Coge uno el periódico, lo abre, da unas vueltecitas y se topa con un titular: Manolo Sarria pregonero de la feria de Málaga.
Silencio. Mirada al infinito. Mirar sin ver. Pensar. Tragas saliva. Cierras el periódico. Miras la portada. Subes la mirada. Buscas la fecha de hoy. Sí. Corroboras que no es un diario de 1992. Sí. Es una noticia actual. Del año 2014. Vuelves a la noticia en busca de errores o titulares de esos propios de verano tipo: “MATA A SU PERRO CON EL CRÁNEO DE SU MARIDO” pero que el cuerpo habla sobre las retenciones en la carretera del Colmenar. No. Nada de eso. Todo es correcto. Efectivamente. Manolo Sarria va a ser pregonero de la feria.
Rápidamente a tu mente llegan gritos. Esa voz característica modulada para maruja. Llegan cifras. Veintidó, veintidó, veintidó. Sí. Es él. ¿Cómo estaba la feria? Abarrotá. Sí. No hay duda. Es el hombre del dúo sacapuntas. Va a dar el pregón de nuestra feria. Te quedas un tiempo reflexionando porque no queda claro del todo qué ha pasado.
Pero ahí está la clave. En que no ha pasado nada. Todo sigue igual. No ha sido un nombramiento de revuelos. Ha sido silencio y ecos de una Málaga pasada y profunda pero que, viviendo rodeado de lo que vivimos, nos tranquiliza. Es un pregonero vintage pero que representa valores de malaguita puro sin maldad.
No queda claro cuál ha sido el motivo ni los argumentos por los cuales ha sido designado Manolo como pregonero. Pero no importa. Sin duda su nombre no se esperaba pero al mirar atrás, son muchos los esperados que se han estampado.
Ahora toca esperar si nuestro convecino padece o no el clásico síndrome de pregonero agradecido. Sí. Pregonero agradecido. Se trata de una enfermedad contagiosa que se transmite de pregón en pregón y que consiste en la imposibilidad de incluir en el pregón nada que pudiera perturbar la tranquilidad mental de quien te ha designado.
Hay momentos y momentos. No todo vale en un pregón. Pero cierto es que cada vez son más los discursos malacitanos en los que se echa en falta una palabra discordante. Y esta monotonía de flores y palmas nos lleva a pensar que, con el más absoluto de los descaros, los pregones municipales se han convertido en una herramienta más de autobombo del munícipe y sus facturas.
Ya cansa –y mucho- que el pregón de la feria de Málaga se vista de lagarterana para tranquilidad del orador y paz del alcalde. No está bien. No es justo y se convierte en algo peligroso. Nos adormecen. Merman nuestra capacidad crítica con alboranes y amiguismos simpaticones. Jajaja. Qué bien. Qué risas. Cuéntanos dos cosas que tú hayas hecho en la feria, mézclalo con tres chistes simpáticos, demuestra claramente cómo no te crees lo que estás diciendo y acaba con algo populista de las mujeres de Málaga y su belleza en feria. Listo.
No por Dios. Stop. Paren las rotativas. Se debe acabar ya. Debe finalizar este ambiente de Bienvenido mister Paco. Ojalá un pregón sensato, sensible y comprometido. Ojalá un verdadero pregón con calidad literaria y escaso de buenrollismo.
Ojalá, respetado señor Sarria, sepa usted exprimir la realidad de nuestra feria para hacerla palabra y espetarla en las previas de la feria. De lo contrario, estaremos de nuevo ante una mirada irreal de lo que sucede en nuestra ciudad durante una semana.
No caben más frases hechas ni mensajes de perfección absoluta en una feria falta de personalidad, sin un rumbo fijo y que lleva décadas planteando su forma, fisonomía y estilo.
No se aceptan más cantinelas de tradición en algo que cada año es distinto. Que se mueve según el concejal que venga y que tiene en la hostelería o las peñas a sus grandes detractores.
Ojalá un pregón serio que deje en evidencia el lugar en el que se da el mismo. Si el sitio desde el que se pregona nuestra feria es cutre, chabacano y poco serio, el pregón difícilmente podrá subir mucho el listón.
Ojalá una petición seria para que se recupere el balcón del ayuntamiento como espacio para pregonar nuestras fiestas de verano y no desde un andamio con una tela propiedad de una empresa de espectáculos.
Ojalá un pregón que vaya en la misma línea que tiene la ciudad durante el año de asumir el desconocimiento sobre el estilo que debe tener nuestra feria. Un pregón que plantee ideas y aporte soluciones a la fiesta local. Que asuma que a día de hoy no es un buen producto.
