus intenciones fue la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, quien afirmó que uno de sus destinos será la feria de Málaga. Sí. Repito. La feria de Málaga.
Me imagino a la Presidenta muy temprano por calle Larios dando la vueltecita. Pero me la imagino más y mejor en cualquiera de las estupendas casetas del real. Paseando por sus calles entoldadas y con el refresco propio de los árboles.
Igual todo es un espejismo y nos llevamos el mismo guantazo. Pero la carpa de Santo Domingo la ha quitado. Y ha prohibido el botellón. Y ha puesto un espacio para espectáculos ecuestres en el real. Y ha puesto toldos. Y promueve recuperar las casetas con las fachadas de obra.
Todos tenemos nuestras cosillas, evidentemente. A ella le gusta mucho el tema luces. Cada vez pone más luces. Que dice que gastan menos, vale. Pero pone más. Es un tema que tiene pendiente. El tema luces. Que si gasta como un secador. Que si son leds. Que si es que no tienes ni idea hombreya! Vale. Pero bueno. Si va por el buen camino que siga con las luces que quiera.
Como esta mujer arregle la feria le hago un regalo. Lo que ella quiera. Y se lo doy con su ticket regalo y todo por si lo quiere cambiar. Para que se note que es comprado. Un real fresco, un centro descongestionado y en dos ferias le pongo una camiseta al Marqués de Larios que ponga: WE LOVE TERESA PORRAS. Ajolá.
Viva Málaga