Que deje de vivir del pasado glorioso que duró unos pocos años y que aún nos ancla en un charco de orines entre chanclas y bañadores por las calles maltrechas de nuestro centro. Que hable de feria y de fechas. Que ni eso tenemos claro. Que se apuesta por septiembre en muchos casos y que otros adelantarían su celebración.
Que nos cuente los beneficios que nos aporta volver a retrasar el cierre de la feria del centro si hasta ahora se había intentado lo contrario. Y si no encuentra motivos que exponga por dónde puede ir la película.
Que hablen de los negocios de hostelería que en feria cierran porque el público no respeta un mínimo de calidad. Que hablen de los vecinos del centro que observan cómo se anula su vida para que muy pocas personas se lucren de manera desorbitada.
Que nos cuente historias de la privatización de la feria y de cómo el dueño de una discoteca también tiene casetas que reviste de familiaridad para ocultar el descarado negocio.
Que se pare a pensar en por qué ha sido elegido pregonero y qué quiere conseguir de él un gobierno que aprovecha cualquier movimiento para rascar votos. Que plantee la dignidad de ciertas prácticas que se llevan a cabo en la feria con las personas mayores. Que se hable de ese vacío legal que supone llevar a los ancianos a una caseta municipal que acaba convirtiéndose en un comedero de cocos para que los abuelos voten a cambio de un plato de ensalada y dos trocitos de cinta de lomo. ¿Es digno? ¿Roza lo amoral? ¿La justificación de las bondades de llevar a “nuestros mayores” a la feria es creíble de boca de quien recorta hasta en tijeras? Roza el bochorno que el Rengue se convierta en un photocall de lo digno.
Evidentemente nada de esto se tocará ni por asomo. Nos quedaremos con las ganas de ver pregonada la feria real. Aunque puede que con suerte no sea una parodia fresquita ni un sketch de treinta minutos en la playa. Pero puede, también, con mucha mala suerte, que el pregón se convierta en un circo de chanzas y caricatura para provocar la carcajada basta aunque a pocos metros del escenario las entrañas de nuestro centro comiencen a llorar y no paren hasta una semana más tarde.
Manolo Sarria, en ti confío.
Viva Málaga.
Estimado Gonzalo León. Muchas gracias por esta reflexión. Estoy seguro que dificilmente veremos algo parecido en la sección más visible de este periódico o de otros locales. Me anima a visitar su blog con frecuencia. Sin ningún ánimo de desmericimiento, no obstante, le diría que a la mitad de la lectura tuve que coger un poco de fuerzas para continuar. ¿Es posible que un texto algo más corto siga siendo compatible con la calidad de la reflexión y su adecuacda expresión?
Muy atentamente.
Sr. León.
No estoy nada de acuerdo, una vez más, con lo que escribes. Y te sigo leyendo esperando el día en que nuestros razonamientos coincidan.
Es cierto que Manolo es uno de los integrantes del ya extinto «dúo sacapuntas», pero no por ser humorista es menos bueno para pregonar nuestras fiestas. Es más, es una persona idónea. De hecho, si quieres darle «caché» al pregonero, te diré que lejos queda su etapa humorística y, sin embargo, bien cerca queda el Manolo Sarria que pocos conocen.
Profeta en su Tierra se dedica al negocio del Deporte. Es Presidente de una fundación llamada MalagaSport encargada, entre otros muchos eventos de esta índole, a la organización de la Maratón de Málaga.
Si no lo pierdes de vista podrás leer entrevistas suyas con motivo de su implicación en el saludable ocio deportivo, y en la creación o asociación con empresas malagueñas de esas que tanto dices echar de menos.
Para finalizar Gonzalo, si echas un vistazo a la RAE podrás comprobar que la palabra «pregón» (del lat. Preconium) significa «discurso elogioso o alabanza»; es decir, que trata de exaltar las virtudes de la festividad que se pregona. No sus miserias. Por lo que jamás verás un pregonero soltar mierda de la Feria por mucho que quisieras.
Para soltar mierdas de la Feria o nuestra ciudad (que bien hace falta, porque hay que ser crítico con lo que va mal, y no son pocas cosas en nuestra querida ciudad) ya tenemos artículos de opinión como los que nos comentas cada jueves y que tengo el placer de leer. Porque es necesario criticar, pero con cuanto más fundamentó mejor. Patalear por patalear, tampoco.
Un abrazo
la feria de Málaga es un evento de todos y para todos, no como la elitista y selecta semana santa, que compra espacios, palcos y acapara la alameda de todos los malagueños. ya quisiera una alameda para los que queremos divertirnos sin evangelizar a nadie. viva la feria! Se acerca tu trending topic, lástima que sea para resultar tan predecible como siempre…